Capítulo 20: Puedes
POV Sherlock.
Estábamos en el apartamento de John, él le estaba contando todo a Mary acerca de lo que había sido el final del caso. A ella no parecía sorprenderle todo lo que John le narraba acerca de la actitud de Brigette, especialmente cuando estaba por la parte del disparo... No era raro de que ella siendo una ex agente de la CIA le pareciera un juego de niños todo aquello.
—...Me preocupa que no le tome nada de importancia a su vida — John estaba terminando la historia con sus típicos comentarios compasivos — Cuando salió de aquella oficina se miraba pálida.
—John, Brigette es muy fuerte no creo que eso le afectase en lo más mínimo, ni siquiera sé si eso puede llegar a hacerla dejar de trabajar en campo — Yo levanté mis cejas, al parecer se conocían muy bien...
—Lo bueno es que se irá de mi departamento — al instante supe que no debí haber dicho eso enfrente de Mary, me miró con ojos preocupados para luego pasar la vista a John.
—A qué te refieres — el ceño de Mary se había fruncido. John solo me observó con cierta decepción.
—Hicimos un trato. Cuando terminara este caso ella se iría de Baker, sencillo — me encogí de hombros, por qué tendría que mentirle. No me había agradado desde el principio — Ella fue quien lo propuso, no yo.
—Por Dios, debo ayudarla a encontrar otro lugar — me sorprendía que ninguno de los dos intentará convencerme para que se quedara — De todas formas, gracias por dejarla quedarse ahí un tiempo — sentí la voz decepcionada de Mary, me removí incomodo en el sofá.
— Creo que deberíamos preguntarle... — Unos llantos de niña pequeña se escucharon al fondo del apartamento, me levante no quería estorbar.
—Debo irme — John me miró un poco confundido — Los veo después. Me alegro que Mary haya regresado.
Me dirigí a la puerta sin esperar ninguna respuesta, sabía que estarían muy ocupados el resto del día, en el camino a la salida del edificio pensé mucho acerca de lo que la chiquilla había vivido en estos tres días en Londres, no era nada fácil, pero se miraba que lo soportaría. Me pregunte qué pasaría si la echaba del departamento, quizá podía morir inmediatamente, parecía un imán atrayendo problemas. Posiblemente, por eso había aparecido en mi apartamento.
Desde cuando me importaba lo que le sucediera, también, no creía posible el hecho de tenerla metida en la sala, en el cuarto que para mí seguía siendo el John o aun conviviendo con la Sra. Hudson. Hice una lista mental de las ventajas y desventajas que esto podría traerme.
Desventajas:
1. Me quitaría espacio.
2. No podría dispararle a la pared.
3. Me quitaría mi concentración.
4. No podría dispararle a la pared.
5. Sería un peligro para mi vida.
Ventajas:
1. No me tocaría pagar solo a mí la renta.
2. Compartiríamos el pago de la renta.
3. Ella podría hacer las compras.
4. Ella pagaría la mitad de la renta.
5. Ella podría comprar leche.
Sacudí la cabeza, estaba muy confundido. Lo único que debía hacer era echarla y ya. No complicarme la vida con una chiquilla inmadura que no conocía el sentido común, el caso prácticamente no se había resuelto ya estando resuelto. Solo por qué el asesino hubiera muerto no quería decir que no se pudiera seguir un rastro. Que por el momento... era ella. Levante mi mano para llamar un taxi, de inmediato uno paro y me subí.
No sabía muy bien que era lo que pasaría, apenas eran las 10:00 de la mañana, el típico clima de Londres hacia más pesado el pensar, no podía dejar que ella pensara que me había ganado, entonces por qué diablos no quería dejar que se fuera tampoco. Bufe dejando salir todo mi enojo, no podía hablar con John pues sabía que inmediatamente cambiaria mi forma de pensar y puede que después me arrepintiera. Ni con Mycroft pues apoyaba totalmente el que se fuera del apartamento lo que solo alimentaría mi irritabilidad con ella.
Sería muy difícil el poder decidirme... Aunque sabía lo que haría, la echaría ese mismo día para hacer más sencillas las cosas, un trato era un trato y si no respetaba su palabra tenía una gran falta de honor.
µ
Llegue a Baker a las once en punto, no sabía por qué, pero el taxi se había vuelto muy lento para mí. Al entrar lo primero que me tope fue a la Sra. Hudson haciéndome preguntas hasta por los codos, ignore todas lo único que quería era un poco de paz, sentía como todo el sueño que no había tenido me reclamaba.
Entre a la sala de estar de Baker y me fije que ella no estaba, por ningún lugar. Di la vuelta completa para observar el primer piso... Nada extraño todo como lo habíamos dejado la noche anterior, a excepción de una cosa, sobre mi escritorio encima de mi laptop estaba mi revolver, ella me había quitado la pistola la primera noche que estuvo aquí... Seria qué ella ya se había ido.
Subí las escaleras con total tranquilidad, aun así, sentía un alivio el pensar que ella ya no estaría en su cuarto, cada escalón que subía a su habitación era como una atadura menos que me iban quitando. Al llegar a la puerta toqué, esperaba una respuesta tajante o algún grito de irritación.
Pero solo el silencio contesto.
Decidí entrar, no había nadie, pero unas maletas ya estaban listas sobre la cama, algunas cajas estaban en el suelo llena de papeles. Nada inusual, recorrí con la vista la habitación, con tres días y ya olía a mujer todo el espacio.
Mis ojos se detuvieron en la mesa de noche, había un sobre color manila abierto, se miraban algunas páginas sobresalir, tuve que retener la necesidad de entrar y leerlas. Un violín resaltaba en la mitad de la cama, ni siquiera había pasado por mi mente que ella pudiera tocar un instrumento. Recordé que al intentar deducir algo de ella lo único que había obtenido por respuesta habían sido signos de interrogación. Era muy curioso, no entendía por qué no podía deducir su vida...Esa era otra de las razones por la que no debía dejar que se fuera, me sentía inconforme y derrotado conmigo mismo. Me pregunte si ella ya había podido deducir algo de mí, si prácticamente teníamos las mismas capacidades era posible que estuviera igual o peor que yo.
Lo único que estaba haciendo era confundiéndome más de lo que ya estaba, sacudí mi cabeza, estaba exasperado. No quería defraudar a John, Mary, aunque no lo supiera la Sra. Hudson también se enojaría...
-Qué diablos me estás haciendo en la mente chiquilla- negué lentamente recargándome en el umbral de la puerta- Creo que es más seguro que te vayas- susurre.
Cerré la puerta dejando el cuarto como estaba antes, bajé las escaleras pesadamente, quería despejar mi mente de toda esa confusión, lo que necesitaba era dormir y por primera vez un caso me había dejado cansado. Al llegar a mi cuarto lo primero que hice fue ponerme mi pijama y luego me acosté a dormir.
µ
Unos ruidos interrumpieron mi descanso, parecía que alguien estaba tocando el violín, me desperté por completo. Creía que un profesional estuviera llenando el ambiente con notas maravillosas, como si su vida dependiera de ellas. La tonada era triste, que en momentos se convertían en alegres para continuar con algo muy confuso pero hermoso.
Me levante de la cama, quizá la Sra. Hudson estuviera escuchando la radio, o viendo algún programa de televisión, tome mi bata color celeste y me la coloque para no salir solo en pijamas. Abrí la puerta haciendo el menor ruido posible esas notas no debían ser interrumpidas por nada en el mundo.
Camine el pequeño tramo que separaba la sala de mi cuarto, muy adormitado. Al llegar me quede boquiabierto, las notas provenían de ella. Tenía sus ojos cerrados, mientras dejaba deslizar con delicadeza, pero muy firmemente el arco en las cuerdas del violín. Note que de vez en cuando sonreía muy dulcemente, otras veces fruncía su ceño, en otras partes de la canción se mordía su labio inferior.
No podía creer que realmente tocara tan bien, acaso esa era la misma chica que me había golpeado la primera noche, o que me había dejado callado ya tres veces. Sacudí mi cabeza esperando que ese gesto me sacara de mi asombro. Rasgo por una última vez las cuerdas para abrir sus ojos. Al verme se sorprendió, pero de inmediato frunció su ceño.
- ¿Qué haces observándome? - me miro con un poco de desconfianza- Pensé que no estabas.
- Estaba en mi cuarto- conteste aun un poco impresionado- No sabía que tocaras el violín- señale el instrumento que sostenía en sus manos.
- ¿Escuchaste? ¿Todo? - parecía avergonzada- No puedo creer que hayas escuchado eso.
- ¿Qué tiene de malo? No deberías de tocar así tan seguido- lo decía enserio podían terminar matándola hasta por tocar bien- Además se escuchaba perfecto. Manejas muy bien los tiempos.
-El rubor subió a sus mejillas, se miraba muy tranquila, parecía una gran persona cuando no estaba a la defensiva- Ah... Bueno. No creo tocar de la mejor manera, pero, amo este tipo de sonidos son tan... bellos, nos conectan con nuestros inicios- asentí levemente- Me iré mañana, por cierto.
- ¿Mañana? ¿Ya tienes dónde ir? - pregunte un poco confundido.
-No- contesto con una sonrisa de lado- pero eso es de lo que menos debo preocuparme- note que en su mejilla aún estaba la quemadura de bala- Además creo que será lo mejor para todos. Son las 4:00 pm, en menos de lo que crees ya no estaré aquí.
-Estaba pensando- debía decirle que se fuera esa misma noche, eso sí sería lo mejor para todos- que en menos tiempo mejor.
-Ella pestañeo muy rápido, miro a todos lados, como si estuviera reconsiderándolo- Claro... Entiendo. Entonces creo que es mejor que valla a...- señalo arriba con el arco del violín, mientras empezaba a caminar.
-Espera- no sabía qué estupideces estaba a punto de decir sentía que las cosas saldrían solas- No te decía que te fueras, sino que lo contrario... Ya sabes, es decir...
- ¿Qué puedo quedarme? - pregunto con una leve esperanza en su voz, y entonces sentí que algo se derretía adentro mío, suspiré.
-Puedes- ella se me acerco con los ojos entrecerrados.
-Qué quieres Sherlock Holmes- me observo todo lo que pudo- Quién te obligo a dejarme aquí.
-No ganaré nada con que te quedes o con que te vallas. Ahora es tu decisión, aunque por lo que veo te quedarás-me encogí de hombros. Ella hizo una sonrisa de lado.
-Igualmente no me tendrás mucho tiempo dentro de tu espacio... Como te dije me iré en menos de lo que crees.
-Eso qué diablos quiere decir- empezaba a exasperarme- Puedes ser más directa.
-Nada, mini Holmes- se dio la vuelta y se encamino a su cuarto dejándome con más dudas... Quién rayos podría soportar a una persona así.
Recordé que John me había soportado a mí, pero yo no era como él. Mucho menos soportaría a alguien que, aunque me doliera aceptarlo se parecía mucho a mí. El caso había terminado por lo tanto ahora mi objetivo era Moriarty. La chiquilla podría arreglárselas sola.
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Siento tanto esta tardanza, ha sido la más larga. Los quiero mucho... Ya casi es hora de la cuarta temporada. Y debemos estar más que preparados.
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