C U A T R O


Actualizaciones Lentas

El peligro inminente que representaba su titulo como próximo gobernante comenzaba a ser mas claro con el pasar de los días y las cosas que acontecían.

Mas de seis amenazas anónimas por día le pusieron fin a sus días de vagar solo por los pasillos del reino y, actualmente, un guardia lo acompañaba todo el tiempo priorizando su seguridad. Sus, ya comunes, salidas fuera del reino dejaron de suceder tan paulatinamente que no se dio cuenta cuando dejaron de tener un espacio en su agenda. Y, ahora, con su nombre escrito en la invitación anual a la junta de los reinos casi podía decir que sentía el peso de la espada de damocles sobre su cabeza.

Era frustrante.

La sensación que le producía saber que no podía hacer nada para evitar su futuro como rey era demasiado frustrante.

Porque, simplemente, esa vida no era para él. Que un pueblo entero dependiera de él y que sus decisiones tuvieran tremendo peso era algo que lograba sofocarlo, por que desde que tuvo uso de razón fue libre de hacer lo que quería y ahora era atado con sangre a una vida de responsabilidades y obligaciones.

Una trompeta sonó antes de que las guardias custodiantes en la entrada al dulce reino se apartaran dando vía libre a los carruajes.

Blake dejo el libro que leía sobre su regazo para poder prestar atención al pueblo que se alzaba conforme avanzaba el vehículo.

Frente ellos iba el carruaje del reino del slime, dejando un rastro de baba verde que, al pasar sobre ella, se incendiaba, sustituyendo así el camino pegajoso por uno de fuego. Con curiosidad giro la mitad de su cuerpo para mirar tras ellos. El reino del hielo, con su imponente y gélido carruaje, apagaban sus llamas y cubría la calle de una resbaladiza escarcha.

— Esto parece un desfile... — Murmuro atento a la dulce gente que se encontraba sobre las aceras mirando los tres vehículos — Pero nosotros tenemos la temática de terror. — Agrego al percatarse que las personas, al pasar su carruaje frente a ellas, retrocedían con miedo.

— Siempre a sido así, hijo, y siempre lo será. Su rey no hace mas que recordarles a sus habitantes lo terrible y malvados que son los elemento fuego. — Informo el rey flama con una sonrisa, no parecía molestarle ser visto como alguien malvado.

— Hey, Gumball es amigo mio. — Reprocho Finn dando un pequeño golpe en el pecho a su amante. — Y no hace eso, estas alucinando. — Termino por defender al dulce con ofensa dramatizada.

Cuando finalmente pasaron el pueblo y se presentaron ante el imponente castillo los tres carruajes se detuvieron de forma simultanea. Una gran par de puertas se abrieron y los tres miembros de la familia real del dulce reino, junto a su mayordomo, salieron a recibirlos.

Blake sintió como un nudo se le formaba en la garganta por los nervios y tuvo que tragar con fuerza para intentar deshacerlo. Siempre quiso entrar al dulce reino, si, pero como aventurero y explorador no como un príncipe que debía impresionar.

Bajo justo después de sus padres sintiéndose cohibido pese a estar vestido con su armadura y portando su daga, miro con detenimiento como su padre le entregaba el pergamino, que hacía de invitación, al dulce de mantequilla con traje y este procedía a presentarlos.

No era un cobarde, definitivamente no era un cobarde, pero, en esos momentos, ni siquiera podía levantar la vista del suelo, se sentía limitado por el titulo tan rotundo como lo era el de príncipe.

— ... Y Blake mertens, príncipe del reino del fuego. — Termino el dulce.

Sintió las miradas de los dueños de aquellas tierras sobre su persona y tras un pequeño empujón de parte de su padre dio un paso al frente para inclinarse ante los reyes, en forma de saludo, respeto y temor. Suspiro silenciosamente antes de enderezare y entonces sus ojos se toparon con los de Leo y al instante se sintió mas relajado. Él se veía tan...

Ridículo.

Sabia, gracias a sus padres, que lo tradicional en aquel banquete disfrazado como reunión era portar los trajes representantes a sus respectivos reinos, en su caso una imponente armadura, pero, sobre el cuerpo menudo de aquel joven vampiro, aquellas grandes hombreras, capa y botas no iban para nada; Quiso reír pero, por suerte, la voz del mayordomo se hizo escuchar antes presentando como ultimo invitado a la reina del hielo.

Blake no se sorprendió al notar que, a cada lado de la puerta del castillo, yacían dos guardias con sus alabardas en mano. Las realezas cruzaron el lumbral de la puerta siendo guiados por sus anfitriones, el ambiente mas ligero tras haber pasado de las presentaciones y la presencia de otro joven: Leo, le hizo creer al príncipe del fuego que, tal vez, aquella junta no sería tan mala como imagino.

Llegaron al salón donde se llevaría acabo el banquete, un par de sirvientas abrieron las puertas y les dieron paso a una gran habitación donde una mesa rectangular decoraba su centro y un candelabro colgaba del techo dándole elegancia y luz al cuarto; Inesperadamente, para toda la organización exhaustiva que parecía llevar la reunión, se les permitió elegir sus asientos, no dudo en elegir un lugar al lado de su padre.

— Blake, hola... — Una suave voz se escucho a sus espaldas.

Se giro abruptamente encontrándose con Leo tomando asiento a su lado, donde creyó que se sentaría su padre.

— Leo, me asustaste... — Le miro mal el de fuego levantándose ligeramente para que un sirviente acomodara su silla cambiando su semblante a uno incomodo al instante, demasiadas atenciones para su estilo.

— Heh, lo siento. — Se disculpo dejando una servilleta sobre su regazo

— ¿Que haces? ¿No prefieres sentarte junto a tus padres? — Cuestiono en susurros.

— Si me siento junto a ellos me obligaran a comer lo que no me gusta. — Confeso con un rubor en las mejillas.

Blake, esta vez, no contuvo su risa pero tuvo la prudencia de disimularla un poco, le parecía demasiado divertido como el vampiro se comportaba igual a un niño pequeño y se alegro por que este decidiera sentarse a su lado.

Cuando los platillos estuvieron frente a ellos pero segundos antes de que pudieran comenzar a degustarlos el soberano del castillo se levanto golpeando con un cubierto la copa en su mano izquierda, esperando así llamar la atención de todos. Las miradas se posaron sobre el de apariencia joven y este procedió a dejar las cosas en su lugar para hablar.

— Antes que nada, me gustaría presentar formalmente a mi hijo, el príncipe Leonardo Abadeer Gumball, próximo gobernante de nocheósfera y...

— ...Y que no debería estar aquí. — Interrumpió el rey flama con altanería.

— ¿Disculpa? — Cuestiono Gumball alzando una ceja con clara molestia.

— El chico no a cumplido la edad suficiente para asistir a estas cosas, no entiendo que hace aquí. — Explico sin inmutarse ante el aura furiosa que desprendía el dulce.

— Oh... - Se calmo un poco el rey y le dedico una de sus mas grandes sonrisas a su invitado — Veo que tu no eres consciente de que nunca es muy pronto para enseñar a los futuros reyes, considerando que esperaste dieciocho años para comenzar a disciplinar a tu hijo...

— Tu, maldito. ¿Acaso quieres morir? — Amenazo con enojo el de fuego levantándose de su asiento.

— Soy inmortal. — Informo sin borrar su semblante alegre por haber hecho enfurecer al rey.

— Flama, será mejor que lo dejes estar, ya sabes como termino la reunión del año pasado... — Recordó Finn haciendo que su amante volviera a sentarse y brindándole su mano para que retomara la calma.

Gumball iba a añadir un segundo comentario pero recibió un pisotón de parte de Marshall y termino ahorrándose la molestia.

— ...Bueno como Bubba iba diciendo. Nuestro hijo y futuro gobernante de mi reino, Leo. — Presento Marshall indicando desde su asiento al vampiro que se levantara.

Leo se levanto algo avergonzado para hacer una pequeña reverencia a las realezas en forma de saludo para rápidamente volverse a sentar con las mejillas completamente coloradas y una mueca de desilusión. Blake se extraño por aquella repentina timidez pero un murmullo de la reina frente a ellos le hizo saber la causa.

— Gobernante de la dimensión del caos, si claro... antes lo devoraran vivo. — Mascullo la de hielo mas interesada en su platillo que en su alrededor.

— Bien, bien, rey Gumball, no creo que hagamos esta junta para discusiones sin sentido ¿verdad? ¿Podemos comenzar a hablar de lo que realmente importa mientras comemos? — Pregunto con su siempre jovial tono el rey de slime.

— Tienes razón... - Se apretó el puente de la nariz el dulce pensando — Como algunos ya comenzaron con el banquete antes que otros vamos a dedicarnos a comenzar a tratar los temas de interés.

El tiempo paso con los reyes informado sus desacuerdos y proponiendo soluciones, a veces no muy útiles, algunas veces se desviaban del tema pero parecían bastante acostumbrados a tener aquellos deslices en sus discusiones. Por otro lado los príncipes presentes trataban de mantener el hilo de la conversación pero terminaban por confundirse e intercambiarse la comida de sus platos en busca de algo de su agrado. Habían pasado por lo menos tres horas desde entonces y los reyes parecían no querer dejar ningún tema sin tratar.

En algún momento en medio de una nueva discusión, esta vez entre la reina helada y flama, un golpe sordo en la mesa les hizo dirigir su atención a los jóvenes príncipes. El de fuego sobaba su nariz tras haber caído somnoliento sobre la mesa y el de dulce cubría su boca intentado no reír.

— Sin duda alguna ellos no pintan nada aquí... — Comento Marshall levantándose para ir hacia ambos jóvenes. — ¿Por que no dejamos que vaguen un rato por allí? — Propuso posando una mano en el hombro de cada uno.

— Yo no veo ningún inconveniente en que salgan un rato a despejarse. — Informo el de baba verde.

— Que salgan, de igual forma no aportan nada mas que sus bostezos a la junta. — Se puso de acuerdo la de hielo.

Ambos jóvenes se miraron esperanzados de salir de ese lugar pero lograron disimular su entusiasmo, faltaba la aprobación de las tres personas con mas peso sobre su decisión. Gumball se lo pensó unos minutos, definitivamente no quería que su hijo estuviera por el castillo con Blake, pero si no hacía algo este comenzaría a fastidiarse y molestar. Conocía demasiado bien a aquel vampiro para saber que no tardaría en comenzar con sus bromas y travesuras.

— De acuerdo. Leo, si tan aburrido estas sal. — Aprobó con resignación.

— Y bien... ¿Finn? ¿Flama? ¿Ustedes que dicen? — Interrogo Marshall previendo una afirmativa.

El rubio que, aparentemente, tenía la responsabilidad de decisión no dudo ni un momento en responder.

— No. Blake tiene que prepararse para ser rey y como tu dijiste Gumball... — Miro a su amigo de años — Le dimos demasiada libertad todo este tiempo y es momento de que acepte sus responsabilidades. Presenciar este tipo de situaciones lo ayudará en un futuro. — Finalizo hundiendo la sala en un silencio impasible.

El príncipe del fuego miraba asombrado a su padre por las palabras que dijo pero, rápidamente, cambio su semblante a uno de indignación.

— ¿¡Tu también vas a ir con eso!? — Cuestiono levantándose furioso.

— ¿Como que "también"? ¡Es la verdad... Acéptalo de una vez, Blake, ya no tienes dieciséis años! — Enfrento — Heredaras el reino en menos tiempo del que te imaginas y no estas listo. — Agrego mas calmado pero sin dejar de apreciarse desafiante.

Ambos se miraron con ira...

Tiempo atrás, cuando Blake aun era un niño, habían tenido sus choques de personalidad, por ser uno demasiado libre y otro demasiado responsable, aun así no importaba cual había sido la bomba detonante en su discusión siempre solucionaban los problemas yendo juntos de exploración, pero, lamentablemente, eso ya no era una opción a la que acudir.

— ¿Y que si me niego a tomar la corona? — Reto arrancando de su armadura la joya que decoraba su pecho para lanzarla en dirección a su padre.

— Tus obligaciones no son algo que puedes rechazar. — Siseo por ultimo tras haber atrapado el gema en el aire. El emblemático granate del reino del fuego.

— Se nota que no me conoces, por que lo acabo de hacer. — El príncipe camino hacia la puerta y la tiro abajo con una llamarada para seguir su camino fuera de ese lugar.

Finn miro por donde se había ido su hijo y luego observo a las demás realezas, incluyendo a su esposo, antes de soltar un grito de frustración pura. Se levanto echando hacía atrás la silla y sus pisadas resonaron con ira en el suelo, estaba dispuesto a seguir a su hijo.

— ¿Como puede siquiera pensar en negar la corona? — Vocifero con molestia.

— Eh... ¡Esperé! — Llamo Leo interrumpiendo su tarea, el rubio se giro para verle — ¡Yo iré por él, seguramente querrá verme en su lugar! — Se propuso transformándose en murciélago para volar hacía la salida antes que nadie.

— ¿Desde cuando son amigos? — Cuestiono con fastidio recibiendo un general "no lo sé."

Leo siguió de forma cuidadosa las pisadas marcadas como fuego en el suelo por un rato, no hacía falta ser muy listo para darse cuenta que el furioso Blake había vuelto sobre sus pasos un par de veces, seguramente al llegar un lugar que no quería. Se entretuvo unos segundos riendo de solo imaginar al experto aventurero confundió sobre cual dirección tomar pero finalmente llego a las puertas exteriores.

Los guaridas temblaban asustadizos intentando reconstruir la puerta derribada y eso le hizo aun mas gracia, Blake había hecho un desastre mayor al que el mismo había hecho la semana pasada en la biblioteca.

— ¡Hey! — Llamo a los guardias y estos dieron un brinco del susto — ¿Saben a donde fue el chico que hizo esto? — Pregunto volviendo a su forma humana para que los hombres dejaran de temblar.

— Fue hacía el jardín, dijo que si lo seguíamos nos cocinaría vivos. — Respondió uno de ellos oculto tras una maceta.

El vampiro sonrió complacido por la respuesta y se acerco flotando hacía el jardín para que sus pisadas no fueran escuchadas pero tampoco era como si quisiera espiarlo así que hizo oír su voz en medio del silencio sepulcral.

— ¿Blake, estas aquí? — Pregunto, la noche comenzaba a caer y entre los arboles ya arbustos no lograba ver nada.

— Acá estoy... — Se escucho un murmullo suave pero sin llegar a lo inaudible.

— Menos mal, me entretuve un buen rato siguiendo tus pisadas ¿sabes? — Informo risueño como siempre sentandose en el suelo al lado de Blake.

— Espero que no hayas venido a buscarme solo para decirme que me cobraran todo lo que destruí, apuesto que mi padre me desheredara de todo menos de la corona para castigarme. — Comento con una sonrisa echando su peso hacía un lado para recargarse sobre Leo.

— En ese caso, cuando seas rey pagaras tus desastres... — Comento burlón pero al instante se dio cuenta que eso no le hizo gracia al de fuego — No quieres ser rey ¿verdad?

— Yo...- Hizo una pausa — No, la verdad es que no y sé que es egoísta y conflictivo para mis padres pero jamás tendré un pedestal como ellos.

— Creí que ya lo tenías...

— ¿Sabes cual es la opinión general que tiene de mi? — El vampiro negó — "Príncipe rebelde" Es ridículo ni siquiera soy tan... desobediente.

— Entonces no somos tan diferentes, aquí me consideran un príncipe mimado y allá, en nocheósfera, un bocadillo de media mañana. — Rió sin ganas, aquello lo desanimaba un poco pero estaba allí para hacer sentir mejor a su amigo no para lamentarse — Hey, yo no creo que seas una especie de rebelde sin causa, me ayudaste a mi y la anciana de la cesta, eres un héroe. — Agrego levantándose del suelo al ver llegar los carruajes de los otros reinos para la fiesta - ven, vamos. — Le tendió una mano.

Blake acepto la ayuda y se levanto para seguir al vampiro.

— ¿Príncipe mimado? Yo jamás te considere así... — Comento en un momento dado — Aunque si eres algo molesto. — Susurro lo ultimo asegurándose que el menor no escuchara.

— ¿A si? Me alegra. — Sonrió alzando la vista, la diferencia de altura le hacía tener que levantar la cabeza cuando no flotaba — ¿Y bocadillo de media mañana? — Quiso saber entusiasmado.

— No te mentiré, eres de dulce y adoro las cosas dulces, en mi opinión, si eres un bocadillo de media mañana.

— ¡Que cruel! — Recrimino fingiendo ofensa.

‿‿‿‿‿‿‿‿‿‿‿‿‿‿‿‿‿‿‿‿‿‿

Yo definitivamente me volví a tardar una eternidad en actualizar...

No puedo creer que un mes pasa tan rápido, eh pero que yo también estoy ocupada y es que cuando las comisiones pasan a ser lo segundo mas importante después de la escuela (la vida social no cuenta por que no tengo ahr) dejas en un tercer plano la escritura, aún así, siento mucho la tardanza ☜(❛‿❛✿)

Bien, bien, dejando eso de lado me complace decir que este capítulo es uno de mis favoritos, siento que, finalmente, se da entender a que quiero llegar con esta historia (y si no entendieron se esperan hasta el siguiente 👊)

Estaba algo atorada con el inicio del cap pero sin duda fue una de las partes escritas que mas me gustaron y realmente espero que a ustedes también les haya gustado, esta historia realmente me hace querer esforzarme con mi escritura y narración ¿se nota? (Digan que si)

No tengo mucho que decir, solo que no volveré a prometer no tardar en publicar por que el mundo se empeña en ponerme obstáculos que me imposibilitan escribir...

¡Gracias por leer una vez mas esta historia, esperemos nos leamos pronto! ≧◠‿◠≦✌


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top