𝟗| 𝐄𝐥 𝐩𝐫í𝐧𝐜𝐢𝐩𝐞
Anthony Bridgerton no podía explicar el porqué se sentía celoso al ver como la pelirroja abrazaba a aquel príncipe. El mayor había pensado que Adeline se había vuelto loca al acercarse con los brazos abiertos para dar un abrazo, pero cuando la chica pasó de él y fue a por la persona que se encontraba a sus espaldas, lo entendió. La señorita Featherington ansiaba tener entre sus brazos al príncipe, no a él y eso lo hacía sentirse raro.
—Extrañaba a mi mejor amiga —le respondió el chico a la de ojos azules.
—Pues me alegra tener a mi lado de nuevo.
Todos miraban la escena, algunos comenzaban a rumorear, otros juzgan y otros dos hombres miraban todo con una pizca de furia y celos.
—Veo que ya lo viste, querida —la chica escuchó la voz de la reina
—Gracias por traerlo —agradeció abrazando a la reina.
—Tu sonrisa es el mejor agradecimiento.
La reina tomaba a la chica entre sus brazos y la hamaqueaba sutilmente, aquella chica había ganado el corazón de la monarca. Adeline Featherington no solo era el zafiro de la realeza, ni la protegida de la reina, ella era parte del corazón de la reina. La pelirroja era considerada como una hija por la mujer, claro que ella la había amado desde el momento en que su sobrino se la presentó.
🎩
Adeline Featherington estudiaba la que sería la presentación que debería de hacer frente a todo su salón, su concentración estaba en aquellas notas mientras daba vueltas sin cesar, que no se dio cuenta en el momento que chocó con alguien.
—¿Está bien, señorita? —preguntó el hombre con quien había chocado extendiendo su mano dispuesto
—Su majestad —contestó ella inmediatamente, haciendo una reverencia de manera torpe.
Sin poder evitarlo, ella pensó en Anthony Bridgerton y la manera en la que la habría molestado por días por este evento.
—Sin formalidades, solo quiero saber si se encuentra bien, su bienestar es más importante que el protocolo real.
—Estoy bien. —La chica recogía sus notas y el príncipe se agachó a ayudarla.
—¿Hablará usted sobre este tema?
—Sí, su alteza.
—Oh, que descortés ¿Cuál es su nombre, señorita?
—Adeline Featherington.
El príncipe sonrió al ver como aquella chica se sonrojaba.
—¿Necesita ayuda para practicar?
Adeline solo pudo pensar en la manera en la que el príncipe no la había juzgado por estar en la universidad estudiado, sino que le ofrecía su ayuda para que ella ensayara.
—Sería de mucha ayuda, señor.
—Dime Friedrich.
Ese día fue el inicio de la amistad más famosa de la universidad, claro que Adeline y Simon ya habían terminado hace poco, el moreno se había ido de regreso para cumplir con sus obligaciones, no sin antes prometerle a la chica que siempre estaría para ella. La química de ambos jóvenes había sido la causante de que el príncipe convenciera a su familia para poder estudiar con la chica y fue así como él pudo pasar lo que faltaba de clases con la pelirroja. El hombre había celebrado sus logros, la había acompañado en cada paso y sobre todo la ayudaba en todo lo que necesitaba. Adeline amaba la manera en la que Theodore y Friedrich se llevaban, ambos buscaban proteger a la chica de todos los tontos comentarios, esa fue la forma en la que inmediatamente se hicieron amigos.
Friedrich se había convertido sin duda alguna en la otra mitad de Adeline Featherington, la pelirroja y el rubio se habían convertido en la base fundamental donde se podían apoyar cada que algo iba mal y lo han demostrado más de una vez. El príncipe fue uno de los primeros en apoyarla y alzar la voz cuando una injusticia tan grande en la universidad se realizó contra su mejor amiga. Adeline nunca había perdido la oportunidad de defender el nombre del príncipe y sin duda alguna la familia real se lo agradecía, es por eso que la chica de ojos azules como el cielo poseía un rango importante en el reino de Prusia y sobretodo en Londres donde la reina Carlota la tenía como su protegida por haber podido salvar a su sobrino más de una vez.
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