𝟖 | 𝐄𝐥 𝐯𝐢𝐳𝐜𝐨𝐧𝐝𝐞
Para la suerte de Adeline y Anthony, Violet Bridgerton los obligó a tener un baile. Sin duda ese baile casi deja en la sombra al del duque y la señorita Bridgerton, todas las miradas se posaban sobre aquella pelirroja acompañada del castaño libertino. Sus miradas eran intensas, sus manos buscaban el contacto del otro. Sus cuerpos sabían que se necesitaban, pero ambos parecían ciegos al no notarlo.
—No puede comprometer a Daph con ese tonto de Nigel —le dijo la chica al hombre.
—Eso no es de su incumbencia, señorita Featherington.
—Afectas a Daphne, Anthony —habló la chica perdiendo todo rastro de educación —. Sé que crees que debes de casar a tus hermanas porque es tu deber como cabeza de hogar, pero te aseguro de que ella podrá conseguir a alguien que quiera su mano y todo eso será por amor.
—¿Hablas de aquel duque que fue tu amante? —espetó el hombre.
Los celos recorrían sus venas haciendo que sus manos tomaran con mayor firmeza la cintura de la chica. Adeline dejó escapar un suspiro, su cuerpo reaccionaba cada vez más a los toques del vizconde.
—Puede que sea él o incluso cualquier otro —habló la chica mirándolo fijamente, pero los ojos del vizconde solo podían observar sus rojos labios. La joven cayó e igualmente miró los labios del hombre fijamente mientras bailaban. Tenían la necesidad de juntar sus bocas en un feroz y hambriento beso, pero no podían, ambos se negaban a que eso sucediera.
—Yo veré lo que es mejor para mi familia —dijo el hombre, apenas la pieza terminó antes de irse.
—Ella te odiará toda su vida.
Con esas palabras taladrando su mente, el vizconde se fue del lugar.
Aunque el vizconde se pasó toda su vida tratando de convencerse de que Adeline Featherington era solo una mocosa molestosa a la que debía de aguantar por sus hermanos, él en lo profundo sabía que aquella pelirroja había logrado mover cada cimiento de su cuerpo. Cuando tan solo eran unos niños, el mayor de los Bridgerton quedó fascinado por la determinación de la pelirroja, claro que el menor no pudo cerrar la boca y decirle a aquella niña que su aspecto no era muy lindo.
—Eres muy fea, tienes el cabello de una zanahoria y eres delgaducha —expresó el castaño mientras tomaba una de las trenzas de la niña.
—Pues tú eres un tonto —espetó quitando la mano del niño de su cabello de un solo golpe.
Anthony quedó confundido, nunca había conocido a una niña tan salvaje y mucho menos con esa cantidad de fuerza.
—¡No soy un tonto, tú eres una tonta! —contraatacó el niño.
Edmund Bridgerton miraba todo desde su hogar, el hombre sabía que ambos terminarían juntos, porque por un instante el pudo ver el mismo brillo que sus ojos y los de Violet poseían cada que se miraban con amor. Aquellos niños no habían notado que la conexión entre ellos fue inmediata, ellos poseían esa capacidad de hacer brillar con fervor al otro.
Para aquellos que no asistieron a la celebración en Poxhull, se perdieron de los golpes más destacados de la temporada. Al parecer, la señorita Daphne Bridgerton ha captado la atención del recién llegado y nuevo duque de Hastings, por otro lado, la señorita Adeline Featherington ha atrapado al mujeriego más codiciado de todos, al vizconde Anthony Bridgerton. ¿Será que nuestro zafiro de la realeza y nuestro diamante pelearan por el amor del duque? ¿Será este el fin de la amistad de ambas señoritas? Todo aún está por determinarse y claro si alguien ha de revelar las circunstancias de este evento, seré yo.
Saludos cordiales, Lady Whistledown.
—Ya te he dicho que no me importa, Simon —le dije al hombre por quinta vez.
Estábamos en la que fue su antigua casa, bueno, más bien el lugar donde nació. El duque me había citado al lugar desde muy temprano, por supuesto que mi amado primo me ayudó a venir haciendo pasar esto como un encuentro de ambos al que yo estaba cordialmente invitada como acompañante de mi primo.
—Es que no me parece justo tener que hacer esto cuando aún te sigo amando —respondió acercándose y tocar mi mejilla.
—Simon, lo nuestro fue hermoso, pero terminó. Ahora debes seguir con el plan, yo puedo asegurarte que te sigo amando, no de la forma en la que antes lo hacía, pero sin duda alguna nunca podré olvidar lo especial que eres para mí. Puedes contar siempre conmigo, Simon Basset.
El hombre sonrió y supe que él ya lo había entendido. Este era el momento en el que nos dejábamos ir, estuvimos en el momento justo para el otro, sin duda nuestro amor fue hermoso, pero ya había llegado a su final.
—Solo déjame besar tus labios una última vez, por favor —pidió casi rogando.
Me acerqué más al moreno y con mi mano en su nuca, lo besé. Necesitaba esto, ambos necesitábamos darle un cierre a todo.
🎩
—Siena, este lugar es un desastre —le dije a la chica cuando entré a su camerino.
Todo estaba destrozado, las cosas estaban tiradas por doquier.
—Veo que aquel hombre te dio una visita.
—Sí, anoche llegó, estaba un poco furioso y frustrado a decir verdad.
La morena se acercó para unir sus labios con los míos de una manera hambrienta y desesperada. Fuimos caminando a pasos erráticos hasta la cama sin despegarnos, cuando casi logramos llegar a nuestro destino, algo hizo que tropezara y terminara en el suelo con la mujer entre mis brazos.
Ambas reímos fuertemente mientras nos poníamos de pie.
—¿Qué es esto? —pregunté al sentir como algo se enredaba en mi cabello.
—Te ayudo. —La cantante tomó el objeto y lo sacó de mi cabello.
Casi caigo de nuevo al ver el objeto.
—Siena, ¿de dónde sacaste eso? —cuestioné en busca de respuestas.
No podía ser.
—Del hombre que estuvo aquí anoche, siempre me pregunté como es que no se fastidiaba de llevar este lazo amarrado a su brazo todo el tiempo. Debía de caérsele ayer, pronto volverá por él.
Debía ser una equivocación, pero dudaba que lo sea. Ese lazo me pertenecía, era único en su clase porque yo misma lo diseñé. Tenía algunas figuras de lilas bordadas en él, yo misma las había tejido con la ayuda de Violet Bridgerton, los lazos de ahora no poseían ningún tipo de bordado. Ese lazo lo había perdido hace mucho tiempo luego de una pelea con aquel castaño.
—¿Tu amante es Anthony Bridgerton? —Estaba consternada, aquel hombre no solo había robado mi lazo, sino que aún lo guardaba y llevaba consigo a todos lados.
—Sí, es el mismo hombre que al parecer no puede dejar sus escurridizas manos fuera de mi amada —contestó mirándome —. Aunque al parecer ella ya se ha divertido con aquel nuevo duque.
—Siena, no puedes juzgarme, siempre hemos sabido que esto es para diversión de ambas. No me trates de hacer sentir mal por haber estado con Simon o con otras personas, porque tu misma estás consiente de que también estabas con otras, el vizconde es un ejemplo muy claro.
—Lo lamento.
Tomé el lazo de la mano de la chica y lo guardé entre mis ropas.
—Si el vuelve por el lazo, dile que no lo has visto. Nos vemos luego, Siena.
Sin más, salí del lugar. Quería ir y reclamarle a aquel hombre, quería exigirle respuestas, pero no podía, debía de pensar con calma, he inteligencia.
🎩
—Dámelo —dije tratando de quitarle mi lazo al mayor de los Bridgerton.
—No, si fueras más lista e inteligente podrías alcanzarlo, pero eres solo una tonta niña —contestó este alzándolo más, yo era alta, pero aquel niño lo era aún más.
Al final no pude recuperarlo, pero si pude pensar en una manera de vengarme. Fue así que planee quedarme en casa con Daphne y en la noche me encargué de esperar a que Anthony se durmiera profundamente, ese niño siempre había tenido el sueño pesado, podría pasarle un carruaje encima y no se daría cuenta. Anthony a las tres de la mañana no sentiría absolutamente nada. Fue así como con unas tijeras me encargué de dejar su cabello cortado en distintos tamaños. La mañana siguiente todo fue un misterio, solo el y yo sabíamos quien había causado todo, claro que el me acusó, pero no le creyeron al encontrarlo despierto con las tijeras en las manos.
🎩
—Explíquenme que hago aquí —les dije a ambos.
—Debemos demostrarle a esa mujer que tú y yo no somos tan tontas para pelearnos por un hombre —respondió Daph.
El hombre que iba a mi lado solo podía hacer el que no notaba nada.
—Estás bien —contesté —. Simon, tienes la esquina doblada.
El hombre intentó arreglarla, pero no lo consiguió, así que me acerqué a ayudarlo. Como si el tiempo no hubiera pasado, hice lo que hace algunos años me era lo más normal, acomodé la ropa del moreno sin dejar de mirar su rostro. La conexión aún estaba ahí, no se haría de un día para el otro, pero ambos hacíamos el mejor esfuerzo para no hacer alguna tontería. Nosotros ya nos habíamos dejado ir.
Cunado todo volvió a la normalidad, me encargué de echar a mi acompañante, ese hombre era un palo andante. No había hablado nada desde que llegamos.
—Simon Basset, que carajos le dices a mi amiga —regañé al hombre por decir tal cosa a la rubia.
La presencia del mayor de los Bridgerton se hizo presente.
—Mira, el molesto de tu hermano ha llegado. —La rubia rió por mi comentario al ver como su hermano se acercaba a nosotros.
Claro que la presencia del Bridgerton quedó opacada al momento en que mis ojos se toparon con los de él. No podía creerlo, él estaba aquí. Drichi estaba aquí.
—¡Drichi! —grité corriendo hasta él.
—¡Didi! —dijo de igual manera él acercándose con los brazos abiertos.
Me lacé a sus brazos y este me sostuvo fuertemente entre ellos. Nos habíamos extrañado mucho.
—No puedo creer que estás aquí —susurré en su oído mientras este me elevaba sin soltarme —. Explícame que haces aquí, príncipe Friedrich de Prusia —le dije firmemente en busca de respuestas.
¡Hola! Sé que hace mucho que no he publicado capítulos, pero fue por falta de tiempo y mi maquinase dañó, pero ahora ya está lista. Quería decirles que ahora las actulizaciones serán los domingos, espero que les haya gustado el capítulo. Estoy consciente de que le escribí a alguien que sería doble actulizacíón, pero no me dio tiempo, así que esperemos que el proximo domingo las posiblidades sean mejores.
Con amor,
Ivy.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top