Capítulo XXVI

-Narra Sonic-

Hace cinco días que dejé el hospital, pero siento que fue hace más de semanas cuando me enteré que Rose se había marchado...soy un inútil; estar postrado en una cama casi muerto hizo que me descuidara de todo, incluyendo a ella. Ya intenté comunicarme con ella pero por alguna razón no entra mi llamada...es como si se encontrara fuera de rango, en otro lugar lejos de aquí; y cada día que pasa siento las esperanzas por el suelo, he recorrido un sin fin de pueblos y villas de Mobius y nada, nadie la ha visto, nadie la identifica, nadie sabe quién es ella. Estoy destrozado.

Sé que mis amigos intentan ayudarme, pero yo no encuentro alivio en ellos, dudo encontrarlo, la necesito conmigo, saber que está bien, que nada malo le ha pasado... —¿¡Donde demonios estás!? —Grito con tanta frustración, ya no puedo, debo...no quiero doblegarme ahora...

Llego a una banca del parque, me tallo el rostro con las palmas queriendo que esas gotas no salgan de mis ojos; de verdad, nunca me había sentido tan frustrado. No sé en qué momento llegó el atardecer, sentí que me había sentado y al instante ya estaba cayendo la noche, debería volver a casa.

—¿Sonic? ¿Estás bien?- esa voz... ¿de verdad? ¿Qué hace aquí?

—No, en realidad no, para que mentir —Le respondo entre risas, risas nerviosas que ocultan mi frustración y mis ganas de golpear y aventar todo lo que se me cruce en frente.

—Lo noto, te ves mal, nunca te había visto tan mal... —El tono de Fiona es melancólico.

—¿A no? Que vergüenza que me veas así...

—Tranquilo, no hay problema, ¿puedo sentarme junto a ti? —No se lo negaré, no por educación y...realmente necesito compañía.

—Claro, no hay problema —Le digo haciéndome a un lado para que ella pueda sentarse junto a mí; tenía bastante tiempo que no veía a Fiona desde que tengo memoria, más bien, desde que ella andaba en asuntos de caza recompensas como Rouge, cambió mucho y no quiero decir quién tuvo la culpa...ahora, eso es lo de menos.

Sentándose en la banca mirándome, prosigue—. Supe que estabas en el hospital, me alegra verte ya bien...bueno, en lo que cabe porque, parece que tienes problemas.

—Me imagino que los rumores de la villa te hicieron saber eso, pero si —Jugando con mis manos, no logro expresarme adecuadamente, estoy desenfocado—, digamos que estoy bien ya físicamente, aunque...en otros asuntos no tan bien.

—Si...algo así. Tranquilo, Sonic —Al tomarme de un hombro, le observo de soslayo—, no sé qué clase de problemas tengas pero sabes que el apoyo de tus amigos siempre está presente. —La risa irónica que sale de mi boca es hasta molesta.

—¿Apoyo? No creo que a ti te interesen mis problemas, no después de que...

—no, no —Me interrumpe con la voz menguada —, lo sé, me fui sin despedirme y sin decir nada de la villa, pero no lo hice por otra cosa más que el evitar que...—No puedo evitar mirarla extrañado y hasta enojado.

—¿Qué? ¿El qué, Fiona? ¿Qué me dirás ahora?

—Pues...el que me quisieras buscar y eso...lo sabía Sonic, sabía que tú te preocuparías por mí y no quería provocarte eso.

Mi mirar es sorpresivo, acabo de tener flashbacks repentinos de esa ocasión: era verdad. Siempre me preocupo por los que me importan, y hace años, Fiona era alguien muy importante para mí, y el saber que se había ido sin razón alguna...me dolió bastante...tal y como me está ocurriendo con Amy en este presente.

—Fiona...—suspiro mientras me sobo la cara queriendo dejar pasar los recuerdos—. En este momento no quiero recordar eso y...en realidad no quiero pensar nada, sólo necesito paz...; si es que puedo tenerla.

—Si...lo noto, Sonic, pero...bueno, mejor te dejo solo. —Se levantó de mi lado y de pronto tuve una reacción espontánea. Tomé su cola con suavidad y pasando mi mano sobre esta la acaricié entre mis dedos.

Suelta un quejido extraño. Gira su cabeza rápidamente, viéndome fijamente; yo, vacío y ciertamente átono, expulso:

—No te vayas de nuevo, no ahora...lamento mi comportamiento.

—No lamentes nada —dijo, tomando mi mano y apartándola con suavidad de su cola —Sé que estás mal, no me gusta verte así, pero si no tengo la oportunidad de ayudarte mejor...mejor te ayudo con ausencia, dejándote espacio.

—Pero... ¿te podré ver otro día?

—Claro~ —canturrea y entrecierra sus ojos, su sonrisa en calida—, estaré en la villa por días, si tú quieres compañía solo, búscame o llámame, mi número es el mismo de hace años.

—Fiona...creo llegaste en el momento indicado para mí. —¿Qué me pasa? Debo admitir...que en el fondo me alegró verla después de mucho tiempo, bastante alegre y serena como siempre, solo que, me tomó en un mal momento. No importa ya, no importa lo que pueda pensar, la carta de Amy sigue en mi mente y no puedo evitar seguirme preguntando con frustración: ¿En dónde carajos está?

-Narra Amy-

—¡Inclina más las manos! —¿¡Que!? Es imposible pero lo hago sintiendo que me voy a romper...—; de verdad, ¿es todo lo que puedes hacer? Me decepcionas...—¡Maldita sea, Shadow! No empieces...

—¡Agh! ¡No puedo! —Estaba haciendo un arco hacia atrás, ¿de qué me sirve esto? Ahora dudo que sea solo calentamiento; se supone que tengo que hacerme más flexible pero, ¿a consta de qué? ¿¡De qué me quiebre la espalda?!

Cuando levanto mi abdomen para dejar caer mis manos hacia atrás siento un tirón progresivo, justo de la espalda baja, ¡ahh! caigo inmediatamente.

Y como era de esperar, Shadow comienza a reprocharme.

—¿En serio? ¡Casi lo lograbas, tonta! a ver qué haces ahora y cómo inicias de nuevo.

—¡Oye, ya! —refuto exalando molestan, sentándome en el suelo y sobándome la espalda—. Acabo de recuperarme de la espalda en la noche y ahora me pones a doblarme, ¿qué te sucede?

—Que excusa barata, a este paso te falta también resistencia. —《¡Oh, eso si que no!》 Me levanto indignada.

—¡¿Excusa?! ¡¿Qué demonios te sucede, tonto de...?! —Mi humor se baja como un vaso de agua siendo bebido con ansia, de tan solo ver como se acerca el vetas rojas a mi, consigue interrumpirme.

—No te atrevas a seguir de rezongona conmigo; eres demasiado protestona y berrinchuda y eso te va a salir caro conmigo.

—¡¿A quién le dices berrinchuda, Em-...?!

—¡QUE TE CALLES! —¡D-demonios! su vos es tan autoritaria que me da miedo cuando se enoja.

Me quedo paralizada viendo su rostro endurecido, se siente como asesina con sus ojos carmesí; no pude sostenerle la mirada, esos rubíes me transmiten muchas sensaciones de ira y desprecio.

—Vuelve a decirme algo, vuelve a protestar y tú —Me señala con el dedo índice poniéndolo debajo de mi tráquea, yo lo miro como tonta hipnotizada— no estarás en las mejores condiciones físicas y mentales para querer hacerlo de nuevo. —Trago saliva, el erizo al que le puede tener el team hero aparece y me enchina el pelaje. Asiento desconfiada—. Te estás creyendo muy lista conmigo y yo no estaré para soportarte; no creas que por haberte ayudado ayer en la noche significa que tengo la suficiente paciencia para soportarte, estás lejos de que te vea como alguien de confianza he importante, así que, contrólate por tu bien, porque no me quieres conocer, sé que no quieres.

—Quisiera conocerte, pero...conocerte realmente como eres. —《Claro, Amy, que buena respuesta para romper la tensión》No debo...siento que me va a estrangular y las ganas de correr son inevitables, pero, ni siquiera mi cuerpo me responde, el miedo me hace decir tonterías.

Shasow rie bajando la cabeza negativamente y al fin se aparta de mí, ¡Dios! —No, tú no quieres, no digas estupideces, no sabes lo que dices...

—No, si sé, todo el tiempo tan enojón y serio...

—¡Ya cállate! —Vuelve a intervenir con el enojo característico—. Si lo que quieres es que te castigue sólo debes de decírmelo. —¡No! agitando mi cabeza confusa

—No, no, no, sólo...sólo sigamos, ¿vale?

—No, no seguiremos hasta que sepas unas reglas porque veo que te hacen demasiado falta para bajarte ese capricho y que comiences a ser más disciplinada —Mierda, acabo de regarla...otra vez, ¿a quién engañas, Amy? Estás cargada de problemas—. Si tú vuelves a rezongar o a decirme cualquier cosa ofensiva, te quejas y dices disparates mientras entrenamos te quedarás debajo de esa rama del árbol, colgada boca abajo, las horas que se me peguen la gana, ¿oíste bien? —¿Qué carajos dijo?

—¿En serio? ¡Es una locura! ¿Quieres que me muera? ¿Eh? —Carraspea y eso es una señal de que ya la estoy regando, muevo las manos negativamente asustada y cambio mi voz de inmediato a mi conveniencia—. Bien, bien...ya entendí...no lo volveré a hacer.

—Bien, Rose, ahora, vuelve a hacer ese arco. —¡Uff! se aleja de mí. El tiempo es más lento, parece que no podré descansar ni un segundo; sé que no son vacaciones ni nada de eso, él me lo advirtió, pero aun así, a este paso puedo creer que más que ayudarme quiere matarme.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top