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El viento cortaba su rostro con la frialdad de una despedida eterna. El ruido de la ciudad le parecía distante, como un murmullo lejano de vidas que continuaban sin él, como si no hubiera importado. La brisa parecía susurrar el eco de todo lo perdido, todo lo que él había dejado atrás.

Nam-gyu miró hacia el abismo. El borde del edificio no era más que un paso, una decisión que podía tomar en cualquier momento. Las luces brillaban en la ciudad de abajo, pero no le daban consuelo. Nada podía consolarlo.

Pensó en todo lo que había pasado. En los que habían muerto, en Thanos, en la forma en que lo había llamado "Nam-su" con su voz tan suave, tan llena de cariño. En la forma en que siempre estaba allí, haciéndole sentir que, quizás, no todo estaba perdido.

Pero ahora, ya no había nadie.

Su cuerpo estaba agotado, cada músculo dolorido. Los recuerdos se desvanecían, pero no la culpa. La culpa lo estaba consumiendo. Si tan solo hubiera sido diferente, si solo hubiera podido salvar a thanos, si no hubiera tenido que hacer lo que hizo para sobrevivir.

Y ahora estaba solo.

La voz de Minsu resonaba en su mente, gritando por venganza, como si su propia alma estuviera gritando en respuesta. Pero ahora, al final de todo, solo quedaba el vacío. El vacío y la soledad.

Con una mano temblorosa, Nam-gyu tocó el borde del edificio. Sintió el frío del metal, como si el mundo mismo le estuviera empujando a dar el paso final.

Y en ese momento, todo se detuvo.

Un grito, una palabra.

—¿Nam-su?

La voz era inconfundible.

Nam-gyu giró la cabeza, pero no lo creyó. No podía ser.

Allí, en la penumbra, de pie como un espectro en la oscuridad, estaba Thanos. No había muerto. Estaba vivo. No podía ser.

Su rostro reflejaba la misma angustia que Namgyu sentía en su corazón. Sus ojos, llenos de preocupación y amor, buscaban los de Nam-gyu con una intensidad que lo dejó sin aliento.

Thanos estaba ahí, y por alguna razón, lo sentía como si estuviera fuera de lugar, como si no perteneciera a este mundo, como si de alguna manera hubiera escapado de la muerte misma. Y aún así, allí estaba, mirándolo fijamente.

—Nam-su... —repitió Thanos, con una mezcla de alivio y dolor, acercándose lentamente, como si temiera que Nam-gyu desapareciera en el aire.

Los latidos de Nam-gyu se aceleraron, su garganta se cerró, y las lágrimas que había estado reteniendo durante tanto tiempo comenzaron a subir. No podía detenerlas. No podía detener ese torrente de emociones que se desbordaba de su pecho.

Thanos dio un paso más, pero Nam-gyu no podía moverse. Estaba paralizado, como si todo su cuerpo le dijera que no podía creerlo.

Y luego, Thanos lo alcanzó.

Lo abrazó con una fuerza tan inmensa que Nam-gyu sintió que el mundo entero desaparecía. Todo el dolor, todo el sufrimiento, todo lo que había vivido en esos malditos juegos... todo se desvaneció en ese abrazo.

Era como si Thanos hubiera sido su salvación, la única persona que realmente lo veía, que lo entendía, que lo aceptaba tal como era. La sensación de ser finalmente abrazado por alguien que no lo dejaría ir lo inundó por completo.

—¡No vuelvas a hacer esto, por favor! —La voz de Thanos temblaba, quebrada, como si fuera la última vez que pudiera pedir algo con tanto fervor.

Nam-gyu, entre sollozos, intentó hablar, pero sus palabras se ahogaban en su garganta. No podía decir nada. Su cuerpo estaba temblando de tanto llorar, de tanto acumular todo lo que nunca había podido soltar.

Finalmente, Nam-gyu levantó la cabeza, sus ojos llenos de lágrimas.

—¿Cómo...? ¿Cómo sigues vivo? —preguntó entre sollozos, su voz rota, quebrada.

Thanos lo miró profundamente, sus ojos tan llenos de preocupación que Nam-gyu no sabía si seguiría soportando la intensidad de su mirada.

—No importa ahora —respondió Thanos, su voz suave, casi como un susurro. Le acarició el cabello con ternura, como si fuera la única forma de calmarlo, de devolverle algo de paz.

Nam-gyu lo abrazó más fuerte, aferrándose a él como si fuera lo único real en un mundo de mentiras. Las lágrimas siguieron cayendo sin cesar, pero ahora no estaba solo. Ahora, al menos por un momento, podía sentir que no tenía que cargar todo el peso del mundo.

Y dentro de él, algo comenzó a sanar. Algo que había estado roto durante tanto tiempo.

"Quizá no todo está perdido," pensó Nam-gyu, mientras sus dedos se aferraban a la tela de la camiseta de Thanos. "Quizá aún pueda encontrar un poco de luz en medio de todo este caos."

Thanos lo apretó más fuerte, sin decir una palabra, solo permitiendo que el abrazo hablara por ellos dos.

Por fin, Nam-gyu pudo respirar sin sentir que el mundo lo ahogaba. Por fin, había encontrado un refugio. Y ese refugio era Thanos.

Hola!!, espero les haya gustado, la vdd si llore LOL.
Bueno, mañana subiré la otra parte la cual tendrá +18, o sea, sexo gay.
Como dije en mi muro TODAS mis historias y fanfics SIN EXCEPCIÓN tendran lemon/+18/sexo. Nos vemos!

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