🖼️The worse family day💊 [StepBrothers]
Tengo que advertir antes de que lean: Este OneShot tiene tremenda transfobia. Si alguno de ustedes es sensible con ese tema, recomiendo que no lean. Odiaría que alguno se sienta mal :(
Pero en fin, si lo leen incluso después de mis avisos, cosa suya. Guerra avisada no mata soldado.
Quería hacer esto hace mucho, jaja :)
Aclaración rápida: Esto se desarrolla en el AU de Be more female.
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Si Jeremy tuviese que definir sus salidas en familia desde que los Hansen formaban parte de ella usaría una sola palabra: Sorpresivas.
Sin dudas el factor sorpresa y lo inesperado eran lo más importante y lo mejor de sus salidas. Ya sea porque les daban permiso para llevar a Connor y a Michael—Cuales hasta el momento solo le daban material de comedia entre tantas peleas estúpidas—y ver el caos, porque lograba que Evan se le uniese a alguna jugarreta y se riera de ello antes de ser regañados, o porque simplemente aún no se acostumbraba a tener una madre cariñosa y comprensiva como lo era Heidi. Así como era raro ver a su padre en pareja, pero raro en un buen sentido, después de todo lo importante era que estaba feliz.
Desgraciadamente para ambas familias, sus caminos no se cruzaron cuando Jeremy tenía seis años, o cuando Evan tenía siete, sino cuando Jeremy tenía 16 y Evan 18. Estaban muy grandes como para considerar ir al parque juntos ¿No?
Aunque eso no significa que no se las arreglaran para salir juntos. Jeremy seguía divirtiéndose con las cosas infantiles de la vida incluso ahora que tenía 18, por no mencionar a Evan que solo era un poco tímido.
Así fuera para ir de compras o ir al cine, cualquier cosa estaba bien.
Evan ya estaba más que acostumbrado a Paul, Evan podía hablarle de las inquietudes que no se atrevía a hablar con Heidi, y lo mismo con Jeremy y ella. Claro que... Había ciertas cosas que aún prefería no decirle ni a ella o a Evan.
En fin, la pasaban bien estando juntos, nadie estaba incómodo con eso.
Esta no era una excepción, aunque Jeremy sí podía discutir con respecto a la comodidad de los asientos. No era muy práctico llevar a cuatro adultos jóvenes amontonados en el asiento de atrás. Él estaba de maravilla, aunque no podía decir lo mismo por Connor y Evan que los estaban soportando a él y a Michael cantando a todo volumen.
–No homo! But that's the day I fell in love with you!~
–No homo! But that day I knew you were mine!~ Looking into your eyes makes me realice!~
–No homo! But your lips touching mines change my life!~
El gruñido de Connor resonó a unos dos lugares de lejos. –Evan ¿Cuándo nos toca elegir una canción a nosotros? Siento que llevamos una eternidad escuchando esto.
Evan quiso decir palabra, pero Michael se le adelantó dirigiendo una mirada de burla desde su sitio. –Eres un marica, no te aguantas nada. La canción apenas empezó.
Jeremy juró que Connor guardó todas las ganas de echársele encima a su novio para agarrarlo a puñetazos porque el brillo molesto de sus ojos no era algo común. Bueno, gestos normales cuando ponían a estos dos cerca.
Aún teorizaba que se debía a que Jared y Michael eran parecidos y eso irritaba el doble a Connor.
Y volviendo al pleito, Connor solo seguía quieto porque Evan estaba entre él y Michael.
–Te juro que elegiré la canción más larga, cursi y empalagosa solo para verlos a ustedes dos pudrirse en azúcar mientras canto con Evan. –Amenazó, aunque el joven Mell no parecía tomárselo muy en serio.
–Quiero ver que lo intentes, Murphy. Pero hazlo cuando volvamos.
–¡Óyeme, hijo de tu madre, a mí nadie me dice qué hacer, y mucho menos tú!
–Muchachos. Cálmense ahí detrás. –Heidi rió por lo bajo, volteando apenas para ver a los cuatro juveniles en plena discusión. Ella no se molestaba mucho en detenerlos o regañarlos, sabía que ninguno llegaría más lejos de gritarse tonterías. –Connor, podrás elegir cuando volvamos. Pues estamos por llegar.
–Sí, señora Hansen, lo que usted diga, señora Hansen.
Jeremy y Michael se miraron el uno al otro, no necesitaban más que eso para saber lo que estaba pensando el otro, aunque Jeremy prefirió guardárselo para no ofender a su cuñado y Michael no tenía filtro.
–Viejo... Qué lame botas.
Evan y Jeremy podrían haber sido los testigos de un homicidio en primer grado de no ser porque la música se detuvo y el auto también. En la expresión de Evan, Jeremy supo leer que estaba agradecido con Dios por haber llegado a tiempo, pues dudaba que Connor fuese tan imprudente para matar a alguien en un sitio público donde estaban a la vista de muchos testigos. Él por su parte quería ver el desenlace de esta pelea, pero le resultaba más entretenido ir con Michael a elegir lo que llevarían.
¿Qué? Las pequeñas costumbres de niños no deben morir.
Connor bajó del auto a regañadientes, diciendo que esto no se había terminado. Evan lo acompañaba diciéndole que se calmara, que Michael solo estaba bromeando. El aludido por otro lado hizo un gesto de restar importancia y le sonrió ladinamente como si mostrara falsa inocencia.
–¿No temes que algún día trate de matarte? –Preguntó alzando una ceja al tiempo que veía a la pareja alejarse detrás de Heidi y Paul.
–Nene, yo desayuno el peligro. Ah, y una caja de donas rellenas de jalea, por supuesto. –Respondió con un tono elegante antes de rodear a su novio por la cintura y que este pasase su brazo por su hombro soltando una risa baja. Sin duda Michael podría morir feliz si provocaba al joven Murphy para su diversión, y le parecía perfecto que no le tuviese miedo, pero... Él no se quería quedar sin novio, no señor.
Una vez Heidi y Paul escogieron un carrito y los seis entraron, Connor y Evan recibieron una lista mientras que él y Michael la otra. Normalmente se organizaban así para las compras. Un grupo iba por una zona y así. Cuando no estaban acompañados de Michael o Connor se dividían por cuatro, pero esa ocasión ameritaba hacerlo de a tres.
–Muy bien. –Connor revisó rápido la lista y se la pasó a Evan para que mirara. –Entonces nosotros buscamos las verduras, frutas y demás.
–Suena sencillo. –Habló Evan alzándose de hombros. –Yo sé elegir los mejores vegetales. –Anunció con orgullo, aunque arrepintiéndose segundos después en los que se ruborizaba. –N-No es que esté presumiendo que sé mucho de botánica...
Connor se enterneció y no pudo evitar abrazarlo. –Definitivamente serás un buen marido cuando salgamos de compras. –Ese comentario no calmaba mucho al joven Hansen, pero sí que lo dejaba callado y enrojecido.
Jeremy no dijo nada al respecto. Le parecía maravilloso que Evan mostrara tan seguido señales de estar mejorando su autoestima, eso era algo bueno para todos.
–Paul y yo iremos por los electrodomésticos y utensilios de cocina. Nos urge una nueva tostadora. –Habló Heidi.
–No me lo recuerdes. –Paul se rió nerviosamente por lo bajo. Desde hace unos días empezaron a tener problemas con dicho aparato porque electrocutaba a todos cada vez que querían usarla o sacar el pal, y preferían prevenir cualquier cortocircuito que pudiese ocasionar reemplazándola rápidamente.
–¡Eso quiere decir que Michael y yo iremos por la zona de los snacks! –Chilló el de pecas, y Michael alzó los brazos con emoción.
–¡Aventura en pasillo delicioso!
–Cariño, ustedes tienen que ir por las carnes y lácteos. –Corrigió Heidi con una sonrisa divertida. Ante ello, los dos chicos leyeron la lista y bufaron, pero inmediatamente dejaron la desilusión de lado cuando cada quién se fue por su lado. –Nosotros tardaremos, búsquenos después.
Jeremy asintió alejándose con Michael. Tenía que admitir que a pesar de que no le gustase perder la costumbre de ir al pasillo de dulces a curiosear con Michael, el hecho de no tener que hacerlo le recordaba que ahora tenía una madre que cocinara la cena o el almuerzo, o que ayudase a que su padre lo hiciera. Eso recompensaba cualquier cosa, al fin y al cabo, luego de una vida entera viviendo de comida rápida y a domicilio, lo casero y hecho con amor era algo muy valioso que adoraba.
Y ni hablar de Evan, él le comentó que había extrañado que su madre tuviese tiempo para cocinar y le alegraba poder ayudarle seguido para pasar tiempo con ella. Y claro que esta última pensaba lo mismo.
–¿Crees que haya sido buena idea dejarlos ir solos? –Vaciló ella, pensativa. –Evan todavía se pone nervioso cuando habla con los empleados ¿Y crees que deba preocuparme de que Michael y Jeremy rompan algo?
Heidi sabía que no debía preocuparse tanto. Es decir... Estaba hablando de sus hijos universitarios, cuales supuestamente ya eran adultos maduros. No es como si hubiese mandado a niños de cinco años a hacer los quehaceres más delicados de la casa, pero seguía siendo madre de Evan, y ya consideraba a Jeremy un hijo ¿No debería ser normal ser un poco protectora a veces?
–Yo no me preocuparía. Los jóvenes no son tan alocados. –Paul trató de tranquilizarla rodeándola con un brazo mientras seguían avanzando por el pasillo. Heidi sonrió y se acercó un poco más a su esposo.
Él tenía razón, estarían bien. Evan había estado mejorando bastante desde que decidió prestarle más atención y empezó a salir con Connor. Él siempre le daba los ánimos necesarios a su hijo y lo hacía feliz, era un buen chico. Y ahora que Evan era un adulto y había dos miembros más en su familia, no era la única que colaboraba con el sueldo, así que su falta de tiempo ya no resultaba ser un problema para nadie y podía tener más tiempo libre para su hijo y sus propios intereses.
Sin contar que... Jeremy y Michael no eran taaaaan problemáticos. Eran un poco eufóricos, pero tampoco eran terremotos humanos.
–Además están acompañados, hay que dejarlos vivir el amor mientras sean jóvenes ¿No crees?
–Pensé que nunca se es demasiado viejo para vivir el amor, Paul. –Comentó en tono coqueto, logrando que su esposo le depositara un suave beso sobre su cabello.
–Nunca dije eso.
Oh Dios ¿Sería posible haber extrañado tanto esto? Heidi se había olvidado por completo cómo era recibir afecto romántico desde que Mark se había ido, y volverlo a vivir otra vez resultaba mágico y prometedor ¿Cómo no dejarse llevar? Es decir, el supermercado no era un parque a la luz de la luna y las estrellas, pero mientras tuviese a Paul a su lado, cualquier sitio era perfecto.
El único problema es que a veces se distraía bastante cuando coqueteaban, y chocar su carrito con el de alguien más fue el ejemplo perfecto de la torpeza que eres cuando estás en las nubes. Ambos se detuvieron en seco.
–Oh, lo siento. No me fijé por dónde...
Luego levantó la mirada y sus palabras murieron antes de terminar la oración. Apretó las manos sobre el mango del carrito y los labios también. Paul no estaba tan tenso como ella, pero su mirada sorprendida decía más que mil palabras, incluso más que la única que escapó de sus labios cuando notó quien era con quien habían chocado.
–¿Shannon?
Ok... Cuando eres una mujer divorciada y resulta que tu marido te dejó por otra mujer es normal que odies a dicha mujer por un tiempo y le guardes rencor. Heidi sabía cómo era ese sentimiento y creyó que nunca lo volvería a experimentar nunca en su vida, pero mírenla, ahí estaba... Mirando resentida a la ex mujer de su esposo.
Siempre supo que Paul era divorciado. La inicial desconfianza de Jeremy cuando llegó a su vida y las fotos viejas se lo dijeron, pero nunca creyó que se encontraría con ella alguna vez.
Había escuchado bastante de ella, y no precisamente cosas buenas. Que dejó a su familia hundirse en la tristeza, que no estuvo ni una sola vez para su propio hijo desde que se fue... En fin, ese tipo de cosas que te hacen hervir la sangre porque... ¡¿Cómo se atrevía?! ¡Ella mendigando al cielo tener tiempo para estar con su hijo y esta desgraciada que tenía la oportunidad simplemente lo dejaba!
Era un milagro que ella no pudiese leer su mente, porque de lo contrario no estaría sonriéndoles tan amablemente.
–¡Paul, eres tú! Cuánto tiempo ha pasado ¿No? –Saludó animadamente. Se veía exactamente igual que en las fotos, solo que tenía el cabello un poco más largo y la edad ya le estaba pesando, pero apenas un poco. Tenía los mismos ojos azules fríos que su hijo y un porte firme. –No nos vemos desde hace... ¿Doce años tal vez?
–Oh, sí. –Paul respondió incómodo. La verdad no es que le tuviese rencor o nada parecido a Shannon, pero le resultaba incómodo hablar con ella como si nada luego de tanto tiempo, más aún con su actual esposa mirándola como si quisiera estrangularla o algo así. –¿Cómo has estado?
–Maravillosamente, nunca he estado mejor. Ahora trabajo en una agencia de viajes y he aprendido muchos idiomas ¿Sabes? No es lo mismo que ser azafata, pero es genial. –Contaba con entusiasmo, por lo visto la vida la había tratado bien, se veía más fresca y enérgica de lo que se veía cuando estaba casada con Paul. –Oh, y.... ¿Quién es ella?
Paul iba a responder, pero Heidi se adelantó con una voz severa. –Heidi, Heidi Hansen, aunque "Señora Heere" no viene mal.
–¡Te casaste de nuevo! Eso es maravilloso, Paul. –Sonrió ampliamente. La pareja hizo lo mismo, pero Paul lo hacía nerviosamente y Heidi la forzaba tanto que más bien parecía una mueca. –Me alegra ver que superaste la ruptura.
Paul no era estúpido, si tan nervioso estaba era porque los deseos homicidas de su esposa eran más que palpables, y por el bien de todos era mejor alejar a ambas antes de que el ambiente se pusiera más tenso de lo que de por sí ya se sentía. Quería evitar a toda costa que Heidi se pusiera de mal humor en un día de salida familiar. Su esposa era la mujer más dulce que había conocido, pero cuando se enfadaba nadie quería estar cerca de ella, solo Evan tenía el valor para semejante acto suicida.
Mejor comentaba rápido un par de cosas para no parecer un maleducado y luego se despedían. El tiempo tampoco les sobraba mucho para ir de compras.
–Sí... Heidi tiene un hijo maravilloso y ahora somos una familia muy unida ¿Verdad, linda? –Ella no contestó, solo asintió con la cabeza sin despegar la mirada de Shannon. Paul no le insistiría ni le exigiría más ganas para parecer feliz, estaba seguro de que ella lo estaba intentando por su cuenta pero la tenía difícil.
–Me lo imaginaba ¡Y eso me recuerda! ¿Jessica no viene contigo? Ha pasado mucho tiempo. Seguro que ahora ya es toda una señorita ¿Verdad?
Y fue justo con esa pregunta que la rabia de Heidi se deshizo en confusión y los nervios de Paul duplicaron.
–S-Sobre eso...
–¡Mamá, papá! ¡Ya conseguimos lo de la lista! No había manzanas verdes así que trajimos las rojas. –Por fortuna, o desgracia porque aún no sabían cómo se desarrollaría este encuentro, Evan y Connor se acercaron para dejar las bolsas en el carrito. Traían todo lo que estaba en la lista y Evan tenía una sonrisa entusiasmada, esa misma que ponía después de haber logrado algo, pero tras notar que sus padres no estaban solos, su expresión nerviosa regresó. –O-Oh, este... ¿Interrumpimos algo?
–Este debe ser tu hijastro ¿No, Paul? –Shannon se inclinó sobre su carrito, apoyando los codos en el mango del mismo. Evan se crispó pero respondió rápidamente tratando de hacer contacto visual. Ese pequeño detalle era un reto propio para hablar con la gente, y normalmente nunca le salía bien, pero lo intentaba.
El único problema es que Shannon tenía los mismos ojos que su hijo, pero a diferencia del azul tranquilo de Jeremy, los de ella daban la impresión de ser fríos. Era como poner un cielo despejado al lado de un glaciar.
–S-Sí, yo... Me llamo Evan, es un placer, uh... ¿Señora?
–Y además es encantador. Seguramente le hubiese gustado conocer a nuestra hija o quizá nuestro hijo, los dos son más o menos de su edad.
Connor no se quedó atrás ante esa alarma y no tardó en rodear a Evan con un brazo tratando de que no se le notara la cara de "Es mío, bitch. Ni lo sueñes." e ignorante de que el rostro de su novio se volvió de un rojo vivo.
En su guardia nadie le robaría a su novio ¡Le costó mucho conseguirlo!
–Lo siento, él no está disponible.
–Oh, es una pena. –Shannon hizo un gesto entristecido, pero no se veía muy real. Quizá no estaba tan interesada en Evan como para lamentarse por sus planes frustrados de ser casamentera. –Bueno, aún me quedan esperanzas con mi nena ¿Entonces ella no viene contigo, Paul? Realmente quería saludarla. Es decir... ¡Solo imagina a mi pobre nenita sin haber peleado con una madre durante su adolescencia! Seguramente le hubiese encantado conocer al primo menor de Carl. Él curiosamente... ¡Cariño, ven!
Paul estaba medio gritando por dentro, medio sudando por fuera. No estaba en sus planes que esta conversación se alargara tanto, cada vez que quería despedirse Shannon ella volvía a hablar. Esta saludó con la mano a Carl que estaba llegando con algunas cosas para agregar al carrito. No había cambiado mucho a lo largo de los años, solo tenía unas pocas canas y un rostro agotado pero genuinamente feliz.
Paul no le guardaba rencor, pero este no era el mejor momento para ponerse al día con su ex mujer y su nuevo marido.
–Mi amor ¿Te acuerdas de Paul? Mira, ya se ha casado.
–Me acuerdo de él. Es genial que todo vaya bien para usted ahora.
El aludido no sabía cómo sentirse en este momento. Probablemente se sentiría muy agradecido por el comentario, pero la mirada de su mujer en espera de respuestas solo lo inquietaba más a cada segundo.
–A-Ah, sí. Todo va genial y eso... Pero creo que ya deberíamos irnos.
–¿Ya se van? Me hubiese gustado hablar más con ustedes. –Ella se alzó de hombros como resignándose. –En fin ¿Entonces le puedes mandar saludos a Jess de mi parte?
–Paul. –Heidi hizo más severa su mirada. Estaba harta de escuchar la conversación y no entender qué estaba ocurriendo. Era irritante, como oír a dos personas hablar en un idioma que desconoces. –¿Quién...?
–¡Nadie! N-No es nadie. Solo vámonos. –Insistió, pero su ex mujer no se veía ansiosa de detenerse en insistir para presumir a su tan dicha hija. Hasta lucía dolida.
–Oh, vamos Paul. Ella es tu esposa ¿No? Me imagino que conoce a Jessica.
Connor y Evan se limitaban a quedarse en silencio. Estaban casi tan confundidos como Heidi, pero no querían meter sus narices en la conversación de los adultos. Querían evitar quemarse las neuronas, y por parte de Connor... Él quería evitar que esa señora siguiese halagando a Evan y comentando más opciones de chicas o chicos para juntarlos.
No tenía idea de quién carajos era Jessica, pero era mejor que se mantuviera lejos de Evan.
Heidi estaba por volver a preguntar, pero antes de que alguien más tuviese la oportunidad de decir algo, Michael y Jeremy interrumpieron por lado contrario del pasillo. Llevaban las bolsas con lo encargado, y como extras llevaban un refresco de cereza y una bolsa de papitas.
–¡Michael makes an entrance! –Exclamó el más bajo, avanzando junto a su novio. Habían pasado de largo de Shannon y Carl, pero no se dieron cuenta de ello ni de la tensión en el ambiente, pues estaban más distraídos entre su emoción de revivir los viejos tiempos paseando por los pasillos más interesantes del súper mercado. –¡Trajimos todo lo que estaba en la lista, bam!
–Michael insistió en comprar fresco de cereza. No se preocupen por el precio, yo le dije que pagaría como un pequeño regalo. –Explicó Jeremy, dejando las bolsas en el carrito mientras que su novio soltaba un "Awwww" en voz baja. –¿Podemos llevar estas papitas también? ¡Por favor, por favooor! –Ambos adolescentes se quedaron observando expectantes a los adultos, pero ellos seguían absortos y callados. –¿Qué les pasa? ¿Vieron un fantasma o algo así? Esto no es tan caro si eso es lo que piensan. –Comentó entre risas que se deshicieron a medida que observaba más detalladamente a sus padres.
Miró a su padre, cosa que no lo tranquilizó mucho. Parecía tan nervioso como esa vez que quiso darle "la charla" pero multiplicado por diez. Heidi intercambiaba su enfoque entre él y lo que sea que estuviese detrás de él, como si quisiera pedirle que volteara, pero ni Jeremy ni Michael captaron el mensaje hasta que alguien detrás de ellos habló.
–Je... ¿Jessica?
Por puro reflejo, Jeremy dejó caer la bolsa de snacks que aún estaba sujetando. Tal vez porque ahora los dedos le temblaban, estaba sudando, o quizá... Ah sí ¡Porque reconocería la voz de Shannon donde fuese! Pero no era posible ¿Verdad? Ella se había ido lejos hace mucho y las probabilidades de encontrarla eran pequeñas.
Volteó despacio esperando que solo estuviese enloqueciendo, pero no encontró otra cosa que a esa mujer observándolo de arriba abajo como quien mira a su hijo adolescente después de llegar a casa con tatuajes, el cabello teñido de colores y unos cuantos piercings. Básicamente lo miraba como si no lo reconociera y al mismo tiempo sí. Si fuera estúpido no sabría el porqué de esa reacción, pero no veía a su madre desde que tenía seis años y... Bueno, ella no estaba muy al tanto de su vida personal.
–¿Jessica? ¿Qué...? ¡¿Qué te pasó?! –Ella volvió a preguntar, esta vez en una exclamación, completamente descolocada de su sitio.
Jeremy volteó rápidamente, levantó la bolsa del suelo y la dejó en el carrito sin siquiera responderle. –No la conozco. D-De verdad que no la conozco. –Fingió demencia esperando que su Heidi, Connor y Evan se lo creyeran, pero era muy difícil. Ya se había volteado cuando le llamó.
A Heidi solo le tomaron unos segundos y observar el miedo y vergüenza en los ojos de su hijastro para dejar maquinar su cerebro y caer en cuenta de lo que estaba ocurriendo. Preguntas es lo que quería hacer, pero en vez de eso hizo más firme su postura y gesticuló aburrida y desinteresada. No tenía tiempo para interrogar, tenía que sacar a Jeremy de esto de la forma más calmada posible.
–No sabemos de quién está hablando.
–¡Pero si es ella! ¡Es mi hija! C-Carl, no lo entiendo. Se veía diferente en las fotos. –El mencionado no hizo un solo comentario y murmuró algo sobre ir a buscar la leche, pero por su semblante era obvio que quería zafar de la situación y no ser incluido en esto. Nadie lo culpaba, esto no daba señales de terminar bien.
Jeremy inhaló hondo. Lo último que quería en este momento, o más bien en esta vida, era volver a ver a Shannon, pero ya era el centro de las miradas y nadie estaría satisfecho hasta que dijera algo y aclarara la situación. Se sentía sofocado, pero no saldría de esta hasta hablar, por lo cual volteó hacia ella acercándose un poco y le habló inexpresivamente. No quería demostrar que estaba afectado por sus palabras, después de todo era estúpido preocuparse por la opinión de aquella que lo abandonó siendo tan joven.
Solo que ella no era el problema. El problema era que sus familiares estaban presentes.
–Shannon, ya no me llamo Jessica ¿Está bien? Me llamo Jeremy ¿Sí? –Quiso hacer un gesto de demostración estirando los bordes de su Cárdigan hacia abajo, tratando de hablar en un volumen que solo oyera ella y nadie más. –¿Ves? Soy un chico. Espero que ahora puedas corregir tus anécdotas. Ahora me voy.
Se había sentido... ¿Liberador? No sabía describirlo bien, pero tenía un peso menos descontando el que tenía con respecto a los demás, o al menos eso sintió hasta que ella lo detuvo sujetándolo por la muñeca.
–¡¿Qué estás diciendo, Jessica?! ¡Tú eres mi niña, mi hija! ¡¿Qué es lo que haces usando esa ropa?! ¡¿Qué estás diciendo?! –Jeremy se quedó mudo. No había esperado esa reacción tan desesperada y no sabía qué responder. El pánico que no había sentido hace un rato ya lo estaba experimentando ahora bajo la mirada severa, molesta, confundida y frustrada de Shannon. –Ay, no... Esto es porque me fui ¿Verdad? ¡Tu padre te ha metido ideas en la cabeza!
–¿Qué? –Murmuró por lo bajo sin molestarse en ocultar lo mucho que lo había encabronado escucharla decir eso. – ¡Oye, tú no puedes...!
Pero ella no le dejó seguir y le interrumpió. –¡Es porque él nunca tuvo autoridad! ¡Siempre te dejaba hacer lo que querías sin límites! ¿Acaso es por ese amiguito tuyo y su familia? ¡Ellos te metieron ideas en la cabeza! ¡Tú eres una chica, querida! ¡Mi hija!
Sintió la sangre hervirle al punto en que su cara se tornó de un rosa pálido, casi acercándose al rojo de los nervios. No podía creer que ella tuviese las agallas para hablarle así ¿Qué se creía? Ella había decidido salirse de su vida cuando era un niño ¿Con cuál puto derecho se aparecía de la nada a exponerlo frente a su familia e insultarlos? Eso sí que no lo iba a permitir, ni aunque se estuviese delatando él mismo.
–¡¿Quién mierda te crees para insultar a papá, a mi novio y a su familia, y decirme quién carajo soy?! ¡No tienes cara para hacerlo después de lo que hiciste!
Antes de que todo se volviese más violento, Michael intervino separando a madre e hijo. Si él no reaccionaba nadie lo haría y esto se saldría de control.
–W-Wow, wow... Ok, vamos a calmarnos... Recordemos que estamos en un centro comercial. No podemos hacer escándalo. –Trató de abrazar a Jeremy en un intento de tranquilizarlo, porque conociendo a su pareja, se lanzaría furioso contra la señora para tirarle del cabello o golpearla ¿No le creen? No subestimen al joven Heere cuando está muerto de rabia. El más alto se sentía tenso al tacto, pero no lo soltó.–Señora Heere... Digo, Shannon. –Aclaró, viéndola temblar de furia en su lugar. –Gracias por verme como una mala influencia y todo, pero ya debemos irnos.
Las cosas no iban peor con el resto. Evan empezaba a sentirse sofocado entre los gritos y la agresividad. Su respiración había incrementado al punto en que era preocupante y Connor se acercó a él a darle indicaciones para que se relajara, pero con todos gritándose era complicado.
–¡Esto es tu culpa, Paul! –Le rugió Shannon, apartando su carrito del camino.
–¡¿Qué?! ¡¿Qué tratas de decir?!
–¡Sabía que fue mala idea dejar a una niña descarrilada de seis años con un tipo como tú! ¡¿En qué estaba pensando?! ¡Mírala! ¡Debiste apoyarla, debiste prestarle atención! ¡Si lo hubieras hecho no estaría pasando esto! ¡Ella no estaría teniendo una crisis de identidad!
Heidi se metió en la conversación solo para apartar también su carrito y avanzar amenazante hacia la mujer. Ni muerta se quedaría callada mientras hablaban mal de sus hijos y esposo. –¡¿Usted cómo carajos se atreve?!
Paul se adelantó antes de que hiciera cualquier cosa y posó sus manos en sus hombros. No había necesidad de ponerse violentos, pero tampoco permitiría que su ex mujer siguiese ridiculizando a su hijo. –Shannon, tú tomaste tu decisión al dejar a Jeremy a mi cuidado, te recuerdo que no querías visitarlo o llamarlo, no tengo la culpa de nada. No tienes derecho a juzgarlo, ni tampoco a mí.
Shannon a estas alturas parecía tan molesta que quería tirarse del cabello. –¡Deja de llamarla así! ¡Se llama Jessica! ¡Jessica! ¡Es nuestra hija!
–Yo no tengo una hija, tengo un hijo que se llama Jeremy. –Concluyó de forma segura, como si estuviese retando a Shannon a que se atreviera a decir "Jessica" una vez más.
–Pues yo no tengo un hijo, tengo una hija.
–Se equivoca. –Masculló Heidi, siseando veneno en cada letra. –Es MI HIJO ahora. Usted fue bastante egoísta al dejarlo solo, no puede aparecer como si nada y quejarse de nosotros.
Shannon atinó a soltar una carcajada entre furiosa y divertida. –¡Ya me parecía que te tendrías que haber casado con una mujer igual de pésima criando hijos que tú!
Heidi podría haberse ido contra ella como un león hacia su presa de no ser porque Connor interrumpió gritando desesperadamente. –¡E-Ev...! ¡Mierda, Ev! ¡Estoy aquí, no pasa nada! ¡Yo...! ¡Mierda! ¡¿Quiere dejar de gritar, señora?!
A la madre del aludido le dio la sensación de que el corazón se le caía al piso apenas vio a su hijo hiperventilando y aferrándose a su pareja como si estuviese a poco de desmayarse. Estaba teniendo un ataque de pánico, y Evan no tenía uno de esos hace bastante. Corrió tan rápido como pudo a su lado para tratar de confortarlo.
–¡A-Ay, por dios! ¡Evan! ¡Evan, cariño! Todo está bien, cariño. Respira profundo con mamá ¿Está bien? Mírame, Evan. Todo está bien, yo estoy aquí. –Ya había hablado con el psicólogo de Evan con respecto a estos ataques y siempre le recomendaban regresarlo a la realidad con tranquilidad o de lo contrario podrían empeorarlo, y por lo visto estaba funcionando, porque Evan hacía casi a las indicaciones de Heidi y respiraba a su ritmo.
Jeremy se sintió de lo peor al ver a Evan en ese estado, pero confiaba en que Connor y Heidi lograrían calmarlo. Él ya tenía un problema más grande y estaba gritando fuera de sus casillas como energúmena. Apreciaba que Michael tratara de confortarlo haciendo un intento por cubrirle los oídos, pero la verdad es que todavía escuchaba lo que gritaban y todo se había ido al demonio tan rápido que no sabía si sentirse humillado, asustado o furioso. Quizá una mezcla de las tres.
–¿Qué le hiciste a nuestra hija? –Shannon continuó. –¡Ella estaba hecha para ser una mujer hermosa!
–¡Mierda, Shannon! ¡Él nunca fue una chica!
–¡Deja de hacerte el ciego, Paul! ¡Sabes que no importa cuán corto tenga el cabello, o la ropa que use, o lo que sea que haya hecho para verse como niño! –Señaló a Jeremy, cual se estremeció y solo miró hacia abajo. –¡Ella siempre será una chica! ¡Solo está confundida y tú lo empeoras haciéndole creer que está bien de la cabeza!
Michael le gritó, él también estaba perdiendo la paciencia. Primero muerto antes que hablaran así de su novio. –¡¿Quiere callarse de una vez?!
Antes de que pudiese hacer nada, Shannon se adelantó tomando a Jeremy de las manos. Él no se opuso, pero solo porque seguía consternado tratando de pensar sin que le doliera la cabeza. –¡Jessica, reacciona! Mira, no sé qué te haya dicho tu padre, pero lo que sea que ocurra puedo ayudarte a superarlo, querida. Puedes venir conmigo si quieres, conozco psicólogos. Todavía no es tarde para ti. No te ves tan diferente a como estabas en las fotos y tu voz se oye bien ¡No es tarde todavía! ¡Yo puedo...!
"No te ves tan diferente a como estabas en las fotos", esa simple frase lo pudo a temblar de ira y ya no pudo controlar las lágrimas que amenazaban con escapar de sus ojos.
¿Qué quería decir? ¿No había cambiado en lo absoluto? ¿El binder no ayudaba? ¿Todavía tenía una figura curva? ¿Su voz no era lo suficientemente grave? Era tan obvio, apenas había comenzado el tratamiento hace dos años y más, ninguna hormona hace efecto tan rápidamente y más cuando es en un cuerpo adolescente que ya se desarrolló en su mayoría.
–¿Cómo te atreves? –Masculló entre dientes. Michael todavía quería evitar cercanía entre ambos, pero ya estaba hasta la mierda de dejar a Shannon decir lo que se le diera la gana pasándose sobre él y el resto.
–Jeremy, no la escuches. Ella...
–¡¿Cómo mierda te atreves?! –Prácticamente rugió las palabras, apartando a Michael y soltándose del agarre de Shannon. –¡Después de haber engañado a papá con no sé cuántos hombres...! ¡Después de habernos abandonado...! ¡¿Crees que puedes hablar mierda de mi familia, mi pareja y mi identidad?! ¡¿Crees que voy a escuchar lo que dices?! Por un demonio, qué suerte que me dejaste con papá, sería miserable de haber sido criado por alguien como tú ¡Pues adivina qué! ¡Yo no quiero ser lo que tú proyectas en mí!
–J-Jeremy, respira.
–¡Jessica, tú no...!
–¡¿Quieres dejar de llamarme así?! ¡Me llamo Jeremy! –Puso énfasis en su nombre, en especial cuando tuvo que mencionar su último apellido. Estaba enfermo de escuchar su viejo nombre –¡Me llamo Jeremy Will Heere Hansen! Y eso nadie... ¡Ni siquiera tú, va a cambiarlo! ¡Tú crees que mamá y papá son idiotas, pero ellos son los mejores padres que nunca pude pedir! ¡Mejores de los que tú pudiste ser! ¡Mejores de los que fuiste!
La mujer se reusó a apartarse y gritó en un último intento. –¡Jessica, yo soy tu madre!
–Tú no eres mi madre. –Declaró, respirando profundo para tranquilizarse, al tiempo en que se cruzaba de brazos y adoptaba un tono más serio. –Para mí eres una extraña. Y acabas de hacer entrar en pánico a mi hermano, ya no lo arruines más.
–De hecho ya está más estable. –Avisó Connor. Todavía ayudaba a Evan a estar de pie, pero este se veía más calmado y estable. –Evan, mírame, está todo bien. Estamos aquí contigo. –Evan asintió y suspiró mientras se incorporaba. Ya estaba mucho mejor, pero se veía en sus ojos que seguía asustado.
La mujer de cabello corto se apartó por fin. –¡Bien! ¡Veo que ya te lavaron el cerebro, pues no importa! Si yo no soy tu madre, supongo que no eres mi hija, pues genial. Nadie querría tener a una enferma de la cabeza como hija.
Tuvo que tragarse las palabras, porque apenas las pronunció, Heidi caminó al frente y no se contuvo en estamparle una bofetada que hizo ruido por todo el lugar.
–¡Usted...! –Rugió completamente fuera de sí. –¡Es la arpía más atrevida, descortés y horrible que nunca...!
–Heidi, no vale la pena. –Paul la detuvo para que esto no pasara a mayores. De por sí ya era bastante malo con toda la gente alrededor mirando y si mal no estaba, una de las antiguas compañeras de clase de su hijo grabando con su celular. –Shannon, ten dignidad y déjanos ir en paz.
Ella no respondió al instante, se veía a punto de explotar de furia, totalmente indignada con la mano sobre la marca de la bofetada. –¡Vete al demonio, Paul!
Sin más, Shannon tomó el carrito y se fue a paso pesado y rápido, farfullando insultos y maldiciones. El lugar se quedó en completo silencio, exceptuando los murmullos de la gente que se iba dispersando.
–Será mejor que volvamos a casa. –Murmuró Paul, y todos estuvieron más que de acuerdo.
De camino a la caja y el auto, nadie dijo palabra hasta que entraron al auto. Connor abrazaba a Evan, cual después de todo lo ocurrido solo podía llorar, hipar y gritar lo horrible que fue toda esa escena. Nunca había presenciado algo así, ni estuvo metido en situaciones tan agresivas.
Evan no era de meterse en problemas y nunca destacaba. Su familia nunca destacaba, nunca los atacaban por nada.
Heidi estaba indignada, insultando y gritando sobre la ex mujer de su esposo. No le importaba si ella no podía oírla o Paul quería que se calmara, ella merecía escuchar todo eso y mucho más, y vaya que después de las ofensas se había quedado corta dándole solo una bofetada.
–¡Paul, ella te faltó el respeto a ti, a Jeremy, a mí, incluso a Evan y Michael! ¡No puedo simplemente calmarme!
–Qué raro que no haya dicho nada sobre mi cabello. –Murmuró Connor.
Jeremy se había mantenido callado todo el tiempo, cruzado de brazos mirando por la ventana. No emitía un solo sonido y no cambiaba la inexpresividad de su rostro. Michael había intentado sacarle palabra o abrazarlo, pero él se resistía y evitaba cualquier contacto o conversación.
–¿Jer-Bear? –Insistió, pero ni un solo resultado. –U-Uh... Bien, supongo que podemos hablar en casa.
El de pecas asintió apenas.
Tendría que dar muchas explicaciones en casa, claro, si es que antes no le daba una crisis nerviosa o se ponía a destrozar su habitación para descargarse.
Algo le quedaba claro después de esto; Shannon sí era una perra como predijo hace años, lo habían ridiculizado y humillado frente a un montón de personas... Ah, y este fue el peor día en familia que pudo tener.
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Capaz haga una segunda parte de esto porque ni yo soy tan cruel como para dejar las cosas así nomás.
Pero bueno, el público dirá~
Gracias por leer, perdón si quedó muy seco, pero para mi modo de escribir es más cómodo explicar perspectivas cuando no hay muchas personas presentes.
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