👾Tatoo🎮 [Boyf-riends]

Este OneShot pertenece al universo de mi fanfic "Be more gay" y es uno de los pedidos en los apartados finales.

Se subirá en los apartados de respuestas más adelante en cuanto las siguientes escenas estén terminadas. Hasta entonces espero que disfruten esta.

Si todavía no dejaron sus preguntas o su pedido, aprovechen y vayan (?) Yo no subiré nada hasta terminar con eso.

Espero que a Nichita391 y a MisakiAshuraUchiha les guste ❤️
-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-

Este año en particular Jeremy empezaba a replantearse qué tan percudida estaba la cordura de Michael y su sentido común.

Por supuesto que confiaba en su mejor amigo ¡Por supuesto que lo seguiría hasta el fin del mundo sin importar qué! Estaba más que dispuesto a ser su protector, su apoyo, y todo lo que él necesitara o deseara. Pero... Sería franco consigo mismo, había momentos en los que Michael se superaba a sí mismo para proponer las cosas más locas y descabelladas en las conversaciones más triviales de la vida, y este era un perfecto ejemplo de ello ideal para dejar a Jeremy mirándolo como si hubiese salido de un loquero.

–Tienes que estar de broma, hombre. –Murmuró por lo bajo, inaudito ante la sonrisa tranquila del filipino.

El contexto era el siguiente: El aniversario del día en que se conocieron fue hace meses y no tuvieron oportunidad de celebrarlo como era debido, porque según Michael tenía algo planeado que tendría que esperar hasta que ahorrara suficiente dinero con la mesada que le daban sus madres, y por ende se habían reunido el viernes en una piyamada para decidirlo con calma.
Ambos argumentaban fervientemente que una amistad como la suya necesitaba una celebración digna, y aunque Jeremy se hubiese conformado con ir al arcade o ver una película... Michael sugirió que deberían hacer algo especial para simbolizar lo duradero de su amistad.

Lo primero que supuso Jeremy es que hablaba de brazaletes de la amistad o alguna mierda sentimental por el estilo. Y no es que no le pareciese buena idea, es solo que lo creía un poco cliché. Eso sí, no dudaba de su débil corazón enamorado para ponerse cualquier cosa que Michael le regalara, si es que eso significaba demostrar que siempre estaría a su lado.

Bueno, ahora sí estaba dudando, porque el desgraciado no sugirió nada de eso. El hijo de puta quería que se tatuaran.

–Estás bromeando... Dime que estás bromeando. –Insistió el pecoso con una sonrisa forzada, solo para que Michael negase descaradamente con la cabeza.

–No bromeo. –Declaró. Por el brillo emocionado de sus ojos podía prever que la idea le molaba demasiado. –Piénsalo. Seremos amigos hasta el fin de los tiempos ¡Necesitamos algo que dure y no podamos perder! Nuestra unión siempre estará ahí, implantada en nosotros ¡Por eso pensé en que nos tatuáramos algo! ¡Es una excelente idea!

–Es una pésima idea. –Contrarió, ignorando la patada brutal hacia la friendzone que recibió y siendo ignorado él también. No importaba, la zona del amigo ya lo había pateado tanto últimamente que ya ni sentía dolor.

–¡La mejor idea que he tenido en años!

–La peor idea que has tenido la osadía de tener. –Murmuró para sí mismo, aunque fue escuchado por el filipino, quien volteó fastidiado cruzándose de brazos.

–Si así vas a reaccionar espero propuestas por lo menos.

–¿Siquiera te pusiste a considerar todo lo que envuelve tu idea millonaria? –Bufó haciendo denotar el sarcasmo en su hablar, preparado para ir enumerando cada desventaja y consecuencia negativa con los dedos. –Primero que nada, no van a permitirnos hacer tal cosa porque apenas tenemos catorce años. Segundo, no tenemos dinero suficiente. Tercero, nuestros padres nos matarán y enterrarán si lo descubren. Y finalmente... ¿Tienes idea de cuánto duele un tatuaje? ¡Como la mierda! ¡Duele como la mierda!

Michael rodó los ojos en señal de que no le tomaba importancia a nada de eso. –¿Crees que no lo consideré? He ahorrado para esto desde que se me ocurrió y he buscado un sitio donde nos permitan tatuarnos sin que les importe nuestra edad. Nuestros padres, ehm... –Se le vio algo dudoso y nervioso también. Una gota de sudor resbaló por su sien al imaginar cómo lo castigarían sus madres después de esto. Existían destinos peores que la muerte pero riesgos que lo valían. –Aceptaré las consecuencias. Y sobre el dolor... ¡Sé hombre, Jeremy! ¡Sopórtalo!

Jeremy entrecerró los ojos como queriendo hacer un gesto decepcionado. –Eso fue tan sexista que tus madres te golpearían. –Negó con la cabeza al igual que un profesor que ve que todos sus alumnos reprobaron el examen de un tema que explicó por dos meses. –¿No has escuchado del riesgo de contraer VIH por agujas?

–¿Y eso qué tiene que ver? –Extendió los brazos en demostración de que solo estaba siendo exagerado.

–Tiene todo que ver. Probablemente escogiste un sitio de mala muerte donde se trabaja en negro y no se hacen responsables por los daños a sus clientes. –Vamos, ninguna tienda de tatuajes que conociera y estuviese ahí legalmente correría el riesgo de recibir una demanda de parte de padres enojados. –Piensa en otra cosa, no voy a tatuarme nada. Esta piel de bebé se quedará así unos cuantos años más. –Dramatizó, aunque estaba siendo parcialmente honesto al mencionar su piel ¡No iba a arruinársela por esto!

–¡Por favor, Jeremy! ¡En serio quiero que hagamos esto! –El de gafas entrelazó sus manos sobre su mentón y puso su mejor cara de cachorrito bajo la lluvia para convencerlo. Por mucho que eso tuviera efecto en él en otras ocasiones... La propuesta de Michael llevaba la locura a otro nivel, y eso contrarrestaba de cierta forma su súplica de perrito. –¡Por favoooor! ¡No será algo complejo y no durará mucho! ¡Será algo simple!

–Ya te dije que no. –Volvió a decir, cruzándose de brazos con una mirada escéptica sobre su actuación.

Fue entonces que vio a su amigo perder toda expresividad, dirigiéndose hacia él a paso lento con la mirada ensombrecida y una voz atona. Aquello no lo hizo considerar si debía tener miedo hasta que lo tuvo en frente a una cercanía que le disparó el pulso hasta los cielos.

–Entonces no me dejas más opción que sacar mi arma secreta.

–¿M-Michael? ¿Q-Qué...? –Miró a ambos lados como buscando escapatoria antes de lo que sea que fuese a ocurrir, pero se quedó quieto como un idiota.

Lo primero que pensó es que Michael iba a aplicarle algún tipo de tortura para forzarlo a aceptar, es que había viciado con Mad Father últimamente. Pero lo que pasó en realidad fue que el filipino se arrodilló y se abrazó a sus piernas, moviéndose frenéticamente mientras exageraba un llanto desesperado y desgarrador. –¡POR FAVOOOOOR! ¡JEREMY, POR FAVOOOR!

Ok... El pecoso había imaginado cosas para mayores de edad, pero afortunadamente—¿O desafortunadamente? No sabía, ya era adolescente y por ende no tenía una mente limpia—al escuchar las súplicas patéticas y caprichosas de su amigo se disipó todo pensamiento +18 para hacerlo reaccionar. –¡¿Q-Qué haces?! ¡Oye! ¡Ya dije que no! ¡Deja de portarte como un niño! –Le reprendió, tratando de hacer que lo soltara sin éxito solo para que él forzara más su agarre.

–¡Yo soy un niño! ¡¿Cuál es tu excusa?!

–¡No hagas referencias al poderosísimo Steven Universe en este momento!

–¡Haré las necesarias para salvar esta amistad!

–¡Suéltame de una puta vez! ¡¿Cuál es tu proble...?! ¡MIERDA!

Fue torpe de su parte haber intentado levantarse para alejar a Michael cuando este seguía zarandeándolo, porque lo único que logró al tratar de dar un paso es perder el equilibrio y caer con él al piso. Habría perdido un diente de no haber caído sobre sus brazos, mas el dolor en general no se lo quitaba nadie. Bufó molesto entendiendo finalmente que el "arma secreta" de su amigo era algo tan simple y tonto como robarle las piernas. Básicamente estaría pegado como garrapata a él y no le dejaría levantarse o caminar hasta que escuchase una respuesta positiva de su parte.

Qué ironía... Esto no era lo que imaginó cuando deseó que Michael lo abrazara como si no quisiera dejarlo ir. Tendría que analizar cuán específico tenía que ser para pedir deseos.

–¡Ya déjame! ¡Estás loco! –Le gritó queriendo arrastrarse hacia la puerta sin resultado. Tenía la esperanza de que Tania y Lisa lo rescataran, era muy común que se pusieran de su lado cuando Michael se portaba extraño ¿Y se aprovechaba de eso? Trataba, pero es que le gustaba cuando ellas avergonzaban a Michael, era muy tierno como para dejarlo pasar. Y si escapaba ahora mismo podía verlo y matarle las ganas a este tonto ¡Eran dos pájaros de un tiro!

Michael no dejaría que eso ocurriera, pues todavía se aferraba a las movedizas piernas del más alto, evitando que se le escapara. –¡No lo haré hasta que lo consideres!

–¡Considérame esta! ¡Atrás! –Finalmente logró soltarse solo una pierna, intentando atinarle una patada en la cara al filipino, esta vez saliendo victorioso. Se sintió un poco mal, ya que casi le rompió las gafas contra el rostro, pero no tuvo ni tiempo para sentir lástima porque antes de poderse levantar volvió a ser prisionero de su insistente amigo. En este momento le vendría bien tener un megáfono. –¡TANIA, LISA, MICHAEL ENLOQUECIÓ!

El aludido seguía forzando con Jeremy, recibiendo uno que otro manotazo de vez en cuando, pero logrando su cometido al mantenerlo relativamente inmóvil. A veces pensaba que era un desperdicio tener tanta altura cuando no tienes fuerza que lo complemente, y otras veces agradecía que así fuera, porque la facilidad con la cual podía dejarlo fuera de combate era bastante, y eso que Michael no era precisamente fuerte según los estándares.

–¡Solo considéralo, maldita sea! –Las palabras se arrastraban entre sus labios, puesto que en este momento Jeremy trataba de apartarlo desde una mejilla, dicho sea de paso pudo inmovilizar por completo luego de atrapar su muñeca. –¡Deja de ser tan infantil!

–¡Tú eres el infantil! –Vociferó. Ya no podía hacer mucho para librarse más que esperar a que las madres de Michael llegaran para salvarlo, pero hasta entonces seguiría siendo firme y usaría el sentido común para explicarle a Michael por qué no podía aceptar un pedido tan inusual como ese. –¿Por qué diablos no podemos usar brazaletes de la amistad y ya? Son simples, no duelen, y estoy seguro de que uno azul me vendría bien.

–¿Y qué pasa si los perdemos?

–¿Importa? Dijiste que seríamos amigos hasta el fin. –Alzó una ceja con escepticismo al notarlo nervioso, quizá porque se había quedado sin excusas. Lo cierto es que aunque los simbolismos y demás mierdas cursis le encantaran... No significaba que las ponía por encima de su relación. No dejarían de ser amigos solo por perder unos tontos brazaletes, aunque parecía que Michael pensaba lo contrario, pues inesperadamente vio que su expresión firme se deshacía en aflicción.

–Solo quiero algo que me lo recuerde cuando estemos separados. –Murmuró por lo bajo. Jeremy no soltó ningún comentario sarcástico tras escuchar cuán preocupado se oía. –Sé que seremos amigos siempre pero... Sabes que algún día cada quién se irá por su lado ¿No? Tendrás novia, te casarás, tendrás hijos, un trabajo... Tendrás una vida aparte.

–Oh, Michael...

–Sé que suena estúpido pensarlo ahora pero...

–No creo que sea estúpido. –Suspiró resignado, porque al final sí le veía sentido a lo de los tatuajes y al por qué de la desesperación del filipino. Lo peor de todo es que comprendía cómo se sentía y eso es lo que más hacía temblar su voluntad.

A veces lo pensaba. Su juventud no era eterna. Algún día ambos serían adultos y cada quien haría su propio camino. Si Jeremy era realmente afortunado, alguien más cautivaría su corazón y lo arrastraría lejos de su persistente pero doloroso enamoramiento por Michael. Y si no tenía esa suerte entonces estaba seguro de que dolería el doble ¿Era muy tonto pedir algo que les recordara por siempre que a pesar de estar lejos nunca se separarían? No lo era tanto si lo pensaba, más tonto era que él siguiera creyendo que podía cambiar ese destino y construir uno diferente junto a Michael, siendo algo más que solo amigos.

El de gafas desvió la mirada. –Y-Yo creo que después de todo sí es un poco tonto. No tendría que haberte molestado tanto con eso, yo...

–Hay que hacerlo. –Interrumpió, sonriendo al recibir la mirada asombrada de su amigo.

–¿E-Eh? ¡¿Hablas en serio?!

–Supongo que no será tan malo. –Se alzó de hombros. –Pero solo pondré una condición.

–¡Sí, lo que sea!

Jeremy hizo una pausa cambiando su semblante a uno serio. –Quítate de encima, porque esto es muy gay. –No le incomodaba su cercanía física con Michael, pues siempre eran así, pero... Esto en particular despertaba pensamientos que no deberían estar ahí en primer lugar y presentía que si no se alejaba iba a explotarle el corazón, cosa que el de gafas no se tomó muy en serio porque lo escuchó reírse.

–No es gay si decimos "No homo".

Segundos después sí se arrepintió de no haber hecho caso en el instante en que se lo pidió, porque escuchó la voz de ambas adultas y las vio a ambas asomarse por la puerta.

Tania fue la primera en llegar, sin estar enojada pero sí algo sorprendida de que ambos chicos iniciaran con sus escándalos tan temprano. –¿Por qué escucho el caos desde abajo? ¿Qué...? Oh. –Calló repentinamente en cuanto los vio, seguida de Lisa, quien dejó caer su teléfono.

Michael y Jeremy se miraron el uno al otro, sudando frío y preguntándose si era una opción válida saltar por la ventana. El primero se rió nerviosamente. –Esto no es lo que parece.

. . .

–El karma te golpeó duro ¿No?

–Tú cállate.

Jeremy siguió riéndose abiertamente mientras seguía a Michael hacia la dichosa tienda de tatuajes. Nada lo había divertido más que escuchar a Tania y a Lisa regañar a Michael por "casi forzarlo a hacer cosas inadecuadas para su edad" mientras el pobrecito intentaba hacerles ver que era un malentendido, queriendo sacarle su testimonio también. Y créanle a Jeremy ¡Él habría explicado que solo estaban jugando! Pero... No mentiría, era entretenido ver a Michael tan nervioso.

Dejó de reír en cuanto se encontraron frente a la tienda. Tragó en seco e inmediatamente trató de darse media vuelta por donde habían venido. –¿Sabes? Cambié de parecer, los brazaletes suenan mejor ahora. –Automáticamente Michael lo agarró del brazo y lo arrastró con él adentro del local, evitando que pudiera escapar de su fatídico destino.

–¡Seremos tan cool, Jeremy! –Gritó entusiasmado, mientras que su amigo se limitaba a poner su mejor cara para funeral de su repertorio. Se acercaron a la chica que se encargaba de la caja, quien parecía haber sacado provecho de su propio trabajo pues se le notaban varios tatuajes en los brazos, muy bonitos por cierto. –Disculpe, mi amigo y yo venimos a pedir un tatuaje.

La mujer se giró a verlos desinteresada, mirándoles de arriba abajo, probablemente diciéndose por dentro que era extraño que un par de chicos con pinta de nerds como ellos fueran sus clientes. –¿Sus padres saben que vinieron?

–No.

–¿Ellos saben de este lugar?

–No.

–¿Tienen dinero para pagar?

–Sí.

–¿Alguno de ustedes tiene una enfermedad como VIH?

–Ah... ¿No?

A pesar de la expresión desconfiada que hizo, eso pareció convencerla lo suficiente para alzarse de hombros como si le diera lo mismo. –Entonces da igual, vengan. –Hizo un gesto para que la siguieran más al fondo del local. Jeremy no pudo evitar fijarse en que la decoración eran cuadros bastante bonitos y algunas plantas en macetas colgantes. Una vez estuvieron en donde ella indicó, se sentaron en uno de los divanes.

Más a fondo pudo ver que una chica que aparentemente terminaba de tatuarse, compartía algunas palabras con el tatuador, para luego pagarle y retirarse feliz de la vida con su nueva rosa permanente en la espalda.

–¡Royd! ¡Ven! Tenemos clientes nuevos. –Llamó a su compañero, quien se acercó con una sonrisa simpática. A decir verdad Jeremy esperaba encontrarse trabajando allí a un tipo enorme, calvo y con pintas de criminal peligroso lleno de tatuajes, pero ese hombre parecía salido de un show de marionetas para niños y solo tenía un tatuaje que decía "I love mom" cerca del hombro. Casi hasta se sentía tranquilo con ese tipo siendo el tatuador.

–Qué clientes tan jóvenes tenemos hoy ¿No crees, Margo? –Comentó sin deshacer su amplia sonrisa, a lo cual su compañera rodó los ojos. Empezaba a creer que ella sería la tatuadora con pintas de criminal peligroso salvo que sin ser enorme. –Bien ¿Ya saben qué es lo que quieren, chicos? Y si me permiten ¿Puedo saber sus nombres?

Michael había estado relativamente tranquilo desde que entraron, por lo que se encargó de presentarlos a ambos. –Me llamo Michael, y él es Jeremy. –El aludido alzó la mano para saludar silenciosamente, saludo cual el hombre le devolvió, recibiendo una mirada fastidiada de Margo. –Queremos hacernos un tatuaje compartido en los brazos. Él en el izquierdo y yo en el derecho.

–¡Genial! No todos los días tenemos esos pedidos ¿Y de qué será?

Jeremy se ruborizó de vergüenza pensando en lo que habían escogido. Todavía no estaba acostumbrado a mostrar sus gustos frikis al resto de la gente, así que Michael siguió tomando iniciativa al explicar, dejándolo a él hundirse en su propio bochorno. –Yo tendré a Pacman y él a un fantasma azul.

–Ya decía yo que tenían pintas de ñoños. –Murmuró para sí misma la mujer, siendo que solo Jeremy la escuchó y ahogó un largo quejido entre sus manos, sintiendo que su cara se acaloraba furiosamente. Michael por su parte seguía fresco como lechuga, viendo a Royd asentir con su semblante carismático inmutable.

–¡Muy bien! ¿Tienen algún bosquejo para que me guíe o me lo describirían más a detalle para dibujarlo?

–Trajimos esto. –Respondió el filipino, entregándole una hoja con el dibujo.

–Ah, se ve sencillo ¿Están seguros de que quieren esto? Les recuerdo que esto es permanente.

–Estamos muy seguros ¿Verdad, Jeremy?

El mencionado asintió, aunque por dentro gritaba de miedo. –S-Sí... Estamos seguros.

Sin nada más que decir, continuaron con el proceso. Para ser un lugar supuestamente sin un principio tan básico como preguntar por sus edades, parecían tener profesionalidad con su trabajo y se detenían en explicar a detalles los pros y los contras de cada proceso, preguntando sus opiniones y demás. Y por mucho que Margo no se viera de humor, no se quedaba atrás al explicarles sobre lo que deberían hacer más tarde para que los tatuajes no se les infectaran. Royd por otro lado les mostraba su progreso con los bocetos antes de pasarlos con stencil a sus brazos.

Hasta donde entendió, aquello solo era para comprobar que estaban satisfechos con la posición y la zona en la que estaba hecho. A ambos les pareció bien, pues la idea era que al tomarse de las manos la imagen se conectara por sus brazos, y con eso ya dicho, Michael pagó el precio establecido y se acomodaron en divanes cercanos para comenzar.

Jeremy se había sentado a la izquierda de Michael, esperando a que el par de tatuadores terminara de comprobar que tenían todos los elementos necesarios y esterilizados para comenzar. Michael todavía se veía tranquilo y alegre con una sonrisa ansiosa en los labios, sin embargo Jeremy no podía disimular su cara de terror.

–¿No estás emocionado, Jeremy? –Preguntó su amigo entusiasmado. Era como si no captara para nada que le iban a clavar agujas miles de veces para el jodido tatuaje ¡Dios! Si este tonto tuviese que depender de su sentido común para sobrevivir, entonces estaba jodido. –¡No puedo esperar para cuando estén hechos!

–¿Puedo tomar tu mano? –Jeremy soltó automáticamente, lo que hizo pensar a Michael que había estado pensando en aquella pregunta desde que se sentaron.

–¿Eh? ¿Por qué?

–¿Puedo tomarla sí o no?

Soltando una risa enternecida, Michael dejó a Jeremy tomar su mano, ignorando por completo el tono enfadado que usó para insistirle ¿Cómo podría desanimarse en un momento como este? Había convencido a Jeremy de hacer esto y el miedo que expresaba este solo le causaba más ternura. Siempre era así; cualquier emoción que el pecoso soltara era capaz de cautivarlo.

–Qué lindos. –Soltó Margo, con un tono que no sabía si era sarcástico o sincero, mientras se preparaba para comenzar. –No todos los días tenemos parejitas aquí. Cómo sea, será mejor que no griten mucho.

–Espera ¿Qué?

Para cuando el instinto de supervivencia del pecoso se activó y le gritó que saliera corriendo ya mismo, fue tarde. Jeremy tuvo que morderse la lengua para evitar gritar y atinó a apretar la mano de Michael como si quisiera romperle todos los huesos de la misma.

Mierda... Mierda ¡Mierda! Sabía que esto iba a doler, pero no esperó que le doliera tanto como para preferir morirse. Claro, no era de menos, esto era literalmente que le clavaran agujas repetidamente y sin descanso ¡Era un jodido apuñalamiento maniático con agujas, maldita sea! ¿Y saben qué era lo peor? Que no tenían esperanza de que esto terminase pronto, al menos no después de diez minutos.

A este punto podía contener su voz tanto como deseara, pero las lágrimas ya eran una historia completamente diferente, y le aliviaba notar que no era el único que pasaba por lo mismo, pues mirando de reojo a Michael lograba darse cuenta de que él incluso parecía estar al borde de mandar toda su dignidad y orgullo a la mierda largándose a llorar como un niño pequeño.

Para ser honesto, no era parte de su plan de vida el llorar como bebé delante de unos desconocidos, no obstante si no soltaba todo el condenado dolor físico que estaba sintiendo sentía que se iba a morir. Así que... Sí, terminó rompiendo en llanto al igual que su amigo, y no perdió la oportunidad para insultarlo de paso.

–¡ERES UN IMBÉCIL, SOLO A TI SE TE OCURRE HACER ESTO!

–¡PERDÓN, EN MI MENTE ERA MÁS ÉPICO! –Michael respondió casi tan sollozo como Jeremy o peor. Trató de ignorar al principio de su travesía que esto iba a doler, pero ahora que lo estaba viviendo era imposible de pasar por alto.

Tal como pensó, el proceso solo se hizo más largo y difícil por el mero hecho de doler tanto. Probablemente los tatuadores ya se estaban hartando de escucharlos lloriquear o discutir, no obstante no lo demostraban e incluso parecían reírse de vez en cuando. Aparentemente el dolor ajeno o sus peleas ridículas les hacían gracia, lo que era mucho mejor que ser una molestia.

Cerca del final fue cuando ya se habían acostumbrado tanto que se limitaron a sufrir en silencio, todavía agarrándose de la mano hasta entumecerse los dedos. Margo y Royd intercambiaban comentarios una que otra vez, cada tanto le preguntaban algo a ellos, como dudas sobre qué harían cuando sus padres se enteraran de esto y mencionaban algunas anécdotas interesantes relacionadas a su trabajo. Era increíble que existiera gente capaz de tatuarse hasta en los sitios más recónditos, o de pedir los tatuajes más insólitos.

Lo que se hace por dinero ¿No?

–Muy bien, esto ya está listo. –Margo declaró tras detallar un par de cosas y finalmente dejar de picar con esas jodidas agujas la piel de Jeremy, quien suspiró aliviado. –Solo tenemos que vendarlos, quédense quietos.

El par obedeció sin decir nada. Ya nada podía ser peor que todo lo que les habían hecho pasar por ese mísero tatuaje simplista de Pac-Man, y efectivamente no se equivocaron. Solo les colocaron un film plástico alrededor y se aseguraron de que no se soltara por nada del mundo. En el proceso empezaron a explicarles los tiempos de desinfección del tatuaje, les aconsejaron no rozar mucho la zona con otras telas y superficies, les recomenzaron algunas marcas confiables de cremas hidratantes para aplicar especialmente cuando empezara a picarles la piel, etc. Se notaba que eran expertos y se preocupaban por el bienestar de sus clientes, demasiado como para considerar de nuevo que habían aceptado hacer esto con dos menores de edad.

–Con eso ya estaría bien. –Dijo Royd sonriente. Se le notaba satisfecho con su trabajo. –¿Qué piensan, chicos?

–¡Está asombroso! –Michael fue el primero en chillar de emoción. Su mirada chispeaba al mirarse el brazo o el de su compañero. –¡Lo logramos, Jeremy!

El pecoso a pesar de estar adolorido y medianamente molesto, se tragó cualquier queja al mirar detenidamente cómo habían quedado los tatuajes. Para lo que les habían cobrado habían quedado bastante bien, y ahora que los tenían ya no tenía tantas ganas de maldecir a Michael por arrastrarlo a esto. Incluso se sentía feliz.

–Están increíbles... Sí valieron la pena al final. –Admitió con un suspiro y una sonrisa antes de que su amigo prácticamente se le apegara por el costado.

–Y tú querías usar pulseras. –Murmuró con burla, haciéndole rodar los ojos. Michael no dejaría de fastidiarlo con este asunto en un largo tiempo, mas se creía capaz de soportarlo.

–Oh, cállate.

Hubiesen seguido su mini pelea amistosa de no ser por la interrupción que fue el comentario de Margo, quién se veía divertida en lo que regresaba las cosas a su lugar. –Uh, no todos los días un par de tórtolos como ustedes vienen a pedirnos este tipo de tatuajes ¿Saben? Será una anécdota interesante para futuros clientes.

–Q-Qué... ¿Tórtolos? –Michael murmuró por lo bajo. Él y Jeremy reaccionaron por instinto al darse cuenta de que todavía seguían tomados de la mano, y se separaron bruscamente entre una risa nerviosa y el calor quemando sus mejillas.

–¡S-Solo somos amigos! –Jeremy quiso aclarar, aunque ninguno de los dos adultos se lo tomó en serio. Era normal, no es fácil creerle a un adolescente cuando lo ves tan apenado.

–Sí, ajá. Será mejor que se vayan antes de que un adulto los vea por aquí. –Se rió maliciosamente ella, retirándose para continuar con su trabajo.

–No olviden desinfectar y humectar sus brazos como les dijimos. –Exclamó Royd desde su lugar, despidiéndose con la mano.

–Claro ¡Gracias!

Sin más que hacer allí, ambos chicos se retiraron del local teniendo cuidado de no ser vistos por ninguna persona mayor que pasara por allí. Afortunadamente no se toparon con nadie luego de dos metros, por lo que suspiraron aliviados y volvieron toda su atención a su nuevo logro.

–Viejo, será radical cuando por fin se curen y podamos enseñarlos.

–Radical será la paliza que nos darán nuestros padres luego de hoy. –Fue lo último que diría en un tono tan serio antes de perderse en la ilusión que destilaba su amigo con esa sonrisa encantadora.

–¡Olvídate de eso un rato! ¡Todo lo vale ahora que somos compañeros eternos! –Festejó alzando su brazo tatuado. –Cuando seamos adultos y estemos separados los veremos y sabremos que a pesar de todo seguiremos unidos por siempre.

–Tienes razón. –Secundó Jeremy, abrazándolo por el hombro y sonriendo de la misma manera.

Al final ya había caído completamente por ese significado cursi, pues se había repetido constantemente que ya que estaba destinado a un camino diferente al de su amigo, esto sería su consuelo.

Sería aquello que lo haría sonreír cuando sus vidas se establecieran lejos el uno del otro.

–Unidos por siempre, jugador 1.

–¡Así es, jugador 2!

Habrían sido más felices de haber sabido que no fue necesario tatuarse ni angustiarse al imaginar un futuro apartados. Pero esas vueltas del destino ya los sorprenderían cuando el momento llegara.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top