🕯️Scary beast🦁 [B&B AU]
He vuelto por un rato, perritas.
Universo alterno creado por Incinirate en Tumblr
Jeremy es Bella, Michael es Bestia, el Squip es Gastón, Rich es Lumiere, Jake es Din Don y Paul es Maurice.
No sé quiénes son los demás, así que puse a Brooke como Plumette, a Jenna como Maestro Cadenza, a Christine como la señora Potts, a Chloe como Madame de Garderobe y a Dustin como Chipp.
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Vivir en un castillo habitado por un monstruo que era mezcla de humano con distintos animales y objetos parlantes como servidumbre no era tal cual Jeremy lo había imaginado cuando decidió quedarse.
Para empezar, la servidumbre era más amigable de lo que aparentaban, y eso es demasiado como para decir que se ahora era feliz cuando socializaba con el candelabro con extraña pronunciación de "s" y flama roja, o que el ropero púrpura con estilo y la plumero que deliraba con cremas congeladas eran sus asesoras...
Ah, y que la tetera aficionada al teatro era su más cercana amiga.
Todo era como de un cuento de hadas, excepto por una cosa.
La bestia.
No lo malentiendan, estaba conforme con su nueva vida. Era lo que había pedido ¿No? Una vida emocionante llena de aventuras, nuevas experiencias y mucho que aprender ¿Qué no entraba de eso en un castillo encantado con una biblioteca del tamaño de un salón?
Nunca, ni en sus 16 años de vida, en la pequeña biblioteca del pueblo encontró algún libro que incluyera una bestia que no asustaba y solo le llevara pocos centímetros a un chico joven promedio.
¡Y dudaba que existieran esos libros! ¿Una bestia amigable? Por favor...
Es más, los primeros días Jeremy estuvo alerta esperando señales de que el dueño del castillo tratase de devorarlo o quién sabe qué, pero solo se llevó sustos repentinos y conversaciones tensas.
No entendía ¿Para qué demonios lo hicieron quedarse ahí si no le servía de nada? Los monstruos como lo eran ese tipo por lo general se comían a la gente, los tenían prisioneros o los atormentaban por pura crueldad pero él...
Bueno, él le había obsequiado una biblioteca enorme con más libros de los que alguna vez pudo imaginar que tendría, y que tal vez nunca acabaría de leer... Ah, y no olvidemos la cereza del pastel: Le salvó de una jauría hambrienta de lobos.
No conoces bestias así todos los días ¿Eh?
Pero lo que le extrañaba de Michael —Sí, la bestia tenía un nombre y era ese. No podía tener un nombre más dócil y suave que ese para rematar.— no era su amabilidad. Era que se comportaba como si Jeremy fuese el que podía hacerlo tiras si quisiera.
Vamos... Él no asustaba tanto. Si realmente lo hiciera se hubiese sacado a Eric de encima hace años.
Así que en resumen... Sip, Jeremy Heere convivía con un monstruo peludo con garras de navaja que puede que le tuviera miedo. La pregunta era ¿Por qué?
Eran dudas que le quedaban en la cabeza después de cada cena frente a frente en esa mesa tan larga del salón, donde ninguno de los dos se hablaba más que para preguntar cosas triviales, que perduraban hasta que cerraba los ojos.
En esta ocasión, el misterio se hizo más misterioso—Válgame la redundancia—cuando alguien tocó la puerta de su habitación.
Se despertó entre murmullos adormilados. Afuera el cielo era un caos de truenos, lluvia, rayos y nubes grises cubriendo la luz de luna, sin embargo nunca tenía problemas para dormir con esos sonidos. Para ser honesto, con la nueva, cómoda y enorme cama de su habitación era imposible no dormir bien.
Se frotó los ojos con un bostezo, preguntándose quién demonios lo despertaba a las... ¡¿4:00 de la madrugada?! Claro le quedaba que no deberían ser ni Christine o Brooke. Los objetos vivientes de porcelana podían hacer un desastre si no se movían sincronizadamente, como tirar a uno de ellos del estante.
Ganas le faltaban demasiadas para levantarse, por lo que se limitó a bufar escuchando que volvían a tocar la puerta. –A estas horas... Está abierto ¡Pase!
Con suma rapidez, su invitado improvisto paso al cuarto y cerró la puerta. –Hey.
Jeremy se frotó los ojos solo para asegurarse de que no estaba delirando del sueño. –¿Michael? ¿Qué hace aquí? En mi habitación... A las cuatro de la mañana. –Más valía que el castillo se estuviese incendiando, de ser así nada valía la pena para despertar.
–Yo... Uh... Venía a preguntar si podía dormir contigo.
El de rizos casi se ahoga con su propia saliva al escucharlo. –¿Perdona, cómo? ¿Por qué?
Michael miró a los costados pensativo. –Uh... Yo... Incendié por accidente mi cama.
De más está decir que Jeremy no le creyó ni media palabra. Había aprendido que Michael movía la cola de una forma peculiar cuando estaba nervioso. –Su cama se incendió. –Repitió en tono escéptico, alzando una ceja. En este momento le costaba mantener su formalidad al hablar con él.
–Exactamente.
–Su cama... Se incendió. –Volvió a decir, haciendo más evidente que no le creía. Michael pareció perder la paciencia, porque rodó los ojos y volvió a afirmar, insistiendo.
–Sí, se incendió ¿Puedo quedarme?
–Señor, su cama no se incendió. Encuentre una excusa más creíble para quedarse aquí y despertarme a esta hora.
Hey, es cierto que estaba aprendiendo a socializar con él, pero eso no significaba que tenían tanta confianza para dormir juntos. Al menos de parte de Jeremy no la había, y no estaba seguro de si aquella bestia le tenía confianza a él, porque su pedido más que ser interesado era desesperado.
–En primera, ya te dije que no me llames señor, soy apenas dos años mayor que tú. –Aclaró. –En segunda ¿Por qué no me quieres creer?
El joven Heere hubiese respondido con toda la elocuencia que pudiese sacar de su cabeza con el sueño que tenía, pero un trueno bramó fuertemente en el cielo y en apenas dos milisegundos observó al monstruo híbrido soltar un sonido lastimero de perro antes de esconderse bajo una de las sillas.
Ok... Si eso no era una evidencia obvia del verdadero motivo por el cual Michael venía a él con la cola entre las patas... No sabía qué más lo podría ser.
–Espera... ¿Le temes a las tormentas? ¿Por eso viniste?
–¡C-Claro que no! –Se defendió, saliendo de abajo del mueble, aunque lo tiró debido a su tamaño. –¡Y-Yo solo...!
Se tuvo que tragar las palabras, pues otro trueno acompañado de un rayo lo hizo esconderse debajo de la cama, aunque solo entró hasta la cintura.
Jeremy contuvo una risa enternecida. No es que le gustara verlo sufrir pero... Que un tipo tan peligroso como lo era esa bestia le temiese a las tormentas era algo tierno y cómico.
–Les tienes miedo. –Afirmó con una sonrisa divertida. –No sabía que las bestias grandes y aterradoras tuviesen miedo.
–N-No les tengo miedo, es solo que... –Suspiró, saliendo de su escondite con dificultad. –Ahora que tengo parte animal mis oídos son más sensibles y... Cosas como una tormenta me sobresaltan mucho. Me siento más calmado cuando hay gente cerca.
Jeremy lo pensó un par de minutos. Aunque resultara extraño dejarlo quedarse no podía dejar al pobre así, le recordaba a cuando era niño y su madre lo consolaba. Fue bastante llorón en ese entonces, y Michael no se diferenciaba mucho a su yo de seis años ahora mismo.
–Bien. Se puede quedar. Pero más le vale que esto no se vuelva costumbre y además...
–¡¿En serio me puedo quedar?! ¡Gracias, Jeremy!
El aludido ni siquiera pudo poner sus condiciones antes de que la bestia se acomodara con él entre las frazadas, posicionándose de una manera que parecía mezcla entre perro y humano.
–¡Oiga! Iba a decir que usted durmiera en el extremo de... –Fue incapaz de terminar la oración. La mirada de cachorro de Michael fue lo suficientemente triste como para cerrarle la bocota. –Digo...No hay de qué.
–Buenas noches, Jeremy. –Dijo alegremente, acurrucándose más.
–Uh... Buenas noches, señor. –Murmuró, resignándose a tener al monstruo peludo acurrucado con él como un gato, perro o peluche que... Madre mía, era como una manta.
Se sorprendió un poco, no esperaba que el pelaje de Michael fuese tan cálido, aunque no se quejaba.
Puede que... Se acostumbrara a socializar más a menudo con esta asustadiza bestia.
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