💙La enfermera🏥 [Paul x Heidi]

Este OneShot pertenece al universo de mi fanfic "Be more gay" y es uno de los pedidos en los apartados finales.

Se subirá en los apartados de respuestas más adelante en cuanto las siguientes escenas estén terminadas. Hasta entonces espero que disfruten esta.

Si todavía no dejaron sus preguntas o su pedido, aprovechen y vayan (?) Yo no subiré nada hasta terminar con eso.

Espero que a MisakiAshuraUchiha le guste ❤️
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Jeremy no podía concentrarse. Simplemente no podía hacerlo, su mente volaba muy lejos de su cuerpo, demasiado, y para su desgracia no tenía nada que ver con los besos que recibía de parte de su acompañante o de sus mimos cariñosos desde que ambos dejaron de prestarle atención a la película.

Ese pensamiento era igual que una melodía desafinada en una perfecta canción. Desentonaba, destacaba, lo molestaba tanto que arruinaba casi por completo su día a solas con su crush.

–Uh... ¿Jeremy? ¿Todo bien ahí adentro? –Michael le llamó con curiosidad, golpeando suavemente su frente con los nudillos al igual que haría con una puerta. En cuanto el aludido despertó de su trance y despabiló, no pudo evitar reírse por cómo se sonrojaba de la pena. Era inevitable, Jeremy solía ser así cuando lo tomaban por desprevenido.

–A-Ah, sí... Lo siento, solo... Estoy algo desconcentrado. –Suspiró agotado llevándose una mano a la cabeza. –No he dejado de pensar desde que salí de mi casa.

–Uh, eso no es bueno, en especial cuando trato de que pienses solo en mí. –Hizo un berrinche falso sacándole una risa corta al más alto, quien apretó sus mejillas con ambas manos al dedicarle una expresión de reproche mezclada con diversión. No necesitaban ser tan serios. Michael no era ningún patán imbécil que se ponía por encima de sus problemas y le constaba. Seguirle el juego no era un riesgo.

–No digas eso, pienso en ti las 24 horas del día.

–Ya sé, pero nunca está de más hacerte reír. –Se alzó de hombros con una mirada que pretendía inocencia y decidió que era mejor ponerse serio para hablar de aquello que molestaba tanto a su lindo amigo. No le costaba. Era normal que la preocupación se sintiera genuina ahora que estaba entre citas a la terapeuta y dilemas emocionales. –¿Pasó algo con tu padre?

–Sí, pero no es lo que piensas, descuida. –Se adelantó apenas notó su preocupación. Así estuviese algo distraído no consideraba que estuviese pasando algo de extrema gravedad. –Las cosas con papá han ido muy bien, pero... Lo noto raro últimamente.

–¿Raro? –Alzó una ceja con extrañeza. –¿De qué forma?

–Como si tratara de ocultarme algo. Es que...

Aquel día Jeremy tenía que asistir a terapia nuevamente. Llevaba en un bolso un par de cosas de utilidad, como su lista de temas a tocar con la psicóloga tal cual aclararon, sus cartas de juego para visitar a sus amigos en casa de Jake, y algo de dinero por si acaso.

Revisó su celular en cuanto vio por la ventana del frente a Michael, esperando en el auto mientras le saludaba con la mano y le mandaba un par de mensajes de texto donde le recordaba que se apurara o llegaría tarde. No se resistió a devolverle el saludo y enviarle un mensaje avisando que ya saldría, que solo necesitaba despedir a su padre y buscar sus llaves para volver después.

Si mal no recordaba las había dejado en la mesa de la sala el día anterior, por lo que se acercó, comprobando que ahí estaban. Justo al tomarlas se percató de que un sonido de vibración se emitía desde la misma mesa, para ser exacto del teléfono de su padre.

No se consideraba un metiche cuando se trataba de su padre, pero aun así decidió tomar el celular con el fin de revisar si no se trataba de un compañero de trabajo y de ese modo darle el móvil antes de que perdiera la llamada. Grande fue su sorpresa cuando sus ojos leyeron "Heidi" en vez de cualquier otro nombre masculino o de las madres de Michael.

–Qué...

–¡Campeón! ¿Ya te vas? ¿No te olvidas de despedirte de tu viejo?

Jeremy casi grita lo más agudo que podía y tiraba el teléfono al carajo cuando la voz de su padre lo sorprendió. Dios, por poco le daba un infarto. –¡Papá, por Dios! No me asustes así.

El adulto se rió divertido sin verse muy arrepentido. –Y ni siquiera lo intenté. Eso estuvo bastante bien.

Dándose cuenta de que no podría reprenderlo mucho con ese susto, Jeremy optó por hacer un ademán para entregarle el móvil que aún vibraba por la llamada. –Te llaman. –Le dijo en cuanto lo dejó en sus manos, sin esperar a que leyera. Quería aclararse la duda antes de irse. –Por cierto ¿Quién es Heidi?

¿Pregunta o golpiza? Pudo haber sido cualquiera de las dos de lo rápido que Paul adoptó un semblante alterado, colgando la llamada en cuanto miró la pantalla del teléfono.

–¿A-Ah...? ¿Heidi? Bueno, uhm... Debe ser un número equivocado, hijo. No hagas mucho caso. –Hizo un gesto rápido de restar importancia demasiado tembloroso como para ser casual. Jeremy parpadeó dos veces intentando comprender por qué el extraño comportamiento repentino de su padre, aunque no quiso darle tanta importancia a eso.

Padre e hijo se habían encargado de reparar su relación poco a poco, y eso obviamente incluía el ser sinceros el uno con el otro sobre sus emociones y todo lo que ocurriera. Dado que las cosas habían ido muy bien desde entonces, Jeremy no tenía motivos para sospechar. Su padre siempre le decía la verdad ¿Cierto?

–Uh... Bien. –No indagaría más. Si no se iba ya mismo llegaría tarde, cosa que Michael se encargó de recordarle a distancia haciendo sonar la bocina de su PT Cruiser. –¡Oh, cierto! Ya me voy, nos vemos mañana, papá. –Lo abrazó fuerte a modo de despedida, como no lo notaba tenso por lo de hace unos segundos se olvidó muy rápido de ello.

–Buena suerte, hijo. Llama si necesitas algo ¿Bien? –Dijo con una sonrisa confiable apenas se apartaron. Jeremy le iba a responder con un agradecimiento y un recordatorio de que probablemente todo estaría bien el resto del día para no preocuparlo, pero el sonido de la bocina lejana lo interrumpió. –Ah, y dile a Michael que por favor no se pase de la raya cuando se queden solos.

El más joven casi chilla de indignación, sintiendo que el sonrojo le subía hasta las orejas al tiempo en que se alejaba hacia la puerta con claras intenciones de escapar de esta bochornosa conversación a la cual todavía no se acostumbraba. –¡Papá, por Dios! ¡Seguimos siendo solo amigos por ahora!

–Tu cara no me dice lo mismo, pero digamos que te creo.

–Jesús... –Maldijo por lo bajo al ver que no habría remedio, y simplemente salió por la puerta. –¡Nos vemos mañana!

Apresuró sus pasos hacia el auto de Michael apenas puso un pie afuera. Al entrar y sentarse en el asiento del copiloto, recibió una mirada de ligero reproche de parte del filipino antes de que pusiera en marcha el auto.

–¿Intentando huir de la terapia, señor Heere? –Advirtió con más ánimos de bromear que otra cosa.

–Nunca, señor Mell. Soy un hombre de palabra.

–Me alegra escuchar eso, porque no pienso dar reversa el auto.

Tras un par de risas de parte de ambos, Michael se concentró en des-aparcar el auto para ponerse en camino por lo que no pudo percatarse de que Jeremy, al mirar por la ventanilla se encontró con la imagen de su padre a través de la ventana hablando por teléfono. Lo habría ignorado diciéndose que solo era una llamada del trabajo, pero... No era usual verlo reírse así con sus compañeros.

Para cuando Jeremy finalizó su relato, Michael le observaba atento y con los ojos bien abiertos como si él se hubiese dado cuenta de un detallito que Jeremy fue incapaz de percibir incluso al analizar por segunda vez los hechos.

–Santa madre de Mario... ¡Tu papá está viendo a alguien!

El pecoso alzó una ceja al no captar de qué hablaba su amigo. Y sí, a simple vista cualquier hubiese entendido esa frase pero... Jeremy simplemente no podía concebir semejante pensamiento en su cabeza. –¿Viendo? No entiendo.

–¡Jeremy, tu papá está saliendo con alguien! ¡Con una mujer! ¡Una mujer real!

Fue justo en ese instante que toda la impresión y sorpresa del mundo se juntó en un solo gesto del pecoso, cual fue la mirada incrédula que le lanzó al más bajo. Michael sudó en frío con el pasar de los segundos, imaginando que Jeremy estaría así un rato, pero entonces lo vio reírse nerviosamente. Estaba tratando de convencerse de que se estaba equivocando.

–¡Michael, se te ocurren cosas raras! –Exclamó tras un par de carcajadas más, hasta que tuvo que calmarse para respirar. –Mi padre, saliendo con alguien... Alguien... ¡¿MI PADRE ESTÁ SALIENDO CON ALGUIEN?!

Al verlo reaccionar explosivamente, Michael suspiró con una sonrisa de resignación en el rostro. Todavía le sorprendía cuán inocente llegaba a ser su mejor amigo en los asuntos del corazón. –Viejo, quisiste convencerte tanto de que eso no era posible que hasta te saltaste el detalle de que un número desconocido es desconocido ¿Por qué estaría ella agendada en su teléfono sino?

–No... ¡N-No, no, no! ¡Eso no es posible! ¡¿Mi padre y una mujer?! ¡¿De nuevo?! ¡¿En qué momento?! –Jeremy seguía haciéndose preguntas como si alguien se las pudiese responder. Es que... No podía creerlo.

No creía que su padre no tuviese derecho a conseguir pareja, o que tenía que dedicarse exclusivamente a él, incluso si pensaba en que tendrían que reponer momentos y su relación en sí. Sin embargo le era imposible considerar que el hombre ligara con alguien a estas alturas de su vida, cuando no lo había visto interesado en ello y mayoritariamente deprimido por la partida de su ex esposa. Y no podía decir una idiotez como "Qué rápido lo superó", para justificarse pues eso había sido hace diez años ¡Pero igual lo vio hecho un desastre hasta que aclararon las cosas!

–Bueno... Yo creo que era de esperarse. –Opinó Michael alzándose de hombros. A él no le afectaba mucho esto más allá de las emociones de Jeremy, por lo que tenía la cabeza fría para hablar racionalmente de esto. –El tipo está solo ¿Desde hace cuánto? ¿Diez años? Tarde o temprano iba a buscarse una cita.

–¡¿Y por qué yo no lo sabía?!

–Porque así como tú te avergüenzas cuando tu padre me trata de su yerno, a él le avergonzaría que sepas que tiene novia. –Soltó con un tono algo regañón, cual logró relajar un poco a Jeremy y de paso ruborizarlo por la pena. La honestidad a veces era un bochorno en especial cuando venía de Michael.

–Aun así... Dios ¿Crees que por eso vuelve tarde de vez en cuándo?

–¿Tu padre llegaba tarde a tu casa desde hace mucho y justo ahora es cuando te das cuenta de que algo pasa? –Casi parecía un chiste que fuese este el momento donde a su amigo le caía la ficha. Sabía que Jeremy era lento, pero no tanto.

–¡Creí que tenía horas extra en su trabajo! ¡Pero resulta que está viendo a esa...!

Michael interrumpió antes de que pudiese insultar a la aludida, riéndose con ganas y mirándole con ternura. En serio adoraba ver a su enamorado así, era como ver a un conejito esponjoso con una navaja entre los dientes amenazando de muerte. –Celos de hijo, nunca creí que vería eso viniendo de ti.

–No estoy celoso. Solo estoy preocupado. –Soltó de repente y con molestia, cruzándose de brazos. Las risas no pararon, pues por lo visto a Michael se le hacía divertido y adorable ver esta nueva faceta de su amigo. –Es decir... ¿Y si le rompen el corazón como hizo la perra de mi madre?

–Dudo que todas las mujeres mayores sean como ella. –Si estaba en lo correcto sobre el ritmo que estaba tomando la conversación, sería mejor prepararse para sermonear a Jeremy sobre lo catastrófico de las generalizaciones en las personas basándose en traumas personales, y cómo eso cerraba los corazones a buenas personas. No quería llegar a eso, hoy solo estaba de humor para mimar a su amigo y recibir todos los besos posibles, no para regañar a nadie o mostrar una superioridad moral que no tenía.

–¡Sé eso! Pero... Ugh...

Antes de permitirle seguir soltando veneno innecesario, Michael se encargó de tomarlo por los hombros para atraerlo nuevamente a su posición inicial, antes de sacar el tema y tocar el botón incorrecto que expondría las emociones caóticas del pecoso. Jeremy no se opuso ni se resistió, solo dejó que Michael lo volviese a acurrucar en sus brazos y recostó su cabeza en su pecho soltando un bufido.

–Eso es, eso es. Deja que tu asombroso mejor amigo mate tus malas energías. –Musitaba, todavía medio riéndose al imaginar que Jeremy conservaba su expresión fastidiada, pero esperando que los mimos a su cabello la deshicieran. –Escucha, por como yo lo veo... ¡No deberías preocuparte tanto! Tu padre sabe lo que hace, es un adulto. Además yo no creo que esto dure tanto como esperas si es apenas su primera relación en años. Tampoco es como si esa señora vaya a volverse tu madrastra o algo así.

Jeremy suspiró dándose por vencido. Michael tenía un punto en indicarle que sería demasiado irreal si la primera novia de su padre fuese para siempre. Puede que habría muchas más en adelante y solo tenía que acostumbrarse a ellas a medida que llegaran. Después de todo no podía ser tan infantil como para enojarse con él solo por darse otra oportunidad en el amor, el pobre hombre lo merecía luego de todo lo que pasó.

Aunque, claro, eso no significaba que esto dejase de picarle o que confiara inmediatamente en toda mujer que apareciera en su vida.

–Bien... Tienes razón. Quizá solo estoy algo paranoico. Tendría que haber hablado de esto con la terapeuta hoy.

–Puedes hablar de eso con ella la siguiente sesión.

–Sí, supongo. –Murmuró, decidiendo abandonar el tema por ahora. No quería amargarse el resto del día estando junto a su mejor amigo. –Aun así gracias por escucharme.

Siempre estaría agradecido con Michael por soportar sus tonterías emocionales. Él había sido muy paciente desde que decidieron contarse todo, y era algo de admirar considerando que algo nuevo surgía cada tanto.

El aludido no pudo evitar sonreír con ternura, besando cariñosamente la cabellera rizada del pecoso y apretando un poco más el abrazo. –Siempre que lo necesites, Jer-Bear.

. . .

–¿Y creen que se pueda mover después?

–No seas tonto, Rich. Claro que va a poder.

–¡Yo solo digo que podría haber olvidado cómo caminar!

Jeremy sacó la mirada de su celular solo para ponerla sobre Michael y Rich, quienes discutían sobre si Jake podría o no caminar luego de que le quitaran los yesos.

Estaban en la sala de espera, ansiosos por ver salir a Jake de la habitación sin yeso alguno. Al parecer esos cuatro meses habían sido suficientes para que sus huesos se recuperaran y el médico decidiera que era buen momento para quitarle el yeso, por lo que todos decidieron llegar sin aviso para felicitar a Jake con ánimos y uno que otro regalo comestible. Chloe sería la única que Jake sabía que estaba presente, pues fue ella quien lo llevó a hacerse el chequeo y quien planeó esa sorpresa.

Jeremy por su parte estaba feliz. Aunque la recuperación había tardado más de lo que apostaron, era genial que ahora Jake pudiese volver a su vida habitual sin depender físicamente de nadie. Se le notaba bastante agobiado cuando tenían que ayudarlo en cualquier cosa que fuese movilización.

–Le harán fisio terapia, deja de decir tonterías. –Insistía Michael, aparentemente agotado de llevarle la contraria a Rich. –Brooke, haz entrar en razón a la perra.

La aludida alcanzó nada más a reírse antes de que su novio explotara furioso. –¡¿Cómo me llamaste?! ¡No soy una perra cualquiera! ¡Soy la perra de Brooke! ¡Más respeto!

–Qué manera más rara de defenderse. –Murmuró Christine, consiguiendo un asentimiento de parte de Jenna y una sonrisa divertida de Brooke, la cual no lucía en desacuerdo con lo afirmado por el más bajo.

–Yo espero que en lo que busco algo que comer no se maten entre ustedes. –Soltó Jeremy, levantándose de su asiento. Le urgía estirar las piernas, comer un dulce o simplemente desentumecerse el trasero, por lo que una vueltecita por ahí no le había daño.

–Tú ve, nosotros controlamos a estos dos. –Dijo Christine, dándole luz verde para irse.

Sin nada más que hacer, Jeremy se alejó del grupo, buscando con la mirada alguna máquina expendedora o algo así donde pudiese conseguir algo. Recordaba haber visto una cerca de la recepción, así que no debería estar tan lejos.

Una vez allí y tras exitosamente haberla encontrado, se topó con la horrorosa mala suerte de que la máquina expendedora quería joderle la vida al no soltar la condenada barra de cereal. Jeremy sintió que le daba un tic nervioso en un ojo y surgían ganas incontrolables de patear el artefacto hasta que le diera su puto dulce.

–No me jodas... ¡Esto es un robo! –Maldijo entre dientes, golpeando el cristal un par de veces para ver si eso ayudaba, pero no. La chuchería seguía riéndose en su cara. –Voy a demandarle hasta la vida al que creó estas cosas. –Casi hasta era justificable la idea de romperlo con un mata incendios, pero antes de considerarlo seriamente, alguien a su espalda le habló.

–¿La máquina volvió a fallar?

Jeremy volteó, encontrándose a una linda enfermera rubia, probablemente de la edad de su padre o mayor, observándolo risueña como si el solo verlo le recordara a alguien conocido. El pecoso se ruborizó al notar que ella lo había escuchado.

–S-Sí, pero...

Ella simplemente se acercó a él, haciendo el ademán de entregarle el ramo de flores que cargaba. –Ten esto un momento, por favor. –Jeremy obedeció con un leve asentimiento confundido, viendo cómo luego ella se agachaba frente a la máquina y metía el brazo por la abertura de salida para alcanzar la dichosa barra de cereal. Sorprendentemente lo logró.

–Lo siento. A veces eso pasa. Cuando te vuelva a ocurrir solo haz lo que yo o dale un par de patadas, eso siempre funciona.

–Woah... Gracias. –Agradeció, bastante impresionado con el gesto de la enfermera, decidiendo echarle una mirada al ramo. Le dió curiosidad, y no pudo abstenerse a preguntar aunque su cerebro le gritaba que era un poco fuera de lugar salir con dudas así de la nada. –¿Son para alguien?

La mujer tardó en responder, pero porque se detuvo a mirar el ramo con una sonrisa que derramaba felicidad y dulzura. –De hecho me las regalaron hace un rato. Él recordó que me gustan los tulipanes.

–Son bastante bonitas. –Comentó, entregándolas de regreso a su dueña y recibiendo el dichoso dulce de regreso. Vio entonces un papel rosa desprenderse del ramo, quizá un mensaje romántico del emisor de tan lindo regalo. Por pura cortesía lo recogió dispuesto a devolverlo, pero...

"Flores para otra flor.

—Con amor; Paul Heere."

Leer aquello escrito con cursiva y tinta roja en el papel casi lo mataba de una recaída.

–Gracias, debería dejar estas flores en un jarrón antes de que se marchiten.

Jeremy no pudo ni asentir, observando inaudito a la enfermera de pies a cabeza.

Su cerebro estaba por hacerse puré en un instante ¿Esto era una maldita broma? ¿En serio...? No, no, se negaba a encontrarse con ella ahora mismo.

–Disculpe haberla molestado y gracias por el favor, eh...

–Heidi. –Añadió ella, captando que la pausa era una duda sobre su nombre. –Heidi Hansen. Fue todo un placer.

Era oficial...

Tendría que hablar de esto con su padre después.

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