💊A son, a brother, a boyfriend🎮
Prometí una continuación del capítulo donde aparecía Shannon, y ya que lo prometido es deuda y es el mes de los jotos... 8)
MAAAAR, ESPERO QUE TE GUSTE MUCHO BIABOR
-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-
El viaje casa había sido silencioso e incómodo a más no poder, pero al menos por algunos momentos Heidi maldijo, Evan lloró, Paul calmó a Heidi, y Connor especulaba en murmullos a la vez que consolaba a Evan. Pero si el viaje había sido tenso, la cena lo fue aún más, tal vez el triple.
Hoy Heidi estaba cansada así que no cocinó gran cosa, solo spaghetti. Su familia comía en silencio, pero él no podía tragar ni un solo bocado, dos nudos se lo impedían, uno en el estómago y el otro en la garganta. Hasta el olor solo le provocaba nauseas, por lo que solo podía juguetear con el tenedor, arrastrando las albóndigas entre los rieles imaginarios que formaban los fideos.
No quería hablar con nadie, ni siquiera con Michael. Se sentía sofocado, notaba cómo por milisegundos levantaban la mirada hacia él, esperando que dijera algo o se dignara en explicarse. Su mejor opción fue fingir demencia, de todos modos nadie se atrevía a decirle algo.
Joder ¿Por qué al menos no hablaban entre ellos? No se sentiría tan asfixiado si por lo menos lo ignoraran. Ni Evan estaba dispuesto a decir "pío" y se atragantaba con cada bocado solo para no hacerlo, era muy evidente que en esos momentos volvía un poco de su ansiedad.
Como si Dios hubiese escuchado sus pensamientos, tras el largo sonido que hizo Heidi al sorber la bebida y dejar el vaso sobre la mesa, habló nerviosamente. –Bueno... ¿Qué tal si hablamos de algo? ¿No quieren contarnos nada, chicos? –Se le notaba a kilómetros que trataba de romper el hielo, y eso no lo volvía menos admirable, con todo el silencio de funeral ya hasta creía que se volverían una familia de mimos.
–Uh... Evan es realmente bueno para elegir las verduras y frutas más frescas. –Comentó Connor. Es cierto que sonreía más seguido, pero eso no quitaba el hecho de que era pésimo para fingir sonrisas genuinas. –Oh, y ha hablado con los empleados con éxito.
Jeremy tenía que admitirlo, incluso para la mierda que fue este día, oír aquello le elevó un poco el ánimo. Le alegraba que Evan mostrara de verdad que estaba mejorando, es más de lo que podía decir de él mismo.
–Eso es maravilloso, cariño. Me alegra ver que estás progresando. –Felicitó Heidi, seguida de su esposo.
–Seguro estás muy orgulloso, Evan.
El aludido se sobresaltó cuando le hablaron, pero despegó la mirada nerviosa de su plato para dirigirla a sus progenitores y sonreír apenas. –S-Sí, gracias.
Sin embargo luego de aquello no hubo nada más que mencionar, todos seguían tensos y nerviosos, buscando silenciosamente en su cabeza algún tema que volviese menos pesado el ambiente. Michael por fin se aclaró la garganta. No quería volver a sacar a colación lo que pasó en el supermercado, pero no se le ocurría mucho que comentar además de algo pequeño e insignificante que hizo con Jeremy antes del caos.
–Uh... Jeremy y yo hicimos un número musical en el pasillo de las bebidas. Fue genial ¡Debieron verlo! –Puso su tono más eufórico y entusiasmado para animar a los demás, pero solo sirvió con la mayoría. Jeremy seguía cabizbajo y callado, arrastrando la pasta de un lado a otro.
–Ustedes y los musicales... Jeremy ¿No quieres contarnos sobre eso?
El de pecas apenas se dignó en soltar un sonido de negación a su padre, sin molestarse en levantar la mirada o directamente responder "No". Realmente no le apetecía hablar, no lo hacía desde hace horas y el nudo en la garganta solo lo haría sonar sollozo, es lo último que quería.
Heidi tomó la iniciativa tras ver el gesto desilusionado de Paul, decidiendo cambiar el tema por algo que le preocupaba más. –Jeremy, hijo. No tocaste la comida ¿No te gusta?
–No tengo apetito. –Respondió secamente.
Heidi no se rindió, y se levantó de su asiento para posicionarse a su lado y acariciarle el cabello con una sonrisa amable. –¿Quieres que haga algo diferente? –Jeremy ladeó la cabeza para no mirarla. –Puedo hacer pizza casera si quieres ¿Eso te gustaría?
–N-No, está bien. –Suspiró, decidiendo fingir una sonrisa, que más bien solo pareció una mueca. –No te preocupes, mamá. Tal vez en un rato coma.
–Sabes que no me molesta cocinar para ti, querido.
La mujer hacía todo lo posible para sacarle algo más que respuestas a secas y gestos falsos de forma suave, pero parecía algo fuera de su alcance por ahora. Se sentía impotente, furiosa, y sobre todo destrozada. Lo sabía, lo sentía, ver a sus hijos sufrir la hacía pedazos, y más cuando no podía hacer nada por ellos. Cuando lo vivió con Evan no esperó volver a pasar por ello, pero ahí estaban.
–Jeremy. –Insistió, dándole un abrazo al cual el adolescente no pudo negarse. –A pesar de todo... Tú siempre serás mi hijo. Tú y Evan son mis dos hombrecitos, y nadie cambiará eso. Lo sabes ¿No?
No hubo respuesta alguna, sin embargo que Jeremy devolviera el abrazo fue más que suficiente para Heidi, quien antes de ayudar a levantar la mesa, le dejó un cariñoso beso en la frente.
Connor se levantó segundos después.
–Bueno... Ayudaré a Heidi con los platos ¿Quieres ir arriba mientras tanto, Evan? –Hoy habría piyamada, y cada uno se iría a dormir a la habitación de su pareja, así que Connor pensó que tal vez sería mejor echarle una soga a Evan para escaparse de tan incómodo momento.
No porque Heidi se pusiera mimosa con Jeremy. Hace tiempo que Evan aceptó que ahora su madre no era solo suya, así como Jeremy hizo lo mismo con su padre, además de que sería muy egoísta celarla justo cuando él más necesitaba algo de apoyo. Lo que le incomodaba era no saber qué decirle a su hermano para dar el mismo aire de soporte que Heidi, se sentía inútil.
–E-Está bien. Te espero arriba. –Evan le entregó su plato a Connor y se apresuró a subir las escaleras mientras el último iba a la cocina, dejando solos en la sala a Michael, Paul y Jeremy.
–Hijo... Si quieres podemos hablar ¿No te gustaría eso? –No se le daba bien ser sutil como Heidi, y conocía a su hijo lo suficientemente como para prever que no respondería como uno quería si no era directo.
No buscaba echarle sal a la herida, tan solo se sentía algo culpable por no haberse deshecho de Shannon más rápido en el supermercado, de haberlo hecho no estaría ahí sentado con la angustia hasta el cuello por tener a su hijo menor con esa cara de muerto en vida.
–No, no realmente.
–De acuerdo. –No insistió ni presionó, Jeremy le hablaría cuando estuviera listo. –Puedes contar con tu padre para lo que sea, campeón, no olvides eso.
–Sí... Seguro.
Michael reprimió cualquier sonido cuando su novio decidió llevar sus cubiertos a la cocina y copió sus acciones, siguiéndolo de escaleras arriba hasta la habitación. Estaba preocupado por todo. Por lo que pasó, por el estado de ánimo de Jeremy, por todos los pensamientos desagradables que debían estarlo atormentando... Y porque habían pasado más de ocho horas.
(...)
Para cuando Connor terminó de ayudar a la señora Hansen a lavar los platos, habían pasado por lo menos unos veinte minutos, tiempo suficiente para que Evan se relajase y estuviese listo para hablar con calma y racionalidad, suponía Connor.
Sí, suponía, porque al entrar al cuarto de su adorable novio, solo lo encontró meciéndose ansiosamente en su cama con un rostro que parecía como si le hubiesen chupado el alma y antes de eso hubiese visto sus peores miedos.
Como a su abuela desnuda, por ejemplo.
–Ay, cariño... –Suspiró, sentándose a su lado para abrazarlo. Evan correspondió inmediatamente aferrándose a él, y Connor empezó a palmearle la espalda entre caricias. – Ya, ya...
–N-Nunca... Nunca ví a mamá tan molesta...
–Yo tampoco. –Normalmente Heidi era un amor de persona, Connor ya se había hecho todo el retrato de su suegra como la mejor mujer del mundo, y tenía un altar junto a su madre ¿Verla así de furiosa? Eso jamás se le había pasado por la cabeza, mas no se quejaba. Heidi le había demostrado que con sus hijos no se jodía ni en broma.
–Q-Quería decir tantas cosas pero... ¡D-Dios, soy tan cobarde! ¡Jeremy es mi hermano, no se supone que haga nada mientras...!
–Ev, respira. Estás hiperventilando otra vez. –Advirtió, meciéndose suavemente con él. –Escucha, está bien. Esa señora estaba fuera de sus casillas, yo tampoco quería meterme en esa pelea. Supongo que es asunto de tu padre y tu hermano.
Se sentía conmovido por la preocupación de Evan hacia Jeremy. Él y Zoe no lo demostraban tan obviamente, y eso que eran hermanos desde siempre, mientras que Evan ya había integrado a otras personas más en su vida y aprendió a quererlas y a preocuparse por ellas y su bienestar, pero no lo demostraba porque... Bueno ¿Podía decir que conocía realmente a su familia después de hoy?
–P-Pero... Lo siento, no debería estar actuando de este modo.
–Está bien, yo de niño también me asustaba cuando mis padres peleaban. –Comentó con intención de hacerle sentir mejor. Tras un rato más de silencio, le besó la frente y lo recuestó con él.
Evan siguió hablando, mirando a un punto indefinido.
¿Por qué no podía ser como su madre? Ella no dudó en defender a su hermano cuando esa señora empezó a despotricar en su contra y además de eso tuvo que ayudarlo a recobrar la calma, más encima aún... Hizo el intento de consolarlo ¿Y él qué? Solo lloriqueos y silencio.
Buen trabajo, Evan, eres el mejor hermano de todos.
Jamás había sido muy valiente que digamos, pero no creyó que llegaría a este punto tan penoso y cobarde.
Y ya que lo pensaba, todo empezaba a cobrar más sentido. La comodidad de Jeremy cuando era invierno y tenían kilos de ropa encima, que exigiera que tocasen la puerta antes de entrar—Aunque Evan al principio creyó que solo era para evitar que lo interrumpieran masturbándose o algo así—, su humor las últimas semanas del mes, que se pasara la mayoría del tiempo en casa en su cuarto, aquella vez que se cabreó cuando le comentó algo sobre sus caderas, esa foto rota de la chica pecosa en el basurero del baño... Ya todo se explicaba, pero no sé sentía distinto, y comprendía el afán de querer guardar ese secreto.
Jeremy seguía siendo Jeremy, nada más, sin embargo tenía la muy acertada sensación de que las cosas serían diferentes de ahora en más.
–Solo... Realmente no sabía... ¿Qué se supone que...?
–Solo finge que nada ocurrió, te prometo que todo se resolverá. –Declaró, sonriendo gentilmente.
–¿Y nuestra familia no se fragmentará? No sé qué pensará mamá ahora.
El secreto en sí era lo de menos, lo que le preocupaba era cómo debía estarse tomando Heidi que le hayan mentido sobre algo así tanto tiempo. Y no es como si solo hubiese el adolescente quien lo hizo, Paul encubrió esa mentira también, a todos ¿Pero lo culpaba? No realmente. No podía llamarlo monstruo cuando estaba seguro de que su madre haría lo mismo por él, y cuando era entendible.
Joder, unos cuantos años... Jeremy sí que era bueno mintiendo, mucho más que él ¿Eso que les dejaba al resto?
–Tu mamá es la mejor mujer que existe, no dudes en que lo comprenderá.
–S-Sí... Es verdad. –Suspiró dándose el lujo de sonreír. No tenía por qué subestimar a su madre, seguro que ella entendería una vez que hablara honestamente con su hermano. –Gracias, Connor.
–Lo que sea por ti, bollito.
–C-Connor, ya te dije que ese apodo es muy cursi.
–Bo-lli-to~ ¡Mi bollito! –Insistió en tono de niño caprichoso, mimando a Evan en un abrazo más fuerte.
–¡C-Connor, por Dios!
(...)
Michael no acostumbraba a estar tanto tiempo en silencio, era una máquina de inventar temas de conversación. Más efectivo que una computadora, más rápido que un súper procesador, era casi imposible creer que nada le estaba funcionando ahora mismo, y todo por un novio entristecido con los auriculares puestos y una mirada amarga perdida en el techo, cansada de haber revisado hasta el ardor las redes sociales.
No había forma de sacarle conversación, y ya no estaba seguro de que seguir intentando le traería buenos resultados ¿Pero qué se supone que hiciera entonces? Se le encogía el corazón cuando veía a Jeremy de este modo, y por lo general sabía arreglarlo perfectamente, pero ahora no tenía mapa, no tenía estrategia, no tenía idea de qué estaba haciendo.
No podía retirar las palabras de su "ex suegra" tan tarde, aparte de que mencionar eso solo echaría fuego al volcán. Por ello, ya sin ideas, Michael dejó de ojear viejas historietas en la repisa de Jeremy y se arrodilló junto a la cama donde el mismo estaba recostado, apoyando el rostro entre sus dos brazos cruzados, mirándole con insistencia.
–Uh... ¿Jeremy? ¿No quieres jugar un videojuego?
–No, gracias. –Respondió en un volumen bajo y quebrado. Esto sería complicado.
–Ok... ¿Entonces no quieres ir ya a comer algo? –No lo había visto ingerir nada desde la tarde, y eso ya le preocupaba bastante. Su novio era como un poste con patas, enterarse de que se saltaba comidas despertaba su instinto nutricionista.
–No, gracias. –Repitió mecánicamente.
Michael jugueteó con sus dedos, estaba realmente nervioso. Jeremy no tendía a ser así de indiferente con él cuando estaba triste o deprimido, es más, siempre era el primero al cual abrazaba si es que lo necesitaba. Y eso quería hacer, abrazarlo con fuerza, y antes de hacerlo se planteaba miles de futuros alternos espantosos donde su gesto solo provocaba que Jeremy se largara a llorar, le apartara o simplemente lo ignorara fríamente ¿Tenía por ahí guardada alguna excusa para abrazarlo, con la esperanza de que le hablara? Solo una. –Entonces deberíamos ir a dormir ¿No?
–Supongo. –El de pecas por fin le dirigió una rápida mirada y seguidamente volvió la vista hacia el techo, acomodándose sobre su costado con una queja escapando de sus labios y el entrecejo frunciéndose. Le está empezando a doler la columna, y Michael se percató de eso, sabiendo bien a qué se debía.
–Jeremy, llevas el binder puesto desde hace más de ocho horas. Deberías quitártelo.
Nunca actuaba como la alarma del límite, Jeremy ya estaba muy informado sobre cómo usar su binder. Se sabía las reglas, no trataba de ajustarlo con cinta u otras cosas, se lo quitaba cuando le incomodaba, y siempre en esas situaciones no se sentía mal con Michael cerca. Tener un novio que puede prestarte su hoodie es lo más conveniente del mundo.
–Estoy bastante bien. –Dijo con esa voz orgullosa.
–Jeremy, te harás daño la columna y el pecho. –Se sentó a su lado, mirándolo como quien mira a su hijo castigado y rencoroso. –S-Si quieres puedo ayudarte a quitártelo. O no miraré, pero...
Tal vez Michael no hubiese explotado en el interior si Jeremy no hubiese respondido de forma tajante y enojada. –No quiero quitármelo. Entiende eso.
El de gafas respiró hondo en señal de perder la paciencia. Por más que no quisiera, por mucho que le costara no tratar físicamente a su novio como un peluche de seda o un cristal... Tendría que quitárselo por su bien. Porque eso es lo que los buenos novios hacen, en especial cuando eres un novio protector que distingue cuándo su pareja es el principal enemigo de sí mismo.
–Jeremy, deja de ser tan terco y deja que te ayude.
El aludido en vez de ceder, atinó a quitarse los auriculares, alejar el teléfono y cruzar los brazos sobre su pecho, afilando una mirada alerta y retadora. –No.
–Jeremy, quítate el binder. –Volvió a exigir, y de nuevo se vio ignorado. –¡Jeremy, maldita sea, quítate el binder! –Como buen samaritano razonable, hizo lo mejor que se le ocurrió: Tratar de atraparlo, pero como dictaba la estúpida ley del Murphy, curiosamente con el nombre del apellido de la persona con la que no se llevaba muy bien, algo salió mal. Jeremy se le escapó por el otro lado con una rapidez que no era digna de sí, de más está decir que Michael casi se golpea la cara contra el suelo. –¡Jeremy, por un demonio! ¡Vuelve a acá!
–¡Que te jodan!
Oh no, esto ya era personal.
–¡Esto es por tu bien! ¡Quítate ese maldito binder! –Chilló, en un nuevo intento de atraparlo, que duró un largo rato entre correteadas por toda la habitación, gritos indignados y un par de golpes de parte de Michael contra algún mueble
Ahora entendía cómo se sentía el coyote cuando cazaba al corre caminos.
–¡Lo hago porque te quiero, quítatelo! –Volvió a gritar después de haberse dado con el brazo en el mueble de la computadora, logrando acorralarlo en una de las esquinas cercanas a la cama. A ver si ahora el desgraciado no se le escabullía por abajo.
–¡No es tu problema, deja de molestar! –Intentó esquivarlo debajo de los brazos, pero terminaron cayendo sobre la cama.
Esto ya parecía lucha libre o un intento de violación con la única diferencia de que el objetivo no era romperse la cara a putazos ni abusar de nadie.
–¡Quítatelo, mierda!
–¡Estoy en todo mi derecho a usarlo! ¡Estados Unidos es un país libre! ¡WE WILL MAKE AMERICA GREAT AGAIN!
Michael no sabía si le indignó más que Jeremy casi le diera un codazo en la cara o que imitara al político que más ganas tenía de atropellar "accidentalmente" con su auto, pero esa molestia solo lo volvió aún más determinado, lo suficiente como para avanzar con sus intenciones.
Los binders no eran difíciles de entender, aunque desabrocharlos en plena batalla campal sí que era complicado, ya había ayudado a Jeremy a quitárselo un par de veces en las que él no podía. Lamentaría romperlo, le costó mucho conseguir un binder con estampado de fantasmas de Pac-Man, y eso que en internet Michael encontraba lo que quería cuando quería y como quería.
–¡QUÍTATELO! –Siguieron forzando por otro rato, tres cuartos para que Jeremy sacara los brazos de las mangas de la camiseta y el otro cuarto para desabrochar el binder y quitárselo por debajo de la ropa. –¡Ajá! ¡Gané! –Gritó eufórico, apartándose rápidamente con el binder como bandera de victoria. Joder, que le había costado media vida deshacerse de esa prenda del demonio gay. –¡Michael salió victorioso! ¡Sí, ajá! ¡Ajá! –No pudo contenerse a hacer un baile tonto para celebrar, quizá pensando que esto haría enojar a Jeremy y le subiría la energía, muy tarde se dio cuenta de que él no le estaba tirando insultos. –¡Perdiste contra tu asombroso nov...! –Luego escuchó sus sollozos y supo que todo se fue a la mierda. –J-Jer... Hey, solo bromeo, no... No llores.
Pero no se detuvo ni para acomodarse la camiseta y volver a cruzar los brazos, ocultando fallidamente las protuberancias que su binder había escondido del ojo de todo el mundo.
Esto ya era la gota que rebalsó el vaso, y eso que Shannon había llenado todo hasta el borde.
–¡D-De ella me lo esperaba, pero tú...!
–H-Hey, no, no. Jeremy, no quería burlarme por eso, yo s-solo... Usar esto más de ocho horas te hará daño y...
–¡N-Nunca...! ¡Nunca en la vida me había sentido tan malditamente humillado! –Se quebró totalmente, tomando una almohada para cubrirse desde el rostro hasta la cintura. Quería esconderse en un armario y nunca salir de ahí.
¿Cómo pudo ella hacerle esto? La tenía como una perra abandona hijos y todo lo demás, Shannon nunca le había caído bien desde que entendió por qué se fue, pero esto... Esto ya era demasiado.
Se sentía indignado, ella era casi una extraña y no tenía derecho a criticarle, mucho menos a exponerlo frente a todos de esa manera, frente a su familia.
¿No pudo haber sido más adelante? Jeremy no planeaba ocultar ese secreto de Heidi o Evan por mucho más tiempo, en algún momento se los diría, cuando se sintiese listo para hacerlo ¡No cuando una loca histérica e hipócrita decidiera exigir después de una década "que le devolvieran a su hija"!
¿Había sido fácil? No, desde que su padre había empezado a salir con Heidi, tuvo la oportunidad de empezar de cero con otras personas, y tener un cuarto propio, privacidad, un horario bien calculado, y una reserva personal de productos de higiene femeninos en su cuarto era más que suficiente para mantener la mentira.
Lo difícil era pensar cómo se los diría, y tendría que hacerlo, porque estaba considerando alguna vez, si superaba su pánico, hacerse la cirugía de pecho ¿Qué excusa tiraría al aire cuando el día llegara? ¿Qué les diría si alguna vez sufría esa mala suerte, el preservativo se rompía y tenía que explicarles "Que era un chico gestante"? ¿Qué haría si entraban a su cuarto sin tocar en el peor momento? De pasar algo así, asumiría las consecuencias de su descuido y la mentira, solo porque sería su culpa, esta vez no podía. Él no hizo nada para merecer esto de su estúpida madre biológica.
Era tan jodidamente injusto que no podía dejar de llorar de furia y frustración.
–¡Y pensar que creí que nunca tendría que ver a esa mujer nunca más...! ¡Lo había superado! ¡Saber que no valgo nada para esa idiota pero...!
–Cariño, está bien... Hey, ella es una tonta. No merece tener a un hijo tan genial como tú. Sabes que ella no vale la pena. –Michael quiso abrazarlo para consolarlo mejor, pero él se adelantó murmurando.
–N-No, no lo vale... Pero tiene razón.
El de gafas pareció confundido por un instante y luego frunció el ceño. –Vamos, no me dirás que en serio crees en lo que te dijo. Tú no estás enfermo ni nada por el estilo. Lo sabes, Jeremy. Tú y la maldita organización mundial de la salud.
–¡No hablo de eso! ¡Hablo de esto! –Tiró la almohada al demonio extendiendo los brazos. –¡Mírame! ¡Ella tiene razón! ¡No importa si me corto el cabello, o si uso otra ropa... O si me pongo ese condenado binder...! ¡Esto es lo que soy y lo que siempre voy a ser, aunque intente comportarme como el estereotipo más genérico de hombre!
Lo tuvo en mente desde que cayó en cuenta de todo eso antes del desastre de la obra escolar, nunca sería feliz siendo lo que era, y otros no lo dejarían. Hasta cuando Paul lo aceptó en el hospital, cuando Christine le ayudó con el corte de pelo y Rich aun envuelto en yeso y vendas empezó a darle "consejos de macho". Todavía con esa estúpida falda corta encima, ellos le aceptaban como "Jeremy", ignorando al resto del mundo que diría lo contrario con solo ver su cuerpo.
Siempre lo supo, se enfrentaría a un mundo que lo haría pedazos apenas se dieran cuenta, y aun no estaba listo ¿Cómo lo estaría si apenas esta era la primera persona que lo ponía en aquella situación? No quería ni imaginarse lo que ocurriría si en vez de una eran más, dos... Tres... Cientos, miles, millones.
Hiperventilaba de solo imaginarlo, y Michael intentaba evitarlo.
–J-Jeremy, cálmate.
–¡N-No importará! ¡Ella me dejó en ridículo y ahora mamá y Evan lo saben! ¡Creí que ocultarlo ayudaría p-pero...!
–Ellos te siguen viendo como siempre.
–¡Me ven con lástima! ¡¿Crees que eso es lo que quiero?! ¡"Pobre Jeremy, nunca saldrá de ese cuerpo bendecido y desperdiciado, hay que sentir pena por él e ignorar el hecho de que deberíamos estarle llamando... Ah sí, JESSICA!
El joven Mell se horrorizó ante esa idea, incrédulo y sorprendido de que Jeremy pensara así. –¿En serio crees que Heidi y Evan piensan eso?
–¡No lo sé! ¡S-SABES CÓMO SOY CUANDO ENTRO EN PÁNICO!
–A-Ay por... Jeremy, respira hondo. –Con cuidado y cariño, Michael abrazó a Jeremy y luego dejó que apoyara su cabeza en su regazo para jugar con su cabello. Eso siempre servía para bajarle los nervios. –Dime cinco cosas que puedas ver.
–El... El techo... La lámpara del techo, la ventana... Las estrellas... A ti.
–¿Debo seguir o... Estás mejor?
–Por supuesto que no. –No tardó en cubrirse la cara para seguir llorando. –¡J-Jesucristo, este día es una mierda!
Michael le ayudó a incorporarse y decidió acurrucarlo con él. Sus palabras no servirían por un rato, Jeremy solo necesitaba algo de silencio, mimos, comprensión y todo su apoyo. Haría todo a su alcance, rotaría de enrollar sus rizos a palmearle la espalda, besarle la mejilla, lo que sea que acabase con su llanto y su temblor. –Tranquilo, este día tendrá que terminar. Solo... Está bien, estoy contigo.
–S-Si tan solo hubiese decidido quedarme con esa horrible blusa y esa apendejada falda...
–Entonces no serías el chico lindo que eres ahora.
Jeremy sonrió con amargura apartándose para dejarse caer de espaldas en las almohadas. –No sé cómo puedes decirme así tan fácilmente, papá tardo más que tú en asimilarlo. –No culpaba a Paul por haberse equivocado de nombre un par de veces al inicio, no cuando le había llamado por un nombre durante dieciséis años. –Creciste conmigo desde los cuatro años y aun así...
–¿Qué?
–Sabes de lo que hablo. No puede ser que de la noche a la mañana tú...
Michael comprendió de qué hablaba y suspiró. –Siempre supuse que no eras realmente feliz. Y-Yo... No lo sé, te miraba cuando íbamos a la escuela, cómo veías a las chicas y a los chicos, lo feliz que estabas cuando cambiamos tu vestido en el baile de noveno año por un traje... –Se rió por lo bajo al recordarlo. –Y cuando le rompiste la nariz a Kyle. Yo sí lo sospechaba, y cuando me lo dijiste yo... No importa eso. No has cambiado para mí, si eso me preguntas. Eres mi persona favorita, eso no cambiará.
El de pecas hizo silencio unos segundos, evitaba sonreír solo porque sentía que su orgullo se iría al demonio si lo hacía. –¿Incluso si tu persona favorita es una niñita con aspiraciones muy altas?
–¿Qué? –Alargó la e exageradamente, acomodándose delante de su novio para besarle la frente. –Mi persona favorita es el chico más atractivo, fuerte y genial que nunca conocí.
–¿Tú en serio lo crees?
–No lo creo, lo sé. Porque cuando te vi después de que salieras del hospital estabas tan WAW, y pensé "MIERDA, ME VOLVÍ GAY". –Chilló, exagerando el tono aterrado, alegrándose cuando notó que el de rizos ahogaba una risa sobre sus manos. –Y después me di cuenta de que eso suena genial, y todos serían gays por ti ¿No te encanta? Gay, gay, Michael Mell es gay por Jeremy, soy gay por Jeremy.
–Oh por dios, eres terrible.
–Terriblemente gay por ti, nene. –Completó con falso coqueteo. –Eres tan atractivo que podría demostrarte lo mucho que me gustas en este momento pero... Hay gente en casa y soy decente. –Dejó las bromas por un lado cuando lo vio bajar la mirada, necesitaba decir algo. –Jeremy... Nunca les creas si te dicen que necesitas un estúpido pene para ser hombre, porque es mentira. No importa si al final decides hacerte las dos cirugías, o solo la de pecho, o ninguna, seguirás siendo un chico. Un hijo, un hermano y un novio. –Jeremy se crispó en el abrazo que recibió, pero no se negó a él. – Yo sé que es difícil ¿Sí? Ser así nunca es fácil, pero preferiría enfrentarme a todo el mundo a tu lado para verte feliz siendo lo que eres... Que verte volver a ser infeliz.
No necesitaba decir más, así como Jeremy tampoco necesitaba oír, tan solo se abrazaron sin hablar y dejaron que los mimos hicieran su magia para desaparecer el malestar. Jeremy suspiró aliviado, ya no sentía su nudo en la garganta y en el estómago, o esa opresión sobre su pecho.
Bueno... Sí la sentía ligeramente, pero era porque Michael ya lo estaba usando de almohada otra vez.
–Gracias por todo, Micha, pero, uh... Todavía quiero romperle la cara a Shannon.
–Súper same. Aún quiero hacerla trocitos con una motosierra.
–Y lo que es aún peor... Tengo hambre. –Bufó mientras Michael se reía estruendosamente. Ya después asaltaría las sobras de la cena. –A todo esto... Lamento que Shannon te haya insultado.
–Descuida. Mis madres cobrarán venganza. –Comentó tranquilamente, y el otro adolescente solo balbuceó con confusión.
–¿Cómo dices que dices?
–Van a hacer el mundo entero arder cuando se enteren de lo que pasó. Lo digo por experiencia.
Jeremy sudó en frío, pues imaginar a Lisa y a Tania buscando a Shannon hasta el confín de los tiempos para dejarla irreconocible no era algo imposible de creer de ellas. –Joder...
(...)
Heidi estaba nerviosa. No había hablado con nadie más que Paul desde anoche, y fue sobre el mismo tema del día anterior. Jeremy ni siquiera se había levantado aún con Michael para desayunar, y justo ahora llegaba bajando las escaleras, solo que... Por fin veía lo que le habían mencionado.
En piyama, aferrando su mano a la de Michael, y estaba segura que con solo un sostén debajo de la camiseta, mirando avergonzado hacia un rincón de la casa... Así es como él se les acercó en la sala.
Ella se levantó del sofá con rapidez, esperando ansiosamente que por fin dijera algo.
–Uh... Mamá, creo que estoy listo para que hablemos al respecto. Tú, yo, Evan y papá.
–Jeremy, no tienes que decirme nada. –Respondió amablemente, acariciándole la mejilla, él no pudo aceptar ese gesto.
–¡No! D-Digo... Tenemos qué. Ahora se supone que somos familia, y... D-Dios, por favor no te enojes con papá por no habértelo contado, yo le pedí que no lo hiciera.
–No estoy molesta por eso, ya hablamos ayer al respecto ¿Verdad, amor? –Preguntó, dirigiendo su habla a su esposo, quien se levantó para ponerse a su lado y apoyar su mano en su hombro. –Puedo entender por qué me mentiste, y ni siquiera deberías justificarte.
Michael sonrió por lo bajo y decidió soltar la mano de Jeremy para permitir a la familia tener una charla más privada. Afortunadamente su novio no se molestó por ello, ni siquiera notó que se había alejado, estaba muy atento a sus padres ya cómo contener las lágrimas como para hacerlo.
–Te conocí como Jeremy, y así es como siempre te veré, querido. No me importa que una estúpida me diga lo contrario. Eres mi hijo, mamá siempre te amará como eres.
De más está mencionar que Jeremy no pudo evitar llorar y tirarse a los brazos de su madre apenas terminó la oración, y ella correspondió cálidamente y con toda las fuerzas del mundo. Justo como cuando abrazaba a Evan, un abrazo que pretendía protegerlo de todo.
Ah, y hablando de Evan, él estaba ahí, solo que no se había atrevido a hablar hasta que ellos se separaron. Connor le hizo una seña a la distancia, estaba al lado de Michael mirando todo.
–U-Uhm... Yo solo... –Quería calmarse y luego hablar bien, pero su hermano lo miraba expectante. –Quería disculparme por no haber hecho nada ayer.
–Oh... Evan, no es culpa tuya, no tenías por qué.
–-No, sí tenía. Eres mi hermano ahora, se supone que los hermanos se cuidan la espalda y eso... P-Pero es que nunca había tenido un hermano.
El más alto no respondió verbalmente, solo abrazó a Evan tomándolo por sorpresa. –Evan, eres un tonto. Pero eres el mejor hermano que pude pedir.
–¡Aw, abrazo familiar, vamos, mis chiquitines! –Chilló enternecida Heidi, uniéndose a sus dos "pimpollos" a la vez que su esposo.
–¡Yo soy parte de esta familia, háganme espacio! –Exigió Connor, uniéndose también por el lado de Evan. Ah no, a él no lo dejarían fuera de este abrazo familiar LGBT.
–¡Yo también quiero! –Les siguió Michael.
En medio del abrazo Jeremy sonrió. Medio mundo podría oponerse a él, sin embargo sabía de ahora en más que no estaría solo para enfrentarlo.
Probablemente este hubiese sido el mejor abrazo de la vida pero... Había un ligero problema.
–C-Chicos, creo que mejor aflojan un poco.
–Cállate, Heere, no seas aguafiestas. –Gruñó Connor.
–Pero me están aplastando los senos...
-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-
Press F por los pechos del weon
Y press "Hijodetuputamadre estás hermoso" para todos los T que leen esto, sin ustedes la LGBT no sería LGBT bbys <3
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top