Capítulo 1
Brian May caminaba junto al resto de los Partak por la entrada del centro Kans. Junto a él, iba su amigo, George Harrison. Su guardián, John, iba más atrás.
Miraba alrededor viendo los cientos de brujos y brujas que se encontraban en el lugar dándoles la bienvenida. Miró el anillo rojo que tenía en su mano, le debía mucho a los Kans.
— ¿Dónde nos alojaremos? —le preguntó George mientras caminaban.
— Escuché que hay un hotel aquí al lado —respondió Brian—. Espero que haya espacio para todos.
— De seguro si no cabemos, ampliarán el lugar con algún hechizo. Es bastante simple.
— Supongo.
Siguieron caminando hasta que un brujo indicó que la ceremonia iba a comenzar y detrás de cada uno de ellos, aparecieron sillas que ocuparon. Brian se inclinó a ver si lograba ver a John, sin embargo —pese a su gran estatura—, fue incapaz de hacerlo.
— Buenas tardes, brujos, brujas y nuestros estimados acompañantes vampiros y guardianes —comenzó—. Esta ocasión nos juntamos para poder realizar los pactos y tratados. Mutuamente, durante siglos, brujos Kans y vampiros Partak se han ayudado, así como los brujos Kalar con los vampiros Bambioci.
— ¿A qué se refiere? —preguntó George en un susurro. Brian se encogió de hombros.
— Los tratados servirán para crear un vínculo mágico entre un brujo y un vampiro determinado junto con su guardián. Sí, es muy similar al pacto vampiro-hombre lobo que existe, solo que este tiene algunas libertades que el anterior no.
— ¿Se refiere al trato no amoroso? —preguntó otro vampiro a su lado, Phil Collen—. Ya sabes, "ningún vampiro puede tener una relación amorosa con su guardián" —recitó haciendo un acento fingido.
— Quizás —respondió Brian.
— He oído de varios vampiros que rompieron esa norma —comentó Phil—. Dalca es uno de ellos.
— ¿Eliott?
— No, Juliette, ¡por supuesto que Eliott! ¿No han visto la cercanía que tiene con su guardiana? No sé, no creo que sea mera coincidencia.
— Eliott no es de romper reglas —dijo Brian—. Es muy estricto respecto a ellas.
— Todos tienen una gota de rebeldía en la sangre, Brian —dijo Phil divertido—. Inclusive Eliott Dalca.
— Meh, no creo, pero sí he oído algunos de...
— ¡Sh! —los hizo callar George al notar que el brujo que estaba hablando los miraba con seriedad, rápidamente los otros dos se incorporaron y volvieron a prestar atención.
La ceremonia terminó pronto y se pusieron de pie preguntándose acerca del brujo o bruja que les tocaría para hacer el tratado. Afirmaron que los asignarían al día siguiente y que fueran al hotel.
— Por lo mismo, yo creo que mi tutor calculó mal mi tiempo de aprendizaje.
— Ya deja de decir tonterías, cariño, tu nivel de aprendizaje está bien.
— ¡Solo salí tipo cinco! Deseaba ser el primer tipo siete en siglos —siguió.
— Syd, los tipo siete se extinguieron —repuso una tercera voz.
— ¿Y? ¡Era mi sueño desde Niño! Un tipo cinco es lo más mediocre qué hay.
— Esos son los tipo uno, cielo, ellos solo ven muertos.
Brian se percató que estaba espiando una conversación ajena solo cuando uno de los chicos, el que afirmaba querer ser tipo siete, le saludó excéntricamente con la mano. Rápidamente desvió la mirada al ser descubierto.
— ¿A quién saludas? —preguntó un rubio que se encontraba allí, dándose cuenta Brian que era la segunda voz.
— A un vampiro que está escuchando todo lo que hablamos —respondió él aún saludando—. ¡Oye, ven! ¡Soy Syd Ba-!
El rubio le tapó la boca con la mano para evitar que su amigo siguiese haciendo el ridículo, sin embargo, tuvo que retirarla rápidamente.
— ¡Qué asco, me chupaste la mano! —exclamó al retirarla, el otro reía.
Suspiró y se acercó algo tímido. George lo miró confundido y también se acercó mientras que Phil les dijo que los alcanzaría en el hotel.
— ¡Hola! —saludó el chico que lo llamaba—. Soy Syd Barrett, brujo tipo cinco, ¿tú?
— Eh... Brian May... vampiro —respondió simplemente.
— George Harrison, vampiro —murmuró el nombrado.
— Bueno, yo soy Freddie Mercury, un gusto. Ah, tipo seis.
— Tu apellido es Bulsara —dijo Syd.
— ¡Y tu nombre es Roger! —reclamó el nombrado de azabaches cabellos.
— Sí, pero él también se llama Roger —puntualizó señalando al rubio.
— Ya cállense —dijo este.
— Yo me llamo como yo quiero y punto —dijo Freddie con decisión—. Ah, ustedes, ¿a qué venían?
— Él nos llamó —dijo Brian señalando a Syd.
— Tú nos estabas escuchando —repuso él.
— Ustedes estaban hablando así de fuerte —repuso nuevamente Brian.
— ¡A mí me gusta gritar! —gritó Syd, algunos brujos y vampiros que pasaban lo miraron extraño, pero él estaba acostumbrado a ello.
— Ya cállense —bufó el rubio nuevamente.
— ¿Y tú? —de pronto preguntó Brian. Él abrió los ojos notoriamente algo avergonzado sin saber exactamente por qué.
— Roger Taylor —respondió tras un suspiro y luego murmuró—. Tipo no definido.
— ¿No definido? —preguntó Brian con extrañeza.
— Aún es estudiante —respondió Syd devolviéndole el cabello, Roger hizo un gesto con la mano para que lo soltara—. Según su tutor sale este mismo año.
— Pero puede hacer un año extra para aprender otros embrujos —comentó Freddie.
— ¿Tutor? —preguntó George.
— Cada brujo tiene un tutor que le enseña, tras un par de años decide hasta qué edad estudiará —explicó Syd—. Mi tutor me liberó a los dieciséis, ¡por eso salí tipo cinco! "Siñir Birritt istid is tipi cinqui".
— El mío me liberó a los dieciocho —comentó Freddie.
— ¿Y tú cuánto tienes? —preguntó Brian al rubio.
— Diecisiete —respondió.
— Bueno, yo tengo cuatrocientos veintiocho años —rió Brian.
— ¡Oh Dios mío! ¿Conociste a Jesús? —preguntó Syd y Roger rodó los ojos.
— No, pero conocí a Napoleón —sonrió—. Nací unos mil seiscientos años después de Jesús.
— ¿Y cómo diablos conociste a Napoleón?
— Lo vi en un camino —respondió.
— Lo de Napoleón es mentira, siempre lo cuenta —intervino George.
— ¡Hey!
Los otros tres se echaron a reír y llegaron dos chicos, uno castaño de largos cabellos, y otro de cabellos cortos.
— ¡Aquí estaban! —exclamó el segundo—. John y yo los estábamos buscando... hola, ¿brujos? Hombres lobo, ambos, un gusto, John Lennon, ¡incendio!
— Me agrada —comentó Syd.
— Él es mi guardián —dijo George en tono bajo.
— Un momento, ¿los dos se llaman John? —preguntó Freddie.
— Sí, por eso a él, que sigue sin hablar, lo llamamos Deacy —comentó nuevamente Lennon sonriente—. ¿Saben? Creo que debería hablar, ¿no, John?
— John Deacon —murmuró.
— ¡Hey, llevan los pañuelos! —exclamó Syd sonriente.
— Sin ellos ya habría matado a media población —dijo John irónicamente señalando el pañuelo que tenía atado en el brazo—. Soy un asesino.
— No eres un asesino, John, deja de hablar estupideces —dijo Brian.
— ¡Hey!
— Estoy muy confundido —dijo Roger.
— Bueno, creo que... creo que nos veremos mañana —dijo Brian mirándolo de soslayo—. Espero que me asignen a alguno de ustedes, son buenas personas.
Se despidieron con la mano y cada uno tomó su camino, preguntándose acerca de a quién le asignarían los chicos.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top