»002 🍼«
[Horas más tarde...]
Las ventanas abiertas de la habitación dejan ver el cielo oscurecido, lo que hace a un confundido Jungkook fruncir el ceño en cuanto despierta.
¿Ya es de noche? ¿Tan pronto? — se pregunta, inclinando la cabeza de lado.
Entonces nota algo más, algo de lo que no se había percatado al abrir los ojos: su desnudez.
Estaba desnudo y una sábana cubría sus partes inferiores; sus ojos recorrieron su piel expuesta, viendo los rosetones adornar su nívea dermis, tardarían en desaparecer un par de días, pero todo lo valía si se trataba de hacer el amor con su esposo...
Un momento...¡Su esposo!, ¡Jimin! ¡Ya no estaba a su lado!.
Buscó con la mirada algún indicio del paradero del peligris y suspiró aliviado cuando lo vió junto al tocador, justo al lado de un estante, acomodando su cabello y luciendo un traje de Giorgio Armani hecho a la medida.
Jungkook gateó hasta el borde de la cama para alcanzar su ropa interior y una camiseta de Jimin que cubría sus rodillas, y se sentó cautelosamente a ponérselas mientras observaba la espalda marcada y delicada de su amado.
"¿A dónde vas tan temprano, alfa?" Preguntó en un tono bajo, tras verificar la hora en el reloj despertador, éste marcando las cuatro y treinta y dos de la madrugada.
Jimin dió un respingo desde la silla, llevándose una mano al pecho gracias al susto provocado por el omega; termina de acomodarse la corbata frente al espejo y gira para ver al menor, encarándolo.
La sonrisa nerviosa que se despliega en sus comisuras alerta a Jungkook de que algo anda mal, y no se equivoca, porque lo siguiente que hace Jimin es arrodillarse al pie de la cama para acunar el gordito rostro del castaño entre sus manos.
"¿Tienes idea de lo mucho que te amo?" Su cuestionamiento hace a Jungkook sonreír levemente, asintiendo mientras sus mejillas hacen presión en las manos del contrario, pidiendo más de aquel cálido tacto que tanto adoraba.
Jimin suspira, su omega siempre lo miraba lleno de ilusión, haciendo más difícil para él tener que comunicarle algo que apagaría todo rastro de esa ilusión en su persona. Sabía que su Jungkookie era sensible, y cuando se trataba de sus viajes por trabajo al exterior, lo era aún más; pero no tenía otra salida, su tiempo se había reducido a una hora.
"Sin importar cuánto tiempo pase, la estación o el año en el que estemos, seguiré amándote hasta la eternidad" Recitó el de cabellos cenizas, a la vez que juntaba su nariz de botón con la del contrario, dejando un casto beso en la punta al final.
Jungkook quiso sonreír, pero terminó negando frenéticamente cuando analizó el mensaje tras aquellas significativas palabras.
Y tal como el alfa lo imaginó, los brillantes luceros cafés que tenía por ojos, apagaron su luz en un parpadeo, dando paso a su inseguridad; la tristeza se reflejaba en el aroma a lilas podridas y las lágrimas en finos hilos que escurrían por su cuello.
Era el final del discurso de bodas de Jimin, aquel que utilizaba para despedirse de Jungkook cada vez que debía irse en un viaje de trabajo; no era ningún pretexto, su omega y él sabían lo mucho que se amaban, pero eso no significaba que separarse físicamente doliera menos.
"¿Por cuánto tiempo?" Fue apenas un murmullo, pero el alfa logró escucharlo.
Hizo una mueca.
"Ocho meses" Respondió en el mismo tono, acariciando los nudillos del omega para calmarlo, podía sentir la ansiedad de Jungkook a través del lazo, y el cómo luchaba para no romperse delante de él.
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