Capítulo 3

Phoebe

—Los señores Blumer te esperan.

Me encontraba en mi silla observando los documentos que tenía sobre la mesa. Levanto la vista tras escuchar a Susan, asintiendo en forma de aprobación. La pareja en la fotografía que me dio Charlotte de la pareja interesada en la organización de su boda.

—Buenos días, pasen por favor.  ¿Gustan algo de tomar?

—Un vaso de agua estaría bien, gracias

Susan se mantuvo en la entrada de la oficina escuchando para traer las bebidas, poco después deja la botella en el escritorio para retirarse dejándonos allí a los tres. 

—Muy bien, mi nombre es Phoebe, mi colaboradora Charlotte me indicó que van a casarse. Primero que nada, los felicito, hacen una linda pareja. Ahora sí, podemos comenzar con la organización de su día. No quisiera que se contengan, si tienen alguna duda podemos hacer una pausa para que estemos todos de acuerdo. 

—Llevamos 4 años de relación, nos conocimos en Los Ángeles y planeamos casarnos en dos meses. Antes de que se me olvide, Scott y Natalie, mucho gusto. 

—¿Existe algún motivo en específico para precipitar la boda? Lo comento porque ciertamente es muy poco tiempo para planear una boda.

Ambos compartieron una mirada bastante maliciosa, por un momento creí que ya se encontraban esperando un hijo.

—No, no estamos esperando un hijo, la realidad es que queremos casarnos antes de que Scott tenga que irse a una de las sedes de su padre.

—Entiendo, tengo planeado que el día de hoy comencemos ya que no tenemos tiempo que perder. Les daré en base a sus gustos algunos folletos de lugares donde podremos hacer la fiesta y podrán visitarlos cuando quieran.

Los dos asienten mientras él entrelaza su mano con la de ella, inevitablemente un sentimiento de tristeza me invade, pero sacudo un par de veces mi cabeza, no voy a permitirme sentirme mal nuevamente. Levanto el teléfono apretando el botón para hablar con Susan. 

—Susan, ven por favor. 

Pasaron escasos segundos antes de que aparezca con su libreta en mano, característico en ella. 

—Les voy a enseñar un par de bocetos que preparé en este tiempo para la decoración del lugar para la recepción. Aclaro que estos bocetos son de eventos anteriores que he realizado de los cuales podemos tomar ideas o realizar uno completamente nuevo. 

Susan me entrega las fotografías con sus deferentes separadores, las últimas bodas que realicé. Eran realmente pocos, aunque los dos se encargaron de revisarlos. 

—El segundo salón me gustó mucho, pero hay detalles que me gustaría modificar de ser posible.

Scott fue ahora quien hablo, y tiene una bonita voz.

— ¿Qué es exactamente lo que tienen en mente?

—Bueno, iniciemos con los centros de mesa, un día vimos uno que consistía en tres vasos que en el fondo traían piedras medianas y una flor artificial con una vela en la parte de arriba; queremos mesas redondas de manteles blancos con morados; pensábamos en una estatua de hielo, pero hemos llegado a la conclusión de que es muy exagerado, queremos casarnos en un jardín con algunas antorchas. 

Asiento un par de veces mientras Susan anota, mi móvil suena y observo la pantalla, muchas veces ignoro las llamadas al encontrarme con clientes, pero en la pantalla aparece "Dylan"

Me disculpo, tomando el móvil y camino a la puerta de la oficina para contestar. 

—Hola, ¿Qué pasó?

— ¿Dónde estás? —se escucha el ruido de fondo del tránsito. 

—En la oficina, ¿Sucede algo?

—Vamos a comer, te invito. Es más, vamos todos. Dile a los demás, hay algo que quiero decirles. Te veo a las 3 en la entrada de tu empresa, nos vemos al rato. 

No me dio tiempo de contestar porque ya había terminado la llamada, me doy vuelta completamente confundida volviendo a mi asiento. Suspiro y vuelvo a ver a la pareja frente a mí. 

—Perdón, continuemos. Según lo poco que me han comentado, quieren algo natural, pero sin perder el toque elegante ¿cierto?

—Así es, ¿Qué nos recomiendas? —Susan me observa y supuse que entiende lo que pienso, ya que asiente.

—Tengo algo en mente...Hay un lugar; es un jardín que acepta aproximadamente a 500 invitados, servicio de meseros, barman; tienen varios paquetes, seguro encontramos alguno que se adapte a sus necesidades, ahora les dejaré el folleto para que lo visiten ustedes con tiempo. Tengo a mi decoradora para lo que buscan. Se llama Jessica, trabaja con nosotros y nada más es cuestión de que se decidan el lugar para que ella comience a trabajar. Lo que es prioridad es ver las invitaciones para que se tengan antes y nos dé el tiempo de entregarlas. ¿Tienen un aproximado de cuántas personas van a asistir?

—Nos parece perfecto, pensamos en que sean alrededor de 300 personas, sin contar a los niños, que serían como 70 niños en total.

—Perfecto. En ese caso me gustaría que iniciemos hoy mismo así tenemos el tiempo suficiente, no me gustaría que nos comiese el tiempo. ¿Están los dos de acuerdo? 

Ambos asintieron a lo que sonreí de lado mientras imito el movimiento de cabeza. 

—Susan hay que llamar a Daniel para que preparé el auto y nos llevé a ver las invitaciones.  Mañana iremos a ver tu vestido y el de tus damas, las necesitaremos también a ellas. Y para el novio un colega me va a ayudar para ir con él a conseguir su traje y el de los padrinos. 

Nuevamente me giro a ver a mi secretaria y asiento a lo que ella me imita, otra cosa a la lista de pendientes. Saco de uno de los cajones de mi escritorio entre los folletos el del jardín donde sería el lugar idóneo para su evento. 

—A mi parecer, este lugar es el idóneo para su evento, pero la decisión es de ustedes, podría solicitar que los reciban mañana o cuando tengan tiempo. 

****

—Bueno, hemos ya pedido las invitaciones, es todo por hoy, pero no olviden que el día de mañana nos vamos a ver en la entrada del centro comercial. 

Me despedí de la pareja ya que hemos pasado un agradable momento escogiendo las invitaciones; la pareja es bastante compatible. Mientras caminaba hacia el edificio, recuerdo lo único que no realicé fue avisar a mis amigos la reunión a la que Dylan nos convocó. 

Al llegar a la puerta de mi oficina suspiro un par de veces viendo a aquella figura masculina esperando en el interior de esta. Cierro los ojos un par de segundos antes de avanzar. 

—Yo... Disculpa...

—Realmente, me gustaría mucho escuchar una explicación. 

Suspiro largamente mientras relamo mis labios para así sonreír de lado. 

—Estoy en un nuevo trabajo. Una boda, en dos meses. Me lleve a la pareja a buscar las invitaciones y los centros de mesa. En eso se me fue el tiempo, lo único de lo que soy culpable es de no avisarle a los demás. Pero se me ocurre compensar mi error invitándote a mi casa a cenar.

Salimos de la oficina y una sonrisa se instala en mi rosto, el camino se hace tan divertido como en las demás ocasiones. Tres cuadras hemos pasado y estamos detenidos en un semáforo. Mi vista mágicamente vuela a uno de los negocios de la calle y vi una pastelería. Un muffin de chocolate se aparece en mi mente.

—Te ves emocionada. Me gusta verte así.

Mi mente olvida aquel muffin volviendo mi vista al piloto, mi amigo de toda la vida, a quien siempre es difícil mentirle. Pongo una mano en mi vientre y suspiro largamente asintiendo.

—Me he percatado que haces eso con mucha frecuencia. 

—La doctora me comento que el bebé, aunque este tan pequeño puede sentir todo y que es bueno que le hable o que le transmita mi buen humor. Así como él me transmite sus antojos y malestares. Es lindo. Aunque no soporte para nada las náuseas, es algo realmente asqueroso. 

—Vas a verte bastante linda durante tu embarazo. Sabes que cuentas conmigo para todo lo que necesites. Yo, quisiera poder acompañarte a tu siguiente revisión... ¿Pudiera?

—Sabes que no necesitas preguntar, me encantaría tenerte allí, he ido sola, pero he entendido que las cosas no se van a dar siempre sola. Tengo toda una red de apoyo y mi hijo también. 

—Tienes mi completo apoyo, de forma incondicional. Ah, se me olvidaba decirte, mañana en la noche voy a pasar por tu hermana y por ti para la cena que organizaron mis padres con motivo de mi regreso a la ciudad. 

No me di cuenta en que momento es que pasó tanto camino hasta que el coche dejo de moverse. Durante el ascensor hubieron algunos escasos recuerdos de la infancia hasta que las puertas se abrieron de par en par dejando ver el amplio departamento que había comprado con la herencia de mis padres además de lo que he invertido en la empresa.

—Siempre he tenido la duda de saber porque comprar este departamento si nada más vivirían tu hermana y tú. 

—Exactamente por eso. Somos 2 mujeres. ¿Sabes cuanta ropa y zapatos tenemos?  Este departamento tiene 4 recámaras. Dos principales que son la de nosotras, una para las veces que se queda Susan o alguna chica y el último está vacío. Pronto se convertirá en una habitación para mi hijo, espacio perfecto ahora que lo pienso. 

—Me he cansado de intentar entender tu lógica en relación al espacio. Iré a preparar la cena. ¿Vienes?

—Bueno, realmente me gustaría refrescarme un poco, he estado todo el día en la calle... 

Sonríe de lado mientras asiente un poco para así caminar a la cocina por lo que rápidamente me dirijo a mi habitación. No tardo en quitarme lo que uso para tomar una ducha. No demoro en ese lugar para salir colocándome ropa limpia. Suspiro largamente caminando de vuelta a la cocina, usaba un vestido amarillo y llevaba el cabello atado en una coleta alta. Al llegar, observo a Dylan maniobrando con aquellos utensilios.  

—He vuelto ya, ¿En qué ayudo?

—Estaba solo lavando los últimos utensilios que ocupe, la mesa ya esta puesta. Pollo con crema fue lo único que encontré en el refrigerador que estuviese relativamente rápido. 

—Con el hambre que tengo justo ahora, todo es bienvenido. Tenemos que comer antes de que la comida se enfríe. 

Ambos tomamos asiento y los primeros bocados se hacen presente en completo silencio, ciertamente estaba tan delicioso como olía. 

—Desde que hablaste conmigo y me enteré de la gran noticia de tu vida, he pensado y sabes perfectamente que existen formas en que podemos hacer que Edward se haga responsable del bebé. 

Deje aquel cubierto sobre la mesa y trago el bocado que tengo en mi boca para así suspirar, buscando la serenidad que tenía un par de segundos atrás.

—He decidido que no quiero saber más de él. Después de que hablé con él y supe cuál era su opción al saber que sería padre, me abandonó sin más, sin importarle un poco el tiempo que pasamos juntos y todo para comprometerse. ¿Sabes cuántas veces ha pasado por mi mente que no signifique en su vida lo que él significó en la mía? No quiero tenerlo en mi vida, y ciertamente lo único en lo que puedo pensar es en lo mucho que mi vida significa ahora con mi hijo en ella. 

—Lo entiendo, sí. Pero estás dándole la salida fácil, y si somos personas justas, no es la mejor opción. Hay otras maneras en las que podemos actuar. Hace tiempo me contaste que tú y su madre tenían una buena relación. Dudo que haya tenido el valor de contárselo a alguien de su familia. De no funcionar, siempre existe un camino legal que podemos seguir. 

Dylan es de los mejores abogados de Manhattan. Su padre aprovecha eso enviándolo a sus otras empresas a revisar sus pendientes. Ciertamente las cosas legales nunca han sido lo mío. 

—Puede que tengas razón, nunca viene de más hablar con su madre. La contactaré. Aunque voy a necesitar mucha compañía para conseguir las fuerzas suficientes. 

Muy pocas veces se negaba a algo que le pedía, posiblemente me aprovecho en ocasiones, pero esto era importante. Después de terminar la cena recibe una llamada dejándome en el departamento. Limpié la cocina, guardé todo y volví a mi habitación, tenía mucho que pensar y lo único que capta mi atención es que mi celular se enciende la pantalla. 

¿Me puedo quedar con Charlotte? Mañana ya no voy a la escuela.

La relación con mi hermana es bastante buena desde antes del accidente de mis padres, termine accediendo a aquel permiso ya que pocas veces solicita permisos de ese tipo.  Lo pienso por un momento y no me fue difícil negarme, ya que ella casi nunca me pide permisos. Las cosas con Edward nunca fueron lo que esperé, al principio era mayor lo que recibía de él, lo que vivíamos juntos. Suspiro nuevamente y me recuesto en la cama para así asimilar lo que estoy a punto de hacer. No lo pienso más y marco el número que tengo en la agenda. Tres, cuatro timbres y toma la llamada.

—Hola.

De fondo se escuchaban un par de risas, voces masculinas y una chillona voz, suspiro antes de escuchar cómo se cierra una puerta. 

—Sandra, soy Phoebe. ¿Estás ocupada?

—Oh, hola cariño... No, no para nada. ¿Ocurre algo?

—Quisiera saber si pudiéramos vernos... Un amigo tiene que ir para allá y tengo la posibilidad de visitar. Pero, solamente tú y yo...

Mi vista viaja al techo mientras muerdo mi labio inferior un par de veces. 

—Claro que si cariño... Podríamos encontrarnos en el aeropuerto.

—Está más que perfecto, muchas gracias Sandra. 

Edward

¿Cómo se me ocurrió decirle a Phoebe que la única alternativa era abortar? Tal vez soy el más imbécil de los hombres, pero una tierna imagen de una niña con gran parecido a Phoebe no hace más que repetirse en mi cabeza una y otra vez. Pero me vida ha tomado otro rumbo por mi prometida. Ella no se ha enterado que voy a ser padre ni mis padres. 

Mis padres, mi prometida y yo estamos reunidos en la sala de la casa de la familia bromeando hasta que mi madre se retira de allí por una llamada telefónica. Lo haría también gracias a mi prometida, aún no confiamos del todo en ella. Pero, desde que tomó la llamada se notó cierto nerviosismo. 

—Hijo, ¿podemos hablar un momento?

Parpadeo un par de veces al escuchar a mi madre abrir la puerta y desde el lugar llamarme. Me acercó a ella y nuevamente cierra la puerta detrás. 

— ¿Qué sucede?

—Siempre he respetado todas tus decisiones que tomaste en el pasado, pero por favor, dime que le has explicado a Phoebe la situación. La noticia de tu compromiso se ha expandido como el humo entre ciudades, más allá. 

Me quedo sin aliento, libero mis pulmones observando ciertamente a la nada. Seguramente para estos momentos se ha enterado. Si a eso le agregamos lo que respondí a su llamada de ayer, estará más que afectada. 

—Ciertamente, no lo hice, lo olvidé por completo. Aunque eso no es todo lo que olvidé hacer. 

Estuve a punto de decir todo lo que ella desconoce hasta que la puerta se abre.

—Familia, ¿Sucede algo?

La voz de mi padre me hace negar a lo que mi madre se acerca a tomar su brazo con una sonrisa en su rostro. 

—Para nada, sólo hablábamos de cosas sin sentido. 

Salieron ellos primero mientras analizaba la situación. Mi madre habló con Phoebe. Lo que me extraña es que no duraron al teléfono, ellas siempre fueron unidas. Cosa que no ocurre con la que se va a convertir en mi esposa. Coincido completamente con ella, no hay nadie mejor que Phoebe. 

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