Capítulo 12
15 semanas de gestación
Phoebe
Hoy es el cumpleaños de Dylan, aún es algo extraño decirle novio, pero procuro hacerlo para que no se sienta mal. Junto con Melinda se ha planeado una fiesta y adicional a la planeación, mi labor del día era ocuparlo toda la mañana y parte de la tarde, así, a las 4:30 que sería la hora ideal para llegar a su casa.
La elección del atuendo del día me toma un poco más de tiempo del que creía, pero esto debido a que la elección del este debía ser apropiado para estar en el día y adicionalmente, la fiesta de la noche. Opto por algo más casual, un jean que tiene un par de rajadas color azul y una blusa color pistache, esto en conjunto a unas vans blancas, bolso a juego con mi blusa.
Me arreglo y me recojo el cabello en una coleta alta con unas ondas naturales hechas con la rizadora, me pongo maquillaje ligero porque no tengo muchas ganas de hacerlo, el embarazo me absorbe mucha energía, aunque me ha dado la habilidad de verme y sentirme radiante cuando me lo propongo, como ahora, por ejemplo. Salgo de mi habitación leyendo algunas de las notificaciones en el móvil en dirección a la puerta porque el timbre ha sonado.
—Espero que me hayas hecho venir por un buen motivo.
Si hay algo que detesta hacer Dylan es salir de su departamento tan temprano y más el día de su cumpleaños, pero no podía darle la oportunidad de arruinar la sorpresa de sus padres. Todo consistía en hacerle creer que se me había olvidado su cumpleaños. Entretenerlo por mucho tiempo era el verdadero reto, pocas veces se distraía con algo.
—Bueno... ¿A caso no puedo pasar tiempo con mi novio? ¿O tienes algo mejor que hacer?
Él me observa con duda, pero debía de hacer todo lo posible para convencerlo, sabía perfectamente que bastaba con insistir un poco más para que logrará mi objetivo. Hago un puchero y al no obtener respuesta decido insistir nuevamente.
— ¿Será acaso que tienes una cita más importante a la que asistir en lugar de pasar tiempo conmigo?
Doy media vuelta y me cruzo de brazos esperando a que diga algo. Segundos después agarro su brazo y me gira para que vuelva a verlo, apenas hago contacto con él, niega.
—No es eso. Bien, ¿Qué quieres hacer?
—Podríamos iniciar con ir a desayunar y de allí ver que se nos ocurre.
*****
Después de aquel desayuno que ambos tuvimos caminamos por un parque platicando de cosas sin mucha importancia; en repetidas ocasiones soltaba comentarios en referencia a su cumpleaños, pero de una manera bastante ágil. También pasamos por una heladería en donde además de mi respectivo helado, comí una malteada y un muffin.
—Me sorprende mucho la cantidad que ha aumentado tu apetito.
—El tiempo pasa rapidísimo y cuando nazca tendré poco tiempo para otra persona que no sea mi hijo.
—En ese caso, debo de aprovechar lo más posible el tiempo que me queda estando aquí contigo.
Asiento un poco y relame sus labios en espera de que diga algo, pero aprovecho para terminar lo que me quedaba de la malteada y ponerme de pie viendo mi reloj. Eran las 3 de la tarde, el tiempo se ha pasado bastante rápido, más rápido de lo que me había percatado.
—El tiempo se va bastante rápido, es increíble las horas que hemos pasado aquí.
—Bueno, no he sido yo quien se ha comido todo eso.
Señala la mesa y niega un poco, me cruzo de brazos haciendo un puchero.
—Deja mi hambre en paz. Que todo lo que me llevo a la boca es dividido entre mi hijo y yo. Y déjame, no creo que quieras hacerme enojar.
— ¿Qué más quieres hacer?
—Antes de que digas algo, no quiero acompañarte a comprar ropa. Lo mejor será que vayamos a la feria. ¿Quieres?
Termino por acceder y nos dirigimos al coche para así dirigirnos a la feria que él había dicho, aunque siendo honesta no tenía ni idea que había dicha feria en la ciudad. Hacía tanto que no iba a una que deje de interesarme cuando llegaban las ferias o en donde se ubicaban. Apenas llegamos a la feria comenzamos con atracciones de destreza e incluso nos subimos a unos automóviles.
—No hay manera.
—Por favor Phoebe.
—Es imposible que lo haga, ya he dicho que no.
—Pero es solamente una de las atracciones de la feria, no puedes decir que no.
—Estoy embarazada y en esa montaña rusa no se pueden subir embarazadas.
Termino aquella conversación y niego nuevamente, me cruzo de brazos y señalo la montaña rusa, dando a entender qué si él quiere, puede subirse, no quiero retenerlo.
—Mientras tú vas a esa montaña rusa, iré a ese juego de tiro al blanco, veré si gano algún premio para mi hijo.
No le digo dos veces y pronto se sube en los primeros asientos de aquel juego, pronto el juego comienza a moverse y lo pierdo de vista. Camino al local y presto atención a lo que el dueño decía al igual que un par de personas. Todos los presentes se anotaron, en su mayoría hombres, solamente una mujer y yo.
—Yo también juego.
El juego era una competencia, quien rompa más botellas ganaba el premio que en esta ocasión era un delfín de peluche de aproximadamente 30 cm de largo junto a un oso de peluche. Nadie tuvo dudas al respecto y comienza la otra mujer disparando, aprovecho para prestar atención a cada uno de los movimientos que hace. Desde pequeña he tenido buena puntería y Dylan ha sido quien me ha enseñado a disparar en estos juegos. La primera mujer solamente logra derribar y botellas; me entregan la pistola cuando es mi turno. Basto con apuntarle a una de las botellas de aquella pirámide para hacer que el resto caigan. Algunos aplausos se escuchan y el dueño se encarga de darle a los demás las pistolas.
Unos minutos después todos ya habían pasado, había solamente un empate: un hombre y yo. El recorrido de la atracción de Dylan ya había terminado, por lo que me abrazaba por la cintura.
—Por más que me gustaría declarar a un sólo ganador, puedo decir que lo más justo es que ambos se lleven los premios.
Mi sonrisa se amplifica y me acerco para reclamar el premio que me he ganado. Al darme vuelta, mi móvil suena dejando los peluches en manos de Dylan para así poder revisarlo, una llamada perdida de Melinda, era hora de llevarlo a su casa.
—Ya hemos jugado lo suficiente Dylan, es momento de irnos, quisiera pasar a casa de tus padres, no he podido ir a verlos en unos días.
No se niega, así que de inmediato nos dirigimos al estacionamiento hablando de lo bien que había jugado para ganar los peluches. Nos subimos al coche y lo ponemos en marcha a la casa de sus padres, estábamos cerca de ella. Apenas llegamos, le pido que se adelante mientras hago una llamada, aunque esto era una mentira para ganar tiempo.
— ¡Feliz Cumpleaños!
Aunque me había quedado un par de metros atrás, pude escuchar el grito de todos. Sabía que no serían muchos quiénes estaban allí, solamente nuestras amistades, mi hermana, familiares cercanos a la familia y algunos amigos también de la familia. Todos comenzaron a acercarse a abrazarlo y una sonrisa se instala en mi rostro quedando detrás de él para así poder abrazarlo al finalizar.
Aunque poco después debo ir al baño porque con todo el ajetreo del día, no había ido a hacer mis necesidades. Al ponerme de pie del inodoro, siento un pequeño dolor en la parte baja de mi vientre, pero dura poco así que decido no tomarle importancia. Al salir, le entrego a Dylan su regalo que consistía en un reloj de una buena calidad, le gusta coleccionarlos así que no me fue difícil conseguir uno que él no tuviese.
El resto de la tarde la pasamos todos entre risas y algunas cuantas anécdotas de todos los presentes.
Edward
Me ha quedado claro que cada quien tiene ritmos de vida diferente, pero lo he comprobado aún más al asistir a cada una de las fiestas que Stefany acostumbra asistir en una semana, además, de su poco autocontrol en el consumo de alcohol. Cada vez es más difícil encontrar pretextos para no pasar la noche con ella.
Mi madre ha estado visitando a Phoebe y me ha comentado que se ve radiante con el embarazo, cada día que pasa me convenzo de que mi lugar es junto a Phoebe y junto a mi hijo; pero el arreglo que han hecho nuestras familias me lo impide. Tengo la cuenta de las semanas que tiene de embarazo y es la misma cantidad de semanas que tengo viviendo mi nueva realidad. Eso me consume, me quema las entrañas.
Y aunque he continuado con la comunicación con Phoebe, nada es igual. Hoy, como todos los días, le envió el mensaje como siempre, preguntando como estaba. No demora en responderme lo que me hace sonreír ampliamente.
Phoebe: "Pasando tiempo de calidad con mi hermana viendo Grey's Anatomy. ¿Ocurre algo?"
No me sorprendía, siempre se la pasaban haciendo maratones de películas o series.
"No quería molestar, simplemente quería saber si todo está bien."
Demora un rato más en responder, por lo que sonrío apenas el mensaje marca las dos palomitas en color azul.
Phoebe: "Todo está bien, nos encontramos bien. Edward, debo ir a dormir. Mañana tengo cosas que resolver en la oficina."
Siempre era así, mensajes cortos y ella terminaba la conversación con sus actividades, entiendo su actitud, pero no deja de doler. Decido no contestarle y dejo el celular a un lado viendo el techo pensando en lo que debía de hacer, que no era mucho.
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