_Secretos_
-¿Entonces no sabes dónde está Luz? -preguntó solo para confirmar. La pelinegra negó en respuesta.
Eda solo bufó molesta. Venía tan inspirada, incluso había pensado cuidadosamente en todo el discurso sentimental que le daría.
Hizo pequeñas expresiones y muecas involuntarias mientras se perdía de nuevo en sus pensamientos. Lilith la miró extrañada, abochornada se dió la vuelta y huyó del lugar. Realmente odiaba ser tan transparente.
¿Realmente debería decírselo?
¿Lo tomará bien?
¿Me odiará cuando lo sepa?
Sacudió su cabeza para alejar sus inseguridades. Estaba decidida a decírselo de una vez por todas, pero tenía miedo.
Tenía miedo de ser odiada.
Ya había experimentado el rechazo más de una vez, pero que provenga de una persona tan importante para ella como lo era Luz, le dolía de sólo pensarlo.
-Sólo espero que no me odies, niña -susurró para sí misma y se arrojó a su nido para tomar una siesta. Necesitaba pensar muchas cosas.
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Luz llegó a las afueras del castillo, se le veía realmente agotada.
Obviamente no podía visitar a Belos en compañía de Owlbert, su única opción había sido el camino a pie.
-Chingado -maldijo en su idioma natal. -Las Islas Hirvientes deberían considerar meter Uber.
Entró con obvio nerviosismo dentro del castillo, se sentía tan raro. Cientos de guardias pasaban alrededor de ella, pero ninguno la notaba, era como si no existiera.
Intentó recordar vagamente dónde se situaba la sala central, pero después de muchos intentos se rindió. Ese maldito castillo le causaba dolores de cabeza.
-¿Problemas, humana? -preguntó una voz a sus espaldas. La latina inmediatamente se giró espantada a su dirección.
Era Kikimora.
¡¿Cómo diablos hacía eso?! Se preguntó a sí misma pasmada. La pequeña mujer era una maestra en las artes espías.
Luz asintió.
-Me lo esperaba -contestó formalmente. -Sígueme.
Ambas caminaron nuevamente por el castillo. Luz intentaba aprenderse el camino, pero perdió la noción cuando pasaron del cuarto piso. ¿Acaso era una versión extraña de la mansión Winchester? Porque realmente lo parecía
Finalmente llegaron a la gran sala y en cuanto ambas estaban enfrente, las puertas se abrieron automáticamente.
Entraron al gigantesco lugar, pero no había nadie, o eso se creía.
-¿Y el emperador Belos? -preguntó la morena. Esta vez Kikimora no contestó, al parecer ella también tenía la misma duda.
El mismo pequeño guardia que le había entregado el pergamino a Belos, apareció frente a ellas.
-Nuestro señor no se encuentra estable en este momento -habló firme, por su voz se notaba que era joven. -Pero él realmente necesita su presencia. Yo las guío.
No esperó una respuesta y sin más se encaminó fuera de la sala, mientras Luz y Kikimora se esforzaban por seguirle el paso. Ese pequeño chico era muy rápido.
La humana se resignó, conociendo ese extraño castillo era de esperar que caminaran de nuevo un gran tramo, pero no. El chico abrió una pequeña puerta y entró.
Luz miró a Kikimora y ésta le dió una seña con la cabeza para invitarla a entrar primero, solo correspondió y entró. Vió la gigantesca habitación frente a ella, si la de la misteriosa humana era grande, ésta le triplicaba el tamaño.
Vió una enorme cama a la lejanía, al fijar bien su vista divisó que se trataba de Belos. Se veía realmente mal.
Volteó su mirada hacia la pequeña asistente, pero la misma miraba todo con asombro y admiración. Supuso que jamás había conocido esa sala antes.
-Luz, la humana -habló de nuevo el pequeño guardia. -Acércate.
Luz asintió algo nerviosa, pero caminó con velocidad promedia hacia la dirección de la cama. Pudo ver mejor al emperador.
El mismo respiraba pesadamente y parecía no haber notado la presencia de la morena, a su lado se encontraba una taza con un líquido de dudosa procedencia.
Tragó saliva al imaginar lo que era.
-No es esencia de palismán si es lo que te preocupa, humana -habló con tono bajo y cansado. Luz suspiró algo aliviada.
-He vuelto para cumplir mi parte del trato, Emperador Belos -anunció con confianza. Belos asintió con pesadez.
-Sabía que volverías, Luz la humana -habló aliviado. -Como verás, hoy no estoy en la mejor condición.
Luz asintió.
-Pero el general Nightwish le enseñará el portal, cualquier duda puede preguntársela a él -apuntó débilmente hacia el pequeño guardia. -Trata de encontrar alguna pista del glifo.
La morena asintió y se dirigió hacia el guardia. No podía ver su cara, pero esperaba que fuera una persona de buen carácter.
Extendió su mano amigablemente.
-Mucho gusto sir.Nightwish. Estaré encantada de colaborar con usted.
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Amity se encontraba peleando contra un joven muchacho, y aunque el chico le ganaba en peso y tamaño, Amity no tuvo problemas para tumbarlo fácilmente. Agarró sus hombros y saltó por encima de él, agarró uno de sus brazos y lo arrastró por debajo de sus propias piernas haciéndolo tropezar. Limpió el polvo de sus manos y le ofreció ayuda para levantarse al chico, los demás jóvenes espectadores aplaudieron asombrados.
Ese día le había tocado entrenar a los nuevos jóvenes integrantes del aquelarre, chicos y chicas realmente jóvenes.
-¡Es suficiente por hoy, chicos! -exclamó limpiando los rastros de sudor en su rostro. -¡Nos vemos la próxima semana!
Pasó una toalla por su cuello y cara para secar la humedad de su cuerpo.
Afortunadamente tenía toda la tarde libre, pensaba en invitar a su linda morena a salir por allí.
Los jóvenes empezaron a irse, no sin antes agradecer la clase a su maestra y felicitarla. Amity sintió ternura.
Era estúpido, siendo que todavía tenía diecinueve años. Ella también era una bebé. Una bebé que había tenido gran potencial y ahora se encontraba enseñando a jóvenes no menores a ella por dos años.
Tomó su báculo y se dirigió a casa, necesitaba con urgencia un baño.
Llegó a la gigantesca mansión, y por suerte sus hermanos no estaban ahí para molestarla.
Entró a la ducha y se relajó con una enorme sonrisa en su rostro. La vida le había ido bien últimamente desde la aparición de la morena.
Salió del baño y se cambió con ropa realmente cómoda. Su estómago rugió.
Bajó hacia la cocina deseando encontrar algo útil para alimentarse, no tenía ganas de salir y gastar en comida.
-Amity -llamó una reconocida y odiosa voz. La pelimenta bufó.
-¿Si, Odalia? -preguntó tratando de sonar agradable. En tono sarcástico claro.
-No me llames Odalia cuando estemos en la casa -regañó. -No olvides que soy tu madre.
"Por desgracia"
Quiso responder, pero en su lugar solo se quedó callada. Era lo mejor.
-Y ¿Qué ocupas?… -cuestionó. -Madre. Estoy ocupada.
Mintió.
-Sólo una pequeña plática de madre e hija -soltó burlona, pero Amity no se rió. -¿No te apetece una ligera charla?
-Para ser honesta, no -respondió secamente. Odalia arrugó su cara.
-¿Puedo hacerte una pregunta, Amity? -cuestionó con un ligero tono de sorna. La mencionada resopló cansada.
-Que sea rápido, tengo planes.
-¿Quién es Luz Noceda?
Amity casi se atraganta con la uva que estaba consumiendo. Miró a Odalia impactada.
-¿A qué viene esa pregunta? -preguntó insegura.
-Luz Noceda -pronunció su nombre con cierto repudio. -¿No es la humana que estaba siendo perseguida por el aquelarre del emperador?
Amity tragó saliva. ¿Qué estaba diciendo Odalia? ¿Cómo sabía eso?
-La aprendíz de Eda, la dama búho -continuó mientras se acercaba a Amity.
La misma se sintió acorralada.
-Y la misma a la que besaste en tu propia habitación -susurró con repulsión.
El corazón de Amity estalló.
-¿C-cómo sabes eso? -preguntó ya desesperada.
-Sólo la gente estúpida escribe sus secretos en un diario -escupió venenosamente mientras mostraba el diario de la pelimenta. -Ahora sé porqué tus hermanos conocían tus debilidades.
Pero ellos también son débiles. Sé que te ayudaron a esconder a la humana aquí.
Amity cambió su mirada pasmada a una enfurecida. Odiaba cuando se expresaba así de ellos.
-¡POR BELOS, AMITY! ¡METISTE A UNA CRIMINAL A NUESTRO HOGAR! -vociferó furiosa.
-¡LUZ NO ES NINGUNA CRIMINAL! -bramó. Odalia la miró impactada, volvió a bajar su tono.
-¿Ves lo que causa una simple humana? -preguntó irritada. -Ella te ha hecho una respondona.
-¿Puedes callar? -cuestionó. -¿No te has preguntado que me has causado tú?
Odalia la miró sin entender.
-¡Literalmente me obligaste a ser alguién que no soy! -gritó exaltada. -Siempre tratando de ser la mejor en todo, "la señorita perfección" para tí, para tú apellido.
-Lo hice por tu bien -respondió seca. -¡Somos Blight, Amity!
¡¿Vas a dejar que un simple amorío con una humana dañe nuestro apellido?!
-¡SUFICIENTE!
Gritó eufórica y empujó ligeramente a su madre. Realmente las lágrimas estaban anunciando su salida por los ojos de Amity.
-¡ME IMPORTA UN CARAJO TU OPINIÓN, ODALIA! -vociferó furiosa. -¡NO VOLVERÉ A DEJAR QUE MANEJES MI VIDA!
Estaba al tope de sus emociones, ignoró los gritos y amenazas de su madre y salió furiosa de su hogar.
Odalia dejó de gritar cuando notó que se había quedado sola, tomó con su mano su pecho: lugar donde Amity la había golpeado.
Ya no le importaba disimular su miedo, estaba completamente sola. Estaba aterrada.
Ella ya no tenía el control sobre Amity y sabía que quien era la culpa.
"Luz Noceda"
Susurró su nombre con repudio. Esa humana le había quitado el poder sobre Amity, y definitivamente haría algo para recuperarlo.
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Ya apareció la perra de la historia>:D 🔫🔫👊👊
Okno xd
Espero les haya gustado, y no olviden votar 🖤🖤
¡Nos vemos la próxima!
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