Odalia
Amity soltó su cabeza hacia atrás con frustración golpeando su nuca contra el recargo del sillón.
Habían pasado dos días desde su advertencia, quedaban cinco, de otro modo, enviarían a alguien más a su tarea. Los brujos habían hecho su mayor esfuerzo tratando de romper la seguridad de la casa pero el portero era -por mucho- mucho más protector de lo que habían imaginado.
¡¿Qué carajos podía vencer a esa cosa?!
Wilbert llegó y cerró la puerta de la biblioteca detrás. Amity aleteó su oído derecho con ilusión pero su emoción se fue a la basura al ver el semblante del menor.
Ni siquiera se atrevió a preguntar, el mal presagio de lo que diría era más que obvio.
-Blight, tenemos severos problemas.
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Odalia se pintó los labios de color cereza y rizó los delgados mechones de cabello suelto sobrantes en su frente.
Tenía su traje del aquelarre del emperador, mismo al que una vez había pertenecido.
Su movimiento había sido tan rápido y poco organizado, pero sin embargo había resultado: había pedido una misión... y se la habían otorgado.
Llevar a Luz Noceda al castillo.
No podía haber una sonrisa más grande en su rostro. Si todo salía como esperaba, aún tendría la oportunidad de recuperar el control sobre su hija, sólo debía deshacerse de la humana.
-¿No crees que estás arreglándote demasiado? -preguntó divertido Alador mirando el reflejo de su esposa sobre el espejo. -Felicidades, y recuerda que es sólo una misión, solías hacer cientas de ellas antes de salir del aquelarre por tu cuenta.
Odalia prestó diminuta atención a su comentario y cubrió de ligero perfume sus ropas.
-Por lo mismo debo lucir bien -respondió arrogante dándole los últimos toques a su imagen. -Ha pasado tantos tiempo desde mi última misión.
-Desde el nacimiento de los gemelos -le recordó nostálgico Alador. Abrazó a su esposa de la cintura desde atrás con cariño. -Me alegra que hayas vuelto, las misiones se volvieron aburridas desde que decidiste dedicarte a los niños.
La bruja acarició los cabellos castaño de su marido y depositó un ligero beso sobre los mismos.
-También extraño esos tiempos -recordó con anhelo Odalia, su mente aún recordaba a dos jóvenes viviendo aventuras y romances. -Nadie podría olvidarlo, la pareja perfecta ante todos, nadie podía derrotarnos.
La peliverde le dió leves golpecitos a su esposo con el directo mensaje de que debía irse.
-¿Estás segura de que no quieres que cumplamos la misión juntos? -preguntó Alador una vez más, sabía que la humana era inofensiva pero algo le daba mal sabor de boca sobre el asunto.
-Absolutamente -afirmó orgullosa Odalia. -Es sólo una humana, no puede hacer nada ante una Blight como yo. Cumpliré mi misión y la llevaré al castillo, fin.
El castaño finalmente se separó de su esposa.
-Odalia -llamó. -Esa humana parece ser alguien importante para nuestros hijos, más para Amity. No la lastimes.
La bruja torció la boca en disgusto, indispuesta a iniciar una desputa con su marido sólo forzó una sonrisa y asintió.
-Nada de qué preocuparse, cariño -prometió fingiendo dulzura. -Sólo un monstruo sería capaz de herir a un ser tan pobre e inofensivo como una humana.
Alador apretó delicadamente su hombro como gesto de despedida.
-Ten cuidado -deseó con amargura disfrazada.
Odalia tomó su bastón y se fue.
El constante golpeteo en su pecho y la sensación de peligro le revolvieron el estómago. Siempre que Odalia sonreía de ese modo nada terminaba bien.
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Una vez más Eda y Lilith no estaban, cosa que alegraba y disgustaba a la humana.
Era claro que aún seguía enojada con sus mentoras, pero la soledad tampoco lograba alegrarla con demasía. Era similar a cuando su madre solía trabajar decenas de horas y no aparecer hasta la madrugada dónde ella ya dormía, la diferencia era que ahora podía resentirlo con más fuerza. Antes carecía de cualquier amigo o compañero, la soledad era esperable pero ahora tenía incluso una novia, amigos y mentoras, ahora sentía la carga de forma más brusca. Platicar por el pájaro de madera parecía no ser buena opción.
Extrañaba a todos, sus amigos, madre, novia y mentoras aunque estuviese enojada con ellas aún.
Brincó repetidamente en su colchón, objeto regalado por Eda como disculpa, pero se rindió al saber que no era lo que quería y se dejó caer.
No había mucho que pudiera hacer, sus glifos no funcionaban y cada que creía encontrar una salida era sorprendida por Hooty, sacándole sustos de muerte.
-¡Hoot, hoot! ¡Tenemos visitas! ¡Uhhhh! -chilló eufórico Hooty, Luz escuchó atentamente. -¿Eres la novia de Luz? ¡Cielos, Amity! Deberías empezar a usar los ungüentos anti-edad ¡Te ves súper vieja! ¡Hoot!
Luz abrió los ojos pasmada ¿Amity estaba allí? Aunque el aspecto más demacrado de Amity no iba más allá de unas simples ojeras notables por su lívida piel, no le importó cuando escuchó un golpe brusco seguido del chillido del búho de madera.
La simple imagen visual la emocionó y corrió con ilusión tratando de ver en la ventana tapada sin lograrlo.
-Ya te lo he dicho, Amity rara del futuro -refunfuñó infantil el portero. -No- puedes- entrar, Eda me sacaría los ojos si lo hiciera ¡Hoot!
-¡Déjame entrar, pajarraco de mierda!
Luz reconoció de inmediato que no se trataba de la voz de Amity, lucía más madura y elegante.
Si no era Amity ¿Quien era entonces?
Ni siquiera pudo responderse a sí misma cuando la casa tembló con fuerza haciéndola perder el equilibrio y caer al suelo.
Oh, mierda.
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-¿Qué?
Preguntó con dos quebrada Amity, sus pupilas estaban inquietas y se movían con euforia de un lado a otro.
Wilbert podía notar por lo encogidas que se encontraban las pupilas de la bruja que la noticia tenía a sus nervios un grado totalmente diferente de estrés.
Me removió incómodo, él también estaba preocupado por su amiga humana pero aún tenía la capacidad de pensar. Amity no.
-¡Pero dijo que nos daría una semana! -gritó desesperada. -¡Han pasado dos días! ¡Dos jodidos días!
-Lo sé, pero el emperador... -respondió serio el chico sin terminar la oración. -Tendrá todo bajo control, siempre lo hace. Luz estará aquí y todo estará bien.
Amity apenas y lo escuchaba con trabajo, caminaba frustrada de un lado a otro empezando a sentir las palmas de sus pies calentarse por la presión con la que caminaba.
-¿Y sabes a quién le encomendó la misión? -preguntó esperanzada, el pelirrojo negó con vergüenza.
-Una ex-líder se presentó al castillo y pidió que le encomendaran una misión asegurando que su falla era inevitable -mencionó extrañado Wilbert. -... y Belos le dió la nuestra.
-Tienes que saber algo más aparte de eso, porfavor -pidió nerviosa Amity. El pecoso seguía negando con nervios. -Nombre, apellido, apariencia ¡Algo!
Todo le estaba dando mala espina a la bruja de cabellos teñidos. Desconocía a la persona pendiente de la misión de su novia, quizá fueran los nervios pero su corazón negaba con cada vez más fuerza esa declaración.
-Señorita Blight -llamó con severidad Kikimora, la líder estaba tan preocupada que ni siquiera se asustó de su presencia. -Está usted errática, le pido que se calme.
-¡No puedo calmarme! -bramó endemoniada sorprendiendo ligeramente a la más pequeña. -Lamento mi actitud, pero necesito saber a quién se le ha encomendado nuestra misión.
Esa información era clasificada, pero aún así Kikimora se animó a contarla.
-La mujer que ha venido esta misma mañana horas antes de que entrarán es Odalia Blight -respondió con clásica serenidad. Desconocía de los planes de Odalia. -Tú madre, Amity.
El corazón de Amity se estrujó en un segundos con su declaración.
Luz. Su Luz estaba en problemas.
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Mierda, desaparecí un chingo de tiempo ¡Perdón, perdón, perdón! ( ⚈̥̥̥̥̥́⌢⚈̥̥̥̥̥̀)
Mi cabeza está llena de basura ahora y no sabía cómo escribir el cap considerando que falta poco para el final.
Hoy por la noche -o madrugada, quien sabe sj- publico otro cap~
Próximo cap: ¿Odalia rapta a Luz?
Los amo y ¡Nos vemos la próxima!
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