_Heroína_


Los gemelos Blight ya se habían ido de la casa y sólo quedaban Luz y Amity.
La última parecía querer vomitar, comerse ocho panqueques no era cosa de juego.

-Pff ¿Estás bien? -preguntó burlona al ver el estado de su compañera. Amity le dió una mirada incrédula.

-Mira, Luz -amenazó con el mismo tono burlón. -Me comí ocho panqueques, compréndeme.

-En realidad, fueron nueve -rió tímida. Amity tapó su cara abochornada.

-¡Los que fueran! -exclamó sonrojada. -Eran realmente deliciosos.

Luz hizo una pose exagerada de victoria.

-La receta Noceda nunca falla -habló altanera. -Justo como mamá me enseñó a hacerlos.

Amity se preparó mentalmente para ver una cara triste en su crush, pero no fue así.
Eso la extrañó.

-Luz ¿Todo bien? -preguntó ligeramente preocupada. La morena le dió una sonrisa sincera.

-¡Por supuesto! -contestó entusiasta. -Estoy mucho más tranquila que ayer. Por supuesto que me duele recordarla, pero creo que me siento mejor al hacerlo.

La bruja la miró sorprendida pero inmediatamente sonrió enternecida.

-Perfecto, Noceda -expresó mientras abrazaba a la chica con un brazo y con el otro le revolvía el pelo.

-¡Hey! -regañó la morena. -Creí que Eda era la única que hacía eso.

-¡En fin! ¿Vas hacia el castillo? -preguntó sin rodeos.

-Espera, ¿No vas a ir a la casa búho? -cuestionó sorprendida. La latina negó.

-Iré después del castillo, debo cumplir mi promesa con el emperador Belos -habló seca, pero rápidamente volvió a su animada actitud. -¿Entonces me das un aventón?

-¿Por qué demonios te aventaría? Eso suena muy grosero -preguntó ofendida. Luz se rió y la bruja se sonrojó de molestia.

-Me refiero a que si me llevas al castillo -explicó burlona. Amity pareció pensarlo unos segundos, pero asintió.

-Seguro, mi turno empieza en unas horas -mintió. Su turno empezaba por lo menos en cuatro horas, pero no le molestaba llevar a la morena.

Luz sonrió animada y la mayor fue a buscar a su paliamigo, la morena pudo notarlo mejor ahora que no se encontraban huyendo de la ley u algún otro problema.

Su palismán era una Alcón. Era pequeño y tierno como Owlbert, de verdad sentía ganas de acariciarlo.

-Amity -llamó. La mencionada se giró a verla. -¿Por qué tu palismán no se mueve como Owlbert? Jamás lo he visto moverse.

La bruja se sintió incómoda con la pregunta y arrugó la cara. Claro que había una razón, y su razón no le traía buenos recuerdos.

-Mi madre dijo que no era necesario, son sólo palismanes -contestó seca. Luz hizo una mueca de disgusto.

-Se supone que entablas una unión con tu palismán, no son sólo una herramienta -argumentó molesta. -Es como si hablara de un objeto material ¿Qué pasa con ella?

Amity rió incómodamente, por lo menos alguien compartía tu pensamiento.
Luz tomó sus manos rápidamente asustando un poco a la bruja, quien se sonrojó ligeramente.

-Y ¿Por qué no le damos vida? -preguntó emocionada.

-No sé cómo -se justificó tímidamente.

-¡Apuesto a que Eda o Lilith si! ¡Vamos cuando regrese a casa! -exclamó alegre.

-Creo que me gustaría -sonrió tiernamente.

-Y bueno... -interrumpió la morena. -¿Qué esperamos?

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-La niña no ha vuelto -suspiró pesadamente Eda.

-Debe estar por ahí. No te preocupes, ella jamás está sola -contestó sincera Lilith. Eda rió burlona.

-Míranos. Se supone que yo soy la despreocupada y tú la loca preocupona -dió una fuerte risotada. -¿Cuando fue que intercambiamos papeles?

La pelinegra le dedicó una sonrisa dulce.

-Supongo que estás madurando, Edalyn -bromeó. La contraria abrió la boca ofendida.

-Y tú siempre tan madura, ¿Verdad, Lilith? -cuestionó socarrona.

-Obvio.

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¡Wilbert!

El grito asustó ligeramente al joven guardia. A la lejanía pudo observar a su nueva Amiga, y a su lado la líder de cabellos mentas.
Ambas jóvenes llegaron hasta el muchacho.

-Hola señorita Luz -saludó con cortesía. Miró hacia Amity. -Hola menta desabrida.

Luz se burló del apodo, y Amity enrojeció de ira.

-¡Wilbert! -regañó jadeante. La risa le estaba robando la respiración. -¡No le llames así a Amity!

-No, no. Déjalo, Luz -contestó burlona. -Zanahorias sólo quiere molestar.

-¡No me llames zanahorias, vieja bruja! -gritó.

-¡¿Vieja?! -exclamó ofendida. -¡Tengo 19, niño!

-¡No soy un niño! ¡Tengo 18!

-¡Ya cállense los dos!

Gritó Luz, ambos la miraron. La morena ajustó su voz, y ambos líderes miraron al suelo apenados.

-Mucho mejor -suspiró aliviada. Apuntó a Wilbert. -Wil y yo haremos lo que nos toca, y Amity irá a su turno.

La latina no dijo nada y se abrió paso por el pasillo sin mirar a sus compañeros.
El joven levantó su casco y le sacó la lengua infantilmente, la líder lo asesinó con la mirada.

-Luz... -llamó a la morena, la misma volteó a mirarla.

-¿Sí, Amity? -cuestionó intrigada.

-De hecho, mi turno es en algunas horas -explicó nerviosa. Luz la miró confundida, sólo suspiró y le hizo señas con los ojos.

-¡Oh! -exclamó una vez que entendió. -¿Quieres acompañarnos?

-¿Puedo?

-¡No! -interrumpió molesto. -¡Esta es una misión del emperador, menta chismosa!

-Wilbert tiene razón, no sé si Belos esté de acuerdo en esto -respondió insegura. Amity desvió la mirada triste. -¡P-pero entre más mejor! ¿No?

El guardia golpeó su casco en modo de decepción.

-Sigo creyendo que no es una buena idea, Luz -interrumpió el chico.

-Ella sólo va a acompañarnos -intentó excusarlo. -Ella no hará nada, ¿Verdad?

Miró con sonrisa cómplice a la chica, quien sólo asintió nerviosa. El pequeño guardia sólo se quedó callado.

-¿Eso es un sí? -preguntó tímida. El pelirrojo soltó un bufido como respuesta. -¿Qué esperamos? ¡Vamos!

Wilbert volteó a ver a la líder, quien sólo le sacó la lengua victoriosamente. El joven desvió su mirada molesto.

Si que tenían un largo día por delante.

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Cierta morena se encontraba perdida en sus pensamientos mientras llevaba cierta documentación que le había requerido el doctor.

Y pensar que regañaba tanto a su hija cuando se perdía en su mundo.

Aún seguía pasmada con la situación. Si una persona cualquiera pareciera un día como si nada y te dijera que tu hija está atrapada en un mundo mágico ¿Le creerías?

Al principio se lo tomó como una broma de mal gusto, era obvio, pero ya no le importaba si hablaban patrañas fantasiosas,

ella sólo quería saber sobre su hija.

Así que aceptó conocer a la tal Edalyn Clawthrone, la supuesta bruja mentora de su hija. Se sorprendió mucho al saber que era una persona realmente agradable. Quizá demasiado.

Pero ignorando el hecho de que la bruja le empezaba a agradar, su última carta aún la tenía atónita.

En la carta de hace dos días, la bruja había prometido decirle a Luz sobre el portal ¿Acaso no lo sabía ya?

En fin, estaba feliz por escuchar la dulce voz de su niña ¿Cómo sería? Habían pasado cinco años, seguramente ahora era toda una dama.

La emoción la estaba carcomiendo.

Noceda

Llamó una voz, volteó a su dirección dándose cuenta de que era la doctora. Una mujer de corazón

Y su modelo a seguir.

Camila soñaba con el día en llegar a ese puesto. Estaba segura de que sería difícil, pero los Noceda jamás se rinden.

"Mamá es una heroína"

Recordaba la dulce voz de la niña de sus ojos. Su pequeña Luz.

Camila

Una mano en su hombro la sacó de sus pensamientos.

-L-lo siento, Katy -se disculpó apenada. La contraria le sonrió con dulzura.

-Veo que estás muy distraída está semana ¿Está todo bien? -preguntó preocupada. La morena asintió. -Y dime ¿Cómo está Luz? ¿Cuándo va a volver?

-Aún no lo sé, pero espero que sea pronto -respondió tranquila.

-Esa niña desploma dulzura, sólo espero que Boston no la vaya a cambiar -argumentó.

Camila le había dicho a todos que su hija estaba de intercambio en otro país, muy pocos le creyeron. Pero ciertamente daba igual, no había muchos que se interesaran en ellas.

-No lo creo -contestó segura. -Es Luz, y siempre seguirá siéndolo.

La doctora sonrió con empatía y fue correspondida por Camila. Sacó papeleo y miró a la enfermera con una sonrisa nerviosa.

-¿Me harías el favor? -cuestionó tímida. La contraria sólo suspiró cansada y le sonrió burlona.

-¿Qué piso? -preguntó rendida.

-Piso 4, en el almacén del ala B -respondió alegre.

Camila tomó los papeles y se dirigió hacia las escaleras, el elevador estaba descompuesto actualmente.

Suspiró cansada, aún tenía un largo turno por cubrir ese día.

Diez horas más para ser concretos.

Pero nadie la alejaría de su meta, ser una gran doctora. O cómo decía una pequeña Luz cuando tenía seis

una heroína.

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¡Agh!

Soltó molesta la humana. Sus compañeros se dieron cuenta de esto.

-¿Pasa algo, Luz? -preguntó educado el guardia. Luz hizo un puchero.

-¡No hay nada! -exclamó enfadada. -De todos los libros que hay aquí no encuentro nada ¡Aún faltan muchos!

-Talvez si me dejaran ayudar, podrían encontrar más fácil lo que sea que estén buscando -interrumpió Amity. Estaba hundida en un sillón notablemente enfadada.

-Pudiste retirarte cuando quisiste -respondió molesto Wilbert, que ahora no traía su casco. -Sabías que esta era nuestra misión y aún así veniste de metiche.

Amity se levantó de su asiento molesta y encaró al muchacho.

-¡Mocoso grosero! -vociferó.

-¡Vieja amargada! -respondió.

-¡Ni empiecen ustedes dos! -gritó molesta Luz acercándose a ambos. -¡Cielos! Parecen perros y gatos.

-¿Perros y gatos? ¿Qué es eso? -preguntó intrigado el joven.

-Umm -inventó una explicación. -Me refiero a que son como el ¿Aceite de abeja y la miel de mosca?

Dijo insegura. El joven la miró atento.

-¿Dulce y grasoso? -preguntó. La morena saltó alegre asintiendo.

-¡Eso! -exclamó aliviada. -Me alegra que entiendas la referencia. Y creo que me alegraría que tú y Mittens se llevaran mejor.

-¿Mittens? -cuestionó extrañado. Luz se irguió notablemente aterrada, al frente Amity la miraba abochornada y totalmente molesta.

-¡Yo no dije Mittens! -gritó nerviosa. -M-me refería a Amity.

-¿Es una clase de apodo? -el chico miró a Amity cínico. -Es adorablemente patético. No muy digno de un líder de aquelarre, menta.

-No te golpeo porque eres un niño -amenazó. -Tus padres debieron enseñarte modales.

-Y a tí debieron enseñarte a no ser una amargada -contestó infantil. Miró a Luz. -Luz ¿Por qué tienes amigos tan raros?

La latina se palmeó el rostro decepcionada. Ambos jóvenes parecían unos niños.

-En fin, creo que no hay nada aquí. Tendremos que buscar en otro sitio -habló firme, Wilbert asintió. -Además Amity no es rara, en realidad es muy linda.

Se sonrojó con sus propias palabras, y la bruja sonreía bobamente con un enorme sonrojo cubriendo su rostro. El guardia desvió la mirada fingiendo vomitar.

-Deberías escoger mejor a tus pretendientes, Noceda -habló hacia Luz señalando a Amity y después señalando su propio cuello fingiendo cortarlo.

La latina soltó una sonrisa tierna, y la bruja de cabellos aquamarina imaginaba como matar al mocoso ese.

-¿A qué te refieres, maldito moco... -su insulto fue interrumpido con un ruidoso sonido a la vez que su bolsillo temblaba, era una alarma. Suspiró pesadamente y la apagó. -Es hora.

-¿Ya te tienes que ir? -preguntó desanimada Luz, la contraria asintió triste. -Bueno, yo me quedo un rato más. ¿Puedo pasar por tí después de tu entrenamiento?

-¿Cómo una cita? -cuestionó ilusionada, pero rápidamente se tapó la boca al darse cuenta de sus palabras.

-B-bueno, si así lo quieres llamar -contestó nerviosa, se dió la vuelta tapando sus mejillas sonrojadas. -Ya sabes, íbamos a preguntarle a Eda sobre tu palismán.

Amity se cacheteó mentalmente, había olvidado ese detalle.

-Cierto, cierto -respondió callada.

-Bueno -habló la morena. -¿Un abrazo de despedida?

Extendió sus brazos y Amity no dudó en llegar a ellos rápidamente y apretarla en un abrazo. Wilbert rodó los ojos.

La bruja huyó despavorida y la latina la miró con ternura. Se volvió hacia su compañero que la miraba con enfado.

"Son un desastre gay"

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Ay :'^}
Disculpen la tardanza~

Ya apareció el pov de Camila>:))

Espero les haya gustado el cap, no olviden votar 🖤🖤

¡Hasta la próxima!

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