Hechizo equivocado
Amity se dirigió a paso decidido dirección a la biblioteca del castillo, en su rostro había un semblante de complicidad.
Aunque aborrecía cuando sus hermanos la molestaban sin motivo ahora los entendía, debía admitir que Wilbert era alguien divertido de molestar. Además podría pasar más tiempo con su chica, dicho pensamiento le generaba un sentimiento inconmensurable¹ de calidez en su pecho.
Se paró frente al enorme portón, el incesante barullo dentro del mismo confirmaba que se trataba de las personas que buscaba.
Abrió la puerta y los encontró peleando infantilmente. No sabía si sentirse enternecida o decepcionada.
-¿Amity? -preguntó curiosa Luz volteando a su dirección. Wilbert hizo lo mismo.
-¿Mentas? ¿Qué haces aquí? -interrogó extrañado el pelirrojo. Inmediatamente se dió cuenta de que los habían cachado y se avergonzó levemente. -Nosotros estábamos... trabajando. Sí, trabajando como los jóvenes responsables y maduros que somos.
-Trabajo, ¿Eh? -insinuó incrédula Amity. -Invéntate otra, Zanahorias. Parece que mentir no es lo tuyo.
-¡Que no me llames así! -chilló infantil Wilbert. -Además ¿Qué haces aquí? ¿No tienes otras personas que insultar?
La sonrisa maliciosa en el rostro de Blight le dió mala espina al joven guardia.
-Sorpresa~ -canturreó victoriosa Amity. Luz abrió los ojos estupefacta.
-Tú... -lo pensó desnortada², finalmente soltó un escandaloso chillido y abrazó al menor por los hombros. -¡Amity trabajará con nosotros!
-¡¿QUÉ?! -preguntó exaltado el menor. La líder de aquelarre se acercó con sonrisilla maliciosa y le tendió la mano.
-Será un gusto trabajar con ustedes -declaró engreída. -Za-na-ho-ri-as~
-¡NO!
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-No puedes seguir toda la vida enojado, Will -insinuó decepcionada Luz, el pecoso estaba a por lo menos cinco metros de ellas. -Trabajar con Amity no puede ser tan malo. Además... no tenemos de otra je.
-¡Yo no quiero trabajar con ella! -objetó molesto Wilbert. -¡Es engreída y sólo sabe llamarme por apodos absurdos!
-Eso no es cierto, Calabacín -respondió divertida Amity, el chico volvió a encenderse en rojo.
-Blight, ya déjalo -imploró apenada Luz. -No encontré nada útil por acá ¿Qué hay de ustedes?
Amity y Wilbert negaron. La humana resopló frustrada.
-Aquí no hay nada útil, lo aseguro -confesó enfadada Luz. -¿Están seguros que no hay otro lugar en el que podamos buscar? Esto se está volviendo una pérdida de tiempo.
-Coincido con Luz -alentó decepcionado el pelirrojo. -Hemos buscado por semanas sin resultado, pero yo no conozco muchos lugares además del castillo.
La bruja de cabellos teñidos pareció pensarlo detenidamente. Puso una mueca insegura pero finalmente habló.
-¿Qué hay de la biblioteca central? -cuestionó intrigada Amity. Luz la miró desorientada y Wilbert ni siquiera entendía a qué se refería.
-¿La biblioteca central? -repitió confundido el pelirrojo, lo reflexionó. -Creo que sólo he ido una vez hace mucho, no estoy seguro.
-Pero ¿En qué nos podría ayudar una biblioteca dedicada para alumnos de Hexside? -cuestionó confundida Luz, Amity negó.
-Aunque tenga gran conexión con Hexside, no es perteneciente a la misma. Se puede considerar como una unidad pública -respondió segura Amity. -Quizá y haya algo perteneciente del castillo guardado allá.
Luz soltó un juguetón ohhhhhh, y Wilbert fingió indiferencia pero realmente estaba interesado.
El chico se fijó en cierto detalle, detalle que no desaprovecharía.
-No suena mal movimiento, chocomenta -admitió pensativo Wilbert, Amity abrió lo boca ofendida.
-¿Chocomenta? -preguntó entre dientes la teñida, el chico sólo le dió una mirada divertida.
-Bueno, no es por recalcar ni nada, señorita líder -respondió con ironía. -Pero deberías cuidar más tu aspecto, tus raíces están creciendo.
Amity se quedó estupefacta unos segundos, inmediatamente buscó entre sus objetos un espejo y comprobó las palabras del chico.
Aunque no eran considerablemente malas todavía su cabello real ya amenazaba con hacer presencia, instintivamente gruñó de disgusto.
-Lo arreglaré después -respondió de mala gana chasqueando su lengua. -fijado.
Luz se acercó cautelosamente para verificar la afirmación, sonrió al recordar una pequeña Amity con raíces más notables y siendo más despreocupada.
Sin permiso acarició las puntas teñidas de la bruja quien se sobresaltó ante la repentina presencia de la humana.
-Pues a mí me parece que su cabello es lindo -afirmó acariciando el lacio y suave cabello. Amity sonrió levemente.
-Gracias, Luz -contestó boba Amity tras atraparla en un abrazo. -Tu si sabes lo que es respetar a alguien, no como otros.
Wilbert hizo señas de repudio ante la melosa escena.
-Me dan diabetes -confesó tedioso el pelirrojo. -Hasta ya parecen novias.
Amity y Luz compartieron una mirada cómplice.
-Oh -jijeó³ nerviosa Luz. -Quizá es por qué lo somos.
-...
¡¿QUÉ?
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Lilith estaba sentada cómodamente sobre el sillón degustando un delicioso té humano encontrado en el rincón de la alacena durante la hora de la limpieza.
-Matcha -ronroneó con placer el susodicho sabor a la par que admiraba con fascinación el libro en sus manos.
-¿Qué eres Lilith? ¿Una anciana? -preguntó divertida Eda aventándose al sillón al lado de su hermana, en sus manos poseía una taza de su tradicional sangre de manzana. -Uy, uy, uy ¿Qué es eso? ¿Otra novela corta de vaqueros que encontraste en los objetos olvidados del puesto?
La cara de la mayor enrojeció de la vergüenza.
-¿Y qué si lo es? -contraatacó Lilith. -Metiche.
-No te enojes, hermanita -respondió con sonrisa burlona Eda. -Sé lo nerd que sueles ser, es por eso que me encargué de buscarte más de esas tontas novelas cortas que te gustan. Las dejé debajo de tu cama por si te interesa, estoy segura que Luz también querrá leerlas.
La pelinegra soltó un chillido de alegrías, pero rápidamente se recompuso adoptando de nuevo su postura fina.
-Gracias, Edalyn -agradeció fingiendo elegancia.
La canosa asintió y desapareció de la sala con rumbo a su habitación. Entonces Lilith siguió con su lectura.
Acarició el capítulo ensimismada, aún no comprendía las constantes desapariciones de la humana a su cargo.
En la obra que estaba leyendo, la hija de un mafioso desaparecía constantemente al igual que Luz, hasta el momento se había descubierto que su subrepción⁴ se debía a qué realmente estaba colaborando con su amante policía en su contra. Contra su propio padre.
Un escalofrío recorrió su espina dorsal. Sabía que Luz jamás las traicionaría en ese ámbito, pero aún seguía confundido con el actuar de la menor ¿Qué escondía?
Finalmente se rindió de tanto pensar y crear conspiraciones en contra de la que consideraba ciegamente como la hija que nunca tuvo. Porque Luz era la persona más inocua⁵ y adorable, incapaz de esconder secretos...
¿Verdad?
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-Entonces ¿Tú y ella...? -insinuó incrédulo Wilbert apuntando a sus amigas, Luz asintió emocionada. -¿Por qué ya ni me sorprende?
-¿Celoso, Calabacín? -preguntó orgullosa Amity, el pelirrojo le sacó la lengua infantil.
-No, para nada -respondió infantil Wilbert. -Sólo que creo que Luz podría salir con una chica que resista más al alcohol, ¿O no?
La bruja de cabellos aquamarina torció la boca y jaló uno de los rizos del menor, el mismo sólo se vengó haciéndole lo mismo.
-¡Los dos! -gruñó Luz. -¿Cuánto falta para la biblioteca?
-Unos veinte minutos -respondió apenada Amity.
-Yo tengo otra pregunta -comentó fastidiado Wilbert. -¿Por qué vamos a pie y no en el báculo de la Chocomenta?
-Somos tres personas, no creo que Agatha pueda soportar el peso -respondió entre dientes Amity. -Además todavía no lo domino bien.
-¡¿Qué clase de bruja no domina aún su paliamigo?! -preguntó obvio el pelirrojo.
Luz, estaba harta de la pelea de esos dos finalmente habló.
-Bien, es suficiente -sentenció molesta. -Los quiero separados, ¿Entienden? Yo voy al lado de Will y Amity, ve a adelante, tú nos guías.
El pelirrojo pareció estar de acuerdo, su sonrisa arrogante era evidencia. La teñida abrió la boca para objetar, pero al ver la cara molesta de Luz prefirió callarse.
Entonces en ese orden siguieron su camino, estando Amity como guía por delante y Luz y Wilbert siguiéndola desde atrás. Ninguno se dió cuenta de cierta persona encapuchada siguiéndolos con la mirada.
Llegando al final de la calle se encontraron con vendas y varios guardias desviando a las personas, la calle había sido cerrada. Amity resopló frustrada.
-Agh, iré a ver el asunto -comentó. -Quédense aquí.
-¿A dónde más iríamos? -preguntó irónico Wilbert. -Ni que fuéramos niños.
-Como sea, sólo no se muevan -contestó Amity para después ignorarlo e ir con los guardias.
La líder desapareció y el pelirrojo finalmente resopló frustrado.
-Vamos, Luz. Perdemos tiempo, buscaremos otro camino -ordenó sereno el pecoso para seguido tomar a la humana de la muñeca y encaminarse mejor de la multitud que empezaba a ponerle nervioso. Parecía un hermano mayor guiando a su hermanita.
-Pero Amity -objetó nerviosa Luz, el chico hizo un además de desinterés.
-Puede encontrarnos después -justificó desinteresado el menor. -Además, aborrezco las órdenes y más si vienen de ella. Es una creída.
La morena rió ante los comentarios tan infantiles del menor, le divertía la faceta rebelde del pecoso.
-Pues te sigo, capitán -comentó divertida Luz.
No sabía si era suerte o simplemente el pelirrojo había mentido al decir que no conocía el camino cuando Luz empezó a reconocer las calles.
-Creo que empiezo a reconocer las calles, estamos cerca -afirmó entusiasta la humana pero Wilbert no le respondió, parecía pensativo. -Hey, Will ¿Todo bien?
El menor finalmente le devolvió la mirada, sonrió levemente para darle seguridad pero nuevamente regresó a la seriedad.
-¿No sientes que alguien nos está observando? -cuestionó intrigado Wilbert. -Y lleva vario tiempo haciéndolo.
-¿Hm? ¿En serio? -preguntó curiosa Luz volteando a los lados sin encontrar nada. -Yo no veo nada.
El menor ignoró su comentario y la tomó de ellos hombros extrañando a la morena.
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Repentinamente la aventó.
El ingrávido⁶ cuerpo de la humana cayó con mediana fuerza sobre uno de los puestos del mercado, para su fortuna era uno de alfombras y cobijas por lo que su impacto fue indoloro.
-¡Nightroad ¿Qué diablos?! -chilló extasiada Luz a la par que un saco de origen desconocido impactara y explotara en una pared cercana.
El pelirrojo creyó escuchar un gruñido tras el ataque fallido, sin pensárselo mucho fue hasta la morena y jaló de ella alejándose del lugar.
-¡Es un ataque! -exclamó el de pecas. -¡Te dije que alguien nos estaba observando!
-¡No es tiempo para presumir que tenías razón, ahora sigue corriendo! -contraatacó Luz atravesando a la gente como podía mientras otro saco impactaba cerca de ellos.
-¡¿Dónde está Amity cuando se necesita?! -preguntó irritado el chico.
La ruta que tomaron terminó en un estrecho y solitario callejón, Luz se detuvo de golpe ocasionando que casi el chico cayera al detenerse abruptamente. La humana buscaba algo entre sus bolsillos.
El chico pareció explotar cuando la morena sacó unos papeles en blanco y un lápiz.
-¡¿Piensas ponerte a dibujar en una situación como ésta?! -cuestionó irritado Wilbert al notar como la humana trazaba signos desconocidos, las rápidas pisadas acercándose a ellos le estaba poniendo los nervios de punta. -Necesitamos salir de aquí, estamos atrapados.
-No son dibujos, se llaman glifos -corrigió ofendida Luz. -Y nos ayudarán a salir de aquí.
Formó toda una hilera de glifos frente a la entrada y se deslizó tocándolos a todos, enormes enredaderas emergieron de ellos tapando la calle.
-Eso nos dará algo de tiempo mientras buscamos cómo salir -explicó orgullosa, el chico la miraba con los ojos muy abiertos.
-E-eso fue... ¡¿Magia?! ¡¿Los humanos pueden hacer magia?! -tartamudeó estupefacto Wilbert, la morena sonrió divertida.
-Preguntas para después -habló inocente Luz. -Ahora trazaré un hechizo de hielo para...
Fue interrumpida, pues las plantas emergentes de los glifos empezaron a arder en fuego ¿Violeta?
La misteriosa figura encapuchada entró con una enorme sonrisa, por los finos labios pintados de un radiante rojo supo que se trataba de una mujer.
Unos labios muy similares a los de Amity.
Pensó. La piel de la extraña también era tan pálida como la de su novia, pero era claro que no era ella.
-¿Quién eres y porqué nos sigues? -encaró serio el pelirrojo, Luz desconoció por un momento ese lado del menor.
La mujer encapuchada torció al boca.
-Quítate, mocoso. El asunto es con la chica -ordenó tajante.
Luz se sintió extrañada ¿Acaso se había metido con alguien?
El chico desobedeció la orden de la extraña y se puso al frente de la humana.
-Pues ahora también es mi asunto -declaró enfadado. -Y ahora retírese si no quiere salir afectada.
Odalia se quedó estupefacta unos segundos, pero repentinamente empezó a soltar carcajadas.
¿Qué podría hacer contra ella ese adorable e inocuo⁷ chico de hebras naranjas y lindas pequitas?
Pero su expectativa del menor se fue al carajo cuando una enorme llamarada atravesó el costado de su cuello chamusqueando ligeramente su túnica.
Vaya, que eso no se la esperaba.
Y menos se esperó la aparición de su descendiente en al escena, la misma levitaba en su palismán arriba de su ubicación. Instintivamente gruñó frustrada.
-Por el puesto que me otorga el Emperador Belos, queda bajo arresto -anunció firme Wilbert. -Cualquier intento de escape será castigado.
Odalia se sentía arrinconada, pero su exasperación dominaba sobre el miedo. Allí seguía esa torpe humana mirándola con esa mirada inofensiva que caracterizaba a su especie.
-Nightroad, sólo vámonos -pidió amable Luz tomando del hombro al menor.
Entonces eso le dió una idea a Odalia mientras sonreía engreída.
-Hey, mocoso entrometido -llamó con desdén Odalia ocultando uno de los sacos. -Dulces sueños~
Y sin pensarlo arrojó el dichoso objeto dirección al chico quien reaccionó cubriéndose con los brazos. El saco estalló soltando considerable polvo, Luz instintivamente se abstuvo de inhalarlo.
Entonces Odalia invocó un hechizo de gran tamaño y desapreció con una sonrisa cínica a la par que el menor perdía la consciencia y caía siendo atrapado por la humana.
-¡Wilbert! -chilló aterrada Luz intentando reanimar al dormido chico.
La teñida bajó de inmediato para ver la situación.
-¿Qué diablos ocurrió con él? ¿Está inconsciente? -preguntó alarmada Amity. Luz ya comenzaba a hiperventilar y sus ojos denotaban que lloraría en cualquier momento.
-¡No lo sé! La extraña lanzó un extraño sacó y después cayó dormido -explicó desesperada Luz. -Tenemos que llevarlo a algún lugar seguro.
-Hay que llevarlo al aquelarre de sanadores, sabrán que hacer -propuso nerviosa Amity levantando al chico.
-No podemos llevarlo al castillo ¡Es el sobrino de Belos! -objetó nerviosa Luz.
-¿Que él qué? -preguntó confundida Amity. -Olvídalo, hablaremos de eso después. Entonces ¿Dónde?
Luz lo pensó detenidamente, hasta que por fin se animó a hablar.
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-Debemos llevarlo con Eda.
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Lilith jugaba con uno de los viejos libretos humanos olvidados de la tienda, en el título decía sopa de letras. Eda estaba en la cocina haciendo la comida.
-Vampiro -subrayó otra palabra sintiéndose orgullosa de su hallazgo y habilidad en el juego. -¿No son los seres de esa extraña película de adolescentes humana? ¿Crepus-culo?
Una fuerte risotada se escuchó desde la cocina, Eda había reaccionado ante el divertido error de su hermana.
-Crepúsculo -corrigió divertida Eda. -Y sí, es esa película del adolescente que brilla con el sol.
-Los jóvenes humanos son raros -admitió extrañada Lilith.
La puerta fue abierta bruscamente, Luz entró desesperada.
-Oh, niña. Llegas justo a tiempo para... -saludó maternal Eda, Luz ni siquiera la dejó terminar.
-¡Eda, necesita tu ayuda! -chilló alterada Luz. Atrás venía Amity con el pelirrojo sobre su espalda. -Es mi amigo, fuimos atacados.
-¿Atacados? -preguntó molesta Eda, Lilith también frunció el seño. -¿Por quién? ¿Dónde?
-Eso no importa ahora -respondió nerviosa Luz. -¿Pueden ayudar a Wilbert?
-Lilith -llamó Eda dándole un mensaje con la mirada a su hermana, la misma asintió.
-No creo que sea algo tan grave, debe ser alguna niñer... -espectó Lilith desinteresada pero puso una mueca que no le agradó mucho a la morena. -¿Quién hizo el hechizo?
-Una extraña encapuchada -respondió Luz. -¿Por qué?
-Pues tu enemiga debe tener más o menos mi edad o la de Eda -afirmó observando al muchacho y manteniendo un hechizo sobre él. -Él hechizo que le aplicó al chico es algo viejo, incluso solían enseñarlo en la escuela pero después fue retirado por peligroso.
Luz se alarmó.
-¡¿Entonces está en peligro?! -preguntó alterada Luz. La adulta negó.
-Por suerte aprendí a la perfección este hechizo, claro que puedo romperlo -declaró orgullosa Lilith. -Sólo tomará algo de tiempo.
-¿Y exactamente de dónde es tu amigo? -preguntó Eda fijándose en la insignia del emperador, su mueca de disgusto puso nerviosa a la morena. -Luz...
La humana comenzó a sudar frío ¿Cómo iba a explicarles a sus mentoras algo que era obvio?
-Puedo explicarlo -objetó nerviosa. -Pero lo haré después de que ayuden a mi amigo.
-No, jovencita -regañó Eda. -Vas a hablar ahora.
Luz resopló rendida, Amity al igual estaba nerviosa.
Bien, les contaré todo.
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Inconmensurable: tan grande que no puede medirse.
Desnortada: distraída, desorientada.
Jijear: sinónimo de reír.
Subrepción: acción oculta y realizada a escondidas.
Inocuo: inofensivo, que no hace daño.
Ingrávido: ligero, liviano.
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