Final

Copos de nieves caían cautelosamente en Seúl, adornando la ciudad de un blanco por la nieve que se iba acumulando cada vez más.

Los muñecos y ángeles de nieve adornaban sobre todo los parques, muchos disfrutaban la nevada al máximo haciendo pequeñas estructuras con esta. Y aunque hacía frío, no era un impedimento para disfrutar del invierno. ¿Y qué mejor cuando era al día siguiente navidad?

Las tiendas estaban llenas por muchas personas que, sorprendentemente muchos, dejaban las compras para la cena de Nochebuena a última hora. Era un problema tomando en cuenta que lo más famoso para festividades era la carne y vino, lo que terminaba acabándose mucho más rápido, sobre todo los más famosos y ricos para muchos. Pero, eso ya era problemas de ellos.

Por otro lado, Taehyung se había encargado como cada año a comprar las cosas días antes, para luego no andar a las prisas comprando la comida y bebidas, suficiente era ya con buscar los regalos para su hijo.

— Harina, mantequilla, azúcar y un huevo. —Mientras el pelinegro decía los ingredientes, Jungkook verificaba que estuviera todo sobre la mesa. Por otro lado, Soobin miraba de su lugar cada ingrediente curioso, que tampoco sabía muy bien cual era cual. El pequeño solo esperaba para empezar a jugar con la masa.— ¿Está todo?

Jungkook afirmó.— Sí, todo. —Miró todos los materiales que debían utilizar para preparar las galletas, sin llegar a saber por dónde empezar.

Ya tenían todo preparado, y también habían procurado lavarse bien las manos antes de hacer cualquier mezcla.

Taehyung le miró burlón, más al ver la cara de confusión del pelirubio.— No sabes por dónde empezar, ¿cierto?

— Hace mucho que no hago galletas.

— ¡Hay que empezar por la mantequilla y el azúcar! —Informó el niño tomando el batidor.

— Muy bien, conejito. —Tomó el instrumento de cocina y se lo ofreció a Jungkook, recibiendo una mirada confundida por parte de este.— Aprenderás a hacer galletas, así que tu empiezas haciendo la crema, ¿te parece? —Con ciertos nervios, tomó el batidor y la fuente, combinando la mantequilla con el azúcar, empezando a batir para obtener una crema.

Luego de obtener la crema, agregaron el huevo y mezcló. Para lo siguiente, fue el turno de Taehyung, agregando la harina hasta que pudieran empezar a amasar y poder obtener una masa lisa y suave.

A amasar también se unió Soobin, era algo que le entretenía. La masa era suave, casi funcionaba como un método para desestresarte, aunque tampoco querían pasarse, que necesitaban la masa para las galletas.

Lavaron nuevamente sus manos por si las dudas, y luego cuando estuvieron seguros de que ya estaban limpios, empezaron a amasar los tres un pedazo. La envolvieron en un film transparente para llevarlo al refrigerador y esperar treinta minutos. Por mientras, Taehyung iba a contestar una llamada en el salón.

Soobin tomó un poco de harina en su mano, y sin querer suspiró, haciendo que la harina vuele por la cocina, dándole justo en la cara a Jungkook que se había sentado a su lado. Nervioso abrió su boquita.

— Ups, lo siento. —Se disculpó el menor apenado. Jungkook solo sonrió enternecido.

El adulto tomó un poco de harina y levemente sopló en dirección al manor, cayendo la harina en el pelo y parte de las mejillas del pequeño. Ambos solo se rieron y empezaron a hacer una guerra de harina.

La mesa y piso se fue llenando de harina sin parar, cada vez más y más solo por el jugueteo de estos que cada vez aumentaban más la cantidad de harina para tirar al otro.

— Sí, má. Te quiero, feliz navidad. —Se despidió Taehyung de su madre, encaminándose a la cocina con una sonrisa cálida. Enarcó una ceja confundido cuando entró a la cocina y se encontró con la cocina hecha un desastre, además de que Jungkook y Soobin se tiraban harina sin parar riendo a la vez.— ¿Pero qué hacen? —Ambos restantes se miraron cómplices, luego dirigiendo su mirada al pelinegro.— Eh, no, que luego se van a arrepentir, se los advierto. —Miraba atento las acciones de los otros, y pudo ser testigo de cómo tomaron un puñado de harina y sonrieron.

La verdadera guerra empezó cuando le tiraron la harina al cirujano, quien solo los miró desafiantes y empezó a tomar puñados de harina. Era un dos versus uno, pero de igual forma era como si estuvieran pares al tener en cuenta que lo que dijo el mayor era verdad; Desafiaron a alguien que era muy competitivo, mala idea.

Entre desastre y risas pasaron los treinta minutos, y el celular de Jungkook sonó por el temporizador.

Cuando terminaron la guerra de harina, se miraron entre ellos y solo pudieron reírse uno del otro; Los tres tenían sus cuerpos enteros con el polvo blanco, sobre todo el pelo y ropa. De igual forma, parte de sus caras estaban ensuciadas por la harina, pero eso les daba igual en el momento.

Se fueron a limpiar sus caras y ropas al baño, pero empezando a jugar un poco salpicando el agua de sus manos.

Terminando ya el jugueteo, decidieron seguir haciendo las galletas, ya luego dándoles los detalles finales antes de llevar a hornear.

Jungkook tomó los moldes en forma de santa, mientras que Taehyung los de renos y por último el niño empezando a hacer sus galletas en forma de hombrecitos de jengibre, aunque no fueran de ese ingrediente en concreto, pero ¿Qué más da?

La noche había llegado, y las calles estaban iluminadas por los adornos con luces. El pelirubio apagó la luz del salón, solo prendiendo una lampara cercana junto a las luces del arbolito de navidad, alumbrando cálidamente lo más cercano a este.

Por otro lado, el infante prendió la televisión para buscar alguna película en Netflix de navidad, siendo "las crónicas de navidad".

Taehyung llevó las mantas y las galletas al centro, todos acomodándose en sus lugares, quedando en medio el pelinegro.

Conforme avanzaba la película, las galletas se iban acabando, solo quedando tres en el plato. El cansancio se iba apoderando de los tres, siendo el primero en caer el niño, cayendo cuando iba terminando la película en los brazos de Morfeo.

Jungkook al darse cuenta de eso, además de que ya iba a ser media noche, codeó con cuidado a su pareja para despertarlo. Debían dejar los regalos debajo del arbolito, y procurar que el pequeño no se diera cuenta.

— Iré a dejar a Soobin a su pieza, tú busca... ya sabes. —Susurró el pelirubio. Taehyung asintió somnoliento, ambos parándose para empezar su última misión de navidad.

Con cuidado el pelirubio tomó en brazos al pequeño para llevarlo a su habitación, dejándolo en la cama de una plaza. Lo arropó con las mantas y dejó una lamparita en forma de conejito prendida, tampoco iluminaba mucho, pero lo suficiente para sentirse seguro por las noches si llegabas a tener un poco de miedo.

Dejó junta la puerta, encaminándose al salón, encontrándose con Taehyung sacando una caja con cuidado de su habitación que llevaba escondida ya una semana.

Ambos adultos con mucho cuidado fueron dejando los regalos sigilosamente, agregando también los que había llevado a escondidas Jungkook para el menor. Llenaron de regalos debajo del arbolito, siempre con los nervios de que el niño se despertara y se diera cuenta de lo que estaban haciendo. Por suerte el menor estaba profundamente dormido, sin llegar a despertarse en ningún momento, el solo estaba tranquilo durmiendo.

Taehyung se estiró cansado, bostezando.— ¿Te quieres quedar? —Jungkook le miró sorprendido, sonriendo coqueto luego.

— ¿Dormiré en el sofá? —Ambos se fueron acercando, aprovechando que estaban solos.

— No, no por ahora. —Bromeó, haciendo que Jungkook lo tomé como un pequeño "si llegamos a vivir juntos y discutimos, tú dormirás en el sofá, sin reclamos". Aunque también podía ser que le estaba afectando el sueño, que ya estaba cansado.

Apagaron las luces y se fueron a la habitación del pelinegro, para terminar, durmiendo juntos una vez más abrazados cómodamente.

Era curioso y sorprendente que hace meses atrás, si les hubieran dicho a ambos que se cruzarían en la vida y que acabarían siendo pareja, probablemente hubieran reído porque ambos tenían ideas distintas al llegar ese semestre.

Taehyung solo era un padre soltero que buscaba la felicidad de su hijo, además de ser un padre presente para él. No esperaba una pareja, siquiera una aventura. Creía que jamás podría llegar a encontrar a esa persona que realmente aceptara que su atención iba en su totalidad más a su hijo que a otra persona, que no iba siempre a salir a citas, pero lo había encontrado.

Por otro lado, Jungkook solo iba a ese jardín para apoyar en el personal de profesores, dejando su puesto por un tiempo en el colegio como profesor. Solo pasaría ese segundo semestre enseñando a los niños de entre cinco y seis años, pero era eso, no esperaba enamorarse de alguien, menos de un apoderado.

La vida nos trae tantas sorpresas, tanto buenas como malas, pero en este caso era algo más que ideal para ambos, y claro, también para el pequeñín que desde el principio quería que ocurriera algo entre ellos. Algo que, al fin y al cabo, perduraría para muchos años más, por no decir que, para el resto de sus vidas, pero eso aun no lo sabían.

Una pequeña familia se iba formando desde ese momento.

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