Capítulo 6:
Cuando James salió del despacho de Golzine parecía realmente contento. La reunión habría ido bien. Golzine también salió con una sonrisa satisfecha. Nos despedimos de él y le agradecimos la comida y la ropa, y nos acompañó Ash hasta la limusina.
- Necesito quedarme a resolver unos asuntos pero espero veros de nuevo esta noche en el bar - nos invitó con una sonrisa.
Supuse que se quedaba para hablar de Arthur. James aceptó por los dos y regresamos al piso para descansar un rato. Mientras me duchaba, me quedé embobada pensando en lo que había pasado en el jardín. Estaba jugando con fuego y sabía que me iba a quemar tarde o temprano pero en presencia de Ash perdía el control de mi cuerpo y todas las advertencias de mi cerebro eran en vano. Solo me había sucedido algo similar una vez, con mi primer novio, y no quería pensar que ese tipo de sentimientos estaban surgiendo en una situación así. Además Ash tenía pinta de ser más de los que no repetían con ninguna chica y yo debía anteponer el trabajo y ayudar a James. Salí de la ducha con la cabeza aún echa un lío y no me di cuenta de que alguien estaba en la habitación. Para cuando se aclaró la garganta, casi se me cae la toalla del susto. Ash me observaba sin perderse detalle y la toalla aunque cubría lo importante, dejaba poco a la imaginación. En cuánto le vi, se me escapó un grito por el sobresalto.
- ¿Qué haces ahí sentado? ¡Fuera! - le regañé.
- Te estaba esperando - respondió quitándole importancia al asunto.
- Pues espera fuera.
Se puso en pie pero no se dirigió a la puerta sino que comenzó a hacercarse lentamente.
- No puedo. No contigo aquí.
Algo dentro de mí entraba en ebullición cuando usaba ese tono. Más bajo y más grave de lo normal, un tono áspero y suave al mismo tiempo.
- No puedo apartarme de tu lado - susurró una vez llegó hasta donde estaba.
Todo mi cuerpo y mi mente se habían bloqueado. El corazón me latía a gran velocidad y temía que él lo notara.
- ¿Quién eres? ¿Por qué eres capaz de hacer esto conmigo?
Apoyó la manos en la pared encerrándome con su cuerpo. De nuevo mi mirada se había quedado clavada en la suya sin poder apartarse. Casi era como dos imanes que intentas separar pero aunque lo consigues un poco, vuelven en cuestión de segundos a unirse.
- Ash... no... - murmuré.
Si algo había sacado en claro al pasar la tarde sola y meditando en la ducha, un gran lugar de reflexión todo sea dicho, era que no podía permitir algo así. En primer lugar por James, debía ser profesional. Y en segundo lugar por mí, no veía forma de que esto fuera a acabar bien para mí. Pero aunque quería gritarle que no, todo mi cuerpo me pedía que sí.
- Puedo ver que tu también lo sientes. Esa fuerza mágnetica que me empuja hacia ti - dijo inclinándose aún más sobre mí.
Traté de acercarme a su labios, todo mi cuerpo gritaba por ese contacto. Notaba su aliento contra mis labios pero ese era el único contacto real que había entre nosotros en ese momento.
- Ash... no puedo.
Apenas fue un susurro. Cada palabra que articulaba era un gran esfuerzo.
- Si vuelves a decir mi nombre así... no me responsabilizo de mis actos.
Entreabrí los labios, dispuesta a susurrar su nombre una vez más pero un miedo creció en mi interior.
- No juegues conmigo, por favor. Vete.
Sonrió de una manera que casi pareció dulce.
- No podría. Si ahora mismo te pasara algo... perseguiría al culpable y me aseguraría de que lo lamentara.
Aquellas palabras me hicieron recordar con quien trataba. No era un chico cualquiera. Era Ash Lynx. Lideraba las bandas de Nueva York y seguramente había hecho cosas inmencionables.
- No me conoces. Y aunque lo hicieras... esto no debería... no puede pasar.
Asintió suavemente y curvó los labios en una sonrisa algo triste.
- Lo entiendo - susurró antes de separarse de golpe y salir de la habitación.
Aquel distanciamiento tan brusco fue como un jarro de agua fría. Como si me hubieran arrancado algo, algo que ahora faltaba. Necesitaba procesar lo que acaba de pasar, todo lo que Ash me había dicho y como iba a encajarlo. Me vestí aún con el pulso acelerado y prescindí del maquillaje. Abrí el whatsapp y corriendo escribí a mi mejor amiga, Leonor. La había mantenido informada de todo pero aún no le hbaía contado lo de hoy. Ni lo del jardín, ni lo de la foto, ni mucho menos lo de ahora. Le conté todo al detalle y ella reaccionó como cabía de esperar. No recibí un audio con sus gritos de milagro pero los emojis fueron bastante sugerentes. Traté de hacerle ver la situación, no era un chico que había conocido de fiesta, era un chico que solo dios sabe por qué habría pasado y todo lo que habría hecho. Seguramente se acabaría cansando y dejaría de jugar conmigo en algún momento. Y esto era trabajo, no me podía permitir distraerme y mucho menos que eso afectara al trabajo de James. No era algo viable y solo estropearía la oportunidad que se me había ofrecido. "Acabas de decir que no puedes controlarte casi. ¿Cómo va a ser algo malo sentirte así? Aprovecha la ocasión mientras puedas. No vas a estar allí toda la vida y Ash seguramente tampoco espere a que te dé el venazo. Ya tendrás tiempo de arrepentirte después y si lo separas del trabajo por que pase una cosilla o dos no pasa nada." me contestó en un intento por aconsejarme. Seguía teniendo dudas pero le agradecí sus consejos. Siempre era bueno poder desahogarse con una amiga cercana. Me pidió las fotos de Ash pero le dije que aunque confiaba en ella y sabía que no saldrían de ahí, le había prometido no compartirlas y quería mantener esa promesa.
- Katrina, salimos ya - me avisó James.
- Voy - contesté algo sobresaltada, como si me hubiesen pillado con los platos rotos.
- ¿Qué quería Ash antes?
- Realmente nada - mentí.
- Parece que te estás acercando. Eso es bueno. Puede que así cuando hable con él le suelte la lengua.
Me puse en pie y cogí una chaqueta donde guardé la cartera y el móvil. Solo ibamos al bar así que no necesitaría mucho más. Cuando salí del cuarto, Ash estaba esperando apoyado en una pared. Nada más verle todo mi cuerpo reaccionó. Tenía razón. Yo también notaba ese magnetismo y me estaba volviendo loca. El camino al bar en el coche fue una competición de miradas intensas entre Ash y yo mientras James le hacía algunas preguntas sobre las bandas y el día a día. En la entrada nos esperaba Skip que se lanzó a abrazarme en cuanto me vio.
- Jefe, ha venido Shorter - le dijo en cuanto se separó.
- Gracias, Skip.
Entró al bar a toda prisa y se lanzó contra un chico joven de rasgos asiáticos con el pelo rapado a excepción de una cresta de un color morado bastante llamativo. Llevaba un chaleco de color amarillo que contrastaba a la perfección con el color del pelo y me fijé en el piercing que llevaba en la ceja izquierda. Ash le abrazo y ambos se saludaron de forma abrumadora. Desvié la mirada y analicé el ambiente. Algunas caras me sonaban y otras no. Mucha gente de las bandas debía pasar por ese bar. James me arrastró hacia Ash y su amigo y nos presentó.
- Shorter Wong, ¿verdad? - le preguntó tendiéndole la mano - Soy James Smith. Estoy escribiendo un artículo. Es un placer conocerte. Esta es mi ayudante Katrina, es fotógrafa.
Shorter dudo unos segundos antes de darle la mano y después me miró a mí. Me dedicó una enorme sonrisa.
- Un placer, señorita. Deja que te invite a una copa - dijo girándose hacia la barra.
- Prefiero no beber alcohol - respondí antes de que me sirviera nada.
- Es verdad, es malo para el cuerpo - me apoyó Skip.
- ¿Cómo va a ser malo? - contestó Shorter indignado - Una cerveza al menos - me animó.
Asentí y con una carcajada de emoción sacó unas cuntas cervezas. Ash cogió la suya y me tendió una a mí. Rocé sus dedos a propósito mientras le daba las gracias. Shorter miró unos segundos a su amigo seguramente tratando de analizar la situación.
- Arthur está cabreado - dijo entonces.
Ash apartó la mirada de golpe para mirar a su amigo.
- He oído que va a mandar a varios de sus hombres venir a por ti. Estaba esperándote para contártelo. No sé cuánto tardará en enterarse de que ya has llegado pero no creo que mucho.
- James, tenéis que iros. Skip sácales por la puerta de atrás.
Skip comenzó a guiarnos hacia una puerta al final de la barra cuando alguien abrió la puerta del bar de golpe. Reconocí a Arthur entre los hombres que entraron. Ash se acercó a él.
- ¿Quieres algo? - espetó.
- Ya sabes lo que quiero.
- Y tú ya sabes que las bandas nunca serán tuyas.
- Puede ser que Golzine te tenga cariño pero siempre puedes volver a su lado como juguete. No te necesita para liderar las bandas.
- Largaos de aquí. Ya hemos tenido esta pelea otras veces y siempre acaba mal para vosotros - se metió Shorter.
Skip tiró de mí para que le siguiera pero una preocupación se había instalado en mi mente y quería quedarme y asegurarme de que todo iba bien. Cuando devolví la vista a la discusión, vi como Ash y Shorter se apartaban de golpe para ponerse a cubierto. Segundos después oí los disparos. Skip tiró de nuevo de mí y esta vez le seguí hasta detrás de la barra. Cogió un bate que había bajo la barra y se quedó agazapado a mi lado. Un tío salió volando por los aires y cayó detrás de la barra junto a nosotros. Cuando trató de saltar la barra para volver hacia la pelea Skip se acercó con el bate y le golpeó varias veces. El hombre se giró hacia el pequeño niño y no pareció dudar mientras se preparaba para golpearle. Aparté a Skip y le puse a mi espalda. Desvié el puñetazo y cogí uno de los botellines de cerveza para estampárselo en la cabeza. Algo aturdido dio unos pasos hacia atrás y terminó por caer cuando le propiné un puñetazo en la mandíbula.
- La chica. Cogedla - oí que gritaba Arthur.
Me giré hacia él y vi que me señalaba a mí. Mierda. Los guardaespaldas de la policía que se nos habían asignado entraron en ese momento. Los siguientes momentos fueron muy confusos y sucedieron muy rápido. Skip me agarró de la mano para guiarme a la salida, oí a Ash gritarme que corriera, oí como Shorter le gritaba que se pusiera a cubierto y la policía trató de detener a los asaltantes. Estabamos empezando a subir las escaleras que había en la puerta trasera cuando un enorme brazo me rodeó la cintura y me levantó por los aires. Un grito se me escapó mientras aquel enorme gorila me ponía en su hombro de cualquier manera.
- Suéltala - gritó Skip.
- La tengo - gritó el gorila.
Todo el equipo de Arthur se movió hacia la puerta trasera, ya que la policía bloqueaba la principal. Traté de soltarme sin éxito y Skip trató de detenerles pero le apartaron de un empujón. Me lanzaron al interior de una furgoneta con cristales tintados y una vez dentro me amordazaron con cinta adhesiva y me ataron las manos a la espalda. Puede que supiera algo de defensa personal pero dos tipos enormes me estaban sujetando y contra eso no podía hacer nada.
- Aseguraos de que esté bien atada. Ya habéis visto que la gatita tiene garras - ordenó Arthur.
Seguramente se refería al tío al que había dado el puñetazo.
- Y dormidla. No quiero que arme un escándalo.
Uno de sus hombres había cogido un pañuelo y lo impregnó con un líquido que supuse que era cloroformo. Traté de resistirme y aproveché que el cloroformo tardaba un poco en hacer efecto, pero poco a poco mis patadas y empujones se volvieron más débiles hasta que finalmente me quedé dormida.
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