Capítulo 5:
Llegamos a una enorme mansión que pertenecía a Golzine. Ash me ayudó a bajar del coche y me ofreció su brazo.
- Vaya. Si el lince no es tan salvaje - dije con un tono sarcástico.
Ash sonrió algo molesto. Le cogí del brazo y entramos a la mansión. Golzine nos recibió en la entrada del comedor.
- Muy buenas tardes. Bienvenidos - nos saludo.
- Es un placer, Señor Golzine - dijo James.
- Muchas gracias por todo - añadí yo.
- Señor Smith - dijo dándole la mano -. Señorita Blue.
Le tendí mi mano y se inclinó ligeramente para besarla.
- Desde luego la ocasión requiere de una foto para conmemorarla - dijo Golzine.
- Seguro que quedará magnífica en el artículo - añadió James.
Un fotógrafo se acercó y oí como Ash resoplaba. James se colocó entre Golzine y yo y Ash se colocó a mi lado. Colocó su mano en la parte baja de mi espalda, que debido al vestido que ÉL había elegido, estaba descubierta. Sonreí para la foto mientras notaba como mi corazón se aceleraba. Cuando el fotógrafo se apartó, Ash se inclinó sobre mí.
- ¿Crees que tú serás la siguiente en poder hacerme una foto? - susurró.
- Eso espero - contesté girándome para mirarle.
Sus ojos, de un verde increíble, tenían algo que me impedía apartar la mirada. Con un gesto de la mano, sin romper el contacto visual, me invitó a sentarme en el lateral de la mesa. Él se sentó junto a Golzine y yo a su lado. James estaba al otro lado de la mesa frente a Ash. La comida estaba increíble y no pude evitar hacer alguna que otra foto a los exquisitos platos que nos ofrecían. La conversación varió desde la estancia en Nueva York hasta nuestras respectivas profesiones. También se mencionó en alguna ocasión el artículo que James iba a escribir y Golzine se interesó por mi trabajo como fotógrafa. Cuando terminamos de comer Golzine invitó a James a su despacho para discutir algunos aspectos del trabajo y le pidió a Ash que me enseñara los jardines. Diambulabamos por unos pasillos cuando oímos a alguien dando gritos.
- Pues decidle a Golzine que no pienso esperar - gritó.
Ash se adelantó y entró en escena.
- Vaya, vaya. Sí eres tú, Arthur.
- El juguete favorito de Golzine. ¿Por qué no me sorprende?
Me asomé al vestíbulo y vi a un hombre que tendría casi 30, rubio con el pelo despeinado y cara de muy pocos amigos.
- Vaya. Buenas tardes, señorita - dijo Arthur.
- Espérame fuera - me ordenó Ash sin apartar la vista de aquel hombre.
Caminé a la salida. Si Ash estaba en guardia sería mejor no meterme. Arthur me interceptó rápidamente y me cortó el paso.
- Pero que belleza - dijo apartando un mechón de mi rostro.
Todos mis sentidos estaban alerta. Este era un hombre peligroso. Me fije en que sus dedos tenían unas cicatrices bastante feas.
- ¿Cuánto cobra esta preciosidad, Ash? Seguro que me la puedo permitir y hacerla olvidar que ha estado con niñito como tú.
Ante aquellas palabras se me encogió el pecho. Ash se plantó a mi lado y me puso detrás de él.
- No creo que al viejo le agrade que molestes a sus invitados de honor.
- Oh, vaya. Mis disculpas al viejo... y a la señorita - contestó con una sonrisa que me puso la carne de gallina.
- Ya causas suficientes problemas en la calle. No vengas aquí también a molestar.
- Tú eres el líder. Tú mandas.
- Espero que no lo olvides.
El hombre se fue y hasta que no estuvo lejos Ash no se relajó.
- ¿Estás bien?
- Sí. No me ha hecho nada.
- Arthur es miembro de una de las bandas que lidero. Lleva mucho tiempo queriendo quitarme el puesto.
- Puede que solo sea una coincidencia pero Skip me dijo que le volaste los dedos al último tío que intentó coger tu arma. ¿Fue él?
Ash me miró sorprendido y luego sonrió.
- Sí. Me sorprende lo rápido que aciertas con algunas deducciones.
Me invitó a salir y una vez fuera fuimos rodeando la mansión. Tenía un jardín enorme con alguna que otra fuente de agua y hasta un estanque. Saqué el móvil he hice un par de fotos. Comprobé la historia de esa mañana en la que le pregunté a mis seguidores si querían un vídeo de preguntas y respuestas. Como era de esperar había una mayoría casi absoluta de sí. En una de las fotos añadí la opción de preguntas e indiqué que serían para el vídeo. Ash se había adelantado un poco y miraba unos rosales. Sabía que esto podía acabar mal pero quería arriesgarme. Evitando llamar la atención puse la cámara del móvil y me coloqué a una distancia prudente. Saqué un par de fotos pero entonces me miró y me pilló com las manos en la masa. Bloqueé el móvil a toda velocidad y segundos después me lo arrancó de las manos.
- Eso es de mala educación.
- Si no te gustan prometo borrarlas.
- Vas a borrarlas me gusten o no.
- ¿Por qué tanta negación hacia las fotos?
- No me gusta que mi imagen salga por ahí.
- No voy a hacer nada con ellas.
- Solo ponerlas en un artículo que va sobre mí y las bandas.
- No voy a poner fotos sin tu consentimiento.
- ¿Por qué debería creerte?
- Porque no he hecho nada para que dudes de mí.
Aún algo molesto se quedó callado.
- Por favor - dije acercándome peligrosamente -. Deja que me las quede.
- No.
Seguí acercándome, muy consciente de cada uno de mis movimientos.
- Prometo no usar las fotos para nada.
Su expresión se fue calmando a medida que me acercaba. A penas quedaba espacio entre los dos. Gracias a los tacones llegaba casi a su altura. Lentamente coloqué una mano sobre su hombro y no aparté la vista de sus labios. Realmente esto me iba a doler tanto como a él.
Incliné la cabeza ligeramente y cuando mis labios casi rozaban los suyos estiré la mano que tenía libre para recuperar el móvil. Ash se dio cuenta demasiado tarde pero cuando fui a separarme victoriosa se apoderó de mi cintura y me acercó a él. Traté de apartarle aunque algo a desgana ya que su cercanía era realmente agradable. Un tacón me hizo tropezar con la hierba y Ash evito que mi caída fuera excesivamente dolorosa. Se tiró sobre mí y con su cuerpo impidió que me moviera un solo milímetro.
- No empieces algo que no puedas terminar.
Comenzó a pasear sus dedos por mi costado y descendió hacia la falda del vestido. Traté de apartarle con un pie pero atrapó mi tobillo.
- Como te sentirías tú si alguien dejase algo a medias.
Soltó el tobillo y fue subiendo la mano por mi pierna. Mi cuerpo, completamente fuera de control, tembló ligeramente ante ese contacto. La mano rozó suavemente mi muslo y se dirigió a la cara interna. Un cosquilleo me recorrió todo el cuerpo. Cuando me di cuenta de que mi respiración comenzaba a ser entrecortada le aparté de un empujón. Esta vez si se quitó y me liberó de su agarre. Se puso en pie y me tendió la mano. Sabía que mis piernas no serían capaces de sostenerme. Mi cuerpo temblababa ante la excitación y necesitaba unos segundos para recomponerse. Ash parecía en perfecto estado. Debía tener mucho práctica en ese asunto. En vez de darle mi mano le tendí el móvil.
- La mano era para ti - me dijo.
- 7142.
Me miró sin comprender.
- La contraseña. Puedes borrar la foto.
Sonrió.
- Puedes quedártelas.
Me hizo otro gesto con la mano y esta vez si le di la mía. Me puse en pie y traté de concentrarme en que mis piernas no fallaran.
- Volvamos. El viejo ya debería estar terminando.
Se dio la vuelta y comenzó a andar hacia la entrada. Desbloqueé el móvil y miré las fotos. Eran muy bonitas y Ash salía increíblemente bien. Tenía un perfil magnífico y era realmente atractivo. Bloqueé el móvil y seguí a Ash.
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