Who are you?
Título. ¿Who are you?
Trama. ... WHAT DO YOU WANT FROM ME? JUST LEAVE ME ALONE! ...
N.A. *Inserte risa malvada aquí* *inserte sonidos de rayos y truenos*
(Narrador externo)
Estaba tumbado sobre su cama, mirando al techo mientras la preocupación le carcomía por dentro.
Peasley llevaba ya un par de días preocupado. Hace exactamente tres días había quedado con Luigi para tener una cita en el cine, pero el plomero no se había presentado.
Obviamente le llamó para ver si le había pasado algo pero no obtuvo respuesta alguna en ningún momento. Incluso fue a su casa pero allí no había nadie.
Intentaba tranquilizarse cada día mientras realizaba sus responsabilidades con el pensamiento de que podía ser que la princesa hubiera sido secuestrada y que había ido con su hermano a rescatarla siendo esa la razón por la que no le respondía, y se aferró a ese pensamiento. Cada vez que inconscientemente pensaba en Luigi se decía a si mismo: "Está bien, no le ha pasado nada."
Pero ese mantra que repetía una y otra vez se fue al traste cuando Peach le invitó a su castillo, señal, pensó él, de que ya la habrían rescatado, pero aún así cuando le volvió a llamar éste seguía sin contestar.
Por lo que fue al reino Champiñón a hablar con la princesa, pensando que ella pudiera saber algo.
(...)
Peach estaba tranquilamente sentada con una taza en la mano mientras el príncipe iba caminando de un lado a otro de la sala, mientras cada vez que pasaba por la mesa tomaba un rápido sorbo de café y volvía a dejar el vaso en la mesa hasta que quedó vacío y se sentó nervioso.
- ¿Dónde puede estar?- Y consciente de que Peach le estaba mirando rectificó sus palabras.- Quería decir, ¿dónde pueden estar?
- La verdad que hace unos días que no veo a Mario.- dijo pensativa.- Pero no creo que les haya pasado nada. Llevas un par de días preocupado y te has acabado sugestionando. Aunque puede que él sepa algo de ellos... ¡Toadsworth!
El nombrado entró en la sala inmediatamente después de su llamada, con un montón de papeles bajo los brazos, se le notaba bastante ocupado.
- ¿Me llamaba princesa?
Peach se sintió un poco culpable por haberle llamado estando en aquella situación, pero pensó en darle alguna compensación más tarde.
- ¿Sabes algo sobre Mario y Luigi?
- Pues se muchas cosas sobre ellos, pero no entiendo que querría usted saber en estos momentos.- dijo con una expresión confundida.
- No.- dijo Peach aguantándose la risa, mientras Peasley rodaba los ojos, aunque la chica juraría que si él no estuviera tan preocupado estaría igual que ella.- Me refería a si sabes donde están ahora, llevan varios días sin dar señales.
- Déjeme pensar.- pensó mientras masajeaba la punta de su bigote con los dedos.- Escuché que hay un Gran Prix y creo haber visto que el maestro Mario y el maestro Luigi estaban apuntados. La carrera de hoy se celebra en el reino de la princesa Sarasaland.
- ¿De verdad? Muchas gracias, no necesitamos nada más.- el toad se retiró y la princesa se dirigió a su compañero.- ¿Lo ves? No tenías por qué preocuparte.
Peasley suspiró, se había quitado un gran peso de encima.
- Aún así no entiendo por qué no me contesta.
- Puede que se pase el tiempo entrenando porque está aspirando a la copa y ni mire su teléfono.
- Creo que tienes razón. Iré a verlo y a animarlo.
La princesa sonrió y le acompañó hasta la puerta.
- Buena idea. Te acompañaría pero acabo de agotar mi tiempo de descanso y debo volver al trabajo, así que saludales de mi parte.
(...)
Después de haber llegado a el reino de Sarasaland, ya que la carrera de aquel día se celebraba en el circuito de Daisy, se dirigió a la zona donde los corredores guardaban sus karts.
Por todas las serpentinas y globos que habían desperdigadas por todas partes, y que ya no hubiera nadie en las gradas supuso que la última carrera ya había tenido lugar y que habían ido a celebrar la victoria del ganador, la clasificación en la pantalla central mostraba la posición donde habían quedado los participantes.
Vió a Luigi en el cuarto puesto, Peach tenía razón en cuanto a lo que estaba en la lucha por el podio, pero parecía que al final no lo había conseguido.
Recorrió la pista ya vacía, atravesando los talleres ya cerrados, la zona estaba muy oscura, excepto por una luz que salía de la única puerta que estaba abierta.
Al pasar por allí pudo ver a una persona trabajando en un kart de color verde, sacando piezas del interior del cual salía humo.
- Maldita sea, me la han jugado. Esto está inservible.- gruñó tirando la pieza a un montón de otras muchas piezas quemadas que había detrás de él sin darse la vuelta.
Tras oír su voz se dió de que aquella persona era su querido Luigi.
Le pareció algo extraño que estuviera allí solo, pero decidió acercarse sin hacer ruido abrazándolo por la espalda.
A punto estuvo de llevarse un martillazo en toda la cara por aquella acción, pero por suerte ambos tuvieron los reflejos suficientes, uno para esquivar y el otro para contenerse.
- ¿Luigi?- dijo un poco apurado y rompiendo a sudar por el susto del momento.
- ¿De qué hablas? ¿Tú quién eres?- preguntó mirándolo con el ceño fruncido.
- Soy yo.
- ¿Te llamas "yo"? Parece que tus padres no te querían mucho...
Un momento, ¿tú no eres el príncipe del reino ese de judías?
- A ver, si esto es una broma no tiene gracia.- Pero al ver la expresión del otro le quedó claro que no se trataba de una broma ni de lejos.- ¿Te has dado un golpe en la cabeza últimamente?
El otro dejó las herramientas y se alejó de él un par de pasos.
- Mira no te conozco, pero no estoy de humor para esto. Me han tendido una trampa, durante la carrera han empezado todos a atacarme, he quedado el último por lo que no he quedado entre los tres primeros, mi kart ha quedado destrozado. ¡Y no te conozco de nada! ¡Joder, me pones tan nervioso que me haces repetir lo mismo dos veces! ¡Lárgate de aquí!
Peasley sabía que algo no iba bien, no podía entender que pasaba pero definitivamente entendía que aquello no podía ser bueno. Se acercó a él y le agarró de un hombro con firmeza.
- ¿Oye, por qué no te sientas y hablamos tranquilamente...?
- ¿Qué quieres de mí? ¡Déjame en paz!- El contacto provocó que perdiera el control, se liberó del agarre dándole un empujón por el cual Peasley tropezó con una caja y cayó al suelo, lo cuál el del mono lleno de aceite aprovechó para escapar.
El príncipe no perdió tiempo y salió corriendo detrás de él intentando alcanzarlo y no perderlo de vista, y cuando lo consiguió le agarró de la muñeca deteniendo su avance.
- ¿Luigi estás bien? ¿Qué te pasa?
- ¿Qué es lo que quieres de mí? ¡Suéltame!- La mirada asesina que le dedicó hizo que un escalofrío recorriera su cuerpo e inconscientemente le aplicó una llave haciéndolo caer al suelo, desmayándose en el acto por el golpe.
(...)
Un rato después el príncipe había cargado al plomero hasta el castillo donde encontró a su hermano y a la princesa del reino que les proporcionó una habitación donde pudieran estar tranquilos.
- Gracias por dejarnos estar aquí Daisy.- dijo el mayor con una sonrisa.
- No hay problema. Poneos cómodos. Si necesitan algo avísenme.- dijo la princesa levantándose y marchándose de la habitación.
Entonces el mayor volteó hacia donde se encontraba el príncipe, buscando saber cómo habían llegado a aquella situación.
- ¿A ver Peasley, me podrías explicar qué ha pasado exactamente?
- Pues...- pensó en cómo explicarlo.- Como llevaba varios días sin hablar con él quise darle una sorpresa vine a verle, pero cuando le encontré no parecía él, se comportaba de forma muy agresiva y me atacó un par de veces por eso al final acabé tumbándolo.
Mario lo miró asustado empezando a sudar frío.
- Peasley... ¿Lo dices enserio?
- ¿Por qué te iba a mentir?
El de rojo pasó una mano por su frente poniéndose en pie y dando vueltas por aquella habitación.
- No puede ser... ¿Será que Dimentio ha vuelto?- Empezó a susurrar para sí mismo.- Tengo que ir a buscar a Peach, por favor quédate aquí y no le pierdas de vista.
El príncipe no entendía de qué hablaba Mario ni adónde iba pero le hizo caso sin pensarlo. "Aún no se qué ha pasado, pero supongo que eso explica que no me contestara." Se quedó observándolo, lo habían atado a la cama por si se despertase de nuevo y se volviese a poner violento. Estuvo un buen rato en silencio, hasta que Luigi se removió un poco en las sábanas y finalmente abrió los ojos.
- ¿Qué ha pasado? ¿Por qué estoy atado así?- Por unos segundos se sonrojó al ver a Peasley a su lado dada la situación en la que se encontraba.
Se dió cuenta de que en verdad era él, y le desató inmediatamente consciente de lo que había pasado por su mente. El príncipe dudó, no sabía si sería bueno contarle lo que había pasado de verdad, pero por suerte para él Daisy entró a la habitación.
- ¡Luigi has despertado! ¿Estás bien?
- Si... Creo sí.- dijo levantándose lentamente de la cama.- Pero me duele la cabeza.
- Yo te traigo una aspirina.- Se ofreció Daisy saliendo de nuevo.
Los otros dos se quedaron en silencio observando la puerta hasta que uno acabó con la tranquilidad.
- Por fin, creía que se iban a dar cuenta pero son aún más tontos de lo que parecen.
Aquella frase puso en alerta a Peasley que intentó inmovilizarlo de nuevo, pero antes de que pudiera reaccionar el contrario le ató con las mismas cuerdas con las que él había sido atado y bloqueó la puerta de la habitación.
- ¿Creíste que iba a caer en lo mismo dos veces? Por cierto aún no nos hemos presentado, soy Mr L, el trueno verde. Es un gran placer conocerme.- (Más egocéntrico imposible)- Aproveché ese rato de antes en el que le devolví el control para mirar en los recuerdos de mi contraparte y ahora entiendo lo de antes. Y gracias a tí ahora voy a poder escapar sin que nadie me lo pueda impedir.
Mr L empezó a dirigirse a la ventana y el príncipe se dió cuenta de que debía detenerlo, al menos hasta que alguien llegase.
- ¡Espera! ¡Devuélveme a mi Luigi!
El otro se detuvo y quedó frente a él.
- Lo siento, pero para eso deberías hacer algo que me causara un gran shock, lo suficiente como para que él recupere el control y yo no pueda volver a hacerlo. Y tengo que decir que dudo mucho que seas capaz de conseguir algo así.
Pensó algo rápido y tuvo una idea que sabía que podía funcionar, pero sentía que se iba a arrepentir de ello después. "Va a ser por Luigi, seguro que lo entenderá." Pensó en un susurro.
- ¿Qué dices? ¡Si tienes algo que decir, de lo que quejarte o alguna súplica o ruego dilo más alto! Tampoco es como que pueda entrar nadie.
- Acércate si quieres escuchar mejor.- dijo susurrando un poquito más alto para asegurarse de que se iba a acercar.
Se abalanzó sobre él, cayendo ambos al suelo debido a las ataduras que tenía Peasley. El de abajo comenzó a forcejear intentando quitarse al otro de encima sin ningún éxito, notando cada vez más presión.
Mr L no era consciente de lo que pasaba hasta que abrió los ojos por completo y se dió de frente con la realidad.
¡Aquella cosa de color verde estaba sobre él, lo había atrapado incluso estando inmovilizado, y con los ojos cerrados LO ESTABA BESANDO!
Y no entendía por qué pero era la persona que mejor besaba de su vida, de forma inconsciente empezó a forcejear menos por la sensación que le resultaba familiar.
Y eso solo podía significar una cosa, que estaba perdiendo el control. Trató de luchar, pero por la forma de la que había caído no podía apartar a Peasley para concentrarse de nuevo.
Después de un rato, cuando el forcejeo había cesado del todo y el de abajo no se movía el príncipe finalmente abrió los ojos y vió al de abajo mirándolo totalmente rojo y visiblemente confundido.
- Hola cariño.- dijo con una sonrisa forzada.
- No sé si esto es más perturbador que lo de antes...
Iba a responder a aquello hasta que empezaron a oír golpes bastante fuertes en la puerta, literalmente acabó hecha astillas en el suelo y los dos de antes entraron preocupados pero relajaron su postura al ver que ambos seguían allí.
- ¿Interrumpimos algo?
- ¡No os quedéis ahí y ayudadnos, estoy atado y no me puedo mover!
Les apartaron, Mario desató a Peasley y por fin Luigi pudo moverse y respirar.
- ¿Me podríais explicar ahora que ha pasado?- preguntó en un tono casi de súplica.
- Es algo largo de explicar, pero no ha llegado a pasar nada malo así que no es importante de momento. ¿Sigues estando bien?
- Si, solo tengo la garganta algo seca.
- Te acompaño a beber algo.- Luigi marchó con Daisy acompañados de varios súbditos a los que habían encargado vigilarlo por si acaso.
Mario iba a seguirlos pero vió la cara de preocupación del príncipe y al instante supo que algo había pasado durante su ausencia.
- ¿Qué...?
- Ha vuelto a pasar. Ha vuelto a tomar el control.
El de rojo tragó saliva y miró en dirección hacia donde se habían marchado.
- Tenemos un problema.
(...+-(+)-+...)
Me tienta escribir una segunda parte de esto pero me lo voy a pensar...
Cada vez me cuesta más actualizar, tengo que escribir tantas presentaciones y trabajos que lo último que me apetece hacer al final del día es seguir escribiendo y tengo la impresión que mis historias cada vez bajan más de calidad por ello ;-;
Aún así, gracias a todos por seguir aquí, a los más nuevos, a los que estáis desde el principio, a los que comentáis cosas que me hacen llorar de la risa y a todos los lectores fantasmas se que estáis ahí, les veo mientras duermen... Ahre no, ya solo por estar ahí os amo ❤
Nos vemos, pronto llegará algo especial >:3~
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