Memorias olvidadas

Mañana no puedo actualizar así que~

Nota: La historia está ambientada en la Edad Media (AU original)

Trama: El príncipe judía patrulla en compañía de su ejército los límites de su reino para investigar la extraña aparición un ejército que ayuda a reinos pobres que están siendo conquistados pero que desaparece tan misteriosamente como ha aparecido.

Nota 2: Aquí Mario y Luigi no son exactamente hermanos. Ésta es la trama más loca que se me ha ocurrido en la vida. Disfrutadla.

Título: Memorias olvidadas

(Narrador externo)

Soldados Toad y Judía compartían una cena alrededor de una hoguera después de un agotador día de patrulla. Las tiendas en las que descansarán cuando las canciones y juegos acaben estaban preparadas y dentro de la más grande de ellas dos hombres se encontraban revisando varios mapas desgastados, garabateados y con varias notas escritas con una pluma. Ninguno decía ni una palabra, estaban concentrados buscando alguna zona que aún no hubieran registrado.

Los dos hombres que comandaban al gran grupo de soldados se veían notablemente cansados, llevaban días sin dormir investigando los mapas durante la noche y dirigiendo la patrulla durante el día sin apenas descanso y sin resultado alguno, pese a que algunos habitantes del Reino Judía habían dado testimonio de haber avistado a una misteriosa persona en distintos puntos de la frontera del reino cuya bandera coincidía con el símbolo que resaltaba en las armaduras de un ejército extremadamente fuerte que había aparecido recientemente y que desaparecía sin dejar rastro alguno.

El hombre que portaba una armadura roja y un bigote algo descuidado debido al tiempo que llevaba lejos de su casa bostezó ruidosamente mientras se levantaba de la silla en la que estaba sentado y se dirigía a su otro compañero:
- Príncipe, no quisiera ser borde ni pesimista, pero llevamos semanas recorriendo la frontera y no hemos vísto ni oído nada fuera de lo normal.

- ¿Y qué quiere decir con eso?- replicó el nombrado sin darse la vuelta mientras le daba un sorbo a su bebida. Su compañero y él habían sido escogidos para comandar la misión por ser considerados grandes estrategas, pero también era sabido que ambos no se llevaban especialmente bien, y menos si tenían que ponerse de acuerdo.

- Usted sabe príncipe que muchas veces éstas cosas solo son rumores que se exageran, y que peligrosos ejércitos resultan ser una pequeña banda de ladrones bien organizada.

- Se que lleva mucho tiempo lejos de su reino y su casa comandante Mario, pero esa no es razón para buscar excusas baratas para tirar la toalla de esta manera.

- No me refería a eso, y además supongo que habrá otros asuntos del reino más importantes de los que deba encargarse siendo usted el príncipe.- Ésta vez Peasley captó la indirecta, en el fondo sabía que estaban perdiendo el tiempo con aquella patrulla, que el misterioso reino, si existía, tenía suficientes medios para autoabastecerse y permanecer oculto hasta que decidieran lo contrario.- Mañana al amanecer mis hombres y yo partiremos de vuelta al Reino Champiñón.

- Está bien. Dale las gracias a la princesa Peach por prestarme a parte de su ejército para la búsqueda aunque ella no pudiera venir personalmente.

- Lo haré.- El de rojo se retiró haciendo una ligera reverencia hacia su propia tienda para intentar recuperar horas de sueño antes del largo viaje de vuelta que le esperaba.

El príncipe salió también de la tienda, el silencio reinaba en el campamento ahora que los soldados se habían retirado a descansar, pero pese al tiempo que llevaba sin hacerlo era incapaz de conciliar el sueño. Algo le decía que aquello no eran simples rumores. Volvió a mirar el mapa que había traído consigo y encontró que no muy lejos del campamento se encontraba una zona extremadamente montañosa que habían descartado como escondite al ser demasiado escarpada como para subir, pero la falta de sueño y el hecho de que apenas fuera medianoche hizo que Peasley ensillara su caballo, y saliera en aquella dirección para dar una vuelta y despejarse.

Cuando llegó, la luna llena iluminaba la cascada que nacía de la parte superior de la montaña. Era una zona muy alejada de cualquier lugar poblado, lo único que se escuchaba eran los ruidos de algunos animales nocturnos y un continuo repiqueteo débil.
Peasley se extrañó de aquello y bajó de su caballo para que el ruido de sus propias pisadas no lo cubriera y descubrió que aquel ruido era el de otro caballo que se acercaba al lugar.

Se escondió detrás de unos árboles justo en el momento en que apareció un jinete en el lado contrario al que se encontraba. La falta de luz impedía que pudiera ver su rostro, pero sí que pudo ver que en su escudo estaba el símbolo que les habían descrito y que entró detrás de la cascada.
Sabía que debería buscar refuerzos pero la curiosidad pudo con él y se acercó.

Entró a la cueva con cautela, era obvio que era artificial, las paredes eran muy lisas. Peasley decidió en aquel momento que sería mejor que fuera a buscar a alguien porque no sabía lo que podría encontrar pero en aquel momento sintió que alguien le golpeaba en la cabeza perdiendo la consciencia.

Cuando despertó notó que estaba tumbado sobre unas mantas y dentro de una especie de habitación. Al incorporarse se fijó que sentado al pie de la cama se encontraba el hombre al que había visto entrar en la cueva. Inconscientemente intentó desenvainar su espada pero no la encontró.

- Has estado dos horas inconsciente.- le informó el extraño que le miraba fijamente atento a sus movimientos.- Debía asegurarme de tus intenciones.

- Solo quiero saber quiénes sois y vuestras razones para hacer lo que hacéis. No quiero meter a mi reino en una guerra por un motivo absurdo.- Respondió el príncipe apresuradamente aunque algo distraído observando los rasgos del hombre con el que hablaba. Era alto y esbelto y vestía de color verde, su bigote y su rostro se asemejaban ligeramente a los del comandante que descansaba en el campamento.

- Es bueno saber que no todos los gobernantes son unos locos con sed de poder.- suspiró el extraño mientras se incorporaba.- Está claro que tus intenciones no son malas por lo que puedo aportar toda la información que necesites. En cuanto a quiénes somos sé que nos consideráis como un reino pero realmente no es así. No hay nadie que esté proclamado como rey, somos mas bien las cenizas de lo que queda de un reino.

- ¿Lo que queda de un reino?

- Hace años sí que existía un reino, el Thunder Kingdom, el símbolo de las armaduras era su bandera, pero fue totalmente arrasado por una guerra y borrado de la historia por ello nadie lo recuerda. Actualmente solo quedamos unos pocos supervivientes. Los demás sin embargo...- En aquel momento el fantasma de una mujer apareció en la habitación y le ofreció al príncipe una taza dejándolo un poco asustado y sorprendido mientras volvía a desaparecer.- Por eso ayudamos a los reinos más débiles que se encuentran en el punto de mira de conquista de otros más grandes.

- Que los soldados sean fantasmas explica por qué aparecen y desaparecen tan rápido.- comentó el príncipe.- ¿Pero entonces estáis relacionados con..?

- No. El Rey Boo es actualmente el rey que más muertes ha causado en la guerra, no queremos saber nada de su reino. El Reino Champiñón tampoco se salva debido a algunos acuerdos poco limpios que tiene establecidos en secreto con otros reinos. Sin embargo aunque ya no seamos un reino nos vendría bien establecer alguna alianza, realmente sobrevivimos muy pocos a la guerra y mantenernos cada día es más difícil.

Peasley se incorporó poniéndose a la altura del contrario:
- No sabía absolutamente nada de todo esto. Solo era un niño cuando pasó, pero sería un placer establecer una relación con una persona con unos ideales como los suyos señor....

- Lupián I. Giovanni Arnet.- recitó mientras estrechaba su mano.- Pero no soy un rey, puedes simplemente llamarme Luigi.

- Ambos son nombres hermosos.

Los dos hombres quedaron en fijar un encuentro para otro día porque apenas quedaban unas horas para el amanecer y aún debía enseñarle el camino de vuelta. Pero antes de partir el de verde le entregó algo al príncipe:
- Póntelo, debes llevarlo siempre contigo.- Tomó su mano y le colocó un pequeño anillo con la bandera del reino.- El símbolo solo aparecerá cuando sea necesario, el resto del tiempo para cualquiera que lo vea solo será un anillo sin ninguna decoración. Es prueba de la alianza y hará saber a cualquier fantasma que haya pertenecido al reino durante su vida que no deben atacar a ningún habitante del vuestro.

- En nombre de mi reino es un honor establecer ésta alianza.- el príncipe se arrodilló haciendo una reverencia al tiempo que sostenía la mano del hombre de la armadura verde.- Y juro por el gran Grambi que por el bien de la propia alianza no hablaré de ella con ninguna otra persona ya sea de mi propio reino o de algún otro.

Aquel gesto hizo que por primera vez le viera sonreír, era una sonrisa tan pura, tan cálida que se juró que haría lo que fuera para volverla a ver.

........

A decir verdad, llevo años desarrollando ésta historia y toda la complejidad de ella daría para otro libro, pero nunca he conseguido narrarla de una forma que lo explicara bien por eso os la traigo en forma de historia corta.

Si tenéis alguna duda en concreto preguntadme aquí y si veo que son muchas a lo mejor sigo escribiendo más partes, si la musa me inspira como lo hizo con esto a las 2 de la madrugada, aunque no creo que actualice durante las vacaciones.

Siguiendo con lo del amor. Quedamos, pasamos la tarde hablando, todo iba genial...

Hasta que llegó su novio :^

Sabía que no debí hacerme ilusiones, ay~

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