Extra 3. Será nuestro secreto (7u7)

(AAAAAAAHHHHHHHH No me da la vida, me quedo dormida cuando voy a escribir, pero merece la pena el esfuerzo :^)

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Había  pasado ya bastantes días desde el "incidente" de la fiesta y habían tenido alguna cita más pero ninguno de los dos había vuelto sacar aquel tema de nuevo.

Ahora que todos sabían de su relación debido a los mensajes que Peasley había enviado durante su borrachera ya no lo ocultaban, pero había ratos que tanta atención que les prestaba la gente cuando estaban juntos por la calle se volvía agobiante, por lo que ambos comenzaron a refugiarse en la casa de los hermanos.

El príncipe miraba su teléfono tumbado boca arriba sobre la cama de su pareja mientras éste realizaba una tarea sobre su escritorio. Estaban tranquilos hasta que al decimoquinto mensaje Peasley dejó a un lado su teléfono suspirando.
- Que pesadilla, ojalá se acabe ésto de una vez.

- Pensé que te gustaba que te prestaran atención. Y vamos, no es tan horrible, me rompes el corazón.- dijo Luigi fingiendo sentirse ofendido con una sonrisa escapando de sus labios.

- "Me gusta que me prestes atención tú."- pensó.- ¿De verdad que no?- señaló su teléfono, en la pantalla se mostraba varias notificaciones de mensajes que iban en aumento.- Además estuve dos días sin poder sentarme bien.

El fontanero comenzó a toser tratando de contener la risa y evitando la mirada con él hasta que consiguió controlarse y hablar.

- Lo que pasa es que no te acuerdas de ello, pero si no cuentas esa molestia de después no es tan horrible.- replicó Luigi sonrojándose bastante por lo que acababa de decir en voz alta.- Porque siguiendo tu lógica tú y yo nunca haríamos nada.

La verdad era que Peasley no podía rebatir aquello, porque además recordaba más cosas de aquella noche de las que reconocía con su pareja.
- ¿Puedo preguntarte algo?

- Lo acabas de hacer.- rió Luigi sin darse la vuelta.

- No te hagas el idiota.- Se acercó por detrás de él y le abrazó por la cintura mientras apoyaba la barbilla sobre su hombro.

- Vale, vale. Dime.

- ¿Por qué me sacaste de la fiesta?

- ¿Lo del vídeo no te parece motivo suficiente?

Peasley ignoró aquella respuesta envuelto en sus pensamientos hasta que soltó de golpe.
- Vale. Está bien.

- ¿Está bien el qué?- El de la gorra verde se dió la vuelta para encontrarse con que el príncipe estaba tomando de una botella de alcohol.- ¿Qué haces? ¿De dónde has sacado eso? Dámelo, no quiero que te vuelvas a emborrachar de nuevo. Te quiero pero no hay quién te soporte en ese estado.

- Llegaste tarde~ Pero no exageres que no he tomado tanto como aquel día... Y la verdad que no encuentro ninguna excusa para salir corriendo pero no podía hacer esto totalmente sobrio.

- Por favor Peasley para, no necesitamos otro vídeo tuyo en Internet.

Por un segundo el príncipe pareció volver a la normalidad.
- ¿De qué hablas? También lo has mencionado antes pero ¿a qué vídeo te refieres?

- ¿No te lo enseñé?- Se sorprendió el menor, y encendió su portátil para escribir algo en el buscador.- Uno de los esbirros de Bowser estuvo grabando todo lo que pasó durante la fiesta.

- Oh Grambi, ¿Por qué a mí?- Se puso totalmente rojo al verse a sí mismo comportándose de aquella forma, de las cosas que le había contado Luigi y de otras que no, y dejó caer la botella en la papelera que tenía el menor en su cuarto.

- Además ya os habéis vuelto virales,  habéis pasado el millón de visitas.- comentó el de verde para antes de poder darse cuenta ser llevado hasta el colchón de la cama donde el príncipe se sentó colocándolo sobre sus piernas.- Oye. ¿Qué estás..?

Éste comenzó a besarlo y el menor sólo le siguió el juego, los besos se hicieron intensos mientras suavemente se iban deslizando sobre la cama, hasta quedar totalmente tumbados. Sus manos hacían un recorrido por debajo de su ropa y entre beso y beso Peasley hablaba.
- Empecemos ya... Necesito... Olvidarlo...

A Luigi le pareció extraño aquello, ahora él no estaba tras los efectos del alcohol como la otra vez, lo que hacía que su nerviosismo se hiciera evidente.
- ¿Estás seguro?

El príncipe también dudó un momento, pero en seguida asintió.
- Solo sé cuidadoso.

Ambos terminaron de quitarse las prendas mientras seguían los besos y las caricias por todo su cuerpo.
- Vale, voy a prepararte.

El menor trataba de imitar lo mejor que podía a su pareja cuando sus roles estaban cambiados, hacía lentas penetraciones con sus dedos alternando con tijeras mientras el príncipe se mordía el labio tratando de contener los sonidos de salían de su boca.
- Luigi~ e-espera, ah.

Éste esperó hasta que notó que su entrada estaba más dilatada.
Al contrario que aquella otra noche, todo fue más tranquilo, más dulce.
Era un gran contraste del alcohol y la lujuria contra el amor y la dulzura.

(...)

Cuando al fin terminaron ambos se miraron a los ojos jadeantes.
El menor aún algo tímido agachó la cabeza y limpió la semilla que había caído sobre el torso de su pareja con su lengua, subiendo poco a poco hasta que llegó al lóbulo de su oreja que mordió de forma pícara para luego susurrar en su oído.

- ¿Ha sido tan horrible? No he oído ninguna queja.

Su cara ya estaba roja por el cansancio, pero si no lo hubiera estado se habría puesto así de la vergüenza.
- Ah, cállate. En realidad lo has hecho bastante bien. Pero no pienses que esto va a ser siempre así, la próxima vez ya no te libras.

Luigi le apartó algunos pelos de su rostro para poder verle bien, con su propia cara poniéndose totalmente roja provocando una ligera burla en el príncipe.
- ¿Te avergüenzas de algo que acabamos de hacer?

Luigi solo ignoró aquel comentario sonriendo con dulzura plantó un beso en su mejilla.
- ¿Quieres algo?- preguntó aún acariciando el largo cabello de su pareja, cosa que le encantaba hacer.

- Nada. Solo que te quedes aquí conmigo.

- Por supuesto mi amore.- Y tras aquello ambos se quedaron abrazados descansando y recuperándose después de tanta acción.

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