¿Despedidas o encuentros?

Título: ¿Despedidas o encuentros?

Trama: Lo que pasa en una despedida de soltero se queda en la despedida ¿no? Aunque quizás no quieras que eso termine así.

N.A. La historia tiene lugar en la actualidad por lo que es mejor que consideren a todos los personajes como si fueran humanos.

(Narrador POV)

Viernes por la noche, en la barra de un casino, el lugar estaba lleno hasta los topes de gente que solía pasar el tiempo allí, que era la menor parte de los que en aquel local, y la mayor parte estaba compuesta de gente que estaba de fiesta bebiendo y jugando un par de partidas entre copa y copa.

Este era el caso de Dreambert, que esperaba sentado en una mesa a que su amigo que le había llevado allí a celebrar sus últimos momentos de soltería volviera de la barra.
- Pues... ¿Ésta es mi despedida de soltero?- preguntó mientras veía a su amigo acercarse a la mesa con un par de vasos en la mano.- Que concurrida...

El chico rubio se encogió de hombros incómodo, avergonzado por la falta de invitados:
- No pienses mal, invité a todos y ellos querían venir, pero... Entre unas cosas y otras cada uno tuvo un imprevisto.- Explicó mientras se sentaba en la mesa y le ofrecía su bebida.- Pero mejor así, será la última vez que salgamos juntos en calidad de solteros, nuestra última oportunidad de ligar....

- Espera un momento. La prometí antes de venir que no dejaría que me liases para hacer nada de lo que me arrepentiría, así que ni lo pienses.- dijo Dreambert tomando un sorbo de su bebida y arrugando su frente.- ¿Ésto tiene alcohol? Te dije que nada de alcohol.

P. Venga, una noche es una noche.- le miraba fijamente mientras subía y bajaba las cejas.

D. No tienes remedio.- dijo negando con la cabeza con una pequeña sonrisa en los labios que disimuló tomando un solo trago más para volver a dejar la copa sobre la mesa, no toleraba demasiado bien el alcohol y Peasley lo sabía.

P. De verdad que no me puedo creer que te vayas a casar.

D. Pues ya ves. Lo que yo no sé es qué día sentarás la cabeza y dejarás de ser un mujeriego.

P. No es mi culpa que le guste a las mujeres en general y no solo a una.

D. Se que querías ofenderme pero no es así, estoy muy enamorado y...

P. ¿Qué pasa?- Giró la cabeza, encontrándose con un hombre albino seguido de varios hombres vestidos con el uniforme del casino se acercaba a la mesa y se apoyaba en una de las sillas.- Perdone, ¿quiere algo..?

- Soy Benjamín Rei, el dueño del casino. Y mi compañero es...

- Antoine, ef un plafer.- Peasley hizo un amago de reír debido a su pronunciación y su compañero le dió un codazo para que fuera más discreto.

B. Dejando a un lado las presentaciones, no pude evitar escuchar vuestra conversación y lamento hacerte ver qué no eres el más famoso entre las mujeres de este casino.

P. ¿Ah sí, y dónde está ese hombre? No lo veo. Y lo de escuchar conversaciones ajenas es de mala educación.

D. Jajaja que gracioso eres Peas. ¿Nos disculpáis un momento?- fingiendo una carcajada tomó al rubio de un brazo y lo alejó un momento para hablar con él.- ¿Qué estás haciendo? Esa gente no me da buena espina, nos vas a meter en un lío.

P. Tranquilo, lo máximo que podrían hacer es echarnos, y si eso pasa ya iremos a otro sitio.

Volvieron de nuevo a la mesa y para pesar del de traje rojo, los otros dos se habían sentado en la mesa por lo que supuso que no tenían prisa en marcharse.
B. ¿Algún problema?- Dijo arqueando una ceja.

D. No ninguno.- Un par de empleados trajeron varias bebidas para después retirarse todos ellos.
Una mujer que llevaba un vestido morado se acercó después claramente enfadada.
?- ¿Por qué tardáis tanto? Llevo siglos esperando.

A. Perdona Jimena, estafamos discutiendo sofre un tema con estos cafalleros de aquí.

J. ¿De qué se trata?- se sentó con ellos en la mesa para que se lo explicaran.- Ah, ya entiendo. Pues eso es algo fácil de aclarar.

A. ¿Cómo?

J. El que sea capaz de ligar antes con alguien. Pero no con cualquiera, sino sería muy fácil está claro que ambos tenéis experiencia.

A. ¡Elijo yo!- y empezó a mirar alrededor.- ¡Aquella mesa de allí!

B. Antoine, allí solo hay hombres...

J. Jijiji. ¿Si os creéis tan galanes qué más da el género? ¿O acaso no es verdad?

P. ¡Por supuesto que no es ningún problema!

Se levantó de un salto y se dirigió directo hacia allí seguido del albino, pero a unos metros de distancia de la mesa se pararon ambos.
D. "Cuando vuelvas te vas a enterar." Pensó cuando los dos restantes se sentaron en las sillas que habían quedado vacías a sus lados.- ¿Por qué se han parado? ¿Qué hacen ese par de idiotas?

J. Perder oportunidades.- El de rojo se fijó a lo que se refería, varios de los que estaban sentados en la mesa se levantaron quedando solo dos chicos.

// B. ¿Por qué te has parado?
P. ¿Por qué te has parado tú?
B. ¿No ibas tú primero?
P. No, ibas tú.
B. Vale, mira y aprende.//

El de blanco se acercó a la mesa mostrando calma y seguridad.
- Buenas noches, soy Benjamín el dueño del casino. ¿Es todo de su agrado?

- Si, muchas gracias.

- En ese caso quiero que todo sea mucho mejor. ¡Traed un par de bebidas aquí! Invita la casa.

- No es necesario, de verdad.

B. Insisto.

- Entonces gracias.

Peasley decidió aprovechar aquel momento para acercarse él también.
- ¡Eh, Rei te estaba buscando! Oh, hola.- dijo volteando sorprendido hacia los otros como si no los hubiera visto, sacando una tarjeta de su bolsillo y ofreciéndosela.- Yo soy Peasley, encantado.

B. "¿El truco de la tarjeta? Pff, principiante."- pensó, aunque para su sorpresa el más alto de ellos la aceptó sin pensarlo.

El más bajo se levantó para ofrecerle la mano.
- Yo soy Mario, y él es mi hermano Luigi. Vivimos juntos.

L. Bueno, eso se va a acabar pronto ya que te vas a casar.

Aquella frase puso alerta a ambos contrincantes.
P. "Entonces solo hay..."
B. "... un único objetivo."

P. Qué casualidad, yo también estoy celebrando una despedida con un amigo que se va a casar.- señaló hacia la mesa y Dreambert saludó a lo lejos.

L. Qué bien.

B. Seguro que la prometida de tu hermano es hermosa, aunque seguro que la tuya es mil veces más hermosa siendo tú tan hermoso.

L. En realidad no estoy saliendo con nadie.

P. Qué raro, un chico tan guapo como tú debe romper muchos corazones.

L. E-esto, gracias supongo.- poniéndose totalmente colorado.

"En cuanto he dicho que estoy prometido me han ignorado completamente." Pensó Mario, dándose cuenta de la situación y de lo incómodo que se estaba sintiendo su hermano, decidió ayudarlo.

M. Bueno chicos, ha sido un placer pero nos tenemos que ir, vamos a buscar a los demás porque habíais planeado llevarme a otro sitio ¿verdad Luigi?

L. Eh... ¡S-si! Ha sido un placer. ¡Adiós!

Los dos hermanos se alejaron de esa mesa hasta donde había un par de sus compañeros dejándolos allí, por lo que volvieron a la mesa desde donde los demás lo habían visto todo.

B. Y bien, ¿quién ha ganado?

Los otros tres se miraron entre sí y dijeron al mismo tiempo.
- Ninguno.

B. ¿¡Y eso por qué!?

J. Porque no habéis ligado con él, solo os decía que sí a todo porque le habéis incomodado.

B. Como sea, me da igual.
El albino soltó un gruñido y se marchó de allí siendo seguido por sus compañeros.

D. Ay, menos mal que ya se han ido.- miró a su compañero que miraba sin escucharlo en la dirección de la que había venido.- ¿Peasley?

P. ¿Eh, decías algo?

D. ¿Te pasa algo? Pareces distraído.

P. No es nada...

D. ¡No puede ser! ¿Al mayor rompecorazones que ha existido le han robado el corazón?

P. ¡Por supuesto que no! ¡Cállate!- Se volvió a dar la vuelta en aquella dirección sonrojado, para darse cuenta de que ya se habían ido.- No creo que le vuelva a ver de todas formas.

Dreambert se dió cuenta de lo triste que se había puesto su amigo e intentó consolarlo.
- Bueno le has dado tu número, puede que te llame.

P. No creo. Da igual, no estamos aquí por mí sino por tí, así que sigamos disfrutando de tu fiesta.

Siguieron pasando el tiempo allí, Dreambert intentaba continuamente cambiar el tema de conversación para que su amigo estuviera distraído, porque ni siquiera se inmutaba cuando su teléfono sonaba.
D. ¿No lo vas a mirar? Si tú eres de los de no dejar a nadie sin contestar.

El rubio suspiró y sacó su teléfono del bolsillo viendo que tenía un par de llamadas perdidas y un mensaje.
"Hola soy Luigi. Estamos en el Karaoke Koopa, por si queréis unir las despedidas. Hemos perdido por el camino a varios de los invitados y han quedado plazas libres en la reserva. Si es así nos vemos allí."

Bloqueó el teléfono y se bebió de un trago lo que quedaba en su vaso levantándose y haciendo un gesto a su amigo.
- Sígueme, se traslada la fiesta.

D. Vaya, que rápido te ha cambiado la cara. Te dije que te llamaría, pero no pensé que fuera tan rápido, le has debido de gustar.- sonrió mientras recogía su chaqueta, sabiendo que aquella noche iba a ser larga.- Al final celebraremos otra despedida pronto.

P. ¡Venga no te pares!- dijo sonrojándose con una sonrisa que se le escapaba de su boca, por mucho que quisiera negarlo, tendría que reconocer que desde aquel momento no podía pensar en nadie más que él.

(--=-+-+-=--)

He estado a punto de no actualizar hoy porque me daba pereza xD
No me maten :')

¿Impresiones? A mí me parecía buena idea al principio, pero tengo la sensación de que se fastidió por la mitad.

Posible segunda parte ?) No es del todo seguro.

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