Chapter 2

"Un día de gatos"

Habían pasado 6 meses desde que Jimin conoció a Suga y también se le habia pasado lo que él llamaba su profunda y dolorosa depresión, no se preocupen segun él es solo una broma, o un producto de su imaginación totalmente volátil. Hablando de Suga, lo único que podemos decir es que él es un gato bastante interesante, y tal como Jimin había pensado al principio, es un gran compañero. Suga ese habia convertido en ese rayitoo de luz que alegraba los grises días de Jimin de una manera excepcional desde el día que llegó a su casa.

Precisamente esa mañana despertó debido a los lengüetazos y los ronroneos de Suga sobre su cara. Abrió sus ojos lentamente y sonrió al ver a su gato despertándolo como todas las mañanas.

— Buenos días, Suga.— Dijo acariciando su suave pelaje. Ahora él se había vuelto un gato más saludable, y su patita había mejorado después de un tiempo. Ahora se habia vuelto un gato de mejillas regordetas y pancita satisfecha.

Se levantó de la cama y se dirigió al cuarto de baño para tomar una ducha y luego irse al trabajo. Cuando salió encontró a Suga dormido en su cama. Solamente lo escuchó salir y abrió sus ojitos para luego saltar a sus brazos de un solo brinco.

— ¡Suga! Acabo de bañarme, bájate y sal de aquí.— Le dijo, y como buen gato salió de la habitación dejándolo solo. Ese  gato estaba lleno de sorpresas y hacía cosas que Jimin nunca pensó que podría hacer. Por ejemplo, un día sacó toda su ropa interior solo para tomar un boxer de color negro con su hocico y entregárselo para usarlo. Ese día fue de susto y maravilla, pero Jimin siempre tiene que sacarlo de la habitación para cambiarse, por alguna razón le incomoda su presencia, Jimin era muy penoso ¿Quién no lo es después de todo?

Termino de arreglarse y abrió la puerta para salir. El pequeño Suga lo esperaba afuera de la puerta, maulló y empezó a frotarse en una de sus piernas. Esa era señal de que estaba pidiendo su desayuno. Fue a la cocina y Suga lo siguió por detrás, paso que daba Jimin, era paso que daba él también.

— Pronto estará tu comida, suga— Le dijo mientras calentaba un poco de leche para ambos. Cuando terminó, sirvió un poco de leche en su plato, y un poco de comida de gatos en el otro y los puso en el suelo para que él pudiera comer. Él por su parte sirvió la leche en un plato hondo y tomó la caja de cereal, cortó unas cuantas fresas y las sirvió como su desayuno de ese día.

— Creo que debo comprarte más comida, Suga— Por alguna razón el apetito del pequeño gato era cada vez más fuerte, Jimin no sabía si era porque Suga era un gatito hambriento o si era parte del apetito de un gato normal.

Cuando terminó su desayuno, lavó su plato y secó sus manos. Fue a su habitación y tomó su maletín junto con su abrigo. Debía ir a trabajar y Suga tendría que quedarse solo por unas cuantas horas. Lo bueno de todo es que suga no solía ser un gato travieso, nornalmente era muy tranquilo y la mayor parte del tiempo estaba al lado de Jimin o haciendo cualquier otra cosa que no involucrara romper algún mueble. Lo cuál, según el punto de vista de Jimin, le parecía bastante civilizado para ser un gato.

— Ya me voy, Suga. Volveré en la tarde— Anunció a modo de despedida. El gatito solo lo miró con sus ojitos y soltó un pequeño maullido. Jimin salió de casa para ir a la biblioteca, y mientras lo hacía pudó ver a suga recostado junto a la ventana mientras se alejaba del lugar. De alguna manera esa era su parte favorita de la casa, y a Jimin le parecía bastante tierno verlo ahí.

Se fue al trabajo caminando como todos los días. A veces le daba un poco de nostalgia pasar por aquellas calles, por aquellas famosas editoriales y recordar todas las horribles y humillantes cosas que me habían dicho en todos esos lugares. Obviamente debía aceptar que una crítica constructiva es buena para hacerte crecer como escritor, pero una destructiva y humillante puede tirarte al vacío en un segundo.

Caminó ignorando sus pensamientos hasta llegar a la biblioteca. Abrió la puerta de su edificio favorito para empezar el día con una sonrisa. Caminó hasta el mostrador y colocó su maletín a un lado. Se sentó en el escritorio y sacó su libro favorito, lo abrió en donde se había quedado el día anterior y soltó un suspiro largo y pesado para luego empezar con su lectura matutina. Estaba tan concentrado en el libro que me asustó al sentir un par de manos posarse sobre sus hombros sin previo aviso.

— ¿Luz negra otra vez?- Preguntó esa voz tan familiar.

— Sí, me encanta este libro— Contestó mientras me daba la vuelta para ver al chico de adorables ojos marrones y cabello negro— Pensé que no trabajarías hoy, Jungkook. ¿Qué sucedió?

— Jin, eso fue lo que pasó.

— ¿Te pidió que vinieras hoy?— Preguntó curiosa.

— Sí. Es por un nuevo libro que ingresó hace una semana. Es muy antiguo y está muy desgastado, debo restaurarlo esta semana para luego llevarlo a la biblioteca privada— Dijo él mientras se hacía un pequeño masaje a sí mismo, al parecer estaba bastante estresado. Su trabajo no es fácil. Él es un restaurador de libros, pero también trabaja en la biblioteca cuando yo no estoy.

— La colección de libros raros, mi favorita, ¿Y de qué trata el libro?— preguntó. Casi siempre trían libros interesantes para ser restaurados y Jimin estaba ansioso por saber un poco más acerca de el, hemos de suponer que dicha curiosidad se cultiva al haber leído muchos libros a través de toda su vida.

— Nada interesante. Son solo gatos— dijo con poca importancia.

— ¿Gatos?

— Sí, gatos. Es una historia de un gato y una chica. Es una especie de historia de amor, una leyenda que al parecer se cumplirá en alguien algún día— dijo rodando los ojos.

— Entiendo, suena interesante.— Bueno al menos para él lo era.

— Hablando de gatos. ¿Cómo estáSuga?— Preguntó.

— Está bien. Se quedó en casa como siempre.

— Iré a verlo un día que este menos ocupado. Es un gato cariñoso y eso que los gatos no son mis favoritos— Él tenía razón en ambas cosas. Suga lo quería mucho, cada vez que lo veía se le iluminaban los ojos, seguramente sabía que Jimin y él eran como hermanos y por eso lo apreciaba. En lo segundo también. Jungkook no era el mayor amante de los animales. A él le encantan los libros y los perros pequeños, aunque no tenía ninguno.

— Ven cuando quieras. Sabes que a Suga le agradan mucho tus visitas, y la verdad ya tienes mucho tiempo de no ir a vernos, ¿Y así te haces llamar mi hermano de otra madre?- Dijó con un puchero en sus labios.

— ¿Sabes qué? Iré contigo cuando tu turno terminé y así hacemos algo de cenar en tu casa para nosotros y Sga. ¿Te parece bien, Jimin?

— Está bien. Entonces vete a hacer tu trabajo para que te desocupes y podamos irnos temprano.— JUngkook levantó su dedo pulgar en signo de aprobación y se fue a la zona acondicionada para restaurar los libros.

Me quedó solo nuevamente. Él, su libro y su termo de chocolate caliente. Lo que jungkook decía es cierto. Jimin había leído Luz negra más de veinte veces, simplemente le encanta. Despues de todo, no todos los días encuentras un libro en donde dos cabezas hablan entre si discutiendo sobre si están muertos o no. Era muy gracioso pero triste a la vez. Si le preguntas a JImin, seguramente te diría que el escritor se lució al escribir ese libro.

Pasaron algunas horas más y llegó una pequeña niña de cabello rizado buscando un libro.

— Hola- Dijo la pequeña niña.

— Hola pequeña, ¿Puedo ayudarte en algo?— Preguntó sonriéndole con ternura.

— Buscó un libro— Dijo así nada más.

— ¿Qué clase de libro?

— Uno de gatitos— Dijo con un brillo en los ojos. Por alguna razón ese día había sido de gatos.

— Claro. Ven conmigo— Dijo y esperó a que ella lo siguiera. Caminó un poco y se dió la vuelta dándose de que cuenta que la niña seguía parada frente al mostrador— ¿Qué sucede, cariño?— Preguntó.

— Nada, solo me di cuenta de que usted también tiene un gatito— Dijo apuntando a la fotografía de Suga que estaba sobre el mostrador.

— Sí— Contestó— Te contaré un poco de él mientras buscamos tú libro— Ella asintió y vino corriendo hacía él, tomó su mano y caminaron juntos en dirección a los libreros infantiles.

— ¿Es una niña o un niño?— Su pregunta le causó gracia.

— Es un niño— Contestó.

— ¿Y cómo se llama?

- Se llama Suga y es muy inteligente— Contestó mientras buscaba algunos libros en los estantes.— Dime ¿te gustaría leer este libro?— Preguntó. Ella miró el título del libro y luego lo mencionó con un poco de dificultad.

—"La niña y su gato" suena muy bonito, señorito.

— ¿Verdad que sí?— Dijo animadamente— Dime ¿te gustaría llevártelo?

— ¿Puedo comprarlo?— preguntó.

— Claro que puedes— Respondió. Después de todo era un libro de una editorial que lo vendía ahí. Era un lindo libro para niños y le alegraba que estuviera teniendo bastante éxito.

Llevó a la niña de regreso al mostrador y como regalo le envolvió el libro en papel de gatitos con una cinta de color rosa— aquí tienes, pequeña— dijó y le entregó la bolsa con el libro. ella lo pagó y luego se despidió de él con la mano. Estaba feliz de haber ayudado a esta dulce y tierna niña, pero algo, o mejor dicho, ALGUIEN, lo sacó de sus pensamientos y de su felicidad.

— Sigues siendo una dulzura, Jimin— Dijo una voz familiar detrás de él.

— Y tú no has cambiado para nada, Kim Taehyung.

To be continued...

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