IV
Una semana había pasado y afortunadamente nada nuevo había ocurrido.
Algunas personas ya habían podido volver a sus casas o simplemente querían huir de todo esto llendo hacia otros lugares.
Entre medio de los grandes edificios había un gran patio en donde los niños podían jugar libremente o algunos adultos simplemente caminar. Este estaba cubierto por una especie de tela algo extraña que impedía que cualquiera de esos bichos (cuyos nombres aún no eran definidos) entraran.
-vamos, corre.
Empujé un poco a Julie para que comenzara a correr detrás de la pelota. Luke jugaba animadamente con ella y yo los miraba sonrientes. Me senté en el suelo con las piernas estiradas y observe cómo el chico se comportaba con la niña.
Luke no lo decía, pero extrañaba demasiado a Thomas y se le notaba en cada acción, no lo culpaba, era su hermano después de todo, su hermano mayor, un ejemplo a seguir para él, el pequeño tenía apenas 10 años ya debía cargar con muchas pérdidas.
Miré al cielo y una gran nube negra de los bichos pasó por encima del lugar algunos se enloquecieron por entrar pero por fortuna ninguno tenía éxito.
Cuando intenté incorporarme fui obligada a caer bruscamente al suelo debido a un dolor en mi pierna. Levanté mi pantalón y pude ver cómo de esta salía sangre y como había una pequeña protuberancia moviéndose lentamente por debajo de mi piel.
Solté un grito de horror ante la escena y comencé a sentir mucho dolor en la pierna.
-¿que pasa? ¿que tienes?-Jonah llegó rápidamente.
-mi piernas-dije entre jadeos.
La miró impactado y en menos de dos segundos me elevó en sus brazos llevándome dentro.
-¡Rápido! ¡que venga alguien!
Gritó dejándome bruscamente sobre una camilla.
-yo lo haré.
El rubio que había visto al llegar llegó rápidamente colocándose unos guantes. Tomó unas tijeras y cortó mi pantalón dejando a la vista lo horrible que mi pierna estaba. Habían muchas personas alrededor mío, cada una encargándose de algo distinto.
-si, en definitiva es uno de esos asquerosos bichos-tomó unas cuantas herramientas.
-póngale anestesia.
-¡no hay tiempo para eso!-habló frustrado el rubio-
-pero...-Jonah intentó objetar.
-no hay otra salida-el rubio miró al chico y luego a mi-lo siento cariño, pero esto dolerá.
Me miró unos segundos y luego de que algunas personas tomaran mis brazos y piernas haciendo fuerza hacia abajo el rubio hizo un corte en mi pierna y yo grité completamente adolorida.
-¡para! ¡por favor para!-suplique pero el chico hacía caso omiso y seguía con su trabajo.
El dolor era cada vez más insoportable y sin siquiera darme cuenta todo comenzó a volverse oscuro y en pocos segundos ya no tenía consciencia de mi.
***
Desperté completamente desentendida sobre donde estaba, todo era borroso y escuchaba cosas con ecos y como si estuvieran lejos. Por un momento creí divisar a un ángel junto a mi pero Cuando finalmente mis ojos lograron enfocar algo, pude ver al rubio trabajando en mi pierna, inconsciente pegué un salto y este me miró asustado.
-demonios, no hagas eso-suspiró-la pierna-negué y este me miró serio-dame la piedra-habló firme antes de jalar de ella y mandando algo de dolor a todo mi cuerpo-lo siento, pero no quieres cooperar, eres complicada-se rió.
-¿donde estoy? ¿qué pasó?-tomé mi cabeza confundida.
-te picaron.
-¿me picaron? ¿voy a morir?-pregunté alterada.
-no no no-se apresuró a decir dejando mi pierna y acercando su silla a mi-ya está hecho, ya lo...saqué, por eso te desmayaste.
-¿me desmaye?
-no hubo tiempo de ponerte anestesia-volvió a mi pierna-por lo que el dolor fue insufrible y te desmayaste.
-¿por el dolor?-asintió obvio-¿cuánto tiempo estuve así?
-un día.
-¿un día?-pregunté exaltada-¿donde están mis hermanos? ¿ellos están bien?-intenté levantarme pero este volvió a acostarme empujando mis hombros.
-tranquila, ellos están bien.
Había algo en su tono de voz, algo dulce que te daba tranquilidad. Aunque la verdad que su cercanía en este instante me ponía nerviosa.
-tú pierna ya está-se alejó, miré a esta y estaba vendada-no podrás caminar por unos días, costó un poco sacarlo, pero estarás bien.
Se incorporó quitándose los guantes y la bata de ''doctor'' que traía.
-¿te irás?
-tengo cosas que hacer-dijo obvio-pero le diré a tus hermanos que despertaste y vendrán a hacerte compañia.
El chico comenzó a alejarse.
-espera, cómo te...
-me llamó Corbyn-me interrumpió con una sonrisa.
-Amalie-asintió.
-hasta luego, Amalie.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top