-- Rina -- exclamó Giselle, tras abrazar a la nombrada como saludo. -- La maestra de arte, se fue unos días para cuidar a su madre enferma -- explicó la alfa.

-- Tomaron una siesta -- acotó Ji Min comprendiendo todo. Su pequeña ahora tendría el triple de energía que de costumbre.

-- Mami -- gritó contenta entre aquella multitud, la pequeña Ningning de 5 años, corriendo eufórica hacía su progenitora.

Karina, quien luego tomo a la menor entre sus brazos, depósito un casto - pero dulce - beso en la frente ajena de la castaña.

-- ¿Nos vamos? -- comentó la mayor, recibiendo un sí al instante como respuesta.

Ambas saludaron con un beso volador a Giselle y se fueron.

-- ¿Te lavaste los dientes? -- inquirió la alfa sonriendo.

Su hija, se limito a asentir y se tapó lo más rápido posible, con las sábanas celestes de su cama.
Pues, su parte favorita del día, había llegado.

-- Había una vez -- dijo la peli naranja al arrodillarse. -- Una joven bella e inocente que estaba muy feliz, porque se iba a casar con el amor de su vida -- continúo, captando por completo la atención de la menor.
-- Era el gran día y todo estaba listo, lo único que faltaba era su amada. Así que, espero y espero en el altar -- agregó.

-- Pero no llego -- exclamó triste Ningning.

-- La princesa se sentía tan mal, pero no podia hacer nada al respecto, más que seguir adelante -- acotó Karina, viendo como la expresión de la menor, cambiaba radicalmente a una feliz y alegre.

-- Fin -- dijo con voz fuerte, la castaña de ojos azules, al aplaudir como agradecimiento por la hermosa historia.

La omega tras levantarse, depositó otro beso en la frente ajena y dejó el peluche de oveja blanca, junto a su querida niña.