5 - The Return of the Kid - Parte 2

____'S P.O.V

Odiaba las veces en la que Henry me miraba de esa manera. Quiero decir, de la forma en la que lo hacía en estos momentos. Cautivarme con los mismos ojos que me enamoraron alguna vez, era bastante complicado controlarse; quería que le dijera toda la verdad, y así iba a ser.

—¿Cómo es eso de que estás ignorando las llamadas de Charlotte?—.

Solté la pregunta de golpe. Ni siquiera me esperé a que me diera un beso o algo así, no, aprendí que era mejor llegar al punto. 

Henry entendió al instante a lo que me refería, tanto así, que me soltó del agarre, pasó una de sus manos por su cara y relamió sus labios, como siempre lo hacía cuando lo habían atrapado en algo, y ahora sí no podía salirse con la suya. 

—¿Quién te dijo?— me preguntó. 

—La misma persona a la que ignoras las llamadas— respondí segura —. Y si me llamó fue porque necesita hacerte entrar en razón de algo, o...— hice una pausa y caminé hasta él —, te metiste en problemas y quieres evitarlo—. 

Henry frunció el ceño fingiendo que no tenía ni idea de lo que estaba hablando.

 —Uh... no... yo... pff... no tengo ni idea de lo que estás hablando— ¿lo ven?.

—Henry...—. 

—____...—.

Rodeé los ojos —¿Qué fue lo que pasó?—. 

—¿Por qué asumes que algo tuvo que pasar?—. 

—Porque sé que algo pasó, te conozco, y Charlotte no tuvo que decirme nada para yo misma saberlo—. 

Tal y como lo esperaba, mi novio dejó de lado los juegos de fingir que no tenía ni idea de lo que estaba ocurriendo. Miró a ambos lados para asegurarse de que no hubiera nadie escuchándonos, mordió su labio inferior, ocasionando que su respiración fuera más densa de lo normal, y por último, me miró directamente a los ojos. 

Mismos ojos que irradiaban miedo y mucha ansiedad. 

Tragué en seco —¿Tan malo es?—. 

—No le puedes decir a nadie...— comenzó. 

—Nunca le diría a nadie, Henry— acaricié su mejilla con mi mano —; tranquilo, todo va a estar bien—.

—No lo sé, ____—. 

—Puedo casi asegurarte de que sí— afirmé —. Pero tienes que decirme, Henry, qué rayos está pasando—. 

 Henry sabía que podía confiar en mí, en realidad, siempre lo ha hecho, más que con Charlotte o Jasper, incluso Ray, me decía absolutamente todo lo que ocurría en su vida y más ahora que estaba en Dystopia. 

Pero debo admitir, que desde hace unos días había estado un poco extraño en la forma de mandar mensajes, no era mi inseguridad creyendo que se había metido con alguien más, no, era algo que en verdad podía peligrar su vida y eso era lo que me preocupaba. 

Mi novio abrió la boca para formular la oración que llevaría a su respuesta, sin embargo, en ese preciso momento la puerta por la que salió Ray se volvió a abrir, dejando ver a este con la misma sonrisa de emocionado que no se le había quitado. 

—¿Quieren ver mi cuarto para lanzar hachas?—. 

"¿Mhm?" preguntamos Henry y yo al mismo tiempo. 

Actuando "normal" para que no sospechara que pasaba algo. 

—¿Quieren ver mi cuarto para lanzar hachas?—. 

Henry entrecerró los ojos y ladeó su cabeza a un costado —¿Tienes que hachar?—. 

Tomé el puente de mi nariz —Oh por Dios—. 

—No puede ser, en verdad extrañaba esto— dijo Ray. 

—Somos dos hermano—. 

—¡VAMOS A DIVERTIRNOS!—. 

"¡WOOOOOOOOO!" exclamaron los dos al mismo tiempo. 

Y sin más que decir, salieron corriendo y gritando por le puerta a la que Ray había entrado, dejándome sola mientras negaba divertida por la escena que acababa de ver. Como en los viejos tiempos.

Dios, extraño tanto la Capi Cueva... perdón, Capi Nido, sí, así es como es llama ahora. 

Mis pensamientos de melancolía fueron interrumpidos por el timbre de mi teléfono vibrando en el bolsillo de mi pantalón. Olvidé que lo haba puesto en vibrador. Saqué este con cuidado y deslicé la pantalla para poder contestar. 

—¿Qué pasa?—. 

—¿Ya estás con él?—. 

—Sí, pero se fue con Ray a conocer el cuarto para lanzar hachas— bufé —¿Por qué nosotros nunca tuvimos esa clase de cuartos?—. 

—Porque estoy segura de que Ray antes no moría de aburrimiento, y es cosa de chicos—. 

—Definitivamente es cosa de chicos—. 

—¿Trataste de hablar con él?—. 

—Sí, pero no me quiere decir, para que en verdad está asustado—. 

—Es porque lo está, ____, nosotros también lo estamos, acá no dejan de buscarlo, su foto está en todas partes y más de uno lo quieren muerto—. 

—¡Debiste decirme eso, Charlotte!— remarqué su nombre... como era la costumbre —¡No! ¡Debiste contarme absolutamente todo!—.

Mi amiga dio un grito ahogado —¡Lo hice!—. 

—¡Olvidaste la parte donde quieren a mi novio muerto!—. 

—¡Te dije que era importante!—. 

—"Vuela a Swellview, Henry está ahí, es importante, está ignorando mis llamadas, ES IMPORTANTE" y luego colgar no dice mucho—. 

—Bien, lo siento, pero no me puedes culpar de que...—. 

De la nada, Charlotte dejó de hablar, haciéndose un completo casi silencio del otro lado de la llamada. 

—¿Charlotte?— pregunté confundida —Hey, ¿estás ahí?—. 

—Me tengo que ir— fue lo único que dijo —, habla con Henry. Click—. 

—Pero...— y colgó la llamada —Click a ti también, amiga— sarcasmo.  

Guardé mi teléfono en el mismo lugar, para después irme a sentar al nuevo sillón giratorio que no era tan cómodo como alguna vez fue el nuestro, cosa que no era de relevancia, porque en verdad no podía dejar de pensar en el asunto en el que estaba metido Henry. 

Recuerdo que en nuestro tiempo en Dystopia nos metíamos con tipos muy malos, incluso robots, aunque de alguna manera no llegamos al extremo de ir con los grandes de la ciudad, por más que tuviéramos experiencia en eso de pelear con el crimen, era demasiado. 

A menos que... ¡Ay, no!... ¡Tonto Henry! Ojalá me equivoque. 

Me levanté de mi asiento tratando de buscar algo de comida en este lugar, por alguna razón me había dado demasiada hambre de tan solo pensar en la situación. Así que busqué por todas partes el Auto-Snacker, que extrañamente no aparecía en ninguna de las paredes o computadoras. 

—Oh, hola, ____, qué bueno verte—. 

Pasé mi atención a la voz que había aparecido en la habitación y no pude evitar sonreír de oreja a oreja al verla ahí. 

—Hey, Schwoz— caminé directo para abrazarlo —, qué bueno verte a ti—. 

—¿Cómo te trata la universidad?—. 

Encogí mis hombros —Meh, ya sabes, lo de siempre—. 

—¿Has usado el aparato que te di?—. 

—¿El que detiene a mis maestros para que no vayan tan rápido?— asintió —Claro, es muy útil—. 

—Es gracioso cuando dejan de hablar y todo mundo se confunde: "Oh, qué le pasó a mi profesor"— rió. 

—¡Oh, sí! ¡Sí lo es!— copié el gesto, cuánto extrañaba reír con Schwoz —Oye, tengo hambre y no encuentro el Auto-Snacker por ninguna parte—. 

Asintió —Es porque no hay Auto-Snacker— respondió muy tranquilo. 

Levanté cejas y parpadeé varias veces en el intento de comprender lo que había dicho. 

—¿Mhm?—. 

—No hay Auto-Snacker— repitió. 

—¿Mhmmm?—. 

—No hay Auto-Snacker—. 

—¿MHMMMMMM?—. 

—No hay Auto-Snacker—. 

—¿Por qué no hay Auto-Snacker?— pregunté exaltada. 

—Porque, los niños de Danger Force viven en sus casas y casi no están aquí la mayor parte del día...— tiene sentido —, no como otros que vivían aquí todos los días—. 

Culpable, mis cejas se levantaron y traté de poner la sonrisa más inocente que pude dar. 

Lo admito, sí vivíamos aquí todos los días cuando ni siquiera era necesario; aunque eso lo hacía mejor para ser sinceros. 

—¿Y de dónde sacan la comida?— hablé. 

—No hay— guiñó un ojo exageradamente, ya —, aunque Ray debe de tener un poco en su cuarto secreto—. 

Deja vu. 

Cuarto secreto; churros tamaño fiesta; go karts; DJ; malteadas; música; azúcar; besos; el secreto; explosión de la Capi Cueva; la familia de Schwoz huyendo; gente topo; otra explosión de otra Capi Cueva; todas las Capi Cuevas restantes; Junk N' Stuff; ese olor a Capi Cueva nueva. 

Todo venía a mi memoria como un flash, y el nudo en mi garganta creció que casi se me salía una mini lágrima; qué buenos tiempos. 

—¿Acaso construiste más Capi Nidos aparte de este?— volví a preguntar. 

—Pffff, no— contestó obvio —, si este se destruye volveremos a debajo de Junk N' Stuff, lo que es casi imposible porque hice este Capi Nido aprueba de Ray y los poderes de los niños—. 

—A prueba de Ray, respeto— levanté mi mano para que chocara los cinco. 

—Gracias— chocó mis cinco —. Bueno, tengo que ir a inventar más cosas, siéntete como en casa... y si tienes ropa que lavar ponla junto con la de Henry, yo la lavaré por ustedes—. 

Pasé una mano sobre mi pecho —Awww, gracias, Schwoz... ya lo hice—. 

Okay, sí, había vuelto en parte por cuestión de Henry y sus acciones, pero fue mejor de alguna forma, porque no me había dado cuenta de lo mucho que echaba de menos este lugar. No el Capi Nido, no, el ambiente en el que se generaba estando aquí. 

Estuve desde los 15 trabajando para un superhéroe y su compañero, los que se volvieron mi familia, donde congenié con el amor de mi vida, y si me lo preguntan, pero lo digo en forma de secreto, la verdad volvería a Swellview para revivir todo una vez más. 

(...)

Después de comerme todo el cereal que había en el Cuarto Secreto de Ray, regresé a donde estaba el nuevo sillón giratorio porque decidí que era momento de hablar con Henry... eso y los otros miles mensajes de Charlotte diciéndome que me apurara antes de que fuera demasiado tarde. 

Estaba casi segura de que Henry estaría con Ray ahí, y claro que tenía razón, sólo que cuando entré, los vi bailando Just Dancing 34 Edición Zoológico en una enorme pantalla. 

—Algunas cosas nunca cambian— relamí mis labios. 

—¡Hey, ____!— me gritó Ray —¡Únete! La edición zoológico tiene para más de 50 bailarines—. 

—Voy a esperar a que termine su ronda—. 

—¡Sí tu lo dices!— Capitán Man negó divertido —¡Esto es genial!—. 

—¡Amo esto!— siguió Henry. 

—¡Yo te amo!—. 

Fruncí mis cejas al escuchar eso provenir de Ray hacia mi novio. 

—¡¿Qué?!— y al parecer Henry también lo escuchó. 

—¡Dije que no puedo esperar para la segunda ronda!— dijo Ray mientras dejaba de bailar. 

Eso fue raro. 

"¡Ronda 2!... ¡TANGO!" anunció la televisión. 

—¡Oh, sí, sí, sí!— Henry corrió hacia mí y me extendió una mano —Me harías el honor de bailar conmigo—. 

Rodeé los ojos divertida —Henry...—. 

—¡Sí! ¡HENRY! ¡Estas bailando conmigo!— Ray exclamó molesto. 

—¡Quiero bailar con mi novia, viejo!—. 

Sostuve la mano de mi chico y me levanté del sillón no muy convencida, pero lo suficiente segura que sus ojos me hicieron sentir para poder hacerlo. 

—¡Puedes bailar con ella todos los días!—. 

—¡Mentira!— defendí —¡El vive en Dystopia, yo no!—. 

—¡Ah! Y ese es mi problema...—. 

—Ray deja de ser demasiado extra...— Henry me hizo girar en mi propio eje —... es ____—. 

—¡Sí, cállate!—. 

Vi como Ray se quejaba en voz baja y posó sus dos manos en la cintura mientras nos veía bailar, tal cual un crítico en medio de un concurso de baile, como si él fuera el gran experto en esto. 

—Te amo, ____—.

—Yo a ti, Henry—. 

—¡No cursilerías en mi Capi Nido!—. 

Algunas cosas nunca cambian. 

Cabe mencionar, que yo no tenía ni una pizca de idea de cómo bailar esto, lo único que hacía era copiar los movimientos del la jirafa en la pantalla y Henry hacía lo mismo de su lado. Aunque para mi gran sorpresa, todos nuestros pasos se estilizaban por sí solos, como si estuviéramos hechos para bailar juntos esta cosa. 

El uno para el otro... sí... 

En medio de nuestro baile, el tubo del Capi Nido sonó indicando que alguien venía hacia arriba, causando que Henry y yo volteáramos sin dejar de bailar, pero sí intrigados por ver a la Danger Force cubiertos en pequeñas manchas de pintura por todo el cuerpo. 

—¿Cómo les fue?— cuestionó Ray a su pequeño nuevo equipo. 

—Genial— respondió Mika 

—Paramos todo... con nuestras caras— Miles. 

—No estuvo tan mal, tuve tiempo de hacerme las uñas y hacerme un pedicure de paso— ese fue Bose, puedo jurarlo. 

Henry me pasó por debajo de sus piernas, salí del otro lado y extendí un brazo para que pudiera girarme. 

"¡Qué bien!", "¡Me gusta!", "Lindo color", hablamos Ray, Henry y yo al unísono. 

—Esa pelea me dejó muerta, siento que voy a vomitar al mismo tiempo que me acuesto— Chapa se acostó en el suelo. 

"Argh, sí", "Te acompaño", "Secaré mis dedos", "Me acostaré aquí". 

Pobres, me sentí un poco mal por ellos, en verdad se veían cansados y destruidos. 

—¡Ah, no, no, no! Una llamada de emergencia entró mientras estaban fuera— les dijo Ray. Lo que causó que los cuatro se quejaran sin siquiera disimular —. Un par de abejas fuego atacaron una tienda de miel—. 

Se volvieron a quejar. Jeez, estos niños se quejaban demasiado. 

—Es cierto— hablé entrando a la conversación —, yo tomé la llamada, el que llamó dijo que unos osos asesinos también iban para allá así que...—. 

—¡Apresúrense!— terminó su jefe. 

—¡Nos acabamos de manchar!— exclamó Mika —¿No puedes arreglar una pelea entre las abejas de fuego y los osos asesinos?—. 

—Podría, pero estoy pasando tiempo con Henry—. 

—Henry está con su novia— señaló Miles. 

Ray hizo un ademán —¡Luego es mi turno!—. 

—Luego es tu turno, viejo, luego de que ____ y yo hagamos nuestro gran final—. 

—¿El gran qué?—. 

Henry no me dejó terminar, y no entiendo cómo, hicimos tantos pasos de baile en menos de 5 segundos. Eran giros, vueltas, cambios de manos, pies, levantamientos en el aire, Henry me levantó en el aire estilo Dirty Dancing mientras decía:

—Nadie pone a mi chica en una esquina—. 

Me devolvió al suelo, y terminó por sostenerme de la cintura, mientras que por mi espalda pasaba su otra mano. Hicimos contacto visual por unos cuantos segundos, acelerando mi corazón al ritmo más rápido que podía dar, existíamos él y yo en el universo, nadie más. 

Pasé semanas añorando volver a verlo y sentirlo cerca mío, y ahora que lo tenía a unos escasos centímetros de mi cara, chocando nuestras respiraciones, no soporté más e incliné mi cabeza para juntar sus labios con los míos a la vez que la música terminaba y grandes fuegos artificiales de todos los colores aparecían en la pantalla detrás de nosotros. 

Esa era la magia de ser novia de Henry. 

—Bien, ahora que se demostraron su amor, ¿pueden venir a ayudarnos por favor?—. 

Gracias Mika, tuviste que romper el momento. 

—¡Son superhéroes, dejen de quejarse!—. 

—Por algo les pagan— siguió Henry. 

—Y no por trabajar en el Capi Nido...—. 

"¡¿A USTEDES LES PAGABAN?!". 

Oh jeez. 

—Por el tubo...— y los niños desaparecieron de nuestra vista. 

Bueno... eso fue incómodo. 

Henry y yo volvimos a nuestra posición original ignorando todo lo bonito que tuvimos hace unos segundos, y creo que hablo por ambos, cuando lo volteamos a ver esperando a que nos diera una explicación de lo que acabábamos de presenciar. 

Ray alzó los brazos en el aire, rascó su mejilla y rodeó los ojos. 

—No hagas miradas de Charlotte—.

Arqueé mis cejas —No estoy haciendo ninguna mirada—. 

—A ti no te hablaba, estoy hablando con Henry—. 

—Ray, no puede ser que no les estés pagando a esos niños— continué dejando de lado sus palabras. 

—Sí, viejo, no es demasiado justo— concordó él rubio. 

—Estudian aquí al mismo tiempo que son mis compañeros...— Ray rodó los ojos de nuevo —, pero si no les agrada, puedo despedirlos y contratarlos a todos de nuevo—. 

Moví mis manos restándole importancia —Ese no es el punto, el punto es que los estás cargando de trabajo y poniendo su vida en peligro—. 

Como era de esperarse, Ray soltó  una carcajada tan ruidosa que me dejó bastante confundida pues era lo último que esperaba. Volteé a ver a Henry quien tenía la misma expresión que yo; entiendo que sea raro, pero no así de raro. 

—Olvidé que son sus hijos— soltó de la nada. 

Esto tenía que ser una broma. Froté mi cara con ambas de mis manos, no puede ser que aún esté recordando eso. 

—Por última vez— habló Henry —, no, son, nuestros, hijos—. 

—Yo los vi en el Monte Swellview después de muuuuuchos años con ustedes, y si me lo dicen, Chapa tiene parecido a _____— comenzó a caminar a la puerta de la otra vez. 

Espera, ¿qué?

—¿¡Eso a qué viene al punto, Ray?!— le grité. 

Henry asintió —¿Y a dónde vas?—. 

—A tomar un baño en vapor, necesito recuperar energía— contestó indiferente —. Pasen un tiempo en familia, después es mi turno de tener a Henry, ____—. 

Ray desapareció de nuestra vista en menos tiempo de lo esperado, estaba actuando demasiado extraño, más de lo normal, eso de que tuviera que traer el tema de que creía que la Danger Force eran nuestros hijos, no viene a ningún caso, a nada por el estilo, ni siquiera parte del tema o la situación. 

Mi novio y yo nos miramos extrañados, pero al mismo tiempo seguros de que era algo normal en él, entonces simplemente encogimos los hombros mientras negábamos con la cabeza en señal de que no hablaríamos más del tema. 

—Entonces, ¿vas a decirme por qué estás aquí?— dije volviendo a lo importante. 

—Um... ____...—. 

—Ya lanzaste hachas, ya fuiste a Six Polls Over Swellview y bailaste en Just Dancing 34— interrumpí —, Henry, necesitas decirme—. 

—Okay, okay, de acuerdo— soltó un suspiro pesado y se sentó en el sillón —, no tienes que ponerte así—. 

Arrugué mi nariz —Me obligas a ponerme así— me senté a un costado de él y entrelacé su mano con la mía —. Sólo me preocupas y quiero que estés bien... y tengo una idea de lo que puede ser, pero espero equivocarme—. 

Henry tragó en seco, bajó la mirada unos segundos, para después volver a subirla y cruzar sus ojos con los míos, los cuales volvían a irradiar terror y preocupación. 

—No puedes decirle a nadie— pidió. 

—Jamás—. 

Se fue acercando poco a poco hasta mí, para poder asegurarse de que nadie más pudiera escucharnos, casi al grado de susurrar directamente a mi oreja, cosa que así sucedió de hecho. 

Las palabras le salían con tanto miedo que erizó mi piel en cuestión de segundos, abrí mis ojos casi saliéndose de sus cuencas, llevé una mano a mi boca para sordear un grito ahogado. Todo gracias a una simple oración que aseguraba todas mis sospechas. 

Cuando Henry se alejó de mí, lo primero que hice fue darle un abrazo, rodeé su cuello con mis brazos mientras que él pasaba los suyos por mi cintura. Traté de aferrarlo lo más que pude a mí, para hacerlo sentir que no estaba solo y todo el apoyo que podía yo darle, quizás no era mucho, pero sí lo suficiente.

—Tenemos que esconderte aquí— dije sin soltar el abrazo —, no puedes salir, ni siquiera a tu casa—. 

—Lo sé, lo sé—. 

—Y no puedes decirle a nadie, ¿okay? A nadie, puedes invocarlo diciendo su nombre en voz alta— me separé de él para tomar su rostro en mis manos —, vas a estar bien—. 

—Gracias por venir a estar conmigo, no creo que pueda soportarlo sin ti— acarició mi brazo con cuidado. 

Solté una pequeña risa —"Y es para siempre", ¿no?—. 

—"Y es para siempre"—. 

Junté mi frente con la de Henry cerrando mis ojos, mientras que estos se imaginaban el post-it que tenía enmarcado en mi habitación en Nueva York de aquel Día de Gracias. 

(...)

Guess who's back...

YO

Extraño tanto My Girl que planeé como mil proyectos nuevos relacionados con My Girl y claro, uno es seguir este.

AMO AQUÍ

-Andy







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