VIII
Estaba demasiado nerviosa, al diablo eso de sus emociones ¿Cómo se lo explicaría a Norman? ¿Cuál será la siguiente mentira que dirán para ocultar su relación? La cosa más sencilla que podía hacer era exhibir lo que había descubierto años atrás, pero no, aún no, puede que sus lazos no sean reales pero aún así les tiene afecto por cuidarla todo ese tiempo desde que sus padres fueron asesinados. Sí, asesinados porque sabía que Norman había acabado con sus vidas, pero aún así no lo odia, es el único maldito ser que habitaba en ese jodido mundo al que no podía odiar.
Caminaba de un lado a otro, haciendo círculos imaginarios pensando una y mil veces como lo explicaría, deshacerse de él no era un opción, no podía ya que sería muy sospechoso por muchas razones, pero tampoco podía exhibir la situación de esa forma, después de todo había descubierto que tenía un corazón muy sensible y no quería destruir una familia. Se detuvo, va a lamentar hacer eso pero es por el bien de todos y el suyo. Espera que los genes de ella sean más fuertes que los de él.
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Todos comían de forma amena, charlando entre sí mientras Tsukasa, el pequeño hijo de Barbara y Norman de tres años, corría por ahí, simulando ser un caballero que protegía a la princesa de un feroz dragón. La única que estaba inquieta era Emma, pues ya hacía desde hace un buen rato que no hablaba, y eso que se había vuelto muy hiperactiva con el tiempo, solo se la pasaba jugando con su comida o en todo caso viendo como el infante iba de un lado a otro.
Le ponía mucha atención a ese niño, su cabello era color castaño, cerca al chocolate, tenía un enormes ojos azules, como los de Norman. En serio enviaba a Barbara.
—Bueno yo tengo mucha curiosidad—Llamo la atención James, todos dejaron de hablar y le prestaron atención.—Oliver, Emma, ustedes dijeron que tenían algo muy importante que decirnos.
—Oh, la verdad queríamos esperar hasta el final de la cena.
—Pero ya que preguntas...
Emma y Oliver se levantaron de su lugar, la pelirrojas estaba nerviosa sobre todo por sentir aquella penetrante mirada que Norman le dedicaba, una de completa desaprobación. Emma tocó su vientre, la mirada de todos era de sopresa y ya sabían para donde iba todo eso.
—Estoy embarazada.
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—¿Por qué no me dijiste antes?
—¿Qué querías que te dijera? "Oh, Norman, ¿Qué crees? Yo, tu sobrina, hija de tu hermana. Estoy embarazada y ese hijo es tuyo"
—¿Qué pasa si ese bebé se parece a mi?
—Facil, mamá era de ojos azules, puedo decir que los heredo de ella.
—Esto me molesta demasiado.
—Debiste de haber pensado eso antes de que llegarás a mi casa y me cogieras solo porque Barbara no te satisface. Oliver es fácil de engañar, no tuve problemas para hacerle creer que este bebé es suyo.
—Es por eso que estoy molesto, no me importa si el bebé se parece a mi o a ti. Que se pudran todos si descubren lo nuestro—Se acerca a ella, tomandola de la manos y retirar el anillo de bodas que él y ella tenían, por desgracia esos anillos no los unían a ambos como se debía— Lo que me molesta es que ese Imbécil va a estar contigo y a nuestro hijo. Mi hijo. No soporto más tiempo el hecho de compartirte con alguien más.
No dice nada, solo se deja abrazar por él, va a sonar muy masoquista, pero a pesar de que esté con otra mujer y tenga un hijo con esta, lo ama mucho, demasiado, y quiere confirmar si de verdad son ciertas sus palabras.
—Norman... ¿De verdad no te importa que nos descubran?
—Quiero buscar una solución para esto.—Se aferra más a ella, aspirando su aroma, ese dulce aroma y perfecto ser con el que había quedado admirado. Tan perfecta.
—¿Quieres saber la verdad de Dina y Tú familia?
Se aparta, la ve extrañado, no lo entiende, solo la ve sonreír con dulzura y cariño, acariciando sus mejillas y juntar sus labios en un suabe y tierno beso, sin llegar a nada más pasional o morboso.
—Dina... Mi madre, en realidad no es tu hermana. Ella es hija de una mujer y un hombre ajeno a los Ratri.
—¿Cómo fue que-?
—Dina fue adoptada por tu padre, James.
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Los meses transcurrían, y desde que supo la verdad se dedicó a investigar todo lo que tuviese que ver con el tema y de paso también descubrí otras cosas más. Oliver trataba de no alejarse de Emma por su embarazo, pero el trabajo la mantenía viajando constantemente, al igual que Bárbara, que casi siempre se la pasaba en la oficina resolviendo casos. A todo esto Norman no desperdiciaba la oportunidad para ver a su amada chica, que con cada mes su pancita iba en crecimiento.
—¡Norman, ven corre!
El aludido dejo rápidamente la taza de café a un lado y fue con la pelirroja que estaba en cama Sonriendo, la misma sonrisa cuando eran solo ellos dos y ella siendo una niña desconocedora de un mundo entero.
—Pon tu mano—El albino hizo caso, colocando su mano sobre la barriga de la pelirroja— Reaccionan cada vez que te menciono. Amores, su papá está aquí.—Las pataditas energéticas se hacen presente, el albino puede sentir ese bonito calor, el mismo que sintio cuando tuvo a su primer hijo, adoraba a ese niño aún que no tuviese sentimientos por la madre de este.
—Es... Hermoso.
—Lo es.—Las patadas son más fuertes, lo que provoca que la madre primeriza se queje—Auch, oigan tranquilas niñas que duele.
Exacto, eran dos bebés y gemelas.
Solo faltaba poco tiempo para ver qué rumbo tomaría su relación y vida. Todo dependía de aquellas niñas.
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