VI

—¡Suéltame!

Trata de aflojar el agarre, pero siemplemente Norman se lo niega, la jala subiendo las escaleras y atravesando los pasillos hasta llevarla a la habitación, en dónde la arroja a la cama y no reaccionara ante la brusquedad utilizada a pesar de que los dedos del albino se marcaban en su piel, después de todo ella no podía sentir dolor.

—¿Que se supone que hacias con ese imbécil?

—Ese "Imbécil" como lo llamas, tiene nombre, y es Oliver. No entiendo que te enfada tanto, solo salí con él y ya.

—Sin mi consentimiento y sin avisar, estaban por entrar a un hotel por dios.

—Yo no me quejo cuando te vas con Barbara por días a tus "Reuniones de trabajo"

—Es dis-

—¡No me salgas con que es distinto! Ambos sabemos que te vas con ella a revolcarse, no me tomes por estúpida. Te recuerdo que ya no tengo 12 años.

Se acerca, tomandola de la cintura y apegarla a su cuerpo, aún que intentará escapar eso sería imposible.

—Es por es misma razón que no puedo dejarte andar por ahí. Ya no eres una niña, ya eres una mujer a la cual la estarán siguiendo los hombres. ¿Entiendes eso?

No dice nada, solo siente irá y una profunda tristeza, sentimiento desgarrador que conoció el día de su cumpleaños número 15, cuando Norman no llego a su fiesta por estar ocupado en el trabajo y haberle prometido que si llegaría ese día, la peor parte fue cuando ese trabajo tenía que ver con sus vacaciones en la Bahamas con Barbara. Ese día, lloro toda una noche sin consuelo.

La discusión no va principalmente a qué estuvo apunto de entrar a un hotel con Oliver y haberla obligado entrar al auto hasta traerla a casa. No, la discusión no derivaba de eso, todo remota el día en que Barbara fue por ella a la secundaria, cuando la vio hizo una mueca con disimulo. Ese día Barbara había salido con el embrollo de su madre, diciendo que aún quiere encontrar a los culpables y dar justicia, pero lo único que recibió de parte de Emma fue un: "Consíguete una vida"

Lo malo de todo es que sus palabras fueron escuchadas, porque al final del día en la casa de los Ratri, se anunció el compromiso entre Barbara y Norman, cosa que definitivamente Emma no aprueba.

Lo único que Emma quería al entrar a ese hotel con Oliver era darle a Norman una cucharada de su propia medicina, no sabía perfectamente lo que estaba haciendo pero le quería pagar con la misma moneda. Lo malo es que no todo salió como esperaba.

Y ahora está en esa cama, apretando las cobijas mientras los Vaivén llegan y se van, suelta suspiros calurosos y se deja llevar por el placer, maldiciendo el de ser tan débil al caer en las artimañas de ese hombre de sentimientos abstractos. No lo comprendía, llega diciendo que la quiere pero al otro ya esta anunciando que se va a casar con una mujer que no es ella.

Si, la familia y todo eso, pero ¿ella en dónde queda en ese plano de amoríos? quizás solo es la amante que satisface que manera sexual, o el tabú, amor prohibido o aventura del hombre. No lo sabe, piensa que tal ves son los sentimientos que aún no descubre, pero cree que con lo que lleva debe tener un conocimientos básicos de lo que es el amor y en qué consiste.

Todo la confunde, no sabe si lo que dice es verdad o solo una bonita mentira.

—Te amo.—Susurra antes de llegar al climax.

Lo único que ha conseguido es confundirla más.

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No la soporta, se había convertido en una plaga en la casa desde que se anunció el matrimonio . No había día en el que ella no pusiera un pie en su hogar, en el que se tenia que ir con su abuelo para entretenerse y ver cómo esa mujer se la pasaba con SU Norman en la sala encima de sus piernas, lugar donde ella debería de estar.

Justo ahora se encontraba en el despacho de James haciendo sus deberes, no le gustaba estar sola así que cuando Norman estaba con Barbara, eventualmente comenzaba a ir con su abuelo, y la verdad no le disgustaba su compañía.

—No te agrada Bárbara ¿cierto?

—¿Soy obvia?

James ríe, pero afirma sobre la respuesta de su nieta.

—No me desagrada pero tampoco me agrada. No me molesta pero tampoco la pienso tratar.—Responde la pelirroja con sinceridad, terminando de contestar los problemas de matemáticas que tenía de tarea.

—¿Sientes celos?

Si, siento muchos celos— Respondió mentalmente— ... Norman me cuido mucho, le tengo aprecio. Supongo que es porque alguien llegó y me arrebata un poco de su atención.

—Es normal que te sientas así, después de lo que pasó con tu madre, Norman fue el que estuvo más atento a ti.

—Supongo.

—Demonios, es tarde. Me tengo que ir, regreso en la noche.

—Esta bien.

Se despide de su abuelo, este mismo sale de la habitación dejando a Emma terminar con sus deberes. Ella ya había terminado, así que se dispuso a leer algo de la enorme biblioteca que tenía su abuelo. Entre los estantes encontró una cajita de terciopelo rojo, curiosa, la abrio y había muchas cartas de hace ya más de 20 años. Se fue a un rincón a leerlas.

Pero bien dicen que la curiosidad mató al gato, porqué lo que acababa descubrir, era inaudito.

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