V
—Norman.
—Dime.
—¿Podrás cuidar de Emma hoy?
—No, no podre. Quedé de salir con alguien.
—Barbara Will tal vez—Insinua James.
Norman suelta una risa por ese tono burlón, pero no hace más que asentir.
—Si. Quiere saber unas cosas con el caso de mi hermana, aún que ya sabes, solo fue un accidente lo ocurrido.
—Convencela de dejar todo esto a un lado, no quiero que reabran la herida, estamos hablando de mi hija, tu hermana y la madre de Emma.
—Lo haré.
—Me tengo que ir, llámame si ocurre algo.
—Nos vemos.
Emma quien estaba parada en las escaleras esperando a que su abuelo se fuera, bajo el resto de escalones que faltaba y se paró en la entrada de la sala, cruzada y brazos y viendo como Norman guardaba ropa en una pequeña maleta.
—¿Te volverás a ir?—Pregunto observando la maleta.
—Sí, regresaré mañana por la tarde.—Se acerco, dejando un beso en los labios de la menor e ir a su despacho por unas cosas.
Emma lo siguió, no estaba muy convencida con todo lo que estaba haciendo su tío.
—¿Por qué no te quedas? El abuelo llegará hasta la madrugada y estaré sola.
—Es algo urgente.
—¿Barbara es algo "urgente"?
Sonaba molesta, ella no se había dado cuenta de ese tono y cambio de humor, pero Norman si lo había notado. Se le hacía ligeramente divertido verla así, con los brazos cruzados, seño fruncido y con los ojos entre cerrados. Estaba enojada.
—¿Estás molesta?—Pregunto con burla.
—No.—Respondio mirando a un lado.
—¿O estás celosa de Bárbara?
—Tampoco.—Seguia ignorandolo, evitando todo contacto visual con el adulto.
Se le hacía tan divertido, pero sobre todo, le excitaba.
Se alejo del escritorio, llegando con la menor y hacer que está lo deje de evitar, mirándola a los ojos y sonreírle, mientras ella lo intenta alejar pero la diferencia de fuerzas es evidente.
—Te ves linda enojada, sobre todo celosa.
—No lo estoy.
—Si lo estás.—la beso, pasando una de sus manos por la cintura de la menor hasta llegar a su intimidad, en dónde ejerció presión, causando que ella ahogara un gemido mordiéndose el labio inferior.—Barbara es solo un juego, a la única que quiero debajo de mi gimiendo mi nombre es a tí.—Mordio el pómulo de su oreja, benso sus mejillas hasta llegar a sus labios.—Solo quiero a mi adorada niña conmigo.
—No soy una niña.
—¿Ah no?
—Lo deje de ser desde el día que me llevaste a tu cama.
—¿Y te arrepientes?
—Para nada.
Se abalanza a los labios de su contrario, besandolos con fervor y desespero, lo quiere solo para ella, no lo quiere andar compartiendo con ninguna otra mujer, no quire que nadie se lo arrebate, él es la única persona que la puede hacer ver las estrellas y el mismo infierno. Solo lo necesita a él.
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—¿Así que está con Barbara?
—En efecto.—Responde la menor, bebiendo tranquila de su taza de café mientras juega una partida de ajedrez con la rubia.
—Estan haciendo esto por beneficio, tómalo por ese lado.
—¿Te gustaría que Ray se escapara por las noches y se fuera a acostar con otra mujer?
—¡Claro que no!—La pobre rubia tenía las mejillas rojas, no sabía si era por el comentario o porque una niña de 13 años sabía de esas cosas.
—Ves. Hablando de Ray ¿En dónde está él?
—Esta trabajando en un caso, así que el viene mañana a recogernos a ambas para ir a la escuela.
—Ya veo, dentro de poco terminas la preparatoria.
—Aun falta un año.
—Cierto.—Mira a su costado, tratando de alcanzar las galletas que están en la mesita.
—Emma.
—Mande.
—Acompañame, te tengo que enseñar a como quitarte y esconder esas marcas.—Señalo el cuello de la menor.
Emma se sonroja, pero aún así asiente y se dirige al baño con Anna, quien saca algo de maquillaje para comenzar a explicarle cómo esconder esas marcas.
Emociones del día: Enojo y Celos.
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