Epílogo

—Y así fue como ahora mi cabeza tiene precio—Termina de explicar Ray, bebiendo de su taza de café mientras una niña azabache duerme en su pecho.

—¿Cuánto?—Pregunto Norman.

—Dos millones.

—¡¿He?! ¿Tan poquito?—Pregunto Emma con falsa sorpresa.

—Callate—Le reclamo Ray— Aún que yo igual pensé lo mismo.

—Fue horrible—Comenta Anna, teniendo entre sus brazos a un pequeño niño rubio. —Incluso la mía tiene precio, "Vivo o muerto".

—¿Cuánto?—Cuestiono Emma.

—Cinco millones.

—Era obvio que la tuya valía más.

—¡Tío Ray, mira!— Llamo Emilie a lo lejos.— Yukio está matando a los mosquitos que le picaron a Tsukasa en el brazo.

—Mueran, mueran, mueran—Decia la albina con el insecticida en la mano, roceando a cada mosquito que se le cruzará en la cara, hasta que uno se le pegó en la mejilla.—De está no sales vivo.

—¿Cómo sabe exactamente qué son los mosquitos que me picaron?—Cuestiono el castaño.

—No lo sabe, pero en mejor acabar con todos ya que su identidad es desconocida— Explica la pelirroja.

—¿No le hará mal tanto insecticida a su alrededor?—Cuestiona Anna.

—Es mejor eso a que sigan las tendencias piromanas de Ray.—Dice el albino.

—Le tienes miedo al fuego pero no a un posible tsunami que puede llegar en esta zona de maremotos. No te entiendo Norman. Además, Emma me había prometido que su hija más inteligente sería mi aprendiz.

—¿Cuando dije eso?

—En tu mes ocho de embarazo, un octubre 5 a las 12:45 de la tarde.

—Oh...

—Ves.

—Emma, no vuelvas hacer está clase de tratos con Ray sin mi supervisión ¿Ok?—Dijo Norman.

—Si mi amor.

—Hay que empalagoso— Comentó el azabache. Se quedó viendo como la pequeña niña en su pecho recién se despertaba—Hola mi pequeña Alicia ¿Qué tal el país de las maravillas?

—Fue lindo—Respondio adormilada.

—¡Alicia ya despertó!—Grito entusiasmada Emilie, corriendo para ver a la pequeña azabache. Tsukasa como buen niñero siguió a la pelirroja para evitar que está no se lastimara. Yukio seguía matando insectos pero ahora con fuego.

—Esa niña me llena de orgullo, es mi sobrina favorita—Dijo Ray, viendo como la albina estaba quemando hormigas con una lupa y los rayos del sol.

—Si incendia algo, tu lo pagas—Advirtio Norman.

—Tenemos que irnos—Dijo Anna mientras observaba su celular.

—¡Qué! Solo llevamos aquí un año—Dijo Emma.

—Vallamos al norte, hay una isla que James nos tiene lista. Quiere mantener a salvó a las niñas.

—Entonces vámonos.

Sabían que era muy mala idea haber estado con Anna y Ray, pero solo de esa forma lograrían mantenerlos a salvó, pese a que los seguían desde hace ya más de tres años no los iban a dejar solos, mucho menos con los niños. Y después de una año de paz tendrían que irse otra vez.

—Ahora tienen que estar huyendo por nosotros—Dice Ray a Emma.

—No importa, a ustedes no se les dieron la libertad, así que le ayudaremos a conseguirla.

—¡Está todo listo!—Llamo Norman.

—Vamonos.




Todo será diferente... No necesitas un arma para vivir.

—En el Balcón.








Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top