Secretos

El dolor pulsante que sentía Namjoon en su cabeza le hacía sentirse un poco mareado y adormilado, un blanco fácil para aquel que tratara de hacerle daño, como Taehyung, quien estaba pensando en la manera mas dolorosa y escalofriante para la muerte de Namjoon, pues quería vengarse del hombre que había interferido tanto en sus planes, aquel que había hecho hasta lo imposible por atraparlo, incluso sin preguntar su versión y la razón por la que hacía todo esto. Después de unos minutos, Taehyung ya había pensado en una manera para acabar con el peli negro, pero cuando estaba a punto de contarlo, su celular sonó, indicando una llamada urgente, la cual aseguraba a ver un inconveniente en la mansión del príncipe de la moda.

Taehyung no tuvo otro remedio que dejar a Namjoon solo y encargarse personalmente del problema que habían causado los amigos de Namjoon, pues durante su ausencia, los chicos habían aprovechado la oportunidad y darle pruebas contundentes a la policía para atraparlo, lo cual ponía en peligro al rubio y a sus secretos más oscuros. Luego de un tiempo, Taehyung había dejado a Namjoon atado por completo, impidiendo alguna probabilidad de escape, para así, poder irse fácilmente a acabar con todo.

—Tengo que ayudarlos, —susurró Namjoon— no podrán solos.

—Lo siento Namjoon, no puedo ayudarte. —murmuró Jin, quien trataba de quitar la soga que sujetaba a Namjoon.

—No te preocupes, entiendo que al ser un fantasma, no puedes tocar nada.

—Solo a ti.

Las palabras de Jin hacían sentir un poco mejor a Namjoon y agradecía el hecho de tenerlo con él en un momento tan catastrófico como ese. Gracias a la habilidad que tenía Namjoon, podía ver y escuchar a los muertos, pero con Jin era diferente, pues a diferencia de los demás, a Jin lo podía tocar y sentir, como si aún estuviera con vida y era algo que agradecía mucho más. Jin no dudó en sentarse en las piernas de Namjoon, dejándolo un poco atónito, pues no entendía lo que quería hacer en un momento como ese, pero comenzó a entender, una vez que Jin empezó a acariciar su entrepierna, haciéndolo jadear de necesidad por estar dentro del peli rojo.

Jin rápidamente empezó a quitar el pantalón de Namjoon hasta donde dejara la cuerda que lo sostenía, liberando por fin su miembro, el cual se encontraba deseoso y hambriento, dejando a la vista algunas venas que lo caracterizaba y sin pensarlo dos veces, Jin se sentó encima del miembro de Namjoon, entrando de una sola estocada, haciendo que el peli negro jadeara de placer. Jin puso sus manos en las piernas de Namjoon, para impulsarse de arriba a abajo, tratando de moverse lo más rápido posible, haciendo que el pene de Namjoon entrara por completo en su entrada, escarbando hasta el último rincón.

—¡Dios! Sigue así pequeño. —jadeó Namjoon.

—Me encanta como se siente... ¡Ah! —gimió Jin.

Debido a las circunstancias, Namjoon no podía hacer nada más que disfrutar del placer que Jin le estaba ofreciendo, aunque se sentía un poco incómodo e inquieto por no poder tocarlo y darle el placer que se merecía, pues le encantaría estamparlo contra la pared y partirlo en dos, incluso si le pidiera que parara él jamás lo haría, no hasta verlo llorar de placer y cansancio, pero por el momento, solo le importaba sentir como su miembro entraba y salía de la entrada de Jin, la cual era húmeda y estrecha, haciendo que su pene sintiera todo.

Jin siguió brincando rápidamente, incluso cuando su miembro empezaba a soltar líquido pre seminal, el cual indicaba que estaba a punto llegar a su punto más alto de excitación. Namjoon trato de moverse un poco, tratando de penetrar a Jin, para hacia llegar junto a él, pero le era imposible, la soga estaba demasiado apretada y no podia moverse ni un centímetro, por lo que estaba a la merced de lo que Jin quisiera hacerle.

—Estoy a punto de llegar, ya no aguanto más. —jadeo Jin, apretando su entrada lo suficiente como para hacerle sentir cosas inexplicables a Namjoon.

—¡Dios mío! Que bien se siente eso, sigue así, solo un poco más. —gimió Namjoon

Jin siguió por unos segundos más, haciendo que Namjoon se corriera en su interior y él en su pecho, quedando exhausto y satisfecho, feliz por haber estado una vez más con su amado, incluso antes de que empezara la catástrofe que estaba a punto de suceder, algo que nadie se esperaba.

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