Taehyung conducía velozmente por la fría y oscura carretera, lo que le hacía recordar la noche en la que Jin había acabado con la inocencia y alegría que guardaba el rubio para los demás, preguntándose se había valido la pena todo lo que había pasado hasta ahora y lo que había pasado en aquel entonces, pero ya no había tiempo para arrepentimientos, pues las manos de Taehyung ya estaban manchadas de sangre, sangre que habían derramado sus casi mil víctimas, sin embargo; el rubio siempre le tendría ese rencor al peli rojo, pues siempre lo trató diferente por el don que tenía, llamándolo loco y adoptado.

Jin por el contrario, miraba sus manos frías y moradas, dándose cuenta del daño tan inmenso que le había hecho a Taehyung y a todas las personas que había matado en el pasado, arrebatándole lo unico valioso que tenian en el mundo, la vida, pero también era tarde para arrepentirse de eso, ya el monstruo había sido creado y con él, una batalla amenazante y cruel, dónde no solo habían muerto personas completamente inocentes, si no que también estaba en peligro la persona que más amaba, Namjoon.

—Tienes razón, si esa noche no hubiera existido, nada de esto hubiera pasado —murmuró Jin—, pero lo agradezco, porque así puede conocer a Namjoon.

—¿Desde cuándo tan sentimental hermanito? Incluso cuando nuestros padres murieron, te comportaste como una mierda. —recordó Taehyung.

—Las personas cambian.

—No eres una persona, eres un fantasma.

Después de unas largas horas conduciendo, por fin pudieron llegar a la mansión en la que no solo estaba Namjoon encerrado, si no, las miles de personas que Taehyung y Jin habían matado, volviendolo un lugar escalofriante, digno de ser mencionado en la historias de ultra tumba, cualquier persona que llegase a entrar o tan solo pasar por ahí, moriría del miedo con las energías pesadas, escalofríos y lamentos desgarradores que se escuchan la mayoría del tiempo. Por suerte, Namjoon y Taehyung había vivido viendo muertos toda su existencia, por lo que ver fantasmas allí no les parecía la gran cosa y Jin, Jin era un fantasma más que se unia a la colección del rubio.

Lo único diferente que se encontraba allí, era un auto color azul estacionado en la entrada de la mansión, impidiendole a Taehyung poder parquear su auto a gusto, lo que lo hizo enojar. Rápidamente bajo del auto y empezó a correr hacia el interior de mansión, yendo justo a la habitación en la que había dejado a Namjoon, pero él ya no se encontraba ahí, por lo que le hizo entender que la persona dueña del auto azul, lo había liberado. Taehyung empezó a buscar a Namjoon por todas partes, pero un golpe fuerte en su frente lo hizo caer al suelo, impidiendole seguir con su búsqueda.

—¡Eres un idiota! —gritó una voz familiar—. Ojalá te pudras en el infierno— rápidamente trato de golpearlo nuevamente, pero Taehyung lo detuvo.

—Vaya, vaya, vaya, miren no más a quien tenemos aquí, Yoongi. —dijo Taehyung— ¿Cómo es que no tienes miedo de estar aquí? ¿Acaso también puedes ver fantasmas o ya estás muerto? Lo dudo, no puedo ver tu muerte.

—He vivido todo este tiempo tratando de curar el problema de Namjoon, dándome cuenta que era un don y que no podía hacer nada al respecto, por lo que yo también terminé involucrado en las historias tenebrosas de Nam. Esto no me asusta, psicópata. —informó Yoongi.

Yoongi y Taehyung empezaron una pelea a muerte, dónde alguno de los dos saldría muy perjudicado. Mientras esto ocurría, Namjoon miraba desde la lejanía, esperando el momento preciso en el que Taehyung se distrajera para acabar con él, pero debido a su presencia y el intento de avisarle que podía intervenir, fue Yoongi quien bajo la guardia, siendo atravesado por un cuchillo directo en su corazón, muriendo a los pocos segundos, no sin antes, agradecerle a Namjoon por todo y prometiendole que siempre estaría con él.

—Ahora solo somos tú y yo. —susurró Taehyung.

—¡Haré que pagues por cada una de la muerte de mis amigos y My Ghost! —gritó Namjoon.

—¡Ya basta! —ambos voltearon a mirar, encontrándose con Jungkook—. No es momento de pelear, algo estaba pasando en el mundo, algo para lo que nacieron.

Fin