Capítulo 1
La vida es como el ajedrez, o te mueves, o te comen.
—¿Y bien?—. Cruzó sus brazos mientras tomaba una pose mas relajada .-¿Que deseas? Ca-ri-ño.
El chico tomó una gran bocanada de aire seguido de un pesado suspiro.
—Bien, no se de donde sacaste esa información pero, si tu prometes no decir nada... Podríamos entrar en algo mas serio—. Dijo finalmente como una solución con una sonrisa claramente forzada.
Ella fingió pensarlo durante unos minutos. En donde el chico se ponía cada vez mas nervioso.
—Pues no, tu no dices nada de lo que pasó anoche y tu pequeño "Secreto" será guardado en mi celular y obviamente... En mi memoria—. Sonrió maliciosamente.
El chico de cabellos naranjas sintió como se le helaba la sangre por tan escalofriante sonrisa. Irónicamente, esa sonrisa, era la que lo había atraído desde un principio.
Guardó silencio unos segundos, pensando sus posibilidades.
—V-Vale... Lo entiendo—.Se dio por vencido mientras apartaba su mirada.
Había caído en un jaque mate.
La sonrisa de la chica rubia se amplió aun mas.
El chico sintió una corriente estática pasar por su espina dorsal.
—Y recuerda, juegas con otra chica y ¡Click!—.Fingió el sonido de una tecla .—Todos se enterarán de tu "Afición".
El chico miró hacia sus costados, asegurándose que nadie los hubiese escuchado.
—Esta bien...—.Se resignó miedoso aún mirando hacia las escaleras.
Ella enderezó su figura y pasó por su costado.
—Y una cosa mas...—. Se detuvo a su lado .—Si alguien se entera de "Mis métodos" ya sabes el resultado. Solo finge que nada pasó, Nero—.Sintió como este tragaba en seco.
Y así la joven continuó su camino de vuelta hacia su salón.
—Otro juego ganado—.Dijo finalmente al ingresar en este.
Una vez ya se encontraba dentro, se dirigió a su asiento, junto a su amiga pelirroja.
Esta al notar la presencia de la rubia se dio vuelta hacia ella.
—Me has preocupado... Ten—. Dijo dándole su libreta de apuntes .—El profesor seguro lo pedirá y no quiero que estés en problemas.
Ella le sonrió con ternura.
—Eres la mejor Miki—.Le sonrió recibiendo esta.
La rubia suspiró con notable cansancio mientras apoyaba su cabeza en su mano y observaba por la ventana.
Parecía que iba a ser un lindo día, a pesar de que aún el sol no salía del todo, el amanecer parecía ser bastante cálido.
Su amiga la observó detenidamente.
—¿Que ganas con eso?—.Le preguntó Miki aburrida.
La rubia la miró de reojo.
—Que cambien su actitud—.Le respondió sin dirigirle la mirada.
Esta la miró confundida.
—¿Que te conozcan por toda la universidad como una de las mas zorras?—.Dijo mientras fruncía el ceño.
Le molestaba escuchar aquellos comentarios hacia su amiga, pero mas le molestaba que esta no hiciese nada por evitarlo.
—Solo soy una mujer que tiene muchos pretendientes y sale con algunos ¿Vale? Aparte—.Dirigió su vista hacia la ventana .—Alguna chicas lo agradecen...
Miki suspiró, no podía hacer nada con el pensamiento de su amiga.
—Eres única Rin—.Bufo molesta mientras sonreía.
Rin Kagami, una hermosa mujer rubia de 20 años que cursaba 2do del bachillerato de artes. Nadie podría negar la belleza de esta mujer, piernas largas y delgadas, buen trasero, una buena cintura, pecho mediano, piel casi blanca y una cara adornada con dos hermosos zafiros.
Pero claro, esta muñeca de porcelana guardaba en su interior a un feroz tigre que obviamente tenía las garras bien afiladas y estaba lista para atacar.
Se rumoreaba por la universidad que aquella mujer se había acostado con un cuarto de hombres de esta misma. Pero claro, eran solo rumores.
—Sabes que me molesta su actitud Miki—.Dijo mientras comenzaba a copiar la tarea de su amiga.
Estas chicas compartían un lazo bastante fuerte, cursaban las mismas materias e inclusive casi coincidían en todos los horarios. Para ser amigas hace menos de año y medio, estas parecían ser muy cercanas.
Otro rumor de la universidad era que, todos los chicos que salían con Rin Kagami resultaban ser nada mas ni nada menos que mujeriegos (Ya que vamos, en la universidad casi todos usan el "Polvo de una noche" en especial los hombres) Aunque claro, por allí había uno que otro que no lo era.
Una vez había terminado ya la primera jornada de estudios. Miki y Rin decidieron ir al comedor de la universidad para almorzar.
El comedor de la universidad ofrecía todo tipo de comidas para los estudiantes, desayuno, almuerzo y cena (Claro que siempre estaba abierta para comprar algunas comidas rápidas o chatarra) claro, también se utilizaba para las prácticas de los estudiantes de gastronomía.
Esta ya se encontraba con gran parte del cuerpo de estudiantes que cursaban las diferentes carreras que ofrecía la universidad, tomándose un descanso para poder recargar energías para continuar el resto del día.
—¿Por lo menos hiciste la tarea de las materias que no coincidimos?—.Inquirió Miki mientras tomaba una bandeja y avanzaba de costado.
Rin imitó su acción por detrás.
—Claro, sino ¿Quien me pasaría la tarea?—.Dijo con una sonrisa mientras observaba la comida.
Miki ya estaba decidiendo por los postres, del cual eligió un pote de gelatina.
—Bueno, por lo menos no andas de vaga como siempre—.Dijo Miki mientras se dirigía a una mesa.
La rubia, que aun elegía su postre, optó por un trozo (O dos) de cheese cake, y los añadió a su bandeja.
Una curiosidad de esta chica, es que amaba las cosas dulces. Al principio algunos creyeron que estaba embarazada, pero esto se descartó con el pasar de los meses.
Al terminar de pagar su almuerzo, Rin comenzó a buscar con la vista a su amiga pelirroja. Al encontrarla, comenzó a dirigirse hasta ella.
Por cada mesa que la rubia pasaba, todos los hombres se le quedaban viendo, pero al continuar caminando, estos le admiraban el trasero.
No cabía duda que era una de las mujeres mas atractivas de la universidad.
—Detesto su mirada como lobos hambrientos—.Dijo una vez que llegó junto con su amiga.
—Pues mira quien se deja en bandeja de oro—.Dijo mientras la señalaba y cubría su boca.
Algo peculiar de la universidad, era que esta poseía uniforme, pero no se los debía usar diariamente, con solo usar la remera o un abrigo era suficiente.
Y Rin usaba la camisa blanca junto con un short y unas media finas negras por debajo.
Rin suspiró mientras que abría su jugo de frutas.
Pero, algo la llevó a ver la bandeja de su amiga.
—No estas comiendo mucho Miki, así no podrás mantenerte durante clases—.Inquirió Rin preocupada por su amiga.
Ella solo tenía una ensalada y algunos snacks de pollo junto con su gelatina. Eso no le parecía suficiente a Rin.
—Nunca fui de comer mucho—.Le respondió encogiéndose de hombros y apartando la mirada.
Rin frunció el ceño ante esa declaración.
Con algo de brutalidad tomó la bandeja de su amiga y la pegó con la suya.
Aun enojada comenzó a pasar parte de su comida hacia el plato de su amiga.
—P-Pero Rin...— .Intentó detenerla.
—Nada de peros, tu come—.Le respondió devolviendo su bandeja.
Miki la miró confundida para luego sonreír.
Luego de unos minutos, toda la comida de la bandeja de la Kagami había desaparecido.
Mientras Miki siquiera podía terminar su comida.
—Podríamos ir a la biblioteca—.Le respondió Miki mientras bebía su jugo.
Rin asintió, le vendría bien un poco de silencio y un ambiente mas tranquilo.
No muy lejos de aquel comedor, un misterioso chico había ingresado al campus de la universidad, su reluciente auto rojo había quedado estacionado pasos atrás.
Este llamaba la atención cien metros a su alrededor,despedía un aire algo peculiar que hacía que las chicas comenzaban a susurrar al observarlo pasar.
Él no se quedó atrás y se quitó sus gafas de sol, descubriendo unos orbes azules. Y claro, guiñándoles un ojo.
Las chicas suspiraron ante tal acción, brindándoles pequeños saludos al joven.
Él sonrió mientras retomaba su camino hacia la oficina de la vicerrectora.
Logró encontrar el edificio correcto gracias a algunos carteles que se encontraban por allí.
A medida que mas alumnos lo veían, solo lograba que las chicas se sintieran desfallecer y los hombres lo mirasen algo... ¿Molestos?.
Pero, al girar en un pasillo, no le cabía duda de que se había perdido. Así que optó por preguntarle a alguien que se encontraba allí.
—Disculpa... ¿Sabes donde se encuentra la oficina de la vicerrectora? Me he perdido—.Su voz era dura pero con ligeros toques dulces.
El chico giró a verlo.
—Claro, acompáñame—.Dijo mientras le sonreía con amabilidad.
Esto hizo que al rubio se le escapase una sonrisa por el gesto del otro chico. Lo siguió por detrás unos minutos.
Una vez ya se encontraban frente a la oficina, el chico se despidió de el deseándole buena suerte y que esperase sentado. Pasados ya unos minutos, esta le hizo ingresar en su oficina.
Lo invitó a sentarse frente a su escritorio mientras ella buscaba sus papeles.
—Normalmente no aceptamos transferencias de bachillerato pero bueno—.Hablo mientras leía su expediente.—¿Que rumbo piensa tomar cuando termine el bachillerato?.
La sonrisa del chico se amplió, realmente aquellos dientes parecían ser perlas incrustadas en su dentadura.
—Tuve orientación con la arquitectura así que planeo tomar practica bajo la tutela de mi tío—.Respondió.
La mujer parecía convencida con el gran futuro que prometía el joven.
Aunque, no pudo apartar la mirada del hermoso cuerpo que este poseía. Inclusive se sentía obligada a mirarlo.
El chico sonrió internamente.
—Bueno, pues todo el papeleo parece en orden. Así que aquí tiene su horario joven, puede venir aquí cuando desee.
El rubio recibió el papel y le dedicó una sonrisa coqueta mientras se ponía de pie.
—Podría venir de visita cuando tenga un tiempo libre—.Le dijo mientras salia de la oficina.
Una vez se encontraba en el pasillo, se decidió a dar una vuelta por el campus. Y quizás, encontrar algún polvo.
Mientras, en el silencio de la biblioteca, se encontraba una joven rubia sentada en un cómodo sillón rojo mientras disfrutaba de la lectura de un libro.
—Rin, el segundo periodo iniciará pronto, volvamos a los salones—.Miki la interrumpió con un susurro en su lectura.
Rin suspiró con enfado antes de cerrar su libro.
—Supongo que lo terminaré luego—.Susurró y ambas salieron de aquella biblioteca.
La universidad y todo el campus estaba constituida por 4 edificios. El primero eran los dormitorios de la universidad, los cuales se les otorgaban a los alumnos que no tenían recursos para hospedarse cerca. El segundo era para los estudiantes de farmacia y doctores, ya que esta era una de las carreras que mas recursos necesitaban, este también tenía los laboratorios y otras cosas mas. El tercero era el edificio clases, donde Rin y los estudiantes del bachillerato y otras carreras estudiaban. Y por último, era el edificio donde se encontraban las oficinas de reclutas, información, para el director y la vicerrectora, salones de maestros.
Claro, estos edificios sin contar la biblioteca y el comedor, una de las cuales poseía también salones para estudio independiente.
El segundo periodo no fue nada fuera de otro mundo, ambas amigas estudiaron en clases separadas.
Una vez que las clases terminaron, Rin y Miki se encontraron en la salida del edificio principal.
—¿Vamos a jugar una partida?—.Inquirió Miki aburrida.
Rin sonrió.
—Sabes que ya es costumbre—.Le dijo.
Miki vivía en la habitaciones de la universidad. Sus padres trabajaban en un pueblo en la zona rural de las afueras de la ciudad, por lo cual, costear un departamento para su hija era un lujo al que debían de privarse.
Pero Miki estaba feliz de poder estudiar su afición a las artes.
Miki Furukawa, una mujer de 20 años. Pelirroja y delgada, era muy educada con todo el mundo y respetuosa.
Era una de las mejores en sus clases, claramente se esforzaba para terminar el bachillerato y poder estudiar algo en orientación a esto. La universidad le había ofrecido una beca completa y ella debía de mantener sus notas si quería terminar la carrera.
Su situación económica no era la mejor, eso Rin lo sabía. Esa era la razón por la que Miki estaba comiendo poco. Necesitaba ahorrar, incluso sabía que estaba pensando en buscar un trabajo de medio tiempo.
—¿Que piensas hacer una vez que termine el bachillerato?—.Inquirió Miki mientras le ofrecía jugo a Rin.
Las habitaciones de la universidad no eran tan pequeñas como se creía, eran espaciosas y contaban con un baño privado para cada uno, un escritorio, obviamente la cama y un pequeño refrigerador.
Esta se encogió de hombros, mientras Miki se sentaba frente a ella.
—Creo que iré a por diseño gráfico. Y podría utilizarlo también para construir planos... Así que podría guiarme por la arquitectura—.Respondió, eso era algo que aun no estaba muy decidido.
Miki sonrió mientras que Rin comenzaba la partida.
—Creo que yo aun no me decido, pero seguro que voy a por diseño de vestuario y textil—.Respondió risueña.
Miki siempre había sido una fanática de crear indumentaria, ya fuesen vestidos, remeras, faldas. Todo le fascinaba. Inclusive solía ayudar a Rin cada vez que a esta se le rasgaba la ropa (O bueno, se la rasgaban).
Mantuvieron el silencio durante unos minutos intercambiando movimientos.
Miki analizó unos minutos la jugada que su amiga había realizado, no entendía el juego, pero aun así intentaba dar pelea. Tomó el alfil y lo movió en tres casillas.
Rin respondió inmediatamente.
—Siquiera se porqué te gusta este juego— .Dijo mientras volvía a pensar y movía otra vez el alfil.— Es difícil y aburrido...
Rin sonrió mientras enderezaba su postura.
—El ajedrez es simple... O te mueves, o te comen—.Dijo mientras comía aquel alfil con su caballo.—Jaque mate—.Dijo mientras se acomodaba con una sonrisa triunfadora.
Miki bufó mientras se cruzaba de brazos.
Rin se puso de pie mientras que tomaba su bolso y abrigo.
—Bueno, creo que ya es hora de que me vaya. Pronto anochecerá—.Dijo mientras se dirigía a la puerta.—Hasta mañana Miki, descansa.
Y sin darle tiempo a su amiga para responder, salió de aquel departamento con dirección a su casa.
Efectivamente estaba anocheciendo, el campus de la universidad se encontraba casi vacío de estudiantes, el cielo ya se estaba tornando de un color óxido y la brisa nocturna ya se levantaba.
—Supongo que tomaré el metro—.Dijo mientras suspiraba.
La noche era lo que menos le preocupaba, solo debía de ir a su casa para poder completar las tareas y trabajos para el día siguiente.
Mientras se encontraba en el metro, revisó algunos mensajes de su celular y analizando a su próxima víctima.
Otro mujeriego, Gumiya Atsushine.
Este parecía desear a la rubia con bastante lujuria, lo observó cuando lo había visto en el comedor al medio día. Mirándola como si quisiese devorarla con la mirada.
Soltó un suspiro, el día había sido totalmente normal y no al mismo tiempo, no había cruzado cumplidos con algún chico por su falta de tiempo.
Una vez confirmó que ya era su parada, bajó del metro y comenzó a caminar mientras aun continuaba con la vista en su teléfono.
—¿Y esto?—.Murmuró pegando aun mas la vista a su celular.
Ella se sabía el camino a su casa de memoria, no era necesario que levantase la vista salvo para cruzar las calles.
Volviendo a su celular, esta se encontraba admirando una reciente publicación de una compañera de la universidad en una red social.
"Miren al bombón que me gané <3 ✌ ".
En la imagen se encontraba ella abrazada a un chico.
Este era rubio, casi igual que ella, sostenía su cabello en una pequeña coleta mientras que la mayoría de pelo caía en sus hombros y cara. Tenía ojos azules, tales como el cielo. Y ni hablar de su camisa a medio abotonar, que dejaba mucho por desear.
Sus facciones eran sencillamente perfectas al igual que su sonrisa.
También le llamó la atención un comentario.
"Sencillamente fue amor a primera vista ;) ".
—Otro mujeriego...—.Susurró mientras dejaba el celular de lado.
La noche ya había caído, la luna estaba brillando al igual que las farolas de la calle, los últimos autos pasaban por aquel casi desierto lugar.
Había llegado a su casa.
Buscó en su bolso las llaves para poder abrir el pequeño enrejado del jardín delantero y la puerta principal.
Una vez se encontraba adentro, todas las luces se encontraban apagadas, efectivamente no había nadie en casa.
—Llegué...—.Murmuró por lo bajo mientras dejaba su bolso y abrigo a un lado.
fue prendiendo paso a paso las luces de la sala y la cocina.
La casa era pequeña, pero acogedora. Poseía 2 pisos y un gran jardín trasero.
Abrió el refrigerador mientras buscaba algo de comida para poder cenar.
Bufó al no encontrar nada.
La cocina era pequeña, tenía una pequeña encimera que separaba lo que era cocina del comedor y este poseía una puerta hacia la sala.
—Hubiera sido mejor que comprase algo en el comedor—.Dijo molesta cerrando el refrigerador.
Buscó en las alacenas una taza, un paquete de galletas y un tarro que contenía café.
Luego de prepararlo, buscar su bolso con la tarea y subir a su habitación, posó su comida en el escritorio que tenía allí.
Ahora mas decidida dejó de lado su cena y se dirigió al baño.
Este era pequeño, con una tina. Abrió el grifo, llenándola poco a poco.
Lentamente se comenzó a quitar su ropa mientras que el vapor comenzaba a salir del agua caliente que se posaba en la tina.
Se miró al espejo de cuerpo completo. Admiró su figura unos segundos antes de sonreír con melancolía y entrar a la tina.
Luego de un relajante baño, Rin ya se encontraba con una ropa mas cómoda mientras cargaba con una toalla en su húmedo cabello.
Miró hacia su escritorio.
Al lado de su cena y su tarea, se encontraba un rey blanco de ajedrez.
Lo miró detenidamente.
Se quedó pensando unos minutos en aquel chico de la foto.
"Sencillamente fue amor a primera vista ;) ".
Si, definitivamente se trataba de un mujeriego.
Un hermoso, sexi y violable mujeriego.
Sonrió.
—Otro mas va a entrar en mi juego... Y no tengo intenciones de caer.
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