Proólogo

-Aine-niichan!- la pelinegra intentó zafarse del agarre del doctor, intentando entrar a la sala de operaciones y ver a su mejor amigo -Déjame entrar, tengo que ver a Aine-niichan!- la niña porfin se liberó, pero fue detenida por la mano del adolescente que agarró su brazo y la atrajo hacia sí, hundiendo la cara de la pequeña en su pecho

-Meimei, tranquilizate, Ine-chan estará bien-

Pasaron minutos que se volvieron horas, y un cirujano habló con el doctor que antes detuvo a Mei

-Kotobuki-kun, Otonami-kun, Katakiri-kun, Mei-chan, Aine ha logrado sobrevivir- los cuatro estaban emocionados por esa respuesta -Sin embargo, ha entrado en un estado de coma casi irreversible- los tres mayores miraron sorprendidos al doctor, y Reiji abrazó con mas fuerza a Mei

-Que significa eso? Podré ver a Aine-niichan?- preguntó inocente la niña, emocionada por saber que su amigo estaba bien

-Significa que Kisaragi-kun no podrá despertar- aclaró Otonami, recolocando las gafas en el puente de su nariz, aguantando las lagrimas

Se sentía culpable, aún componiendo sus canciones no notó la tristeza en la voz de Aine cuando las cantaba. No se dio cuenta de que en un abrir y cerrar de ojos, su idol asignado había intentado suicidarse por la presión de ser famoso. No se dio cuenta de que sufría mas que él mismo cuando debía hacer una canción perfecta en tres días.

Y peor aún, no se dió cuenta del vació de su sonrisa, siempre presente en su hermoso rostro

-Aine-niichan...- lágrimas comenzaron a caer por el rostro de la pelinegra, a la vez que Reiji se agachaba y lloraba en silencio ocultando su rostro en el hombro de Mei

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-Meimei! Ya te he dicho que me avises cuando vayas a venir!- Reiji reprochó a la chica, de ahora catorce años, que se quitaba los zapatos en la entrada -Keikei me ha dicho que has vuelto a saltarte las clases, has ido otra vez a cantar en la playa?- preguntó en un tono ahora mas suave.

-Sí...- la chica asintió, con una voz un poco ronca.

-Debes cuidar tu garganta, no querrás estropear esa bonita voz, cierto?- Reiji se agachó y levantó el rostro de la inexpresiva pelinegra -Ya está anocheciendo y saliste de tu casa al amanecer, no puedes estar tantas horas cantando sin parar

-Perdón...

Desde el accidente, cada mañana al salir el sol o incluso antes, Mei ya estaba en la playa cantando sus emociones al mar. Había días en los que llovía, días en los que había sol, pero siempre cantaba allí. Se saltaba las clases sin darse cuenta, y volvía a casa, a veces a la de Reiji, cuando el sol se ponía.

Pasar cuatro años así habían arruinado su voz anteriormente de angel y ya no cantaba con la diversión de antes

-Reiji- la chica lo llamó y este se giró, ofreciendole un vaso de leche caliente con miel para aflojar la tensión de las cuerdas vocales de la chica -el año que viene crees que podría... ir a la academia Saotome?

Reiji miró arrepentido al suelo y forzó una sonrisa

-Meimei- dijo sentandose en la silla de cocina delante a la de la adolescente -Hace poco te abría dicho emocionado que sí, pero, tu también debes notar que tu voz ya no es la misma. No podrías pasar el examen de admisión y aunque lo lograras, no aguantarías mucho antes de acabar completamente con tu voz.

La ojiverde cogió un mechón de su flequillo, comenzando a jugar con el por el nerviosismo

-Creo... que será mejor que vuelva a casa... Kei-nii podría preocuparse...-dijo al fin levantandose de la mesa y girandose a la puerta

-Puedes quedarte si quieres, es peligroso que salgas a estas horas- ofreció Reiji levantandose y caminando al lado de Mei, donde alzó otra vez el mentón de la chica, enfrentandose a sus cristalinos ojos, amenazantes de liberar las lágrimas

-Reiji... Porque no le llega mi voz? Aine siempre decía que mi voz era mas rápida en llegar a su corazón que el aire a sus pulmones, pero ahora...- estalló en un llanto desesperado- Quiero cantar, Reiji, no hay nada que desée más. Necesito cantar o dejaré de respirar, que puedo hacer?- Reiji la acogió en un caluroso abrazo que silenció sus sollozos

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-Meimei!- La chica ya tenía quince años, y Reiji veinte cumplidos una semana atrás -Porque no viniste a mi cumpleaños? Has preocupado mucho a Rei-chan!

El moreno esperó una respuesta, pero solo recibió una hoja de papel delante suyo

"Perdón, Reiji"

Movió la cabeza a un lado, mirando a Mei

-Que pasa? No quieres hablarme? Te he enfadado otra vez, cierto..?- dos lágrimas cómicas salieron de los ojos de Reiji

"No es qüestión de querer, no puedo hablarte"

Reiji esperó al siguiente papel escrito que le explicara el porqué

"Mi garganta no ha soportado la presión de cantar tanto... Mi voz ya no puede más"

Con dolor en su mirada, Mei entregó esa hoja de papel a Reiji

-No puede ser...- acercó una mano y tocó con delicadeza la parte frontal del cuello de Mei- tu voz...

La pelinegra miró apenada al suelo, asintiendo levemente

-Tu voz...- repitió -se ha ido...

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Seiten, condete OHHAYAHHO, digo, konban'nya mis duendecillos de lucifer, aquí es la 1:11 de la mañana, save me. Se que tengo muchas historias pausadas, pero algo de mi petaba si no hacía esta

Además la semana que viene es posible que haga 20 horas y media de examenes bien ricolinos, después seré mas libre que Haru :v

Eso es todo, ahora haré el primer capitulo (dependiendo de cuando leas esto) así que sayonyan!

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