♡ 19 ♡
Una semana pasó y la presión fue bajando, así como también la vida familiar por fin se dio en su máximo esplendor. Bin vivía ahora en casa de su omega, estaba junto a su hijo todos los días y compartían aquellos momentos que eran necesarios para su buena convivencia.
Padre e hijo eran inseparables.
Y pues ni hablar de Dong Min con su alfa, aquel omega era la persona más feliz del mundo porque era mimado y cuidado por la persona que más amaba en el mundo, después de su hijo claro.
Justamente ese día, la pareja se preparaba para una celebración importante en la vida de Bin y es que al fin, Eunbi le dará el divorcio. Esa tarde el alfa fue citado por la mujer para la debida entrega de los documentos.
La mujer fue clara: "no quiero tener ni una mierda contigo, te puedes ir al infierno".
No cabía ni la menor duda de que Eunbi estaba harta al igual que él, aunque claro, todo aquello se llevó a cabo bajo un trato razonable donde nuestra inteligente omega pidió una cantidad un tanto exagerada para dejarlo en paz y como a Bin le importa poco el dinero, tampoco le importa pagarle para que él pueda vivir su vida en paz con su omega.
-No vengas tarde, Bin. -su omega acomodaba su corbata y los cabellos de su alfa. Mirando a detalle lo guapo que se miraba a diario con esos trajes tan ajustados a su anatomía.
-Solo iré, firmaré, haré otros diligencias y regreso a casa, mi amor -besó a su omega dulcemente, dando pequeños mordisquitos en su labio antes de separarse.
Seung Min se hallaba en la entrada de la habitación, mirando como sus padres se demostraban cariño. Desde que el alfa apareció, no hubo momento en que su madre no tuviera cambios de humor repentinos, así como también, lo ha visto ser feliz inmensamente los últimos meses. Y puede ver en su padre un amor tan grande hacia su omega qué no hay forma de describirlo. Ellos se aman, más que cualquier cosa que se parara frente. Incluso, la distancia que hubo.
Tocó la puerta suavemente llamando la atención de los mayores, quienes con una sonrisa se giraron a él.
-Doyoung y yo ya nos vamos, solo quería avisarles -informó ya que ambos comenzaron a ir a tutoria de idiomas.
-Bajemos, que papá también tiene que irse -Seung Min sonrió, sabía a donde iba su padre y estaba igual que feliz que ellos.
-Ten cuidado con esa vieja loca, papá, cuidado se le suelta un tornillo -el alfa negó riéndose y lo abrazó.
-Espero durar 5 minutos con ella, nada más. No la soporto.
-Conmigo duras más de otro forma. -el omega susurró en su oído y de prisa bajó las escaleras, dejando a su alfa con una sonrisa y para su desgracia, Seung Min escuchó y... Y no es algo a lo que el chico le gustaría encontrarle explicación.
-¡Tengo 13 años, por Dios, mamá!
-Vamos, hijo.
En la entrada de la casa, ya estaba Dong Min llenando de besos a Doyoung quien se colgó del omega como koala. Los besos de su tío Dong Min eran los más llenos de amor y le gustaba que el pelinegro fuera afectivo con él.
-Mamá, ya -dijo el chico al ver a su tío y primo acercarse.
-Nada de eso, tu eres mi bebé. -dijo antes de separarse y darles una sonrisa. -Se van con cuidado, si necesitan que alguien los vaya a recoger, me avisan.
-Está bien, mami. -ambos chicos dieron un beso en la mejilla del omega y salieron.
-Prometo regresar temprano, amor -besó en los labios al pelinegro y este sonrió.
-Bueno. Compra algo para la cena, por fa -el alfa asintió y dando un último beso se fue a su auto donde se encontraban los menores esperándolo.
Miró la escena tan tierna frente a sus ojos mientras se arrecostaba en la puerta y sonrió. Después de ese día no se sentiría como el otro en la relación, sino que ahora podría decir que era la pareja de su alfa y tal vez más adelante tendría alguna sortija en su mano. Pero no era tan importante.
Porque la marca que hizo el destino en su corazón nadie podría borrarla.
Pasada tal vez una hora, llamaron a su puerta y abrió, sorprendiendose al ver a Jaehyun frente a él.
-Señor Jeong, ¿Qué lo trae por acá?
-Hola, Dong Min -saludó, ignorando por completo la molestia que le generaba que el omega le hablara con tanta formalidad.
-Doyoung no está, fue a clases con Seung Min -explicó rápidamente.
-¡Cierto! Lo olvidé por completo.
-Sí... -el corto silencio incomodó al omega y esperó a que el alfa se fuera, pero nada. -Eh... ¿Gusta entrar? -ofreció para evitar la incomodidad.
-Bueno. -Dong Min dio lugar a que el alfa entrara a su casa -Pensé que desde que el señor Moon regresó yo tenía prohibida la entrada a tu casa -mencionó mientras tomaba asiento.
-¿Qué? No, no, ¿Qué es esa tontería?
-Me imaginé. Tú cambiaste desde el día que él apareció en tu vida. -dijo mirando al omega fijamente a los ojos.
-Si lo dice porque ahora soy un poco más-..
-No, no es por eso. Desde el día que él entró a tu vida, todo cambió para ti. Eras un niño y te dejó con un hijo en el vientre para aparecer 13 años más tarde, ¿Y qué? Ahora, estás feliz con él como si nada hubiera pasado.
-No tiene base para hablar -dijo con voz seria. Odió que el alfa estuviera hablando como si conociera toda su vida.
-Dong Min... Yo miré tu sufrimiento, yo supe de tu situación porque Tae estaba preocupado por ti y me contaba siempre que podíamos salir cuan afligido estaba su primo, como este estaba al borde del suicidio y la locura, como tú sufriste por la ausencia de ese hombre y no solo tú, Seung Min también lo hizo.
-No-no diga eso... -bajó su mirada, sus ojos comenzaron a picar poco a poco. Todos aquellos sentimientos del pasado revivieron en sus recuerdos.
-Dong Min, tu hijo me llamó papá muchas veces cuando te conocí. Ese niño y tú sufrieron la ausencia de él ¿Y ahora le abres de vuelta las puertas de tu corazón? ¿Es bienvenido como si nada hubiese pasado?
-¡Él es mi alfa! -respondió Dong Min.
-¿Y solo porque es tu alfa, tiene derecho a hacerte sufrir y luego volver así? -Dong Min se puso a llorar y el corazón de Jaehyun se hizo chiquito -Dong Min... -se levantó para sentarse a su lado -Lo siento, no era mi intención hacerte sentir mal.
-¿Y cuál era tu intención?! -tan vulnerable que no apartó el brazo del alfa de su hombro.
-Solo quería que pensaras un poco en esta situación repentina. Eres un omega muy fuerte y siempre te he admirado por como has luchado todo este tiempo. No quiero que tu falta de cariño te haga cometer un error grande del que te arrepentirás.
-No me arrepentiré. Bin es mi alfa y ya me aclaró todo. Valoro mucho que te preocupes, pero estoy bien -se levantó y limpiando su rostro con su camisa se paró con la frente en alto.
-Y yo respetaré tu decisión. Y si algún día, las cosas salen mal, yo estaré aquí esperando por ti. Solo para que lo sepas.
Se levantó sin decir más y salió por su puerta dejando a Dong Min pensativo y nostálgico.
¿Qué fue eso que sintió en sus palabras?
Bajó del auto y caminó con seguridad por aquel enorme hotel donde fue citado. Se notaba bastante que a Hwang Eunbi realmente le gustaba gastar su dinero en puras tonterías. Bueno, mientras no pida más de lo establecido y esté a millones de metros de distancia, para él es suficiente.
Pidió al personal que le hicieran llegar a la habitación donde lo citó la mujer y amablemente lo dirigieron hacia allá. La llegada en elevador fue casi e inmediata, abrió la puerta y se encontró a la omega vestida con solo un conjunto de seda, tomando una copa de champán y sentada en su sofá tranquilamente.
Al resonar sus pasos en la sala, la chica gira su rostro hacia él y sonríe de mala forma por su presencia.
-Veniste -dice y se levanta de su asiento para sacar los documentos que ha preparado desde la mañana.
-Claro. Estoy loco por ser un hombre sin ataduras -la mujer le tira en la mesa a su lado la carpeta con todo los documentos firmados y con mala cara habla.
-Toma esa mierda y vete, no necesito de tu asquerosa compañía. -el alfa revisa meticulosamente cada hoja, releyendo cada término y condición para asegurarse que al fin es un hombre divorciado.
-Esto estaba destinado a ser así, lo sabias -saca un plumón de su saco y firma los últimos documentos apoyándose del comedor -No eres más que una oportunista y yo no soy imbécil. Gracias por colaborar, espero no verte jamás.
-¡Bin! ¡Bin! -sale ignorando a la mujer y respira profundo. Al fin es un hombre libre y sin compromisos forzados.
Es momento de hacer el siguiente paso.
Sale rápidamente del hotel, sube a su auto y se pone en marcha hacia su siguiente destino. Debe de darse prisa, su omega espera en casa.
Unos minutos después, ya está estacionando el auto frente a una lujosa tienda, donde con el simple hecho de ver desde afuera, una sonrisa brillante ilumina su rostro. No puede creer que después de muchos años al fin podrá comprar el anillo que desea darle a su novio.
Ya dentro de la tienda, revisa cada uno de los anillos de compromiso que se le muestran, pero ninguno le convence, quiere que sea especial, quiere que su novio quede maravillado con aquel anillo, desea que su omega diga el 'sí' al momento de mostrárselo. Porque claro, él sabe que Dong Min lo ama, confía mucho en su amor.
Sigue mirando cuando al fin, consigue prestar atención en una pieza hermosa de oro, bañada de cristales, con un diamante brillante en el centro. Era perfecto.
-Me gustaría este, por favor.
-Con gusto, señor Moon.
Sus ojos realmente no dejaban de ver el anillo y se imaginaba la hermosa mano de su omega lucirlo.
Sería el alfa más feliz del mundo junto a su Dong Min.
Caida la tarde, el alfa llegó a su hogar, encontrando luego de abrir la puerta, a su novio sentado en el comedor junto a Doyoung quien hacía tareas y a su hijo sentado en el sofá de la sala viendo televisión.
-¡Ya llegué!
-Bienvenido, querido- el omega se levantó con una sonrisa a recibirlo, emocionado por los documentos que él alfa portaba en sus manos.
Dio un beso a su alfa mientras Seung Min se levantaba con rapidez de su asiento para ir a él y esperar por que le mostrara los papeles también. El alfa riendo, entregó la carpeta a Doyoung y pidió con malicia que la abriera y leyera.
-¡Es hombre libre, tío Bin! -No bastó más que eso para que el omega saltara de la emoción y el alfa lo abrazara.
-¡Al fin serás todo mío! -dijo sin siquiera pensar, Dong Min estaba feliz, sumamente emocionado por aquello. Y tal vez se ha dicho demasiado cuan feliz estaba, pero no había nada que lo emocionara más, que sentir a su alfa cada vez más cerca de él.
-Todo tuyo, mi amor -cargó en el aire a su omega sintiéndose completamente enamorado, dándole un beso en los labios mientras los menores miraban a la pareja con admiración.
-Va a marear a mamá, tío Bin. -Doyoung dijo entre risas y al fin el castaño lo soltó.
-De hecho, si quedé mareado -les hizo saber a los chicos.
-Y como estás mareado, cierra los ojos por un instante -el omega frunció el ceño -Vamos, amor, hazlo. -no muy convencido, cerró los ojos y el alfa sacó de su abrigo el regalo que había escogido en la tienda.
-¡Mami, abre los ojos! -dijo con emoción Seung Min y el omega abrió sus ojos encontrándose una preciosa pulsera llena de piedras brillantes y aretes a juego en la cajita qué tenía el alfa extendida a él.
-¡Dios, Bin-...! ¡No puede ser!
-Considera este otro de los muchos obsequios que te he dado y te seguiré dando, mi amor. -el omega estaba maravillado con las delicadas piezas y permitió que el alfa se las pusiera. Al separarse sin duda sus ojos brillaron, su omega resaltaba hasta con los accesorios más discretos.
Porque la joya más bella era Dong Min en sí.
-Sabía que esos brillos se adaptarian perfectamente a tu piel lechosa, cariño -el rubor sutil en sus mejillas dejó en evidencia cuan avergonzado estaba y solo pudo agradecer.
-Gracias, Binnie. -dijo con timidez acercándose y dando un beso inocente sobre sus labios.
-Gracias a ti por ser mi mayor regalo.
Los días pasaron, siguieron con normalidad y sin nada que afectara sus vidas. Ese día, mientras trabajaban, el pelinegro entró a su oficina con unos documentos en manos y los puso sobre el escritorio de su alfa mientras este terminaba de hacer una llamada.
Acomodó ciertas cosas que miraba en un completo alboroto y estaba tan ido en acomodar, que no notó como su alfa se acercaba silenciosamente a él hasta que lo tomó por detrás, dándole un abrazo.
-Mi amor~ -el omega sonrió girandose para abrazarlo y esconder su rostro en el hueco de su cuello, inhalando el aroma de su pareja.
-Cielo, te dejé lo que me pediste, el señor Park también me entregó unos expedientes. Revisalo y me haces saber cualquier cosa. -explicó rápidamente sin separarse de él. En ese momento, tocaron la puerta.
-Ahí están -dijo San Ha entrando a la oficina. -Lee te dejé lo que me pediste en el escritorio, puedes ir a verlo.
-¡Gracias, señor Park! -dio un beso rápido en los labios de su pareja y corrió a la salida. San Ha negó.
-Nunca va a dejar de llamarme formalmente, somos casi familia ahora. -dijo refiriéndose a Dong Min.
-El cambio poco a poco dará frutos y Dong Min se adaptará a esto -respondió el alfa -Además, tú y Min Hyuk siempre están ocupados, no es como si pudieran socializar con mi omega del todo.
-Independientemente. Por cierto, ¿Le dirás? -los nervios del alfa nuevamente se pusieron a flor de piel.
-No sé cómo hacerlo.
-Solo invítalo a salir, date un tiempo con tu pareja para que las cosas surjan. Me lo agradecerás después.
El omega salió dejando al alfa pensativo, sin embargo, la duda lo pasó carcomiendo por varias horas hasta que su omega volvió a entrar a la oficina y armado de valor le hizo acercarse. Lo jaló de la cintura para sentarlo en sus piernas y Dong Min con una sonrisa lo miró de frente.
-¿Qué pasa, Binnie?
-Vayamos a cenar -dijo repentinamente.
-¿Qué?
-Quiero que salgamos. Solo tú y yo. -el omega alegremente asintió.
-Sí, cariño. No hay problema. ¿Cuándo quieres que salgamos?
-Esta misma noche -le sorprendió, sin embargo, asintió nuevamente -Ve a casa temprano y ponte más hermoso de lo que eres. Te pasaré recogiendo.
El omega dio un beso en los labios de su alfa, recostandose en él y riendo suavemente -No tienes que estar nervioso por invitarme a salir, Cielo.
-No estoy nervioso. -Dong Min rio.
-Supongamos.... -lamió sus labios y con sus dedos acarició suavemente su hombro -Al menos que estés pensando en abusar de mí hoy...
-¿Cómo crees? Yo nunca le haría eso a una criatura tan pura e inocente como tú, cariño -el omega se carcajeó.
-¡Basta! -siguió riéndose -No puedo estar serio -dio un corto beso -Te amo.
-Yo te amo más, mi amor.
Dong Min supo bromear con su nerviosismo, lo que no supo, fueron sus verdaderas intenciones.
8:00 de la noche en punto y Dong Min en su habitación escuchó el sonido del auto de su alfa llamándole. Sonrió, sintiéndose como un adolescente de nuevo, ese que se emocionaba cuando su madre tocaba la puerta y le avisaba que su novio lo estaba esperando.
Su puerta también fue tocada esa ocasión, pero ahora fue su hijo quien llamó.
-Ma-... ¡Woow! -su hijo quedó maravillado -Mamá... Te ves hermoso.
El omega sin duda se miraba llamativo y elegante, ropa ligera, apegada a su despampanante figura, su rostro maquillado, especialmente sus ojos, su cabello bien peinado y accesorios que lo iluminaban por completo. Sin olvidar usar los que su pareja le regaló recientemente.
-No seas loquito, bebé.
-N-no, ¡No, mamá! Digo.. -el omega se río de su hijo -Te ves hermoso, muy hermoso. Jamás te he visto así, tampoco te he visto tan feliz. -el pequeño no mentía, toda su vida fue cansada, exhausta y todo para sacarlos adelante. Pero ahora, la vida le devolvió lo que había perdido, llevando sus preocupaciones y dándole amor del bueno.
-Gracias, mi vida.
-¡Apúrense! -escuchó a Doyoung gritar y ambos rieron.
-¡Cierto! Papá te está esperando.
-Vamos, cariño.
Bajó las escaleras junto a su hijo y miró a su alfa en la entrada con un ramo de tulipanes y margaritas. El alfa quedó sumamente encantado por como se miraba su pareja, sintiéndose completamente afortunado.
-Eres precioso y sublime, mi amor -el omega se ruborizó y escuchó a sus hijos afirmar aquellos.
-¡Mamá! ¡Eres hermoso!
-¡Que bello te ves, mami! -rio levemente ante aquello y regañó.
-¡Cállense! ¡Me la voy a creer!
-Pues lo harás, bebé, porque no hay nadie más hermoso en este mundo que tú.
-Ya váyanse. No regresen tarde mañana -dijo Doyoung.
-¿Mañana?
-Seung Min y yo les hemos dado permiso. Diviértanse.
Salieron de la casa, el alfa abrió la puerta del auto y le hizo subir. Ya en el interior, el alfa preso de sus instintos, besó con pasión al omega, devorando por completo sus labios, uniendo sus bocas hasta que el aire faltó y dejó una leve mordida en su labio inferior.
-No te imaginas como deseo que las horas pasen.
-¿Para qué? -nuevamente lo besó, siendo ahora este apasionado beso más corto que el anterior.
-Vas a ser mío, Lee Dong Min. -Dong Min jadeó y el alfa con una sonrisa se puso en marcha.
Esas simples palabras apenas eran una probada de lo que le esperaba esa noche.
Llegaron a un elegante restaurante, donde ambos pudieron disgustar de una maravillosa comida, aquella velada se volvió mágica, sumergidos en una conversación interesante mientras bebía de un costo y delicioso vino. Las sonrisas no faltaron, ni tampoco las muestras de cariño que se daban con simplemente tocar las puntas de sus dedos.
-¿Te gustó este lugar, mi precioso omega? -preguntó, colocando su abrigo en los hombros del pelinegro, dejando un pequeño beso en su cuello.
-Amé cada maldito segundo -respondió mientras subía al auto.
-Pues prepárate, porque hay otro lugar que debemos visitar.
La incertidumbre plantada en Dong Min no lo dejó respirar correctamente en todo el trayecto y a pesar que le rogó a su alfa para que le dijera a donde lo llevaba, ciertamente, el hombre se negó y respondió dulcemente con:
-No seas necio, mi bebé. Pronto llegaremos.
Dejándolo aun más pensativo y nervioso.
Finalmente, llegaron a un hotel cinco estrellas, donde fueron recibidos amablemente por el personal, quienes le dieron la llave de la habitación qué había reservado el castaño hace unos horas.
Subieron hasta el antepenúltimo piso de aquel edificio, los ojos del omega se fueron en la suit llena de lujo exorbitante, aquellos ventanales limpios que daban una imagen majestuosa de la ciudad. Era realmente hermoso.
-Cierra los ojos, mi amor. -le indicó y mientras lo hacía, un grueso listón de tela cubrió sus ojos.
-¿Qué es esto, Binnie? -preguntó emocionado por su siguiente sorpresa.
-Calma, mi vida.
Guió al omega quien daba cortos pasitos por la habitación hasta dejarlo en el lugar específico que tanto imaginó en su mente.
-Puedes quitar el listón, mi amor. -el omega se rio, dando toques torpes por su rostro.
-¿Qué tanto buscas-...? ¡Bin! -llevó ambos manos tapando su boca, un grito de emoción quedó estancado en su garganta. -Binnie...
-No deseo pasar ni un segundo más sin que seas completamente mío, bebé -de rodillas ante él, extendía el anillo qué había escogido para su más grande amor -Eres la razón de mi todo en el mundo, lo que más amo desde que era un adolescente perdido.. Dong Min, deseo pasar contigo todos los días de mi vida.. ¿Quieres casarte conmigo?
-¡Sí! ¡Sí, Binnie!- el omega extendió su mano y el anillo fue puesto en su dedo.
Poniendo de pie, el omega se lanzó a abrazarlo y besarlo, sintiéndose como el omega más feliz en la faz de la tierra.
-Serás mi esposo, alfa tonto.
-Y tú, el dueño de mi vida entera.
Después de mucho tiempo, el amor podría triunfar.
Dong Min y Bin, al fin se casarían.
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Se viene el casorio pues🤑
¿Listos para lo que sigue?👉🏻👈🏻😻
Los amo❤️
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