♡ 12 ♡
Llegó a casa muerto, se sentía a punto de desvanecerse, pero supo llegar con bien hasta ahí.
La verdad, era que le fue difícil soportar al alfa y más cuando era su alfa, cuando tenía su maldita marca y podía sentir cada cosa de él. Se había dado cuenta de las feromonas que soltaba, el relajante olor a café y eucalipto le había llegado tan fuerte que tuvo que luchar con su omega retorciéndose en su interior, anhelando a su alfa y pidiendo la atención que no se le ha dado en años.
Está loco si cree que va a ceder, su rencor es más fuerte que cualquier cosa que el alfa remueva en su interior y no puede. Simplemente, no.
Al entrar se encuentra con sus mejores amigos en la sala, pero sus hijos no estaban por ningún lado.
-¡Minnie!~
-¡Gracias por venir, Myungjunnie- abrazó al omega pelirosa -A ti también, Jin Woo.
-De hecho, yo acabo de venir, vengo por Junnie. - le hizo saber el alfa.
-Igual, gracias- esperó unos segundos, pero ya no aguantó -¡Los extrañé!- abrazó fuertemente a sus amigos siendo abrazado igualmente.
-Nosotros a ti, tienes que contarnos mucho. No te hemos visto en mucho tiempo.
-De hecho... Sí, tengo que contarles algo- mordió su labio, estaba tan nervioso.
-¿Es grave?- preguntó el alfa.
-Algo así... ¿Y los chicos?
-Supuestamente iban a jugar con la play, pero se quedaron dormidos- eso le dio más tranquilidad.
-Vengan a la cocina, haré té y les cuento.
-Minnie- la pareja miraba la frustración de su amigo - Me estás diciendo que... Él... ¿Regresó?
-Lo hizo, aparece como un fantasma después de 13 años en los que me he muerto por dentro y es lo que más me molesta, el saber que ha estado con bien todos estos años y me hizo sufrir tanto.
-¿Pero le has dado una oportunidad de hablar por lo menos?- preguntó Jin Woo.
-¿Qué puede decirme? ¿Qué se aburrió de mí y por eso se fue? ¿Qué ahora se arrepintió y quiere volver? ¡Por Dios!
-Tal vez ocurrió algo grave por lo que tuvo que tomar esa decisión- habló Myung Jun -Pero dime algo, ¿Lo amas aún?- tomó las manos del pelinegro y las acarició.
-No, ya no lo quiero más. Sufrí demasiado y solo era un niño perdido con un bebé en mi vientre, no puedo amar a quien me hizo daño.
La pareja abrazó al omega y no mencionaron más nada, claro que valoraban mucho que les contara sobre algo tan importante, pero no lo presionarían, con el tiempo irían hablando y saliendo de dudas.
Regresaron a casa dándole espacio al omega para que aclarara su mente. Dong Min los despidió, cerró la puerta y subió a ver a sus hijos a sus habitaciones, cada uno estaba bien arropado y ya con eso fue a dormir.
Aunque su corazón estaba inquieto, sumergido en pensamientos y dudas sofocantes.
«Sé mucho de amor, porque sacrifiqué mi felicidad para proteger lo que amo».
Dio miles de vueltas en su cama sin hallar conciliar el sueño, los minutos pasaron, sus párpados pesaban, pero nada pasaba y cuando menos lo esperó, una tranquilidad llenó su cuerpo y mente por completo, algo que llegó por el lugar que nunca esperó recibir respuesta y con lágrimas en sus ojos, logró quedarse dormido.
Una semana más pasó, Bin salió como cada día después de aquella cena, le informó a Dong Min que iría a almorzar fuera y tal vez no regresaría.
-Está bien, cancelaré todas sus citas, señor.
-¿Pudiste dormir anoche?- el omega tensó su quijada y no respondió -Minnie...
-Que te importa, vete y déjame en paz, no interfieras con mi trabajo- nuevamente, con ese tono duro y bruto era tratado, le hablaba como si realmente lo odiara.
Bin no se cansaría, pero entendía.
-Está bien, Lee. No te molestaré más- Dong Min vio que puso algo en el escritorio y lo ignoró, ni siquiera vio por donde se fue.
Bin había entendido al fin, que el Dong Min con quien trataba no era el mismo chico de su juventud, era un omega con un aura imponente, odioso, difícil de manejar y pocas veces dócil; nada a lo que era antes, el chico dócil, tierno, tímido y amable que era, o tal vez seguía siendo el mismo, pero con él no.
Pero estaba bien, porque así lo seguía amando como el primer día que lo conoció en aquel café, lo amaba con la misma intensidad, no hubo noche en la que no llorara por no tenerlo a su lado y sabía que no podía pelear en ese momento porque su madre estaba sobre él.
Pero haría lo que fuera para que lo perdonara, comenzando a enamorarlo con pequeñas cosas.
Como por ejemplo: Chocolates.
Tal y como el que Dong Min miró sobre su escritorio e hizo que su pobre corazón se acelerara.
-Maldita sea.
El alfa bajó de su auto con unas bolsas en manos, miró la hora en su reloj y sonrió, llegaba justo a tiempo para el receso de Seung Min. Entró a la institución sin ser detenido por nadie hasta el campo donde habían estado los últimos días. Ahí se encontraba el pequeño pelinegro, mirando nada en específico.
-Hola, hola. -el pelinegro se volteó y con un sonrisa saludó al alfa.
-Señor Moon, que gusto verlo de nuevo. -se había hecho rutina ver al alfa a diario en sus recesos, sin duda una increíble compañía.
-Mira, Seung Min, traje algo para que comas.
-Muchas gracias.
Sacó lo que había comprado y se puso a comer con el chico, mientras conversaban sobre cualquier cosa. El niño se abrió muchísimo con el hombre los últimos días; extrañamente, el castaño le daba la confianza suficiente para poder decir lo que fuese y la verdad, es que el chico no era tan tonto como para no notar que el alfa era tan parecido a su padre.
Pero su padre estaba muerto y ciertamente, tal vez es solo un coincidencia de la vida, pero el querer saber más de él, le hacia confiar ciegamente. En lo profundo, sentía que el hombre no era malo, ni tenía alguna mala intención con él.
Estuvieron hablando tal vez una media hora cuando el timbre sonó y el chico estaba dispuesto a entrar a clases nuevamente, en eso, su maestra se apareció.
-Señor Moon, que honor tenerlo aquí nuevamente- saludó la maestra con una sonrisa un tanto desagradable para el alfa -Seung Min, ve a recoger tus cosas, las clases se cancelaron.
-¿Qué?
-Tendremos una reunión extraordinaria, por eso los estamos mandando a casa. Ve.
La mujer dándole una última mirada al alfa, se fue y los dejó solos nuevamente. Bin notó el rostro preocupado del chico y en su misma curiosidad terminó preguntando sobre ello.
-¿Pasa algo?
-Sí, es que... Mi mamá sale del trabajo hasta las 6, a veces 7 de la noche y quien viene a traerme es el papá de mi primo.
-¿No tienes como contactarlos?- Seung Min negó. -¿Sabes donde trabaja tu mamá?
-Sí, en el edificio de los-... ¡Cielos!- al fin cayó en cuenta de algo -Señor Moon, ¿Usted no es familia de Moon's group?- algo por fin se acomodó, tal vez le resultaba familiar el hombre porque lo miró en la televisión de casualidad.
-Sí, lo soy. ¿Tu madre trabaja en la empresa?- el chico asintió fascinado. -¿Cómo se llama tu madre?
- Lee Dong Min.
-Seung Min, tu madre es mi secretario, que sorpresa- fingió totalmente.
-¿Podría llevarme con mi mamá, señor Moon? - pensó en negarse, solo un poco, la verdad es que a como estaba la situación con Dong Min no quería que se llegase a enojar con él, ni absolutamente nada pero...
-Claro, Seung Min, tu madre de seguro estará feliz de verte.
Se fue el chico a recoger sus cosas y Bin lo esperó en la salida del instituto. Seguidamente, subieron al auto y las plegarias empezaron.
"Que Dong Min no me mate, Dios mío".
Llegaron a la empresa, la mayoría de los empleados se les quedó viendo extraño, no entendían de donde había salido aquel niño, más no le importó, su concentración estaba en buscar a Dong Min.
Cuando llegaron a su oficina, el omega estaba sentado en su lugar con la vista baja en un cajón de los de abajo de su escritorio y se asustó al oír la voz de su hijo.
-¡Mami!- el chico corrió a él y al levantar la mirada, miró a Bin frente a él. Era todo un desastre.
-Mi amor, ¿qué haces aquí? ¿Cómo veniste?
-El señor Moon me trajo, mami. Me dijo que tu trabajabas con él y como salí temprano quise venir a verte.
Su confusión era más grande que cualquier cosa y a la vez su enojo también lo era, ¿Por qué carajos Bin estaba con su hijo? ¿Desde cuando venía dándose eso?
-Seung Min, quédate aquí. Señor Moon, me gustaría hablar con usted. -Rostro duro y frente con las venas marcadas a punto de explotar, sabía que Dong Min iba a regañarlo, claramente.
Entró a la oficina con el omega y no se esperó la cachetada qué cayó con fuerza en su cara.
-Dong Min-...
-¡Eres un maldito infeliz! ¡¿Cómo se te ocurre persuadir a mi hijo y traerlo aquí como si no me importara?! ¡¿Desde cuando has estado hablando con él? ¡Dime, carajo!
-Mi amor, tranquilo.
-¡Nada de mi amor! ¡No te confundas!- las lágrimas lo terminaron traicionando, sus ojos se pusieron totalmente húmedo y Bin quiso acercarse a él para limpiarle, pero rápidamente se movió de donde estaba parado. -¿Piensas quitármelo? ¿Quieres arrebatarme lo único que tengo? ¿Ese es tu plan?
-Dong Min, claro que no, nunca me atrevería a hacerte eso, pero es tu hijo tanto como mío. Quería verlo, quería saber de él. Perdóname por tomarme tal atrevimiento.
-No trates nada a mis espaldas, mantente en tus cosas y yo en las mías. No te metas en su vida.
Fue lo último que dijo antes de salir y cerrar la puerta con fuerza. Corrió al baño importandole poco el llamado de su hijo, quien se preocupó al ver sus ojos claramente rojos y húmedos.
Como siempre, el baño fue su única salida a sus sentimientos, a todo lo que de su corazón se desbordaba. ¿Por qué Bin seguía insistiendo? No tenía sentido, nada tenía sentido y lo menos que quería era que Seung Min llegara a odiarlo, lo menos que quería era decepcionar a su hijo con todas las mentiras que le dijo y es por que quiere al castaño lejos de él.
Pero se da cuenta que es algo realmente imposible cuando el hombre que un día fue su pareja, tiene influencias y dinero de sobra para mover a gente que le ayude con lo que quiere. Y para Dong Min, Bin solo quiere quitarle su mayor fuente de felicidad.
Cuando regresó, se encuentró a Bin y Seung Min hablando, frenó de golpe y miró el panorama. Nada mal, su pequeño hijo y el alfa se ven bien juntos, hay una unión entre ellos que tal vez solo él es capaz de ver y su corazón se endurece con fuerza porque el rostro sonriente qué tiene Seung Min en ese instante pudo ser eterno, pudo haberlo tenido desde su nacimiento. Si tan solo Bin hubiera complementado ese lado en la vida de su hijo, todo sería mejor.
No odia que lo haya dejado a él, odia el sufrimiento que le ha causado a su hijo sin este siquiera haberle conocido.
-Minnie - la voz del omega resuena e hizo que se callaran -Voy a llamar a Jaehyun para que te venga a traer.
-No, mamá, no quiero.
-Seung Min, es una orden, vas a irte a casa y me esperarás allá.
-Seung Min puede quedarse aquí, Dong Min- mencionó Bin, rogando a todos los santos que Dong Min no se enojara.
-De ninguna manera.
-Sí, mamá, puedo quedarme con el señor Moon mientras tu trabajas. - dijo con ilusión el menor.
-Puedo comprarte pizza o no sé, ¿Te gustaría estar en mi oficina mientras tu mami trabaja?- trata de persuadirlo y la voz de Dong Min furiosa hace que caigan en la realidad.
-¡No!- el alfa peinó sus cabellos en frustración.
-Pero, mamá-...
-¡Te vas para la casa! ¡Suficiente tengo con que hayas venido aquí con un extraño, no quiero más problemas, Seung Min!
-El niño no tiene culpa, Dong Min- el omega se volteó con ojos llenos de fuego, quería en ese mismo momento arrancarle la lengua al alfa.
-Ya dije que no, señor Moon.
-De acuerdo. Seung Min, mamá está enojado, hazle caso. Me gustó mucho hablar contigo hoy. - acarició sus mechones negros, dedicándole al chico una sonrisa cálida que hizo derretir el corazón del menor. El alfa era tan dulce con él.
-Gracias a usted por traerme, señor Moon. Si ni hubiese llegado, no sé cómo me hubiera ido a casa.
-Descuida, lo importante es que estás con tu mamá ahora.
Los dos hablan mientras el omega trata de llamar a Jaehyun y la espera se hace eterna, el alfa no responde.
-Jaehyun no responde.
-Mamá, no llames a ese señor, no me agrada. -se queja el menor.
-Jaehyun te ha estado llevando a casa todos estos días, no seas malagradecido.
-Pero no me agrada, así que me quedo aquí, no lo llames.
-Seung Min, tu madre soy yo y haces lo que yo quiera, así que no hables mal de Jaehyun.
-Y solo porque ese hombre lleva a tu hijo, no significa que a él le tiene que agradar. Deja que el niño haga lo que quiera, es por comodidad. -la verdad es que no sabía quien era aquel sujeto que Dong Min mencionó, pero estaba seguro de que si a su hijo no le agradaba es porque no era alguien de fiar.
Dong Min ignoró su comentario, no lo escuchó, es más fingió que no estaba con ellos y eso, para no darse más enojo de lo que ya tenía.
-Llamaré a tu tío Junnie e irás a casa.
-Mamaaaá... -el chico hizo un puchero y Dong Min negó.
-Nada me hará cambiar de opinión- le hizo saber al muchacho -Seguiré con mi trabajo, señor. Gracias.
Bin no dijo frente a él, pero en cuanto dio la vuelta Seung Min se quedó helado. El alfa había hablado entre dientes algo sumamente grave en su parecer.
En la pequeña cabecita del menor habían preguntas que si las pensaba con dedicación, le podría hasta explotar el cerebro. Una de ellas, es.. ¿Cómo el jefe de su mamá sabía dónde vivían?
En ese momento estaba llegando a casa en compañía de un trabajador de aquel alfa, el personal lo subió al lujoso auto y lo despidió. Raro, aunque tal vez su madre le pidió el favor y por eso se encerró con él a hablar.
La siguiente pregunta... Cierto, lo que el hombre había dicho.
"¿Por qué Kim tiene que cuidar al niño?".
¿Cómo demonios ese hombre sabía que el apellido de soltero de su tío era Kim? Más importante, ¿Cómo sabía de quien estaban hablando?
Lo más intrigante, fue la actitud extraña de su madre, como fue altanero con su jefe y este se quedó callado, como salió llorando de aquella oficina y el pequeño no era tonto, había notado la mirada que aquel alfa le daba a su madre.
Afecto.
Cariño.
¿Amor?
¿Qué estaba sucediendo? ¿Por qué su madre estaba histérico? ¿Qué era lo que estaba ocultando? Porque también notó eso, aunque Dong Min tratara de cubrirlo, era evidente que le estaba guardando algo.
Cuando llegó a casa, su tío estaba ahí, preparando algo de comida. Saludó con un beso al omega y se sentó en el sofá tratando de apagar su cerebro, pero fue imposible.
Cuando se dio cuenta, estaba con el pelirosa, quien tenía una cara de confusión y no sabía como seguir preguntando.
-¿Qué dijiste, Min?
-¿Qué si tu conociste a papá, tío Junnie?
Precipitado o no, necesitaba aclarar sus dudas, porque un alfa castaño, alto y de ojos rasgados llamado Moon Bin había aparecido por arte de magia en su vida y necesitaba saber porqué.
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