♡ 11 ♡

-Lee - saludó San Ha caminando directamente a la oficina del castaño.

-Señor Yoon, el señor Moon no se encuentra y posiblemente no regresará - le informó.

-¿Qué? ¡Ahh! ¿Dónde se habrá metido ese idiota? Necesito darle unos documentos - y de pronto, ideas surgiendo en su cabecita -Lee, toma. Dáselos al idiota de tu jefe, por favor.

-Sí, señor. Mañana en la mañana se los entre-...

-¡No! Necesito se los des hoy si es posible, es algo sumamente importante- San Ha sabía quién era él, por supuesto que conoció en su juventud al omega de su amigo, mas nunca le habló, solo de lejos y ahora saber que estaba en la empresa, le haría de ayuda al alfa para que se reconciliaran.

-Pero no sé cómo contactarlo, señor.

-Llámalo y queda en reunirte con él, no sé. Pero hazme el favor de entregárselos hoy sin falta.

San Ha se alejó y él, él quedó frustrado sin saber que hacer.

Estaba jodido.

Seung Min no entendía muchas cosas.

La primera, era de como había terminado hablando con aquel hombre si era un completo desconocido.

La segunda, que porqué su corazón latía tan fuerte.

Y por último, porqué aquel alfa se llamaba igual que su padre y tenía un rostro familiar.

Se había grabado el cuerpo y rostro del hombre de aquella vieja foto que conservaba su madre, pero lo que miraba lo hacía dudar.

Tal vez era una coincidencia, tal vez la vida le estaba haciendo una mala jugada al recordarle al hombre que fue su sangre, pero era demasiado extraño y más porque se parecía, más no era lo mismo, habían muchas diferencias que lo mantenían inquieto.

Pero el estar hablando con él de la escuela era relajante y abrumador a la vez.

-¿Y tus padres? ¿Vives con ellos?- preguntó lo que más ansiaba escuchar.

-Vivo con mi papá omega y mi papá alfa falleció cuando acababa de nacer- miró en el rostro del hombre una enorme tristeza, ¿Qué significaba eso?

-Tu papá ha de ser un omega muy fuerte.

-Mamá es el mejor, siempre me ha cuidado y me ha llenado de mucho amor. Ha hecho de papá y mamá a la vez, le estoy agradecido.

-Por supuesto, Minnie siempre se esfuerza- dijo sin ser consciente y en realidad, ningún prestó atención.

-Mi mamá puede que se ha quitado su vida para criarme, pero sigue siendo hermoso y me da miedo que alguien me lo arrebate- dijo el menor. Desde aquella plática con Jung todos los días pensaba en que Dong Min se casaría y lo abandonaría.

-Tu madre ha de ser muy hermoso para que hables así- ahora sabía que no solo él pensaba en que Dong Min podría ser robado por cualquiera, también su hijo.

Sí, su hijo, ahora podía confirmar que era su hijo. Su pequeño muchacho de quien lo alejaron sin razón lógica. Su familia, la que le robaron sin dejarlo ser feliz ni un instante.

-¿De qué murió tu papá?- quería saber que mentiras le había dicho Dong Min.

-Tuvo un accidente y falleció, nos dejó solos, pero dice mamá que él me amaba mucho y que estaba feliz por mi nacimiento. - las palabras de Seung Min denotaban amor y sintió su corazón quebrarse -Eran jóvenes cuando me tuvieron, pero me amaban, puedo decir que mis padres se amaban y me amaban a mí.

"Los amo todavía. Son todo lo que tengo aunque tu madre no diga lo mismo".

-Ellos te aman mucho, te amarán siempre, eras su hijo ¿Cómo no hacerlo?- ahora el verdadero temor, era saber como reaccionaría si supiera que él no murió y que en realidad los dejó por obligación, los dejó porque muchas cosas se presentaron y tuvo que largarse sin dejar rastro.

¿Cómo explicaba que fue obligado, que él los ha amado y ha esperado ese momento desde hace mucho?

¿Cómo decir tanto sin afectarlos?

-Sí, pero hay padres malos y pues-... ¡Oh, el timbre!- el fuerte sonido resonó informando el cambio de clase -Ya debo irme.

-Claro, ve con cuidado. Me divertí mucho hablando contigo, me agradaste.

-Usted a mí también, señor Moon- Bin dudó en decir algo, pero al final lo soltó.

-¿Puedo venir mañana a platicar contigo?- el chico dudó, pero al final respondió con un:

-Claro, si no está ocupado, venga a la hora de mi receso.

-Gracias. Cuídate, Seung Min.

El chico se alejó y solo pudo seguirlo con la mirada, cuando lo perdió de vista dejó que sus lágrimas salieran. Su pequeño muchacho, el hijo producto del amor que le tiene aún a su omega, el niño que su madre detestó por años y a quien decidió proteger de esas malvadas manos.

-No te dejaré ir, ni a ti, ni a Dong Min. Vamos a ser esa familia que nunca te pude dar. Te lo prometo, Minnie.

Iba de regreso a su auto cuando su celular sonó y contestó de inmediato.

-Te escucho, Minnie- escuchó el resoplo de su omega al otro lado de la línea y luego su hermosa voz.

-El señor Yoon me pidió que le haga llegar unos documentos importantes hoy mismo- fue muy descuidado, había olvidado por completo su trabajo -Así que, señor presidente, no sé qué hacer.

¿Era acaso otra señal para que se reuniera junto a su omega?

Si lo era, la aprovecharía.

-Te mandaré una dirección, te veo ahí en una hora.

-Pero, señor Mo-... ¡Ahh, maldito sea!- había colgado sin más, gritó en frustración.

¿A dónde carajos se iban a reunir? ¿Por qué le tenía que ver la cara a ese bastardo justo cuando su día comenzaba a aclararse?

Rápidamente, llamó al padre de Doyoung para pedir ayuda con su problema mayor.

-Jaehyun.

-"Dime, Minnie ¿Pasó algo? ¿Estás bien?".

-Sí, lo estoy, es que te quería pedir un favor.

-"Dime, ¿En qué te puedo ayudar?".

-¿Podrías mirar a los chicos por un par de horas? Saldré tarde y aparte tengo un lugar a donde ir también.

-"Me encantaría, pero tengo una reunión. Puedo irlos a recoger, pero luego tengo que regresar a la oficina" - el alfa haría cualquier cosa por Dong Min, pero por ahora se le hacía imposible.

-Está bien, hazme el favor de recoger a mis niños. Veré que hago, cuídate.

Se despidió del alfa y colgó, se quedó pensando en alguien que le podría hacer el favor y pensó en la persona más indicada para quedarse en su casa. Marcó el número y rogó al cielo que le contestara.

-"Hola".

-Myungjunnie cariño, hola...

Una hora después y Bin estaba esperando al omega en un elegante restaurante, sabía que iba a llegar, después de todo era por trabajo, él solo estaba aprovechándose un poco de la situación.

Estaba nervioso, nunca había visto a Dong Min fuera del trabajo y el ver a su hijo ese día hizo que sus emociones colapsaran.

Estaba emocionado, temblando de los nervios y luego... Lo miró aparecer.

Y mientras Dong Min caminaba a él, sentía su corazón latir con fuerza. No iba ni siquiera arreglado, pero se miraba hermoso, aquel pequeño rostro tallado por los ángeles era una completa obra de arte, aunque lo miraba seriamente.

-Buenas noches, señor, aquí están sus documentos. Nos vemos mañana- le entregó las carpetas e intentó salir casi corriendo.

-Minnie, toma asiento un momento.

-No, no quiero, señor. Ya me voy- respondió.

-Dong Min, por favor, solo un momento - pidió amablemente, con una sonrisa dedicada especialmente a él.

Tomó asiento no porque quisiera, sino porque lo que menos quería, era hacer un espectáculo en aquel lugar.

-Siempre has sido una persona calculadora, sabes bien lo que haces.

-No hables como si me conocieras de todo la vida.

-Dong Min, eres mi omega, te conozco.

-¡No! Te equivocas, ese que conociste ya no existe más y puedo tener tu marca todavía, pero eso no significa nada- habló con frialdad -Para mí moriste.

-Tengo mucho que explicarte, solo dame la oportunidad.

-No me interesan tus explicaciones, el daño ya lo hiciste- Dong Min quería soltar todo -No pensaste en el daño que me harías o como reaccionaría mi hijo cuando se enterara que su padre lo abandonó. ¡Ni siquiera tomaste en cuenta si iba a nacer después de irte!

-Mi mamá me obligó a irme, yo no quería-...

-Pero pudiste haber regresado, pudiste intentar comunicarte conmigo o al menos me lo hubieras dicho.

-Era demasiada presión, no ibas a esperarme- esa fue la gota que derramó el vaso.

-Y quieres que ahora si lo haga, ¿No? ¿Cómo carajos pensaste que iba a estar con los brazos abiertos cuando te vi después de tanto tiempo? ¡No seas idiota!

-Sé que merezco todo tu mal trato, lo sé. Pero créeme cuando te digo que ahora que regresé y puedo vivir en paz, no quiero dejarlos.

-Me dejaste cuando más te necesité... Yo ya no te necesito, mi hijo no necesita un padre.

-Nuestro hijo necesita a su padre, tú no sabes nada. Él necesita saber que tiene a alguien que lo ama.

-¿Amor? Sí, ajá- le era imposible creerle -¿Que sabes de amor? Nunca has conocido que es eso.

-Sé mucho de amor, porque sacrifiqué mi felicidad para proteger lo que amo- Dong Min lo miró serio, no había expresión.

¿A qué se refería?
Pinzas
-Y es algo que tu no sabes, pero no quieres escuchar.

-No quiero oírlo porque me lastimaste demasiado, estuve a punto de morir cuando me dejaste, no te imaginas cuanto sufrí, cuanto le pedí a la luna tener aunque sea una noticia tuya.

Sus ojos comenzaron a picar, se estaba volviendo frágil, ya no lo soportaba.

-Ella quiso borrarme del mapa, me hizo la persona más miserable del mundo- confesó tomándolo de la mano, aquella que no lo rechazó - Ambos salimos lastimados.

-Mientes.

-Te amo- su conversación fue interrumpida por el camarero qué se acercó a ellos.

-¿Gustan ordenar?- preguntó amablemente.

-No, gracias. Ya me voy.

-Minnie, solo déjame cenar contigo después de tanto tiempo- no le pidió, le rogó un poco de atención y su corazón cobarde lo hizo caer -Disculpe, nos gustaría...

Al final terminó cenando con a su lado y dejando que el alfa ordenara por él.

"Eres un imbecil, Lee Dong Min".

Doyoung y Seung Min llegaron a casa gracias a Jaehyun, mismo al que el pelinegro estaba ignorando. El hombre había sido muy claro con él ese día que hablaron y nunca va a olvidar lo que le dijo y tampoco lo aceptaría.

-Ahora que estás grande, sabrás llevar la situación y me casaré con tu madre. Ya pasaron muchos años desde que perdimos a quienes amábamos, toca buscar rehacer nuestras vidas.

Y por eso estaba algo molesto con su mamá también, porque ahora que trabajaba, el alfa era quien lo iba a dejar y a recoger, pasaba tiempo con él cuando deseaba siquiera verlo, y lastimosamente, no podía decir nada. Él quería demasiado a su primo, eran como hermanos, pero odiaba tanto al padre de este por querer robarle a su madre.

-Cuídense, chicos. Hagan sus tareas y duerman temprano- les dijo el alfa.

-Papá ¿Cuando me llevarás a ver a SoHee? Ya quiero salir con mi hermana.

-Le preguntaré, pero sabes que ella también querrá verte, solo que ahora se la pasa metida en la academia.

Jaehyun tuvo una hija de su matrimonio fallido, su esposa no fue buena con él nunca por lo que el encontrar a Taeyong en aquellos años le hizo encontrar amor. Y cuando se separó de su pareja, su pequeña hija (menor que Doyoung) no lo despreció, ni mucho menos cuando se enteró de su hermano y hasta ahora, ambos chicos se llevaban muy bien. Como si compartieran totalmente sus rastros sanguíneos.

-Bueno. Cuídate, papá- se despidió Doyoung, pero el primero en bajar fue Seung Min y aunque intentó qué no le hablara, le fue imposible.

-¡Minnie, cuídate! Salúdame a tu madre.

Eso fue el colmo, se enojó demasiado y mas porque sabía que lo hacía para molestarlo.

Entró a casa dispuesto a esperar a su madre dentro de su habitación, pero se sorprendió cuando vio a cierto omega de cabellos rosas salir de la cocina.

-¡Tío Junnie!

-¿Me extrañaron?- los chicos salieron corriendo a abrazar al omega que junto a Dong Min y Jin Woo quien era su alfa, les dieron amor y les hicieron sentir en familia.

Lastimosamente, la vida tampoco trató bien a la pareja y no pudieron concibir, Myung Jun no podía mantener a un bebito en su vientre, algo que les dolió horriblemente, pero los unió cada día. Y hasta hoy siguen juntos, amándose y cuidándose mutuamente.

-¿Quieres cenar?- preguntó animadamente.

-¡Siii!

-¡Claro, tío!

Dong Min toda la noche comió en silencio, el alfa había pedido un delicioso platillo, recordando siempre lo que le gusta y no, a lo que era alérgico y lo que terminó odiando mientras estuvo embarazado. Al menos lo que aprendió esos últimos meses a su lado.

-Minnie, quiero conocer a mi hijo- soltó de golpe temiendo lo peor, pero estaba bien, se enfrentaría a lo que fuera.

-No.- negó rotundamente -¿Cómo vas a aparecer así de la nada a dañar lo que tanto me ha costado? No quiero que mi hijo me odie, así como tampoco he dejado que él lo haga contigo- solo de imaginar la confusión y todos los problemas que tendría Seung Min al verlo, le ponía los pelos de punta.

-Nuestro hijo tiene tu mismo corazón, él nunca te odiaría.

-¡¿Tú que sabes de mi hijo?! ¡No tienes base para hablar!

-Baja la voz, por favor- pidió, tal parecía que el tema le alteraba los nervios a Dong Min.

-¡Es que me enoja que trates de adivinar lo que es mi bebé, cuanto tú nunca has estado para él!- sentía su cabeza a punto de explotar -Tú no sabes lo que me ha costado que Seung Min se adapte a un mundo donde lo denigran por no tener papá, por no tener una buena casa o lujos, ¿Y sabes por qué? Porque tu hijo a aparte de tener problemas de confianza, es un niño inteligente que jamás ha estado en una escuela pública ¡Y eso me ha costado a mí!

-No te estoy atacando, Minnie. Relájate, respira profundo... ¿Te acuerdas?- el alfa acarició sus manos y dio masajes en sus delgados dedos -Así te relajaba cuando te daban los horribles dolores.

Respiró profundo y no dijo nada, bajó su mirada sin intención de algo, odiaba tanto sentir aquellos escalofríos, el animal en su interior moviendo su cola con la simple caricia. Verle a los ojos mientras se desahogaba y ver aquellos ojos sinceros como siempre, tal y como lo recordaba.

Se transportaba a su juventud, cuando eran dos jóvenes enamorados e inseparables. Cuando eran una pareja que dormían juntos en su nido de amor.

Cuando eran dos niños tontos que no sabían nada de la vida con una enorme responsabilidad en sus hombros.

Cuando se amaban...

-No trates de controlarme... No me vas a quitar la felicidad otra vez- habló entrecortado.

-No voy a quitarte nada, bebé- el omega levantó su mirada sorprendido por el apodo. -Estoy muy orgulloso de ti y quiero pagarte todo lo que has hecho estos trece años.

-Eso dices, pero sé cómo eres, ya no creo en tus palabras.

-Solo quiero que me dejes estar al lado de mi hijo y regresar con mi omega.- el pelinegro volvió a su rostro frío -Por favor, Minnie. Tengo que acercarme a mi pequeño.

-Ni se te ocurra aparecerte, no busques a mi hijo. Si querías saber de él, está bien. Es un niño muy sano, sin ninguna enfermedad, pero nunca te aparezcas en su vida, él sabe quien eres, él ha visto los recuerdos y sabe todo de ti.

-¿Por qué tienes recuerdos míos sin tanto me odias?

-No te le acerques.

Ignoró su pregunta y se levantó sin llamar la atención, directo a tomar un taxi e irse a casa.

-Mesero, la cuenta, por favor...

"Mi amor por ti sigue intacto, Dongminnie".



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