♡ 09 ♡

Su alarma sonó a las 5:00 en punto de la mañana, se levantó de inmediato y se puso a hacer todos los quehaceres para poder despejar su mente y dejar los nervios que sentía por ser ese su primer día de trabajo.

Pasaron los minutos y el reloj que marcaba las 6:30 am, por lo que rápidamente, fue a las habitaciones de sus hijos y golpeó sus puertas para que fueran al colegio.

Aprovechó para tomar una refrescante ducha y se vistió con un traje de color azul oscuro y una camisa blanca por dentro, además de una corbata a juego y zapatillas negras muy limpias.

Al poco tiempo después, bajaron y se sentaron en el comedor para poder desayunar en familia.

-Mami, ¿Estás nervioso?- preguntó Seung Min.

-¿Se nota mucho?- sonrió con nerviosismo y siguió comiendo.

-No estés nervioso, mami. Tú puedes hacerlo, todo te irá bien- Doyoung se levantó de su asiento y abrazó al omega, Seung Min también y el omega les devolvió el abrazo.

Se sentía feliz recibir ese tipo de apoyo y que sus pequeños fueran muy afectivos con él mejoraba su estado de ánimo.

Escucharon de repente el claxon de un vehículo, lo que significaba que ya habían llegado a traer a Doyoung.

-Papá está aquí- dijo y fue a su habitación para seguramente lavar sus dientes e irse.

Dong Min se levantó y revisó por la ventana.

-Ya regreso. Ve a lavarte- le dijo a su hijo y salió de casa para acercarse a aquel auto lujoso.

-Buenos días, señor Jeong.

-Dong Min, ya te dije que puedes decirme por mi nombre.

-Está bien, perdona la costumbre, Jaehyun- dijo apenado.

-Tranquilo. ¿Querías algo?- preguntó ya que era muy extraño que el omega le hablara. Dong Min era siempre cortante y lo evitaba en ocasiones, no hablaban de cosas que no fuera Doyoung.

-Y-yo quería saber si... ¿Podías ir a dejar a Minnie a la escuela? Hoy es mi primer día de trabajo y no me da tiempo, tú sabes que en el autobús es el doble de tiempo, pero si no puedes no hay problema, buscaré la forma de llevarlo y-...

-Dong Min, no te preocupes. Relájate, yo los llevo, también te llevo a tu trabajo para que vayas seguro ¿Aceptas?- habló tranquilo y le dedicó una cálida sonrisa.

-No quiero ser una molestia para ti.

-No eres ninguna molestia. Ve a llamar a los chicos para que nos vayamos- Dong Min le agradeció una y mil veces antes de alejarse para apurar a los chicos.

El alfa observó desde su auto al omega que entraba a su casa casi corriendo y sonrió al recordar sus mejillas sonrojadas cuando hablaba tan rápido pidiendo el favor.

Minutitos después, y ya estaban en el auto con destino a la primer parada, la escuela de Doyoung que era la más cercana.

-Adiós, papá- se despidió el chico, sin olvidarse de quienes vivían con él.

-Pórtate bien, mi amor- besó su frente y salió del auto.

El siguiente en ser dejado fue el pequeño que agradeció inmensamente al alfa por haberlo hecho.

-No me agradezcas, campeón. Que te vaya bien- abrazó a su madre y salió del auto dejando a Dong Min solo con el alfa.

Miró su reloj y faltaban 20 minutos para la 8:00 am por lo que se relajó un poco y esperó a que el alfa llegara hasta la empresa.

En el camino, Jaehyun trató de entablar una conversación con él, pero Dong Min seguía igual de cortante, ni modo, se dio por vencido.

Llegó faltando 10 minutos para la hora y antes de salir del auto, el alfa le tomó de la mano.

-No estés nervioso, Dong Min. Lo harás bien solo confía en ti- la sonrisa del alfa lo dejó extrañado, se limitó a asentir y agradecer, sin más salió de aquel auto directo al edificio.

-Buenos días- saludó en recepción donde pidió información.

-Tercer piso, quinta oficina a mano derecha.

-Gracias.

Se dirigió a la oficina donde al golpear escuchó del otro lado de la puerta una dulce voz.

-Pase. -Un alto y hermoso omega de cabellos rubios lo recibió. -¿Necesita algo?

-Soy Lee Dong Min, el nuevo secretario- dijo un poco tímido.

-¡Oh!- el omega no podía creerlo -Soy Yoon San Ha, responsable de recursos humanos. Tú serás el secretario del señor Park. Solo para que te quede claro, no te le acerques mucho, soy su esposo- dijo un tanto posesivo.

-No, no, claro que no, señor Yoon. Respetaré su matrimonio, no se preocupe.

-Eso espero. Bueno, sígueme para enseñarte tu lugar de trabajo.

San Ha le dio un recorrido por la empresa, le dijo lo que le gustaba y no a su esposo para que no lo hiciera enojar ni que tuviera problemas.

-Bueno, eso es todo. Puedes instalarte. Suerte, Lee.

San Ha regresó a su oficina y rápidamente marcó a un número.

-"Hola"

-Escuchame, tienes que venir, es urgente.

-"No entiendo, ¿qué pasa?"

-solo ven, aquí te explico.

En el resto del día se la pasó organizando agendas, recibiendo llamadas y conoció a su jefe principalmente. Estuvo lleno de trabajo, en resumen.

Miró la hora, eran las 2:40 pm, faltaba poco para que su pequeño saliera de clases y ahí estaba su primer problema.

¿Quién lo iría a recoger?

Estaba realmente preocupado, pero en ese momento, recibió el mensaje de Jaehyun.

-Gracias al cielo.

Ahora si se sentía aliviado aunque un tanto incómodo, ¿Qué demonios le pasaba a Jaehyun? Se preguntaba y realmente no encontraba respuesta ante ello. No era paranoico, pero desde que trata con el ex de su primo, puede decir que Jaehyun se caracteriza por ser frío y algo distante al igual que él, excepto con Doyoung.

Se hicieron las 6:00 en punto por lo que se despidió del señor Park y fue directamente a su casa desviándose solo en un lugar.

Sus niños necesitaban ser consentidos.

Cuando bajó del autobús y llegó a su vecindario, observó afuera de su casa al alfa con sus dos pequeños, conversando.

-¡Mami!- ambos chicos corrieron para abrazar al omega mismo que abrió sus brazos para envolverlos.

-Te extrañamos mucho, mami- habló Seung Min.

-Yo a ustedes, mis bebés- levantó su rostro y miró al alfa -Gracias por todo lo que has hecho hoy- El alfa sólo asintió.

-Mamá, ¿Qué es eso que escondes?- Seung Min trató de saber que era.

-Bueno... Les compré... ¡Helado y pollo frito!

-¡Mami, eras el mejor!- agarraron los alimentos y corrieron dentro de la casa con la llave en manos que les había dado el omega.

-¿Te quedas?- preguntó a Jaehyun.

-No puedo ahora, tal vez para la próxima. Buenas noches, Dong Min.

-Adiós. Maneja con cuidado.

Se despidió del alfa y esperó hasta que el alfa arrancara para entrar a su casa.

Puede que lo llamen loco o algo similar, pero había estado sintiendo unos ojos encima de él y ya no podía seguir afuera, así que rápidamente entró a casa a celebrar con sus hijos.

Y era cierto, unos ojos se mantuvieron alejados viéndolo en todo momento, aguantando todos aquellos impulsos que tenía por hablar con él.

-Te encontré, mi vida.

Pasaron dos largas semanas en la que Dong Min logró sobrevivir a su cansado empleo, porque vamos, no es facil subir y bajar escaleras; llevar y traer documentos, cafés o bocadillos a cada momento, menos recibir llamadas e insultos por parte de los emisores cuando les explicaba que el señor Park no estaba (Aunque Min Hyuk si estaba, pero no quería recibir a nadie en ocasiones) Pero bueno, eso es lo que le tocaba hacer para recibir una muy buena paga en la quincena.

Una nueva semana llegó y al ser lunes, llegó muy temprano, para su fortuna, Jaehyun se había ofrecido una vez más a llevar a su hijo y así lo había estado haciendo en esos días, realmente estaba muy agradecido con el alfa.

Llegó a su escritorio y para su sorpresa, sus cosas no estaban, todo estaba limpio.

-Buen día, Lee- salió San Ha en su encuentro y saludó.

-Buenos días, señor Yoon. ¿Y mis cosas?- preguntó nervioso -¿Me despidieron?

-No, tontito. Hubo un cambio de lugares, ahora eres el secretario de presidencia- su boca se abrió con sorpresa, aquello no podía ser cierto.

-Es una broma, ¿Verdad?- preguntó sin medirse con un tono de voz que captó la atención de San Ha.

-No... Y espero que tu pregunta realmente si lo sea. Ve el último piso, creo que te está esperando. Por cierto, ahí están tus cosas.

Solo esperó que el omega se alejara para sentarse y darse golpes en la cabeza con la dura madera del escritorio.

-Maldita sea.

Se sentía exasperado, sabía que de alguna forma el llegar a trabajar para aquella nefasta familia le haría enfrentarlos en algún momento, solo desea que quien sea que fuera el presidente, no lo tratase mal.

Fue al último piso en lo más alto del edificio para cumplir con su trabajo, tal y como San Ha le había dicho, sus cosas estaban en el lugar solo faltaba arreglarlas. Golpeó la enorme puerta de cedro y escuchó un "adelante".

Sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, algo extraño conectado con su marca al escuchar una voz muy conocida y cuando por fin entró, lo miró.

El alfa alto, de cabellos castaños, con facciones gatunas y cuerpo robusto, lo miró fijamente. El fantasma de su juventud estaba con vida.

-Dong Min... ¿Eres tú?- el omega sintió mareos y náuseas en ese momento.

Bin estaba frente a él.

Armado de fuerza y valor, ignorando el dolor desgarrador qué sintió su alma al instante, solo saludó.

-Buenos días, señor. Soy Lee Dong Min y a partir de ahora, seré su secretario.

Para Bin fue una sorpresa totalmente, cuando San Ha le dijo que le conseguiría a la persona indicada no mencionó que sería su omega, su alma gemela... La última vez lo siguió, sabía que trabajaba en la empresa, pero nunca que su amigo se lo pusiera tan cerca.

Quería decir tantas cosas, explicarle todo desde un inicio, pero su voz dura y seria le hizo dudar. El silencio fue lo primero que reinó entre ellos y para desgracia del omega, el desespero de su omega comenzó a afectarlo.

-Cualquier cosa que necesite, solo dígame, señor. Con permiso.

Tenía que salir de ahí cuanto antes, ya no más, era demasiado duro todo y dio unos pasos cuando Bin le tomó de la mano.

-Dong Min, ¿No me reconoces?- el omega volteó su rostro y con voz dura y obligada le respondió.

-No, señor, nunca lo he visto en mi vida.

Fue como un puñetazo al corazón del alfa y no tuvo más remedio que dejarlo ir aun cuando dolía horrible, cuando la herida de hace 13 años seguía abierta, totalmente intacta como él la dejó.

Regresó a su escritorio donde rápidamente llamó a su amigo.

-"¿Qué quieres?".

-Tráeme, el expediente de Dong Min, necesito saber algo.

Vomitaba sin parar en medio de llanto, su piel ardía como llama viva y aquella desesperación lo estaba matando con el pasar de los segundos. Su omega iba a explotar. Aquel rostro había estado frente a él, después de 13 años, el fantasma rondaba su vida de nuevo.


¡Una mierda!

No todos los miembros de aquella familia, nunca siquiera imaginó que el presidente fuera ese hombre, ese que jugó con su alma de niño y lo abandonó. ¿Qué haría ahora?

Se tomó tan solo 15 minutos libre, no sé sentía bien por ningún lado, comenzaba a sentirse mareado, incluso casi como si fuese a entrar en celo y lo entendía, su omega reconoció a su alfa de inmediato y solo quería de él atención, pero nada iba a pasar, jamás, nada de eso.

Sus lágrimas las tiene guardada una por unas en un frasco de recuerdos, no olvida como aquel chico destruyó su corazón sin razón y se fue dejándolo embarazado sin explicar nada siquiera. Ha visto el sufrimiento de su pequeño al pasar de los años y como lo ha necesitado siempre, como ha querido tener un padre que lo apoye, un padre que lo ame y lo acompañe para sentir la armonía en su hogar.

No vale la pena perdonarlo, ahora ya no, tal vez todavía cuando Seung Min tenía dos, si tan solo hubiera aparecido en ese momento tan duro de crianza le hubiera perdonado absolutamente todo, pero ahora ya no.

Moon Bin estaba muerto y así tendría que quedarse. Por nada de el mundo cederia ante él y sus caprichos, o a alguna cosa que se le venga encima, porque está seguro que ahora que el alfa lo encontró, no lo dejará en paz.

Al regresar como si nada a su puesto de trabajo, casi de inmediato fue llamado por el alfa. Se tuvo que parar recto frente a él para soportar todo lo que le venía encima, aunque su cuerpo ya estaba algo bajo control, tomó supresores que le estaban ayudando.

-Dígame, señor. -el hombre levantó su mirada y desde su asiento miró con ojos brillosos a su omega, puso la carpeta que tenía en manos sobre la mesa y se quedó mirándolo fijamente.

Su rostro tierno había desaparecido, su hermosura seguía intacta, pero se miraba que su omega no las había tenido fácil en la vida y nuevamente, aquel sentimiento de odio así mismo lo destruía y estuvo a nada de llorar, pero se mantuvo fuerte.

-¿En serio no me recuerdas?- Dong Min aun con la mirada alzada y fija en él, negó aunque sus ojos temblorosos le decían absolutamente todo a Bin. -Dong Min, no fijas que no sabes quien soy.

-No estoy fingiendo, nunca lo he visto- el alfa bufó frustrado y se levantó de su asiento.

-Minnie, tienes mi marca en el cuello, ¿Y vas a decirme que no sabes quien soy?- El omega quería vomitar, era demasiada presión.

-No sé de que habla, señor- la mano del alfa cayó sobre la madera, Dong Min se sobresaltó al escuchar el estruendo.

-Mientes y sigues mintiendo con descaro. Dong Min, soy tu alfa, eres mi vida, ¿Por qué te niegas a aceptarlo?

-¿Mi alfa? Lo siento, señor, pero yo a usted realmente no lo conozco.

-Dong Min, no borres el pasado... Minnie, quiero explicarte-...

-¿El pasado? ¡Ja! Señor, yo solo he tenido a una persona en mi corazón, mi verdadero alfa, ¿Pero sabe, qué? Él falleció hace 13 años y los muertos no salen de la tumba.

-Minnie-...

-Así que le agradecería si le quedase claro esto y no insistiera más. Si no tiene nada más que decir, con permiso.

Cada palabra recibida por su omega era como un latigazo en el pecho, doloroso, ardiente, casi e insoportable. Dong Min era duro, demasiado ahora, su omega era un hombre fuerte y valiente, su omega lo odiaba y lo entendía perfectamente. Tal vez en su ilusión creyó, que solo tal vez, Dong Min podría haberle dicho sobre que había pasado o al menos contarle algo sobre el bebito que estaba esperando.

Y si era honesto, sabía que recuperarlo sería sumamente difícil, pero desde el primer momento en que abandonó a su familia hasta en la actualidad, no hay día en el que no sueñe con tenerlo nuevamente a su lado y amarlos, y ahora mejor que no hay nadie que se interponga entre ellos.

-Cueste lo que cueste, volveré a estar a tu lado, mi amor.

Una promesa hecha cada día casi como una plegaria y ahora, un reto al cual enfrentarse.

Tal vez sonó un poco duro con el alfa, tal vez no, no lo sabe, pero Dong Min no quería nada que viniera de él. Solo él sabe lo que ha pasado, 13 años criando a un hijo solo, 13 años en los que Bin pudo regresar si tanto lo amaba, pero no lo hizo; 13 años en los que lloraba amargamente por la marca marchita en su cuello. Había pasado por mucho como para que al primer encuentro ya estuviera abrazándolo, no, claro que no.

Para su suerte, ya estaba llegando a casa, Jaehyun estaba afuera esperándolo con sus dos tesoros y se preocupó cuando vio a su pequeño Seung Min sentado en la acera, ignorando los llamados del alfa.

-Hola, cariños míos- saludó con amor y Doyoung corrió para abrazarlo.

-Hola, mami- Correspondió el abrazo del chico.

-Seung Min, tu mamá está aquí- dijo Jaehyun.

-Ya lo sé, señor Jeong. No me diga que hacer, usted no es mi padre- se levantó y salió corriendo a la casa.

-Jaehyun, ¿Qué pasó? ¿Por qué no lo dejaste que entrara si estaba algo mal con él?- dijo ya que al alfa no le gustaba entrar a la casa del omega si él no estaba aunque su hijo tuviera la llave.

-Él estaba bien, hasta estaba jugando, pero... Solo se molestó.

Dong Min conocía muy bien a su hijo, sabía que algo muy fuerte hizo que se enojara, Seung Min no era así.

-Está bien, gracias por traerlos y esperarme. ¿Quieres cenar con nosotros?

-Me encantaría, pero tengo cosas que hacer. Para la próxima será- se acercó al omega para besar su mejilla -Buenas Noches, Minnie- dijo en un voz baja -Adiós, hijo.

-Adiós, papá.

Dong Min se quedó estático ante aquel repentino acercamiento.

-Mamá, ¿Estás bien?

-Y-yo... Sí, cariño. Estoy bien solo me quedé pensando en Minnie, vamos a dentro.

Mientras Dong Min entraba a su casa en compañía de su hijo, un alfa estaba muy molesto a unos metros de distancia. Bin había salido temprano de la empresa para poder llegar a la casa del omega y esperarlo.

Mientras lo hacía, vio a Jaehyun llegar y escuchó varias veces al chico más grande llamar al alfa "papá", pero su atención en realidad se había centrado en el otro niño, un chico más pequeño con los cabellos negros como Dong Min y muy parecido a él, al verlo sintió una extraña conexión con él y sólo pudo pensar en "Mi hijo", pero también escuchó a Doyoung mencionar a Dong Min y llamar al omega como mamá, cosa que lo hizo dudar mucho.

Se alejó más de aquella casa para que Dong Min no lo tachara de acosador y la última escena que vio fue al alfa besar la mejilla de su omega y el rostro sorprendido del pelinegro.

Quería bajar del auto y acercarse a Dong Min para besarlo, decirle que lo amaba, pedirle perdón por todo el daño que le causó al dejarlo, quería explicarle como sucedió todo y el porqué no había regresado en todo ese tiempo.

Pero entendió que no era de esa forma, debía de encontrar la manera de acercarse a él, por lo pronto trataría de averiguar más de aquellos niños que llamaban mamá al omega, más al pequeño pelinegro con su misma mirada gatuna...





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