♡ 07 ♡
Luego de aquel mágico momento para los dos jóvenes, ciertamente sintieron vergüenza ver a la madre del pelinegro y aun con eso, al pasar solamente dos meses, hubieron nuevamente encuentros entre ellos, tardes en las que aprendieron cosas juntos y el sexo fue aún más divertido y excitante.
Pero aunque las cosas han ido con bien hasta ese momento, hay algo que tiene a Dong Min con los nervios de punta. Su celo no se ha presentado, después de mucho tiempo es la primera vez que su celo no llega a la fecha que él predispone, sin mencionar los terribles mareos y náuseas constantes que siente en todo el cuerpo.
Pocas veces puede concentrarse en clase y en el trabajo está distraído o corre al baño para sacar todo. Myung Jun notó aquello y preocupado, decidió que era mejor llevar a Dong Min con un doctor para que lo examinara.
Se tomaron una tarde para visitar una clínica cercana, Dong Min le explicó al doctor lo que sentía aunque también insistió en que se encontraba bien y sano, pero después de unos exámenes, los resultados lo dejó helado.
-Estás embarazado.
El omega mayor estaba que se moría de enojo y no solo eso, también estaba preocupado. Dejó que el médico le aconsejara y luego de recetarle vitaminas y algunas cosas, salió con el menor en silencio hasta la parada de autobús.
-Hyung...
-Dong Min, ¿Por qué no me lo dijiste? ¿Por qué no pudiste hablarme sobre algo tan importante?- no sabía si había herido sus sentimientos el que el muchacho no le haya contado o si era su preocupación lo que le mantenía inquieto por dentro.
-Tenía miedo de decirte y que me regañaras.
-¿Bin no te obligó a acostarte con él o sí?
-No, no, yo quería hacerlo, ambos queríamos aunque... -se quedó pensativo -Creo que fallamos, sé que ahora no hay remedio para nuestro error.
El rostro del chico se convirtió en un mar de lágrimas, terminando por llorar en el hombro de su Hyung.
-Basta, Minnie. No llores. Fallaron, no se cuidaron, pero no hay porque llorar. Un bebé no es una desgracia, no cuando se aman y si bien nadie vive de amor, puede que las cosas salgan bien para ti- dijo en modo tranquilizador -Ese muchacho te ama y yo lo sé.
-Myungjunnie, ¿Qué haré con mi mamá?- su mayor preocupación era esa realmente.
-Tranquilo, yo te apoyaré en todo, pero por lo pronto debes de decir todo, con la verdad y nada más que la verdad.
El omega pelirosa consoló al menor, dándole aliento y ánimos para poder contarle a su madre y a su novio lo que estaba sucediendo.
Le había escrito a su novio hace una hora, le pidió que le esperara en el parque donde solían ir a caminar por largas horas. Nervioso, se quedó sentado en una banca, con sus pies inquietos y observando a su alrededor para tener señal de su alfa y cuando le vio aparecer, trató de actuar lo más tranquilo posible.
-Hola, mi amor.
-Hola... - le recibió un beso como saludo y tomaron asiento.
El alfa le preguntó para que le había hecho llegar, misma pregunta a la que le dio vueltas y vueltas, tratando de evitarla.
-Minnie, te noto raro, ¿qué pasa?
Con temor y entre lágrimas le confesó a su alfa sobre su embarazo. El castaño no dudó ni un momento en abrazar a su novio y calmarlo con sus feromonas para que no siguiera llorando.
-P-perdóname... Bin, debí cuidarme y yo solo-... - las lágrimas atoradas le impidieron hablar más.
-Minnie, está bien, estoy feliz por este bebé, no voy a dejarte solo con esto. Además, si hay alguien que debía cuidarse aun más, ese tuve haber sido yo, tranquilo.
Un peso se quitó de encima y aunque no podía creer lo que estaban a punto de hacer, estaba confiado en las palabras de su dulce y amoroso alfa.
Juntos, caminaron a la casa del menor donde un decidido Bin, estaba dispuesto a enfrentar a su suegra. La mujer ya estaba en casa por lo que esperó a que se desocupara para pedirle amablemente que se sentara, haciéndole saber que tenía algo muy importante que hablar con ella.
-Los veo muy preocupados, ¿Qué pasó? - el castaño respiró profundo y tomando la mano de Dong Min soltó todo.
-Señora Lee, sabe que la respeto mucho y cuanto amo a su hijo, así que estoy aquí, frente a usted para informarle que Dong Min está esperando un hijo mío- la boca de la mujer se abrió ampliamente, no podía creer lo que escuchaba. -Y espero que por favor no me mate, puede enojarse conmigo, pero no con Dong Min, realmente se nos salió de las manos, pero yo-...
-¡¿Te acostaste con mi hijo? ¿Va a tener un hijo tuyo?!
-Mamá...
-¿Saben acaso la responsabilidad que conlleva esto? ¿Saben lo difícil que es criar un hijo y más a su edad? ¡Ustedes no saben nada de esto y solo-... Oh, por Dios!
-Señora Lee, entiendo perfectamente que se siente mal con esto, créame que yo me siento igual de confundido, pero estoy dispuesto a crear mi familia con su hijo, a dar la cara por ese bebé que se está formando.
-¿Tú? ¿Un niño de 19 años va a responsabilizarse de un omega de 16 años y del bebé que espera? Por favor, Bin, seamos realista.
-Señora, por favor, sé que soy joven, sé que puede que no confíe en mí, pero quiero que usted nos apoye, para mí ustedes se han convertido en mi familia y no quiero perder su confianza por nada del mundo. Solo quiero que me deje cuidar de mi omega y de mi hijo.
Sus voz sonó tan sincera, tan honesta y casi suplicante, que la mujer al ver a su hijo con ojitos brillantes productos a las lágrimas que amenazaban con salir y al chico a su lado, terminó por suavizar su corazón.
Eran dos niños perdidos, ¿Cómo podría darle la espalda?
-No me preocupa el dinero, ni nada de lo material, me preocupa la edad que tienen. -dijo con sinceridad -Son jóvenes, no saben nada y criar a un niño es algo complejo, pero valoro tu valentía, el que vengas a dar la cara por tu error y siendo así, no puedo dejarlos solos con esto. Así que lo apoyaré, aunque eso no significa que no estoy molesta con ustedes.
Ambos jóvenes se levantaron de prisa a abrazar a la mujer, agradeciendo y casi hasta llorando de felicidad.
-Bienvenido a la familia, Bin. Haz feliz a mi hijo siempre, justo con lo haz hecho hasta hoy.
-Y lo haré toda mi vida, Señora Lee. Se lo prometo.
Sang Hee no podía creer que sería abuela, así como también la pareja no podía creer que formarían una pequeña familia e irían aprendiendo juntos lo que significaba tener responsabilidades mayores como el cuido de una casa y principalmente el de un bebé.
Juntos aprenderían y con ese amor que se tienen, fortalecerian su unión cada día que pasara..
Tres meses después.
Caminaba el castaño con unas bolsas en sus manos y en compañía de su hermana a casa de su omega, Sua visitaría a su cuñado ya que quiere ver como va su vientre abultado.
Abrió la puerta de aquella casa como si fuese la suya (pero es que se siente tal cual) y deja un beso en la mejilla de su suegra cuando la ve.
-Madre, hola.
-Bin, Sua, bienvenidos. Hijo, Minnie te está esperando- le hace saber de inmediato.
-Lo sé, gracias. Por cierto, todas estas bolsas son para que llene su nevera, madre. Sua escogió las frutas más frescas para usted.
-Sí, señora Lee, todo está jugoso y sano.
-Pero-... Bin...
-No digas más, madre. Es algo que me nace hacerlo, así que no se preocupe.
-Bin, no puedes estarnos manteniendo, es tu dinero.
-Pero es para mi omega y mi suegra, así que no tiene nada de malo, aparte, mi omega está esperando a mi hijo y yo necesito que Dong Min se alimente bien y que nada les falte.
Un abrazo cálido dado a la omega hizo que se rindiera.
-Está bien, pero en serio, no necesitamos tanto.
-Tonterías. Bueno, iré a ver a mi omega.
Subió a la habitación del pelinegro, donde se lo encontró metido entre las sábanas y casi dormido. En silencio, entró y cerró la puerta, acomodando la sábana para que pudiera darse vuelta cuando quisiera. Admiró a su lindo novio y suspiró enamorado, era tan lindo verlo a diario y saber que era su pareja y de nadie más.
Sin bien, algunas cosas han salido bien, como por ejemplo aquellos cinco meses de embarazo del omega, también han habido ciertas inconformidades. Una de ellas, es el caso de la escuela de Dong Min, donde sus compañeros se han reído de él por estar embarazado tan joven, seguido por la situación en casa del alfa, donde solo su padre sabía del embarazo del pelinegro, al menos así era hace un mes porque su madre encontró una ropita que Kibum le había comprado a su nieto. Sí, tendrían un varón.
La alfa se puso furiosa, gritó por días expresando su odio e inconformidad con la situación y aunque trata de no prestar importancia, de cierta manera le afecta, pero no por eso dejar de visitar a su novio, de consentir sus caprichos, de hablarle a aquel enorme vientre y llamar a su bebito de todas maneras, expresando el amor que siente por aquel ser en formación.
El omega se remueve en la cama y al abrir sus ojos y ver a su alfa, se esconde entre las sábanas, riéndose al instante que Bin le hace cosquillas.
-Eres un tramposo, finges estar dormido para no hablarme- se quitó los zapatos y se acostó a su lado, envolviendolo con sus brazos, con cuidado de no aplastar su vientre.
-Eres un tonto, déjame.
-No, tú lo eres. ¿Qué haremos con tu madre, Seung Min?- acaricia su barriga y ríe. A Dong Min le hace gracia cuando Bin le habla y el bebé se mueve como si pudiese escucharlo. El alfa, muy en su estado paternal, nombro al bebé Seung Min, según porque le parecía lindo y también podía decirle Minnie como al omega. Y sin objeción, a Dong Min también le pareció lindo el nombre.
-Dice Seung Min que le des de comer a su madre- dijo el omega esperando por lo que le había encargado hace unas horas.
-Sí, sí, ya voy. Eres muy necio, amor- dijo escuchando la dulce risa de su novio. -Toma, comételo todo.
La caja con una docena de macarrones estaba en sus manos y con una sonrisa que hizo sus ojos en una pequeña línea agradeció.
-Bin-ah~ Eres el mejor novio del mundo, te amo~
-Eso dices porque te consiento. -el omega dio un piquito en su mejilla y negó.
-Eres un buen novio, un buen alfa, te amo, ¿OK?
-Yo también, mi amor.
Tan lindos momentos a su lado que solo quería repetir una y otra vez, realmente disfrutaba tanto su atención y cuidados, más el tenerlo como su pareja.
Bin era el mejor alfa del mundo.
Esa mañana, Dong Min se levantó y trató de ser más pro activo, decidió limpiar un poco, relajarse y tomarse tiempo para hacer las cosas de la casa, tampoco podía pasar día y noche acostado aún cuando ya le dijeron que su embarazo es riesgoso, él tenía que sentirse útil en algo.
Iba a pasar el trapeador cerca de la puerta de la entrada a la casa, cuando miró un sobre blanco tirado ahí y sin más, lo tomó. La curiosidad ganó por supuesto. No tenía remitente, ni nada así que lo abrió esperando hallar más, su sorpresa fue mucha al leer lo que decía aquel papel en sus manos.
"Aléjate de él".
Era lo único que decía, más no le dio importancia y siguió con su vida pero a los días, Bin se presentó en su casa con los ojos llorosos y lo besó posesivamente.
Aquello fue tan repentino, pero se dejó llevar por su instinto, aquel que se estaba sometiendo a la feromonas tan fuertes del alfa, inundada su habitación de su olor, Dong Min terminó puesto de piernas abiertas en la cama, sin ropa completamente, dispuesto a unirse a su novio una vez más en su vida.
Aunque algo le extrañó.
Bin esa tarde lo tomó con desespero, una ansiedad crecida en gran tamaño y tan aferrado a él que en ningún momento tuvo escapatoria. El alfa presionó contra su cuerpo muchas veces, incluso cuando estuvo sobre él montandolo, este ni dejaba de abrazarlo y decirle una y otra vez que lo amaba, que lo amaría hasta el final de sus días y fue cuando sucedió.
Sus dientes sin permiso, marcaron el cuello del omega, la marca de su destino se acaba de quedar marcada en su piel y no solo eso, sino también lo que aquel gris día pasó.
Aun terminado el acto, Bin no quería separarse de él, Bin lo olía y le pedía perdón, cosa que Dong Min lo tomó por la marca, tal vez este se refería al haberle marcado sin su consentimiento.
-Binnie, está bien, de todas formas, la iba a necesitar.
La mirada triste del alfa no le permitió sonreír más y el alfa soportando todo en su corazón, tuvo que decir aquellas tristes palabras.
-Me tengo que ir, Minnie. Perdóname.
-Está bien, podemos vernos mañana.
-No, no es eso. Dong Min, yo tengo que irme, no puedo estar más a tu lado. -su corazón se quebró en mil pedazos al decir aquello, pero era mejor así antes de que algo más malo pasara.
-B-Binnie... No, por favor... No te vayas... Me prometiste que te quedarías a mi lado- comenzó a llorar y a rogarle para que no se fuera.
-Minnie, perdóname- tomó entre sus manos su cabeza y besó su frente dulcemente -Recuerda que te amo y que siempre te amaré, a ti y a mi bebé. Los amo, pero perdóname.
Dong Min se quedó estático viendo como Bin se iba por la puerta, se vistió con lo primero que halló y lo siguió.
-Bin, no me dejes. ¡Bin, por favor!
-Mi amor, me duele hacerlo, pero tengo qué. Por favor, Minnie, perdóname.
Intentó aferrarse, intentó de todo para que no lo dejara, para hacerle cambiar de parecer, pero el alfa solo pudo besarle y abrazarle unos segundos y luego... Después de haber acariciado su vientre y decirle un 'te amo' al bebé, Bin salió de aquella casa rápidamente llorando.
Y Dong Min... Dong Min se tiró al suelo, ahogándose en lágrimas y maldiciendo su vida, y desde ese día... Bin se fue llevándose con él su alegría y su vida.
El alfa lo abandonó y nunca más regresó...
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