♡ 05 ♡
Por la mañana, poco a poco sentía como su cuerpo lo movían sin parar, unos constantes movimientos que no lo dejaban dormir. Ya enojado, Dong Min abrió sus ojos y se encontró a su madre parada junto7 a su cama. Era ella quien lo movía.
-¡Mamá! - exclamó asustado, sentándose de inmediato.
-Levántate, jovencito. Tu novio se está duchando y Sua está terminando de vestirse.
-Sí, mamá.
-Parece que dormir con tu noviecito hizo que se te pegara la cobija, nunca te levantas tarde- Dong Min ignorando su comentario se metió al baño.
La verdad es que su madre tenía razón, siempre se levantaba antes que ella, pero anoche, después de pensar en tantas cosas, sintió aquellos brazos rodearlo y se sintió protegido. Tal vez no llevaba mucho con Bin, tal vez necesitaban conocerse más, aprender del otro poco a poco, pero en su interior lo reconocía como algo más que solo su novio, era como si Bin realmente era su destinado, aquel otro ser unido a su alma que creía estaban extintos en la sociedad.
Al final, la mujer dejó que su hijo se alistara y bajó para poder arreglar el comedor y que se sentaran a comer. Por la noche, metió la ropa sucia de los hermanos a lavar y esa mañana, muy temprano la tendió y estaba listas. Afortunadamente era domingo, no tenía trabajo y ni los chicos escuela.
-Quiero agradecerle bastante su hospitalidad, señora Lee.
-Nada de eso, muchacho. Come, se te va a enfriar.
Comieron en medio de pláticas, después Dong Min y Bin lavaron los trastes y finalmente, los hermanos abandonaron la casa de Dong Min.
-Cuídense y si necesitan un día donde dormir, no duden en venir.
-Gracias, señora Lee. Le agradezco mucho.
-Trae a Sua más seguido, prometió que me enseñará a tejer lana- la chica emocionada se volteó a su hermano y asintió.
-Sí, Binnie. ¿Verdad que vamos a volver?
-Sí, las veces que quieras.
Dong Min rió al escuchar el grito de emoción de su pequeña cuñada y luego, el castaño dio un beso en su frente y se despidió.
-Te veo en la cafetería, cariño. Adiós.
-Adiós- habló, mirando de reojo la sonrisa de su madre y solo vio a su novio salir y corrió a su cuarto para no escuchar nada de lo que tenía para decir la pelinegra.
Se acostó en su cama cubriendo su rostro sonrojado y apunto de colapsar gracias al alfa en medio de las almohadas.
-Dong Min- la voz de su madre le hizo mostrar la cara y la mujer solo se rio -¿Quiere decir que si Bin te llega a besar en la boca frente a mí también vas a reaccionar así?
Dong Min negó con la cabeza baja y se terminó riendo de los nervios, de solo imaginarlo se ponía aun más ansioso.
-Pues eso parece. -Sang Hee se sentó a su lado -Minnie, Bin es un buen chico y esa es la razón por la que permití que salieran, sin embargo, no me convence que tengas novio, eres un omega y los omegas siempre estamos propensos a todo. Embarazos, violaciones, agresiones-...
-Mamá, Bin no es malo, tú misma lo dijiste.
-Solo quiero proteger tu corazoncito, mi pequeño. Eres todo lo que tengo -lo abrazó, besando la coronilla de su cabeza -Espero que tu relación se dé con bien y que nada se interponga entre ustedes, y si un día, Bin decide irse de tu vida, no lo retengas.
-¡Mamá!
-Mi vida, las relaciones vienen y van, nada es para siempre por muy bello que sea el amor que se siente. Solo es un consejo.
Se levantó mirando a su hijo fijamente, su bonito omega realmente se había enamorado.
-Te amo, hijo.
-Yo te amo más, mamá.- respondió con una eternecedora sonrisa.
-Ponte a limpiar tu cuarto, luego me ayudas con el almuerzo, ¿Te parece?
-Sí, mamá, no te preocupes.
Bin y Sua llegaron a la mansión y se encontraron, sorpresivamente, encontraron un profundo silencio en aquel lugar, ni una bulla, ni una alma rondando, así que decidieron dar una vuelta por sus alrededores.
Fueron al jardín a asomarse, deambularon por el segundo piso, pasaron por la cocina donde la cocinera les hizo saber más sobre porqué tanta calma en casa.
-Su padre se encuentra en la terraza y su madre no ha vuelto a casa desde ayer que se la llevó su abuelo, Joven Moon.
Le dijo la beta y agradecieron, dirigiéndose a aquel lugar.
Al subir, se encontraron a su padre acostado en el largo sofá, leyendo y bebiendo de una copa en su mano un poco de vino.
-Papá.
-¡Hijos míos!- exclamó alegremente soltando su copa y llamándolos con un gesto de manos para que se acercaran.
Ambos chicos con algo de desconfianza, se acercaron a Kibum, sentándose a su lado.
-Papá, ¿Has estado bebiendo?- preguntó Bin.
-No, hijo, solo estoy tratando de relajarme. Esa perra-...- se detuvo de decir más por Sua, no quería que su hija escuchara sus palabras tontas y denigrantes con las que llamaba a su esposa -Digo, tu madre, se fue con ese viejo loco y gracias al cielo no ha vuelto.
Bin asintió con la cabeza despacio.
-Estaba preocupado por ustedes ayer, pero Taeyeon me dijo que estaban bien y en casa de un amigo tuyo.
La risa de Sua lo delató, pero rápidamente la menor al darse cuenta de lo que había hecho se tapó la boca con las manos. Kibum la volteó a ver curioso y luego a Bin.
-¿Qué pasa? ¿Tienen algo que contarme?- preguntó animadamente y Sua volvió a reír, dejando descansar su cabeza en el hombro del omega.
Después de todo, Kibum no era tan malo con ellos y hay que aceptarlo. Su padre podía ser un borracho, malcriado y altanero omega con su esposa, pero con ellos pocas veces eran cortante. Casi siempre, el omega intercambiaba palabras, Sua se apoyaba bastante en él ya que era el único de ambos padres que se preocupaba por su educación y salud. Aún cuando una discusión se viniera encima, Kibum no era tan mal padre.
Dejando de lado que el omega quedó embarazado y se casó por obligación, podemos decir que se nota un poco de afecto por parte de él y por parte de los chicos que miran al omega como su único familiar, no tan cercano, pero si aceptaban los buenos tratos de este.
-Papá, ¿Me creerías si te contara qué...?- Sua se volvió a reír y el omega ansioso por saber volvió a preguntar.
-¿Qué? ¿Qué pasa, hija? Cuéntenme, no sean malos, aprovechemos que esa mujer no está. - la chica miró con malicia a su hermano y Bin entendió perfectamente.
-Sua, no digas nada- sentenció, más no fue impedimento para que la chica hablara.
-Papá, Bin...
-Sua, no-...
-¡Bin tiene novio, papá!- el menor tomó su cabeza en sus manos y esperó por lo que diría su padre.
-Así que era eso, ya se me hacía raro que tuvieras más amigos que Min Hyuk- se sobresaltó cuando el omega lo abrazó -¿Cómo es? ¿De dónde es? Tiene que contarme todo, ¿Cómo se llama? ¿Es lindo?
-Se llama Dong Min y es muy bonito...- Sua comenzó a contar todo de su cuñado dejando en vergüenza a su hermano que solo quería callarla y no escuchar nada sobre su relación.
Escuchó por largos minutos a su padre bromear sobre su novio y las preguntas constantes de cuando lo llevaría a cenar y todo.
-Bin, este niño... ¿Es de los nuestros? Digo, ¿Tiene dinero? ¿Es de buena posición? ¿Quienes son sus padres?- Bin dudó mucho en decirle, pero sabía que el omega no era tan clasista como la familia por parte de su madre.
-Papá, él no es como nosotros, solo es un chico común y corriente que me robó el corazón. Siento que él es... Mi mundo entero- Taeil sonrió y asintió, no iba a decir más, entendió perfectamente.
-Está bien, hijo. Si ese omega te gusta, no diré nada, pero espero conocerlo un día.
Siguieron conversando, ya la fluidez de sus palabras cruzadas con mayor calma. Lastimosamente para ellos, escondida detrás de la pared, estaba la malvada alfa escuchando cada cosa que decían y con aquello, se le ocurrió una brillante idea que ayudaría con su perverso plan.
Luego de sus clases, fue directamente a la cafetería a ver a su novio, era algo que se había convertido en su rutina desde hace unos cuatro meses. Se levantaba temprano, le mandaba un mensaje a su novio de buenos días, iba a clases y por la tarde, iba a la cafetería para verle trabajar, después, lo esperaba a que saliera y se iban a dar una vuelta, solo ellos hablando de cualquier tontería, contandose su día y tal vez cosas de ellos que no sabían; para finalmente, Bin irlo a dejar a casa y regresar a la suya solo a dormir.
Llegó casi de inmediato al lugar y entró como siempre buscando la mesa donde se solía sentar siempre, pero le sorprendió más ver que en aquel lugar justamente se encontraba su madre hablando con Dong Min. Sus pies se movieron automáticamente hasta ellos.
-Bin, que gusto verte- dijo la mujer volteando a su rostro para verle con una sonrisa. Era aterradora, casi y se le ponen los pelos de punta.
-¿Qué haces aquí?
-¿No puedo venir a tomarme un café acaso?- dijo la mujer -Anda, niño, tráeme mi pedido.
-Sí, señora. Con permiso. -miró Dong Min de reojo a su novio y se marchó rápidamente con muchas interrogantes.
-Vete de aquí, mamá- dijo Bin en el momento que el chico desapareció.
-¿Por qué? ¿Qué ocultas? Oh, cierto, ese chico es tu novio- soltó sin más dejando helado al chico -Que pésimos gustos, una mierda como te relacionas con gente de tan bajo estirpe.
-Suficiente, vete, no quiero que te metas con él- Moon Yerim se rió con burla.
-Eres tan ridículo, es un omega pobre, Bin, solo eso. Tú eres un alfa, yo también, somos más que ellos y más que él por mucho.
Tan distraídos en su plática qué no notaron al chico cerca de ellos escuchando todo, Dong Min se sentía tan mal, horrible, perdido, pero estaba trabajando, así que solo caminó a ellos enfrentando su miedo.
-Disculpen, aquí tiene, Señora. - la alfa lo analizó de pies a cabeza y se rio.
-Bin, me gustaría que lo lleves a la casa tal vez así deja de fingir que no te conoce- Dong Min bajó su rostro apenado.
-Vete, déjalo en paz te dije.
-Considera mi invitación, niño, porque si no es así, no querrás conocerme, te lo aseguro.
La mujer se levantó y se marchó, siendo seguida por ambos menores que la vieron subir a su lujoso auto y marcharse definitivamente.
Bin no supo que más decir luego de eso, fue tan abrumador, se sentía mal por Dong Min, avergonzado en demasía gracias a aquella mujer. Dong Min hizo el amago de alejarse, pero Bin lo detuvo.
-Cariño-...
-Tengo que seguir trabajando, no me puedo quedar mucho tiempo- explicó el omega sin mostrar su molestia.
-Lo sé, cariño, pero yo quisiera hablar contigo ya, quiero explicarte- suplicó porque realmente no quería que Dong Min se sintiera mal, ni mucho menos qué aquella extraña situación lo afectara.
-Espérame a que salga, si tienes tiempo y no te lo robo.
-Para nada, mi amor. Yo te espero, pero dame un besito, ¿Sí?- pidió Bin con un puchero, tomando sus manos y acariciándolas. Dong Min dudoso, no respondió -Vamos, Cariño, dale un besito a tu novio que te ama mucho.
Insistió nuevamente y siguió insistiendo hasta que una sonrisa floreció en el rostro de Dong Min terminó besando sus labios por unos cortos segundos.
-Ya, déjame en paz, después hablamos, ¿Ok?
-Sí, mi amor, y gracias por todo.
El omega se alejó y él se sentó en la mesa para hacer su tarea y así esperar a su novio sin aburrirse, tal y como cada tarde.
Las horas pasaron más rápido de lo que creyó y ahora, ya se estaban despidiendo de Myung Jun y Jin Woo, y saliendo del local, caminando en silencio y tomados de la mano hacía donde su vago rumbo los llevara.
Finalmente, terminaron sentados en las afuera de una tienda de conveniencia, comiendo ramen y algo de soda, y en todo ese tiempo gastado no habían tocado el tema, pero Bin sabía que debía hacerlo.
-Minnie, lo que pasó hoy-...
-Está bien, no te disculpes. -interrumpió el omega -Creo que yo también entendería a tu madre, ustedes son adinerados y de buena posición, creo que las cosas cambian cuando uno de los miembros de la familia escoge a alguien común como yo.
-No eres común, mi amor. No tienes comparación con nada.
-Pero eso es porque... Tú me quieres...-respondió apenado -Pero todo cambia en los ojos de los millonarios como tus padres, personas que creen que pueden sentirse mucho solo porque tienen dinero, pero no son de hierro, son humanos como todos en el mundo.
-Mi amor... - tomó sus manos y entrelazó sus dedos -Nada de lo que piense mi madre hará que cambie el amor que siento por ti. Yo te quiero mucho y estoy feliz con tenerte en mi vida.
-Y yo también te quiero mucho y me dolería si un día su cabeza retorcida me obliga a separarme de ti.
El omega no supo en que momento, pero corrió a sus brazos como un bebé y el alfa ni dudó en abrirlos y rodear a su novio, demostrandole ese amor que sentía por él, ese protección qué sin dudar le daría siempre, sin importar qué.
Después de dejar a su novio en casa más tranquilo, se fue a la suya tratando de pensar en que hacer, en como debería parar a la alfa con sus tontos juegos.
Al llegar, se escuchó un poco de bulla, pero no eran pleitos como siempre, sino algo diferente, las feromonas de su padre estaban regadas por doquier en aquel lugar y fue más sorprendente encontrar las luces de la casa completamente apagadas.
Subió las escaleras dirigiéndose a su cuarto, para su desgracia debía de pasar por el cuarto de sus padres, pero le fue imposible dar un paso más, eran terriblemente asqueroso aquel aroma que se desprendia y como ya sabe, su madre debe de estar haciendo alguna porquería adentro.
Intentó caminar lo más rápido posible, pero la puerta de aquella habitación fue abierta y la alfa vestida con su pantalón y su camisa casi abierta salió, la mirada de Bin cayó en su padre en la cama gracias a sus lamentos y quejidos.
-Eres un asco, con permiso.
-¿Asco? Asco es salir con un omega pobre y feo. No seas ridículo, Bin
-Con permiso. -respondió, ignorando su molesto comentario.
-Bin, trae a ese niño el fin de semana, quiero hablar con él.
-Ni loco traeré a mi omega a tus garras.
-Quieras o no, vas a tener qué. -dijo amenazante -Si no quieres que algo le pase a ese omega, es mejor que lo traigas y dejes de llevarme la contraria. Ahora más que nunca no te conviene hacer cosas que me molesten.
-Dong Min no está a tu alcance.
-Ese perro está a mi alcance desde que se metió contigo. Así que cállate y ya sabes, traes a ese niño a casa y se acabó.
La puerta resonó en el momento que la alfa la cerró y casi llorando de impotencia, Bin corrió a su habitación.
Bajó del auto con la altivez que la caracterizaba, sus punteagudos zapatos resonaban en eco en la enorme empresa. La mujer esa mañana fue llamada solo para una cosa, pero ella aprovecharía el viaje claramente.
Llegó a la oficina de su padre, dejó algunos documentos que el viejo le había pedido y esperó por su atención pacientemente.
-¿Qué tienes que decirme, Yerim?
-Bin tiene novio, un pobretón y feo omega. - soltó sin más, y el viejo alfa arrugó el ceño.
-¿Y qué con eso? Deja al muchacho tener pareja.
-Bin adora a ese chiquillo, los he estado espiando y se nota que van enserio, eso perjudica nuestros planes.
-Yerim, todo está arreglado. Haz que ese niño esté de nuestro lado y es todo.
-Ese es el problema, que se mira que Bin ya lo tiene informado de todo. No va a colaborar.
-¿Y qué piensas hacer? -una sonrisa cínica se plasmó en su rostro.
-Muchas cosas, padre, pero si de algo estoy segura, es que Bin será tu sucesor le guste o no. Y si se revela, ese estúpido bastardo las va a pagar...
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