♡ 04 ♡
Caminaba con Dong Min, tomados de la mano, en silencio total, con miradas tímidas hacia el otro que les hacían sonreír. Bin tenía su corazón sumamente acelerado, iba de la mano de su ahora novio, de la persona que sabe lo ama al igual que como lo ama a él, esa persona de dulce rostro y bellos gestos, personalidad inigualable y bella sonrisa.
Dong Min es su todo ahora, no hay vuelta atrás.
Después de una caminata un poco acelerada dado a sus corazones imparables, llegaron a casa de Dong Min, se pararon frente a ella con miradas vacilantes y una sonrisa enamorada que dejaba en evidencia como se sentían.
-Bueno... Creo que... Llegamos- Bin habló y tomó la iniciativa de acercarse hasta no dejarle escapatoria.
-Estás muy cerca- dijo con timidez haciéndose pequeño a su lado, apartando la mirada para no verle.
-¿Y qué con eso? Tengo que estar cerca de mi novio- Dong Min no se esperó recibir los labios de su novio sobre los suyos otra vez en el día. El castaño dio un pequeño besito que le dejó atónito.
-No hagas eso... Avísame. - fue lo único que dijo al respecto.
-Está bien, cariño, voy a besarte- unió sus labios torpes una vez más y Dong Min esta vez si dejó que se profundizara, una danza tímida, lenta, pero agradable en manera.
Bin le hacía sentir en el aire.
-Te quiero mucho, Minnie. - Dong Min con confianza enredó sus brazos en su cuello.
-Yo... También te quiero mucho- lo sostuvo por la cintura, inhalando el dulce aroma que desprendia el omega, era simplemente el sutil aroma a galletas con vainilla el que le hacía sentir relajado.
-Entra a casa, cariño. Te veo mañana- un último beso en su mejilla y el omega con su rostro rojo se alejó para poder entrar a casa.
-Hasta mañana- dijo Dong Min.
-Hasta mañana, cariño. Dulce sueños.
El omega asintió sonriendo y se metió a casa, viendo desde su ventana como su novio comenzaba a caminar hacia casa.
Se tiró al sofá, enamorado, con una expresión en su rostro que no tenía descripción, en ese momento estaba demasiado feliz, estaba saliendo con el chico que le gustaba, lo había logrado. Bin era tan amable con él, tan romántico y tímido, le daba ternura y muchas ganas de esforzarse en esa relación para mantener a su lado al alfa.
Sería algo nuevo, pero juntos irían aprendiendo sobre ello.
-Vaya, vaya, Minnie- la voz de su primo le hizo salir de su sueño. -¿Qué pasó para que estés tan sonriente?- interrogó de inmediato y el pelinegro no tuvo otra opción.
-Tae, Bin me pidió ser su novio- dijo tratando de mantener la calma y no mostrar su emoción.
-¿Aceptaste?
-Sí- dijo serio, pero aquella vaga sonrisa lo dejó en evidencia.
-Está bien, Minnie, felicidades. Solo asegúrate que tía sepa sobre esto- Dong Min asintió -Ve a la cama, mañana tienes escuela.
-Buenas noches.
-Buenas noches, Minnie.
Cada quien fue a su cama y Dong Min cayó como piedra, estaba feliz y sumamente cansado, y con un sonrisa se quedó dormido abrazando su almohada.
Y mientras él dormía, en otro lado era un total caos.
Bin llegó a casa y se encontró con su personal afuera de la casa, las empleadas miraban desde afuera la enorme mansión con ojos temerosos y no entendía que pasaba.
"Sua".
Fue en lo primero que pensó y sin temor, abrió las puertas y se adentró dentro de aquel desastre. Vidrios rotos por doquier, muebles volteados y el asqueroso olor a tabaco que muy bien conocía.
Los gritos distantes de sus progenitores por un lado y... Y una pequeña niña reguardada debajo del comedor principal, con sus manos puestas en su oreja para no escuchar nada.
Se acercó a ella rápidamente, Sua al verle no dudó en abrazarlo y llorar en su hombro, trató de tranquilizarla con pequeñas palabras y él casi llora al sentir el temblor en el cuerpo de su hermana. Esos jodidos monstruos estaban matando la poca infancia que le quedaba a la chica, toda su inocencia se había ido gracias a ellos.
-¡Vete de una maldita vez, perra!- la voz cada vez se escuchaba más cercana así que rápidamente, decidió mover a su hermana fuera de casa, para así evitar problemas.
Si esa noche dormirían en el césped, era mil veces mejor antes de estar con esos dos inmaduros.
Abrió la puerta y Sua pudo al fin salir corriendo hacia los brazos de una de las empleadas y cuando intentó dar un paso afuera, ya tenía a la alfa tomándole del cabello, haciéndole regresar y la puerta nuevamente fue cerrada.
-¡¿Dónde estabas?!- era un voz fuerte y dominante con la que le hablaba, aquella mujer tenía los ojos rojos, casi y desprendia una llama mortal.
-Dando una vuelta - contestó con frialdad, soltandose de un empujón de aquel fuerte agarre.
-¡¿Qué haces, maldita loca?! ¡Deja a mi hijo en paz!- su padre omega bajó rápidamente las escaleras, dispuesto a corregirla.
-Me pones una mano encima y te dejó inválido, Kibum- Aquel omega la mira con sus ojos llenos de odio, quería matarla ahí mismo.
-Suelta a mi hijo, Yerim- dijo amenazante y la alfa se ríe con burla.
-'Mi hijo' suenas tan estúpido, Bin no es tu hijo.
-Yo lo tuve, salió de mí, así que deja de joder y vuelve con tu amante, perra asquerosa- escupió a la alfa en los pies y esta no aguantó más. Se lanzó contra él para pelear.
Y la última imagen de la noche, fue ver a su madre y a su padre repartiendose golpes, maldiciendose hasta el cansancio y no pudo más, salió corriendo al jardín, donde pudo tomar aire y se normalizó.
Su vida realmente era un infierno, pero trataría de que las personas a su alrededor no se quemaran nunca.
A los días siguientes, las cosas siguieron más normal de que costumbre, en casa regresó el orden y pudo tanto él como su hermana, seguir en suma tranquilidad, aunque al caer las 9 de la noche, ya sabían que llegaba aquella pareja nefasta a armar disturbios, y por su propia seguridad, cerraban con llave las puertas de sus habitaciones para que no los molestaran.
Ese día, Dong Min había decidido decirle a su madre sobre su relación, así que Bin se arregló en casa y llevándose a Sua también, por si acaso, se fue a casa de su omega donde la madre del pelinegro estaría. Según Dong Min, Sang Hee tenía libre ese día y quieren aprovechar.
No hay nada mejor que hacer las cosas bien y decirle a la madre del pelinegro.
-¿Crees que tu novio querrá conocerme, Binnie?- preguntó la pequeña Sua.
-Por supuesto que sí, Minnie es muy linda persona y tiene un gran corazón.
La chica sonrió, confiada en las palabras de su hermano. Si Bin decía que su novio la querría, entonces se sentía tranquila.
Llegaron a aquella pequeña casa donde un omega sonriente los recibió, Dong Min sonrió aun más al ver a la chica y saludó.
-Tu debes ser Sua, ¿No es así?
-Sí, mucho gusto- Dong Min acarició su cabello.
-Eres linda, igual que tu hermano- la chica maravillada con aquel comentario, miró a su hermano rápidamente y vio su sonrojo, en sus ojos, su cuñado era realmente el amor de la vida de su hermano.
-¡Minnie! -escuchó la voz de su madre y se apuró.
-Pasen, mamá los está esperando- dio pasada y entraron a la casa.
La mujer estaba arreglando el comedor donde estaban puestos algunos recipientes con comida, Sang Hee junto a Dong Min prepararon un pequeño almuerzo para el chico.
Horas antes, Dong Min le pidió a su madre que por favor tuviera paciencia con su novio y que lo tratara bien, a lo que la mujer sin problema aceptó. No estaba muy confiada del muchacho, pero eran jóvenes y trataría de darle una oportunidad.
Nunca en la vida había visto una sonrisa gigante en el rostro de su hijo como en los últimos dos meses, realmente se sentía feliz de que su pequeño haya encontrado el amor y sobre todo, que este alfa era, hasta donde vio, un chico dulce, atento y caballeroso.
-Mamá, Bin y su hermanita ha llegado.
-Bienvenidos a este humilde hogar- saludó la mujer -Siéntanse como en casa, ¿Está bien?
-Gracias por recibirnos, señora Lee. - dijo Bin.
-Nada de eso, sé que eres el novio de mi hijo, así que trataré de que todo se lleve con bien.
-De hecho... Quise venir a disculparme con usted, no tomé en cuenta su decisión y le pedí a Dong Min esto, lo siento yo solo... Bueno, en realidad yo quería disculparme con usted por-...
-Basta, chico, me enredas- interrumpió entre risas. Le hacía gracia escuchar al muchacho tan nervioso.
-Lo siento.
-Tranquilo, mejor pasen a la mesa. Minnie y yo preparamos algo sabroso. Ven, nena, siéntate.
Llamó Sang Hee a Sua y se sentaron a la mesa para almorzar. Fue una comida tranquila realmente se sentía casi como en familia, algo raro para aquellos dos chicos que solo habían vivido tanto calvario en casa.
Pero Dong Min y su madre le hacían sentir en paz, le hacían sentir tranquilos, sus risas eran puras, sus sonrisas, Sang Hee era una omega muy linda con ellos. Se sintieron tan bien.
Más tarde, Sang Hee se quedó en la sala junto con Sua mientras que la parejita de tórtolos aprovecharon para ir al cuarto del menor.
Dong Min avergonzado abrió la puerta de su cuarto, disculpándose por el desastre que según había, pero Bin para callarlo un poco, cerró la puerta a sus espaldas y lo besó.
-Bin...
-No digas locuras, cariño mío - el omega solo pudo sonreir.
-No me digas así- se quejó.
-Eres mi amor y quiero decirte así. - lo siguiente, fueron las cosquillas que Bin le hizo a Dong Min, aquel pobre omega casi y convulsiona de la risa.
Lo siguió hasta la cama donde terminaron riéndose entre caricias inocentes, nada fuera de los límites. Al final, ambos se miraron con una sonrisa y Bin tentado, se ubicó de lado para dar una suave caricia en su mejilla.
-Te quiero mucho, Cariño. - Dong Min más calmo, también lo acarició.
-Yo también te quiero, Binnie. Es raro esto, no me acostumbro, pero siento que a tu lado todo vale la pena. - de su propia iniciativa, Dong Min besó a su novio con dulzura. Un beso tranquilo y puro donde demostraba su amor hacia él. El alfa sonrió al separarse.
-Si sigues besándome así, no tendré más opción que quedarme a dormir contigo- Dong Min dio un golpe en su pecho y se giró dándole la espalda.
Iba a seguir molestando a su omega, pero su celular sonó repentinamente. Buscó su móvil en su chaqueta y al ver el número posiblemente las cosas estaban tensas en casa.
-Hola.
-"Joven, ¿la jovencita Sua está con usted?"- preguntó su chófer al otro lado de la línea.
-Sí, ¿Qué pasa?- Dong Min se puso de rodillas en la cama para escuchar que pasaba, estaba preocupado.
-Su madre trajo a un omega a la casa y su papá está furioso. Hay un desastre mayor que otros días, por lo que le pediría que no se aparezca con su hermana, joven.
-Está bien, gracias por informarme.
-"Ya llamamos a su abuelo, está pronto a venir. Puede tranquilizarse, solo es por hoy".
-Deja que ese viejo haga su trabajo. Gracias nuevamente.
Cortó rápidamente, apagando su móvil al instante.
-¿Todo está bien, Binnie?- preguntó preocupado el omega.
-Cariño... ¿Crees que tu madre nos deje dormir esta noche aquí?- la pregunta inesperada hizo que sintiera más curiosidad.
-Le preguntaré, no te preocupes. Pero, dime algo, ¿qué pasa?- Bin tomó sus manos y las entrelazó con las propias.
-Descuida, voy a contarte, solo... Pregúntale a tu mamá y ya luego hablaremos, ¿Sí, cariño?
Dong Min asintió y se levantó rápidamente para ir a hablar con su madre. Bin se quedó pensando en que hacer, realmente no quería poner en evidencia su bochornoso hogar, ni siquiera siente que es necesario mencionar sus problemas, pero Dong Min ahora es parte de su vida, Dong Min es su novio y debe de saber todo de él, transmitirle confianza por más vergonzoso que sea.
Afortunadamente, la señora Lee no puso peros, al contrario, estaba igual de preocupada que su hijo, pero para no alterar a la menor de todos, decidió ignorar la situación por un momento y llevársela a la cocina para hacer galletas, así también aprovecharía para decirle de forma más tranquila que esa noche dormirían ahí.
Le prestó algo de ropa que le quedaba grande y ya cambiados se acostó en la cama junto a Bin y con algo de temor, llegó a los brazos del castaño chico sintiéndose más calmo. Bin aprovechó para pegarlo más a él y sentir a su omega más cerca, su alma, su todo de él y crear más lazos afectivos donde sus cuerpos con simples gestos se acostumbraban al calor del otro.
Nuevo para ambos, pero juntos iban descubriendo que era ese sentimiento que hacía que sus corazones se aceleraran.
Bin comenzó a contarle toda la historia de su familia, absolutamente todos sus problemas en casa y lo que vivía a diario.
-Eres rico- fue algo que mencionó de repente Dong Min y Bin supo que debía explicarlo.
-Puede que lo sea, pero no me importa. Minnie, el dinero no tiene la solución de todo, puede que no lo veas así, pero es una realidad. Incluso preferiría ser pobre antes de vivir con mis padres envueltos en discusiones - Dong Min asintió débilmente y tomó su mano como distracción a sus pensamientos intrusos.
-Yo soy pobre, no estoy a tu nivel.
-Eso es una completa mierda.
-¡Bin!- regañó por la mala palabra que salió de su boca.
-Cariño, realmente no me importa si tienes o no tienes, me importa más tener tu mirada, tu sonrisa, tu corazón. He sido feliz desde el día que te conocí en el café y no quiero perderte, no quiero perder nada de esto que con tu amor me has dado.
-Eres muy romántico, pero me gustas así- se abrazaron en busca de reforzar sus lazos, su amor completamente.
Aunque esa noche, Dong Min no pudo dormir gracias a sus pensamientos malignos que le decían que el simple hecho de ser de la baja sociedad le traería problemas.
Padres problemáticos y posiblemente clasistas, con ese tipo de personas tendría que lidiar si quería seguir al lado de su amado alfa.
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