♡ 02 ♡

Luego de aquel bochornoso día, Bin no había aparecido por la cafetería, incluso Dong Min se quedaba ido por horas, viendo aquel lugar donde se solía sentar, completamente vacío y con una zozobra, por saber que había ocurrido.

¿Será que se alejó por él?

¿Será que hirió sus sentimientos al prácticamente rechazarlo?

¡Se iba a volver loco de tanto pensarla!

Lo peor de todo, es que aquel sentimiento de culpa estaba interfiriendo incluso en su trabajo y en la escuela, fue regañado duramente por sus maestros y por Myung Jun, y aun así, Dong Min seguía pensando en que hizo mal en dejar ir al chico que le gustaba sin decir una palabra.

A la semana siguiente, su corazón vibró de emoción cuando en su llegada al trabajo, se encontró con aquel chico sentado en su mismo lugar, con su computadora en manos y trabajando como si nada. Se sorprendió demasiado, parecía un sueño total y más sorprende cuando este lo llamó y le dijo:

-Dong Min, ¿Puedes darme un minuto de tu tiempo?

Pensó en lanzarse a él, pedirle perdón de rodillas y suplicarle atención, pero se dejó ver dudoso ante el chico y este respetó su espacio.

-Está bien si no puedes, incluso, está bien si no quieres, yo entiendo.

-¡No!- dijo rápidamente -No es eso, solo que... Pues... Mm, estoy trabajando y no quiero que me regañen.

-Está bien, yo te esperaré, todo el tiempo que gustes estaré aquí para poder hablar contigo.

Asintió débilmente y se alejó a paso rápido para poder seguir trabajando mientras pensaba en la forma tranquila de pedirle permiso a Jin Woo y poder hablar con el castaño.

-Hyung, por favor, no seas malito.

Rogaba, siguiendo los pasos de su mayor con desespero, tratando de convencerlo.

-Minnie, basta ya me tienes mareado- dijo el alfa ya harto de tanta insistencia.

-Pero, Hyung, por favor.

-Mira, Dong Min, te daré el permiso, pero cuando Junnie llegue porque no hay quien atienda, ¿Me escuchaste? -el pelinegro estaba qué saltaba de felicidad.

-¡Sí, sí! ¡Gracias, Hyung!

Salió de prisa a tomar su lugar para seguir trabajando lo más duro posible y tal como Jin Woo le había dicho, en el momento en que Myung Jun entró al local, le cedió el lugar y corrió a donde el chico.

-Ya estoy aquí, hablemos.

Moon Bin sonrió y cerrando su laptop le prestó toda la atención del mundo, aunque si era sincero estaba nervioso por hablar con él.

-Lamento mucho lo que pasó la otra vez, no era mi intención ser descortés - comenzó diciendo Dong Min.

-Descuida, quien debería de sentirse mal soy yo. Entendí que tal vez parecía un poco acosador- una pequeña sonrisita se escapó de los labios del Omega.

Brillante como el sol.

Bin embobado no se percató de como Dong Min lo miraba extrañado hasta que este se compuso la garganta y le hizo volver en sí.

-¿Estás bien?- preguntó el omega, preocupado.

Bin negó con la cabeza y se quedó con el rostro bajo.

¿Qué podía hacer?

Dong Min eran tan lindo y su corazón estaba a nada de salirse, pero no quería parecer un bicho raro y lamentable, que duro era confesarle al chico su amor.

Por algo era su primera vez haciendo aquello, Bin nunca estuvo interesado en citas, ni en nada parecido. A pesar de que cuenta con un buen cuerpo y un rostro maravilloso, nunca le importó como era aclamado por sus fieles admiradores en la preparatoria, ni aunque tuvo en sus manos a la joven más hermosa y elegante de su clase, nada de eso le importó, peor ahora mismo, está en frente de aquel omega precioso, de ojos brillantes y labios carnosos, pálido y con una personalidad dulce frente a él y ni puede dejar de pensar en como reaccionar.

Respiró profundo y soltó todo lo que guardaba.

-Dong Min, quiero ser franco contigo. No sé que es lo que me pasa, pero cada vez que te tengo cerca siento mi corazón latir demasiado rápido, me haces sentir extraño, mi lobo se desespera y no sé que hacer.

Habló el castaño nervioso, soltando todo lo que tenía guardado.

-Dong Min - tomó las manos del menor y Dong Min no pudo negarse al tacto -No sé si te sientes igual, pero me gustas, me gustas mucho, desde el primer día que te vi me flechaste y aunque lo he intentado no puedo sacarte de mi corazón- Dong Min no sabía que decir -No quiero que me contestes nada ahorita, solo quiero que me dejes ser tu amigo por ahora. Si llegas a sentirte igual en algún momento podemos iniciar algo, trataré de conquistarte, pero si no lo quieres yo entenderé y te dejaré en paz.

-Y-yo... Está bien, Bin... Podemos intentar ser amigos- El chico no pudo evitar sonreír de lo feliz que estaba -Yo también me siento raro cuando te tengo cerca y... No lo sé, pero intentemos conocernos primero.

No iba a mentir, no cuando el chico que le gusta está frente a él confesando sus sentimientos. Es joven para el amor, pero aquel muchacho de mirada gatuna y hermosa le hace sentir en el aire con tan solo una mirada.

-Intentaré enamorarte, Dong Min. No te arrepentirás.

Le aseguró tomando su mano besándola con timidez, el omega tuvo que levantarse rápidamente y despedirse.

-O-ok, bueno... Eh... Nos vemos. Bye.

Se fue de prisa a esconder a la cocina, con su respiración descontrolada y su cara ardiente.

¡Dios, por favor, que Bin no me haya visto así!

-¿Pasó algo bueno? - preguntó Myung Jun.

-Y-yo... Hyung, se me acaban de confesar- el chico de cabellos rosas lo abrazó, entendiendo perfectamente lo que su pequeño amigo sentía.

-Está bien, Minnie, así se siente el amor.

Cuando Bin llegó a casa, no se encontró con nada extraño. En aquella enorme y sombría mansión se rompía el eco gracias a gritos y reclamos sueltos en el aire.

Cuando subió al segundo piso, su pequeña hermanita, Moon Sua, salió de su escondite, corriendo directamente a abrazarlo.

-¡Binnie!- abrazó a la pelinegra con fuerza.

-¿Te hicieron algo, princesa?- la niña negó, pero entendía su miedo.

Sus padres se casaron por compromiso y toda la vida se lo han repetido, una alfa y un omega que nunca se llegaron a entenderse y solo tuvieron hijos para conservar con más tiempo sus apellidos, un apellido fuerte que caía con peso en la industria.

Los Moon eran considerados como una de las familias más poderosas del país y sus alrededores gracias a las enormes cantidades de dinero que tenían así como también las inversiones poderosas y multimillonarias que hacían.

Pero a Bin nada de ese dinero le importaba, porque era testigo de las atrocidades qué pasaban y como su padre omega era golpeado y maltratado por la dura alfa. Porque era ella quien tomaba todo el control, porque era ella la que se sentía poderosa al humillarlo e incluso, ha visto a su padre llorando cuando su madre marca a cualquiera y lo vuelve a tomar.

Como un día el dolor insoportable que se siente cuando su piel es abierta bruscamente, se le devuelve al siguiente cuando se la quitan. La mujer es una sádica y malvada alfa que disfruta de hacer sufrir a todos cuanto le rodean, más si es su propia familia.

No tiene escrúpulos. Está maldita.

Y su único objetivo, es Bin. El castaño es un alfa dominante como ella, el castaño se parece a ella, el castaño a sus 18 años tiene más autoridad que cualquiera y eso le gusta, le encanta que sus genes se hayan pasado a quien consideraba como su único hijo.

Pero Bin la odia y no puede luchar contra ella, no puede decirle que no cuando lo lleva a importantes reuniones, ni cuando lo presenta a su abuelo para que este le enseñe todo lo que debe de saber de esa empresa.

«Esto será tuyo si tan solo colaboras conmigo».

Palabras sin importancia que ni siquiera entran en sus oídos, odia todo lo que tenga que ver con ellos, porque gracias a ellos nunca tuvo una infancia buena, nunca supo lo que era jugar de niño, nunca pudo actuar como uno, ni siquiera puede llorar frente a ellos porque lo golpean y no solo ella, también el omega que le dio a luz le pega bajo sus órdenes y los odia tanto.

Odia tanto esa vida, odia cada cosa que pasa en ella.

-¿Quieres que vayamos a dar un paseo?

-Sí, Binnie... No quiero estar aquí.

-No te preocupes, mientras esté yo, nadie te hará daño.

Salieron de casa dejando que sus progenitores siguieran en lo suyo.

Fueron hacia un parque, lejos de toda esa gente que lo atormentaba y decidió hablar.

-Sua, ¿Qué opinas si te dijera que encontré a alguien?- la chica lo miró sorprendido.

-¡Binnie! ¿En serio? -el castaño asintió -¡Ya quiero conocer a mi cuñada o cuñado, no sé!

-No somos nada aún, pero lo vamos a intentar- su pequeña hermana lo abrazó y dio un beso en su mejilla.

-Deseo de que esa sonrisa en tu rostro siga siendo la misma. Sé feliz, Binnie.

Abrazó a su hermanita sintiéndose feliz, siempre que ella estuviera con él, él sería feliz, nada le importaba si ella estaba a su lado... Y ahora, sería más feliz si seguía viendo al hermoso pelinegro.

Las cosas podrían mejorar.












︵‿︵‿ - ︵‿︵‿

Alguien que me diga porque jamás revisé la ortografía de esto. En serio que no me imaginé encontrar tanto errores, pero ya ando editandolos y agregando cositas qué pasé por alto.

Ahora sí, my Destiny oficialmente ha regresado. No los haré esperar más💋

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