Capítulo 1
Desde la muerte del noveno monarca de las tierras todo se había descontrolado por completo, los clanes peleaban unos contra los otros, derramando la sangre de inocentes en las tierras. El consejo, el cuál era conformado por los siete más fuerte buscaban soluciones hasta que la más pequeña, quien solo tenia apariencia de una niña de ocho años, pero tenía más, les callo a todos al golpear la mesa.
–¡Lo he encontrado!
Su grito hizo eco por toda la gran sala donde no solo estaban ellos, si no también los lideres de los clanes.
–Lleva la misma sangre que el primer monarca, su llama es igual o más fuerte, su maná es tan reluciente.
Mantenía sus ojos cerrados mientras usaba su milagro para saber más sobre su nuevo monarca, los alaridos y aplausos no se hicieron esperar ante tal revelación, ¡tenían nuevo monarca!
Algunos planeaban ya como ganarse la confianza de el nuevo monarca para sacar provecho, mientras otros solo sonreían porque el derramamiento innecesario de sangre pararía de ahora en adelante, pero eso se fue al caño cuando alguien hizo la pregunta del millón.
–¿Donde esta?
La niña de cabello negro abrió los ojos, dejando ver unos orbes azules, miro fijo a todos y dijo;
–No lo se.
Los reclamos no se hicieron esperar ante esa respuesta, algunos creían que era una táctica para que el consejo tuviera el apoyo del nuevo monarca para ellos, al saber la ubicación.
–Mi milagro parece ser bloqueado por algo
–Entonces ¿que esperamos? ¡A buscar! Si tiene un maná tan maravillosos nuestros amuletos deben de reaccionar ante él.
Ante esa lógica nadie espero a que alguno del consejo dijera nada y se fueron corriendo, algunos volaron y otros simplemente desaparecieron como si nunca hubieran estado allí.
–No se porque, pero presiento que esto sera un dolor de cabeza
Soltó uno de ellos mientras se encogía en su lugar tocando su frente, ya lo sentía, la migraña iba a venir, poco, faltaba poco.
–No seas dramático – regaño cruzado de brazos mientras veía al de lentes quien solo le contestó alzando su dedo medio
–Son unos estúpidos – soltó la fémina mayor quien solo suspiro cansada de ello, de reojo vio al pelo morado quien giraba en su silla como niño chiquito –. E infantiles.
–¿Creen que aceptara el puesto? – cuestionó el pelo morado mientras seguía girando en la silla sin parar
–Claro que si ¿eres estúpido? Es obvio que aceptara – dijo golpeando con su pie la silla y provocando que este cayera al suelo
Mientras discutían sus tan acostumbradas peleas infantiles el más calmado de todos y quien impedía que se asesinaran entre ellos, meditaba un poco la pregunta del pelo morado, si él aceptaba el puesto de inmediato así como decía uno de ellos ¿entonces porque no llegaba ahora?
Era fácil de saber si era o no dicho monarca con la sangre real, por lógica cualquiera correría hacia ellos y reclamaría lo suyo, a menos que no pudiera, que lo retuvieran contra su voluntad, que estuviera en peligro.
Mientras armaba mil y una teoría sobre la razón de la tardanza del reclamó del trono, sus compañeros hacían lo mismo, lo curioso era que todos pensaban en cosas negativas, pero nadie, absolutamente, pensaba en que tal vez no quería el puesto, pero eso era ilógico.
¿Quien no querría dinero, poder y súbitos?
Eso era lo que definía a los humanos, la gran codicia y sed de poder, eran sus bajos instintos, incluso ellos, que no eran humanos, tenían codicia, gula, envidia, orgullo, todo lo que el ser humano tenía en esencia.
Lejos de los valles y de los límites de los clanes, donde se conocía con terreno neutral, o “valle de las almas” cerca del bosque “almas marchitas” alguien corría mientras pisaba las ramas secas que estaban en el suelo, al igual que las hojas que caían por el viento, jadeaba cansando, pero no paraba, era divertido, disminuyó su andar al llegar a un tronco caído el cuál se usaba como puente para llegar hacia el otro lado.
Miro hacia atrás mientras reía a carcajadas, los sonidos del bosque eran opacados por esa carcajada, mordió su lengua mientras seguía corriendo para llegar a su destino, alzo sus brazos mientras corría y sentía la brisa en su rostro, cerro los ojos disfrutando esa sensación, no necesitaba abrirlos para saber por donde iba.
Conocía ese camino y bosque de memoria, podía guiarse sin necesidad de su vista, solo el tacto y su audición, nada más.
Amaba la libertad que le ofrecía aquel valle y bosque, no quería estar atado a nada ni a nadie, un día esta acá y al otro en el más allá.
Sintió que el ambiente del bosque y sus alrededores cambiaba, y era un cambio malo, se asqueo al sentir tanta codicia y sed de poder, aguantó las ganas de vomitar mientras cubría su nariz, las plantas a su alrededor empezaron a marchitarse.
"Esto es malo y asqueroso a la vez" cambio el rumbo de sus pasos y fue por el camino lleno de enredaderas con espinas que bloqueaba dicho camino, las cuales se apartaban de él con cada paso que daba, acomodo mejor su chaqueta y siguió su camino.
"¿Ahora quien sera su próxima víctima? Solo vivan sin contaminar tanto" se quejo mientras avanzaba, sabia que había una nueva víctima de la sed de poder de los líderes de los clanes, cada vez que pasaba eso el bosque se marchitaba y era una mierda tratar de curarlo, corrección le costaba una mierda curarlo.
Porque él lo cuidaba.
A nadie le interesaba aquel bosque, o sus alrededores, pero bien que vivían con su protección, ya que este creaba una barrera que les protegía del miasma o maná oscuro que había fuera.
Solo él sabia eso, solo él se digno a escuchar a aquel rubio de ropajes blancos y morada cuando les advirtió a todos, este al ver que solo él le escuchaba le entrego una pulsera negra con una piedra blanca en el centro.
Era como un recordatorio de lo que había prometido;
“Cuidare aquellas almas que nadie se digna a proteger, aquel que protege merece por lo menos ser protegido ”
Miro el sol, el se ocultaba detrás de las montañas, dando un toque anaranjado al cielo, pero que detrás de este estaba ese lado oscuro.
« Esa tonalidad anaranjada, digna de un atardecer es la prueba de quien eres. Ese destello negro con tonalidades color rojo demuestra los pecados que cargas en tus hombros por los demás »
Suspiro de nuevo, se le iría la poca alma que le quedaba al hacer eso, tan solo era un pedazo el cuál conservaba, era una rodeada de cadenas con llamas atrapando un trozo negro con espinas que sangraban una y otra vez.
Causando un agujero por donde se filtraba y escapaba al exterior.
C
ubrió su ojo izquierdo, el cuál empezaba a picar, por alguna razon, a veces le daban ganas de sacárselos, ambos, por eso solo tenía los ojos cerrados, si los abría la luz hacia que le doliera.
Era como si le dijeran que nadie debía ver sus ojos, la realidad era que nunca abría sus ojos, solo cuando estaba en el bosque, y aún así no lo hacia a menudo.
Y por las personas, bueno, nadie llegaba allí, por las leyendas que rondaban aquel bosque.
"–Dicen que si entras allí no sales vivo, que alguna criatura te captura para que no salgas, unas risas de ultratumba –"
Su risa no era de ultratumba, sólo que estaban cargadas de mucha diversión al momento de reír. No era una criatura, bueno tal vez era una, pero llena de dulzura y amor.
Y lo de salir vivo, bueno las personas eran unas inútiles a la hora de sobrevivir en lugares sin tecnología o comodidades de la ciudad.
Él no, había vivido allí casi toda su vida, o al menos eso recordaba, pero ya no importaba no dejaría su hogar, solo por un bien mayor.
1325 palabras, un récord personal :O
¡Alex me quiere matar!
Me dijo "idiota, mejor termina una antes de empezar otra" y me lanzo la caja de leche vacía :'v
Wey mejor traedme o dame amor ;-;
Inspirado en « Family of the Past » y « Night's Game »
Denle amor y estrellas a las historias de LuvyDragon
Alex es un Kyoya 2.0 con su icónica frase “ te lanzare cosas hasta que entiendas a terminar una para empezar otra ” XD
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top