Epílogo.
Todos matan lo que aman: el cobarde, con un beso; el valiente, con una espada.
Oscar Wiilde.
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Iban en uno de los autos que Mycroft solía usar, solo se escuchaban las pesadas respiraciones unirse con el oxígeno del carro. El mayor de los Holmes observaba de reojo a su hermanito que tenía la vista fija en la ventana, sus ojos se posaron en los Watson que se abrazaban mientras la esposa de John lloraba.
Se detuvieron frente a la casa de los Watson, Mary se bajó primero para llegar más rápido a la casa, John levanto sus piernas sentía como si el cuerpo le pesara completo, miró a Mycroft directo a los ojos, la desaprobación era clara en la mirada del rubio, le dio un rápido vistazo a Sherlock, negó fugazmente, sabía que el azabache no estaría bien.
-Feliz navidad Mycroft, hoy si ya estás contento – El exsoldado se bajó para tirar la puerta del auto de una sola vez.
-No entiendo por qué tanto alboroto – Susurró intentando llamar la atención de Sherlock – era solo una chica – Mycroft sentía amargo decir eso, en el fondo él le tenía aprecio.
Sherlock no contestó, simplemente observó los ojos de su hermano mayor con mucha firmeza, Mycroft lo noto.
-Cállate – Susurró Sherlock aún con la mirada fija en Mycroft – no digas nada – Las palabras apenas salían de la boca del detective consultor – no hay justificantes, ni excusas, nada – Sherlock se fijó en la ventana de nuevo – te felicito. Este es otro nivel de tu idiotez.
Mycroft lamio sus labios con evidente molestia, al gobierno británico nunca le importaba lo que la gente dijera, pero lo que su hermano mencionara era importante, aunque nunca lo aceptara.
-Te salvé – Dijo viendo como el rostro de Sherlock dejaba ver su molestia.
- ¿Salvarme? – La voz era tan calmada que causo que Mycroft sintiera un temblor en su pecho - ¿De qué? ¿De Brigette? ¿De Z? Para la próxima espera que yo te pida que me salves – El auto se detuvo frente a Baker – Gracias por nada.
Sherlock se bajó del auto, dando pasos lentos llegó a la puerta de Baker Street, suspiró con pesar. Muy dentro de él tenía la esperanza de abrir y encontrar a Bri sentada en el sofá de John o curioseando en el refrigerador. Abrió la oscuridad estaba presente en el lugar, seguramente la Sra. Hudson había apagado todas las luces, se dirigió al cuarto de la pequeña, encendió la luz, era extraño para él pensar que ya no la vería más, respiró el aroma de la pequeña.
-No vi que muriera – Susurró al sentarse en el colchón – eso me da la posibilidad que este viva aún. Puedo intentar... - Se calló, ya no podía hacer nada ya era demasiado tarde – Lo siento – Susurró, vio el abrigo de la pequeña se levantó lo tomo y se lo llevo con él.
***
La risa seguía sonando en el granero, como si fuese un canto de victoria para todo el que preguntara. La bala había caído en la pierna de la pequeña, el grito se había escuchado momentos después de que los demás salieran, haciendo que Z se sintiera mejor que nunca.
-Hay cosas que no puedes evitar – Bri intentaba mover su pierna con dificultad, la pequeña lloraba, sollozaba intentando no gastar más energía – y me alegra que ahora ya estemos completamente solos. Matarte será un gusto. Deon – Habló Z sin recibir respuesta - ¡Deon! – Levantó su vista de la pequeña, se dio cuenta que su cómplice ya no estaba.
-Se fue – Susurró una voz desde una esquina del lugar – era más inteligente que tú, y salió corriendo – La voz hizo que Z se pusiera nervioso – es curioso que tú dijeras algo tan serio como: "Hay cosas que no puedes evitar" – la voz de Z fue imitada, conforme la silueta avanzaba los ojos ambarinos de Robert prestaban más atención.
-No sé qué haces aquí – Bri comenzó a sentirse muy débil, sus oídos pitaban y el cansancio comenzaba a ganar la batalla – todo acabo, gané yo – la risilla del hombre lo molestó.
-Por favor – Moriarty sonrió – no me hagas más chistes.
-Y qué harás – Z le apuntó con su pistola - ¿Matarme?
- ¿Yo? Yo no hago eso – Moriarty sonrió – Pero hay alguien que ha querido desquitarse contigo desde hace unos días – Un punto rojo viajo por toda la habitación hasta que llegó al hombro de Z, al instante un fuerte sonido volvió a llenar la habitación, un grito del hombre que había aterrorizado a la pequeña hizo sonreír a Moriarty – Debo agradecerte por ayudarme, no sabes lo bien que actuaste.
-Z había botado la pistola a la hora del disparo – Vete – Susurró.
-Jim rio - ¿Irme? Yo vengo por Brigette – El criminal consultor dejó ver su dentadura – en cambio tú – frunció sus labios – dudo que puedas salir de aquí, Moran está muy molesto – Sonrió de nuevo.
-A ver Z creo que tenemos asuntos que arreglar – La voz de Moran inundo el lugar, Bri solo escuchaba un eco al final, todo se estaba volviendo oscuro – Me alegra tenerte en frente – Robert miro hacia todos los lados, intentando encontrar al francotirador, comenzó a retroceder con cuidado hasta que tomo velocidad – Pobre iluso – Moran respiro profundo, y cuando soltó el aire, disparo.
El cuerpo de Robert cayó en el suelo con un gran impacto, la bala estaba justo en su nuca. Moriarty sonrió con lo que parecía orgullo.
-Moriarty se acercó a Bri, se agachó con delicadeza para rozar con sus dedos el rostro sangrante de la pequeña – Tranquila Gorrión... Aún no acaba esto – Entonces Bri se desmayó sintiendo la voz de Moriarty en su cabeza.
-Qué haremos – Moriarty se levantó.
-La llevaremos con nosotros, necesita que la curen con rapidez, sin embargo, solo estará una semana con nosotros... Para ese tiempo George ya deberá estar afuera – Moran puso sus ojos en blanco.
- ¿Cómo lo vas a sacar sin que sepa que fuiste tú? – Jim se encogió de hombros.
-Tengo las llaves del reino, y soy el rey – Señaló a Bri con sutileza – tráela, vamos al helicóptero.
-¿Hacia donde vamos? – Preguntó Sebastian justo cuando cargaba a la pequeña.
-George está en Rusia – Jim extendió sus brazos dándole a entender a Moran que le diera a la pequeña, cuando ya la tuvo en sus brazos siguieron avanzando – está chiquilla, es lo mejor que nos ha pasado. Viste cuántas señales de culpa había en Sherlock, ahora será tan sencillo, golpearlo con este pequeño punto de su vida.
-Ahora entiendo el plan – Contestó Moran.
-No hay peor venganza que el olvido – Susurró justo cuando salían del lugar.
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Bien, y aquí está el final de My Deception, ha sido de nuevo un placer escribir para ustedes otro libro, que claramente necesita que se le edite ortografía y quizá gramática. Sin embargo, eso lo haré conforme pasen los días, ahora me quiero concentrar en nuestro siguiente libro "Together"
Agradecerles infinitamente el apoyo, no saben cuánto me ayuda el que siempre, comenten, voten o que simplemente lo lean, nunca creí poder hacer una trilogía, y que estuvieran aquí.
El final no es muy usual, varios me lo dijeron la vez anterior, y pensé que no les gustaría pero, fue muy bien recibido y en serio se los agradezco. Siéndoles sincera, ese final ya estaba listo desde hace 3 años. Así que muchas gracias por todo.
-Con cariño Lis Holmes 💙✨
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