Capítulo 43. El ojo del huracán

Nota de autora: Antes de empezar el capítulo, les quiero enseñar unos dibujos que hizo Daka1114, los hizo de Bri y me encantaron ❤😍 Una artista.

Los ame wey ❤, bueno sin más preámbulo paso al capítulo, da un poco de paz a la situación XD. Las quiero.

Espero les guste este capítulo, son casi 11,000 palabras, creo que es el más largo de los dos libros hasta ahora, y sinceramente no sé si les gustará pero, creo que necesitabamos que pasarán algunas cosas XD saben que las quiero y los quiero... Como siepre gracias por el apoyo son parte muy importante de mi inspiración. Sin más cnratiempos, les dejo el capítulo. Besos y abrazos.

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POV Sherlock

Abrí los ojos, al parecer me había quedado dormido, Bri estaba sentada en la orilla de la cama, tenía puesto su abrigo, supuse que tenía más frío de lo usual. Me levanté y me quedé al lado de ella.

-Debes irte ya son las 8 de la mañana – Dijo Bri mientras se acostaba de nuevo.

- ¿Quieres comer algo? – Susurré.

-No – Contestó, por un momento suspiró, se sentó y quitó su abrigo - ¿Me puedes hacer un favor? – La observé.

-Qué – Contesté, ella me observó.

-Inyéctame – Fruncí el ceño – Es por el dolor – Negué levemente.

-Mejor haremos otra cosa – Ella me miró ceñuda – Cámbiate, iremos a un lugar.

-Con mi pie así – Respondió sarcástica – Y a qué lugar

-A cualquier lugar, eso no importa, te inyectare tres por ciento, eso será suficiente – Sus ojos se entrecerraron – Y luego saldremos un rato para que te quites esa palidez.

-No quiero – Puse los ojos en blanco.

-No te estoy preguntando – Susurré – Tienes 20 minutos, sino te cambiare yo – Luego salí del cuarto de ella para ir a ducharme y cambiarme de ropa.

Al salir de la ducha habían pasado 10 minutos, ya iba cambiado tome mi abrigo para luego bajar las escaleras, llevaba puesta mi bufanda y aparte los guantes para dárselos a Bri. Ella me esperaba afuera de su cuarto con un suéter gris, un pantalón flojo y unos zapatos deportivos converse de color blanco.

-A donde iremos – Abrí la puerta, la Sra. Hudson salió de su cuarto y nos observó.

-Sra. Hudson ¿Tiene un gorro? – El cabello de Bri estaba suelto, pero no llevaba nada que le cubriera la cabeza. Mi casera entró a su cuarto rápidamente, luego salio con una bolsa café que parecía traer comida y un gorro color negro – Gracias – Tomé el gorro y lo puse en la cabeza de Bri, para luego ponerle los guantes.

-Estos son emparedados – Ella me miro con cariño – Parece que estarán fuera durante un rato, así que coman, van 6 – Asentí tomando la bolsa, abrí la puerta para que Bri pasará.

-A dónde vamos – Volvió a preguntar Petite mientras me miraba.

-Te inyectaste – Susurré mirándola a los ojos – Pero solo lo que te dije, buena chica.

-No soy un perro – Sonreí de lado.

-Ni es navidad y hablas conmigo – Puso sus ojos en blanco. Llame un taxi que recorría la zona – Sube – Suspiró, parecía deprimida, y mi objetivo simplemente era distraerla. Ella entró tenía levemente hinchados sus ojos por el llanto de la noche - ¿Cuándo cumples años? – pregunté de nuevo.

-Otra vez la burra al trigo – Susurró mirando hacia la ventana – Por qué no lo deduces.

-Porque un cumpleaños no se deduce, genia – Rodé mis ojos, la miré – Entonces...

-Sherlock a dónde vamos – Me encogí de hombros, recordé todos los lugares menos conocidos de Londres.

-Yo también quiero saber lo mismo – Dijo el taxista llamando la atención de nosotros dos – Porque no sé a dónde van.

-Little Venice – El taxista asintió.

-Un día romántico – El conductor me miro por el espejo, era un hombre latino por su acento, color trigueño y parecía medir aproximadamente 1.65 – Es bonito lugar para las parejas.

-No somos pareja – Dijo Bri mirando al taxista.

-Uy sí, se ve muy creíble – El taxista sonrió – Saben, mi novia y yo decíamos lo mismo, ahora estamos casados y con dos hijos – Trague grueso, nunca había pensado en niños.

-Sí, sabe quién es él – Preguntó Bri – Él ya lo sabe – Me señalo – Es Sherlock Holmes – El taxista para por un semáforo que se puso en rojo, le dio la vuelta a su torso para mirarme.

-Es un honor Sr. Holmes ¿Ya me dedujo? Dígame que sí – Miré a Petite de reojo, y un intento de sonrisa cruzó su rostro.

-En realidad sí – Contesté mientras el auto volvía a avanzar, suspiré – Es latino su acento lo delata, además del color de su piel, demasiado trigueño para ser judío, pero muy claro para ser de color – El taxista silbo – Además que tiene una esposa que también es latina.

- ¿Cómo sabe que mi esposa es latina? – Entrecerré mis ojos.

-El detergente – El hombre frunció su ceño – ocupan uno que está en el barrio latino nada más, creo que se llama "Ariel" o "Rinso" – El taxista me miró por el espejo asintiendo – Y en su tarjeta que lleva colgada del vidrio dice su apellido que es característico de la región latina.

-Hernández – Asintió sonriendo.

- ¿En América conocen a Sherlock? – Petite había hablado en español, lo que me sorprendió.

- ¡Ah! Sí, un montón – De repente no sabía que hablaban, solo algunas palabras pasaban por mi mente que podía comprender – Debería ver cómo nos escribimos para hablar de él.

-Qué hablan – Pregunté mirando al taxista y a Bri.

-No le haga caso – Respondió Petite mientras Hernández se reía – Solo goce su cara de idiota.

-No me digas idiota en español – El taxista se detuvo, supe que ya habíamos llegado.

-Ya llegamos – Hernández nos miró por el espejo, Bri se bajó primero dejándome claro que yo iba a pagar el taxi, este día yo pagaría todo – Son 5 libras.

-Se las entregué – Puede darme su número para tenerlo como taxista hoy – Hernández asintió dándome una tarjeta – Gracias, le escribo luego – El taxista sonrió.

-Con gusto Sr. Holmes – Dijo justo cuando me baje para luego arrancar de nuevo, guarde la tarjeta en mi bolsillo del pantalón, y me encontré con Bri justo en la acera, para mi suerte el agua aún no se había congelado, así que algunos botes seguían trabajando.

-Qué es esto – Preguntó Bri cuando vio el paisaje.

-Little Venice –Susurré observándola –Es un lugar poco conocido de Londres, y los turistas vienen muy seguido en verano, cuando los árboles están completamente verdes y el agua no se ve casi congelada por el frío – Petite observo a los pequeños barcos que se estaban anclando a la orilla – No se sabe bien el origen de su nombre, pero en el siglo XIX los artistas se reunían aquí para encontrar inspiración, es una joya escondida de la monotonía de la ciudad.

-Y a qué vinimos aquí – Preguntó mientras me miraba con una ceja alzada.

-Tengo dos planes para este lugar – Sonreí levemente – Iremos primero a Clifton Nurseries – Sus ojos me preguntaron qué era eso – Ya verás que es – Comencé a andar junto con ella, era diferente el panorama con la nieve en las calles – Cuál es tu flor favorita.

-Ella frunció su ceño - ¿En serio crees que pueda tener una flor favorita? – Asentí, puso sus ojos en blanco – Los tulipanes – Susurró – Son diferentes, no hay uno igual, muchos colores, algunos tienen mezclas en sus pétalos... Es maravilloso – Ella me observo - ¿Y tú tienes flor favorita?

-Qué, no – Negué rodando los ojos – esas cosas son para sentimentales.

- ¿Soy sentimental? – Preguntó con sorpresa fingida.

-No lo sé, tú dime – Vi que una sonrisa intentaba salir de ella – ¿Color favorito de tulipán?

-Azul – Me entregó la bolsa que nos había dado la Sra. Hudson.

-Vas a comerte uno – Ella negó.

-No tengo hambre – Saqué un emparedado.

-No te pregunté, te lo ordené – Sus ojos de sorpresa hicieron que me saliera una sonrisa de lado – Así que come.

-No ganaré nada con decirte que no – Agarró un emparedado de la bolsa para luego darle un mordisco, saqué uno y comencé a hacer lo mismo – Pensé que nunca comías.

-En los casos prefiero evitarlo para centrar mi energía en el cerebro. Por lo tanto, no ingiero alimentos – Le di otro mordisco al emparedado que era de jamón con huevos revueltos – Sin embargo, cuando estoy fuera de ellos como con normalidad.

-Eso sonó tan interesante – Su sarcasmo me hizo mirarla – Cuánto falta – Preguntó terminando su emparedado – Y ¿Me puedes dar otro? – Le entregué otro.

-No falta mucho – Me comía el siguiente cuando unos niños pasaron por ahí y los llame - ¿Quieren unos sándwiches? – Los niños que llevaban un trineo me observaron, uno de ellos asintió, parecían ir tarde a algún lugar.

-Gracias – El otro niño me miraba con la boca abierta, aún no entendía por qué, hasta que Bri habló.

-Sí querido es Sherlock Holmes, el detective consultor – El niño que tenía un cabello rubio corrió y me abrazó, su amigo saco un emparedado y lo comenzó a masticar – Ahora váyanse o llegaran tarde a donde sea que vayan.

- ¡Gracias! – Ella termino su emparedado en lo que los niños se iban.

-Te admiran – La mire y seguimos caminando – Es porque no saben que eres un idiota – Ese comentario salió con amargura.

-Pareciera que me guardas rencor – Asintió – Y si lo haces, tienes derecho – Sus ojos se volvieron a fijar en mí, sorprendidos – No soy bueno con las relaciones sentimentales de cualquier tipo.

-Al menos estás consiente – Me miró con el rostro sereno, sus ojos se miraban cansados, y su piel pálida, tenía ojeras, sus labios habían perdido color – Oye a dónde vamos – Me quedé callado mientras la observaba.

-Ya no preguntes, allá es – Alce mi mano para señalarle una infraestructura en medio de las casas, el lugar era un vivero gigante, y a pesar de que afuera hubiese nieve, dentro del lugar casi siempre hacía calor por las plantas. No tardamos mucho en llegar a la entrada del lugar donde un cartel daba la bienvenida al lugar, se alzaba al menos unos 2 metros del suelo y unos barandales creaban un pequeño techo que por la nieve había sido cubierto con un toldo. Algunos árboles decoraban el lugar.

-Wow – Susurró Bri cuando íbamos entrando por el pasillo que creaban los arbolitos – Qué es esto.

-Son viveros gigantes – Respondí – Aquí siempre se mantiene cálido el ambiente a pesar de que afuera esté frio. Hay una cafetería, donde iremos a tomar té, para ver toda la variedad de plantas con detenimiento nos tomaremos al menos dos horas – Ella alzó sus cejas en señal de asombro – Además, hoy no hay muchas visitas por ser 20 de diciembre – Una fugaz sonrisa cruzó su rostro – Vamos primero a la cafetería.

***

Nos habíamos detenido casi media hora en todo lo que Brigette observaba solamente las flores y árboles del pasillo. Ya en la cafetería Bri se había quitado su suéter gris, llevaba una camiseta blanca y su cabello suelto parecía que estaba en pijama con el pantalón flojo. 

Llevaba en una bandeja dos té y galletas con chispas de chocolate a la mesa cerca de un cristal que permitía ver las flores de diferentes colores que decoraban el lugar. Cuando llegue ella observó la comida y rodó los ojos.

-No tener hambre ¿No significa nada para ti? – Dijo mientras tomaba una galleta del plato para meterla en su boca, luego de eso me senté – Pero se ven demasiado buenas como para que solo te las comas tú.

-Parece que estás en pijama – Susurré dándole un sorbo a mi taza de té, ella se miró sus ropas – Lo que sale de lo común por estos lados – Ella se fijó en todos los presentes, la mayoría eran personas de aspecto bohemio, pero, sin dejar de tener sus comodidades.

-La mayoría son jardineros, lo que es obvio – Susurró, tomando de su té - ¿Por qué haces esto?

-Fruncí el ceño - ¿El qué? – Ella negó.

-Sabes bien el qué – Me miró – Esto – Señalo el lugar – Traerme aquí, casi sacarme obligada de mi cuarto ¿Me vas a secuestrar? – Fruncí mis labios.

-Nunca haría eso. No hay un "Por qué" especial – Hice las comillas con mis dedos – Simplemente quería hacerlo.

-Respiró hondo – No te creo, pero, diré que sí – Una comisura de mis labios se alzó – Y luego de aquí ¿A dónde?

-Viste donde nos dejó Hernández - Aseguré – Pues había pequeños barcos que cruzan el Támesis, el tour dura 50 minutos, y si nos quedamos por el Zoo de Londres al menos una hora – Ella seguía comiendo galletas – Volveremos a la orilla para almorzar en uno de los restaurantes flotantes – Sus ojos se fijaron en los míos prestándome toda su atención – Ahí te obligaré a comer de nuevo y terminaremos en al menos una hora y media dependiendo que pidas el plato que sea más liviano debido a tu negación a la comida – Ella sonrió divertida, y me contagió – Luego en la tarde iremos a otros lugares poco conocidos para muchos.

-Pero reconocidos para ti – Asentí - ¿Qué lugares son esos?

-El primero es Neal's Yard, un bonito lugar para perderte en la magia inglesa y en los gustos de nuestra nación – Por leves momentos Bri parecía tener chispazos de su característica energía – hay restaurantes, ventas de ropa y adornos – Agarré una galleta y tomé un poco de té – Está a 12 minutos de aquí en taxi – Respiré para continuar – Ahí nos tardaremos una hora al menos viendo todo lo que hay.

- ¿Y luego? – Preguntó apoyando sus codos sobre la mesa, yo imité su gesto – Parece que tenías todo el día planeado.

-Luego de ahí iremos a un viaje por el tiempo en Dennis Severs House, con una historia creada por un californiano que radicó en Inglaterra y te representa la época georgiana – Ella agachó la mirada – Y todo el recorrido es a luz de velas – Ella alzó de nuevo sus grandes ojos cafés - Creo que dura hora y media, lo que nos haría terminar como a las 5:00 de la tarde, eso nos deja una hora para llegar al lugar sorpresa donde te llevaré, que comienza a las 7:00 de la noche, pero debemos estar 10 minutos antes en el punto de encuentro – Sus ojos se entrecerraron.

- ¿Una actividad grupal? Qué asco – Me reí.

-Lastimosamente, así es esa actividad, pero tú solamente tienes que hablar conmigo y yo contigo – Alce mis manos – Y asunto arreglado – Ella me tomo una mano y la observó, entrelazo sus dedos en los míos, haciéndome tragar grueso y dirigir mi vista a nuestras manos – L-luego iremos a Wilton's Music Hall, para finalizar la noche – Ella me miraba mientras yo intercalaba mi vista entre nuestras manos y sus ojos.

-Suena un día interesante – Apretó mi mano – Gracias – Susurró – Nunca habían hecho algo como esto por mí.

-Ni yo por alguien – Ella se sonrojo evidentemente, soltó mi mano y se tapó el rostro – Tus venas faciales se han dilatado...

***

POV Brigette

-Sherlock acababa de decirme que me había sonrojado de la forma más científica que se podía – Sí ya lo noté – Contesté con cansancio, que él estuviera haciendo esto, lo agradecía de una forma casi inexpresable con palabras, estaba distrayéndome de un torbellino que no conocía – Bien, no es para tanto.

-Me gusta causarte ese tipo de reacción química en ti – Y lo volvió a hacer, de repente se quedó completamente callado solamente mirándome, había vuelto a ser el Sherlock inmutable.

-Creo que se acabaron las galletas – Dije viendo el plato que estaba sobre la bandeja y dándole el ultimo sorbo a mi té – Oye, cuánto te debo por todo esto – Pregunté mientras metía mi mano a mi bolsillo.

-Nada – Contestó – Te estoy invitando – Fruncí mi ceño – Creí que estaba claro eso.

-En realidad... Yo. Sherlock no pagues todo, todo este día saldrá caro – Él alzó una ceja.

-No pagarás nada, y a mí no me cuesta – Lo miré fijo a los ojos – No me veas así, solo intento ser amable –Puso sus ojos en blanco.

-Eso es raro – Sherlock estaba logrando que me sintiera mejor, aunque sea un rato – Es como imaginarse a Mycroft amable.

-Eso sería un apocalipsis – Me reí, hasta que sentí que me iba a poner a llorar de nuevo – Vamos hay que ver las flores del lugar.

Me levanté de la silla en la que estaba, cojeé un poco para luego llegar a Sherlock que me tendió su brazo para que me sujetara en él. Lo tomé mientras ponía los ojos de mala gana, el lugar era inmenso y ver tantas flores era en parte como si pudiéramos ponernos en contacto con la naturaleza, como si pudiéramos hablar con ella.

Salimos de la cafetería para transitar por los pasillos que hacían las flores, íbamos fijándonos en las diferentes especies de vegetación, algunas rosas inglesas estaban puestas en macetas separadas, hortensias decoraban el lugar con su característico color morado, mientras algunos lirios se presentaban con su sutil belleza en el pasillo marcando su existencia por sus colores. El olor dulce de la mayoría de las flores me hizo sonreír sinceramente, interioricé ese aroma, tan limpio casi puro, Sherlock paseaba sus ojos por las diferentes flores, no sabía si tenía algún conocimiento en las flores o de la jardinería en general, sin embargo, parecía disfrutar del panorama que presenciábamos.

- ¿Sabes algo de la jardinería? – Pregunté mirando a Sherlock.

-No sé qué flores estoy viendo, me especializo en venenos – Dijo riendo - ¿Y tú si sabes algo de esto?

-Pues esas de ahí – Señalé a las margaritas – Son margaritas – Esas de allá son orquídeas – Se miraban maravillosas con su color violeta tan propio de ellas – Es increíble que tengan lantanas – Miré bien las flores que eran de color naranja con un punto rosado justo en el medio y algunas amarillas.

-Pareces experta – Le sonreí rápidamente – Suerte que no te gustan las flores...

-Nunca dije que no me gustaran – Lo miré y lo empuje levemente, él me regresó la acción. Una risa se me salió – Solo que tengo una reputación que cuidar.

-Bien aquí empezamos a ver los árboles – De eso no sabía mucho, así que íbamos leyendo los nombres.

-Mira una veraniega – La planta se alzaba en una pared simulada que habían hecho justo para esa flor – Amo esta planta, es tan hermosa – Sherlock me toco la mano de la que iba tomada de su brazo y me señalo hacia abajo – OH POR DIOS – Una hilera de tulipanes de diferentes colores se extendía a lo largo del pasillo – Míralos que lindos son, sabías que cada uno tiene un significado – Sherlock alzó una ceja – El blanco, es amor puro y puede servir para pedir perdón. El rojo, amor perfecto y pasión. El amarillo, es para darle confianza a las personas, los azules sirven para dar a entender lealtad y confianza o amor sincero además de paz... Y así cada color que veas.

-Vaya curiosidad – Sus cejas se alzaron para regresar a su normalidad – Pareces conocer mucho de ello.

-Ah, tiempo libre – Me encogí de hombros.

- ¿Y tú crees en esos significados? – Lo miré, seguíamos caminando por los bellos pasillos.

-Pues considero que el ser humano los ha creado para darle un significado, básicamente es por ello que te dicen que la intención cuenta... En un cortejo amoroso, cuando se dan detalles de flores, es un mensaje subliminal de interés físico en ocasiones coital. Pero los instintos, los hemos transformado en acciones románticas – A pesar de que su mirada era fija en el camino que llevábamos por alguna razón sabía que me prestaba atención – cómo lo sé, un ejemplo muy claro... Los celos, ahora le llamamos así a pesar de que antes, era la forma en la que las especies protegían a lo que miraban como su territorio o parte de sus manadas, al razonar los instintos damos nombres para evitar causarnos crisis cognitivas.

-Considero que la evolución del ser humano es lo que permitió que pudiésemos darles un significado a las cosas, por ende, hacemos uso de ello cada vez que se puede – Me detuve un momento, sintiendo cansancio en mi pie, Sherlock se detuvo mirándome con lo que parecía preocupación – Por eso nombramos a los procesos químicos con palabras que podamos procesar, como odio, enojo, amor, tristeza... Las emociones, claro si nos basamos en lo que tú has dicho, son parte de la racionalización de nuestros instintos. Sin embargo, los reflejos físicos nos siguen delatando, cuando alguien te atrae sexualmente, lo ves como una pareja potencial de reproducción, donde la química y la genética juegan un papel muy especial – Sus palabras me emocionaban, y me hacían sentir como en casa, como si realmente tuviese que quedarme ahí para todo el tiempo que me sobrara de vida – tu cuerpo sabe con quién realmente puedes hacer pareja.

-Ahí entras las normas sociales – Susurré mientras reanudaba la marcha al igual que él – Con ellas, es con las que regimos nuestros gustos, a pesar de que el cuerpo de señales latentes. Mencionaste la genética, que da claras señales para mejorar la especie.

-Por ejemplo, tu – Miré las flores, pero un nerviosismo me corría el cuerpo - ¿Qué altura tenía tu ex-novio? – Pensé un momento.

- 1. 88 si mal no recuerdo – Sherlock ladeo un poco su cabeza.

- ¿Color de ojos? – Recordar los ojos de Tom me llenó de melancolía.

-Azules, como el mar quizá – Él puso sus ojos en blanco.

- ¿Color de piel, cabello, fisonomía? – Suspiré.

-Era blanco, con cabello castaño claro se miraba rojizo, y era delgado – Él asintió levemente.

-La mayoría de tus pretendientes son altos – Fruncí el ceño – Anderson es alto.

-No mames qué asco –Dije en español, llamando su atención.

-El riquillo ese que te beso – Esas palabras habían salido con amargura – Es alto, y era o es tu pretendiente.

-No todos son altos, blancos, con ojos azules, y cabellos claros – Sherlock me observó de reojo – Algunos tienen el cabello oscuro – Lo miré con picardía y él se detuvo haciéndome tambalear.

-No sé qué insinúas – Me hice la desentendida.

-Ni yo lo que tú pensaste – Respiró hondo para continuar caminando – Pero a qué venia toda la pregúntadera.

- ¡Ah sí! Bueno, tú eres más pequeña de la media en las mujeres, tu cuerpo produce más cantidad de feromonas para intentar compensar lo que llega a ser un "defecto" en el medio, por lo tanto, tus potenciales parejas son altas, para que la herencia en tus descendientes cambie, y puedan ser más altos, quizá rizados y con ojos claros – Me sonrojé, ante la imagen de un pequeño o pequeña como Sherlock – Por qué estás sonrojada.

-Por nada – Me encogí de hombros viendo hacia otro lado.

***

Estaba esperando a Sherlock en la salida del lugar, por distraernos demasiado se nos habían olvidado los abrigos en la cafetería. Tardaba demasiado y comenzaba a darme frío, me había dejado cerca de la entrada que también era la salida, tenía que apartarme de vez en cuando para dejar libre el tránsito de personas en el angosto pasillo.

Me di la vuelta quedando con mi vista hacia la calle, era diferente, pasar el tiempo con Sherlock cuando no se comportaba como un patán, estúpido, y desgraciado. Debía admitir que tenía su lado bueno cuando se lo proponía.

-Ten – Dijo su ronca voz haciéndome dar la vuelta, traía los abrigos en una mano y en la otra un tulipán de color azul puesto en una maseta decorada – Espero te guste, y lo cuides.

-Sherlock – Susurré tomando la pequeña flor con cuidado – es hermoso, gracias.

-No hay de qué, ahora hay que ponernos los abrigos – Asentí, viendo cómo se ponía su bufanda, y su abrigo, luego me entregó mis cosas y sus guantes – Bien, hay que ir a donde nos dejó Hernández.

-Eres bastante bueno cuando te lo propones – Comenzamos a caminar lejos del gigantesco vivero.

-Y tú no demasiado amargada – Puse mis ojos en blanco.

-Y aquí iba el tema que necesitaba aclarar - ¿Y Farrah no te regañará por venir conmigo?

-No me interesa – Alcé las cejas sarcásticamente.

-Uy sí, se ve que no – Él bufó.

- ¿Puedes olvidar a Farrah por hoy? – Preguntó mirando hacia al frente en lo que nos ubicábamos en la acera.

-No. Porque es tu novia – Solté sintiendo que salían amargas las palabras de mi boca.

-Farrah no es mi novia – Dijo de la misma forma.

-Entonces ¿Qué es? – Lo miré.

-Nada – Recordé la noche de los votos.

- ¿Cómo yo? Al parecer juegas con cualquiera – Mire al río.

-Yo no fui quien se fue a besar con Gardner en aquella ocasión – Susurró – después de que era más que claro que nos habíamos estado besando.

- ¿Acaso en cada beso decía que te pertenezco? – Mi tono era indignado.

-No, pero, eso no significa que tenías que besarlo porque te dio la gana – Él me observó – Esa noche yo iba a...

- ¿A qué? – Ya no me contestó – A qué, Sherlock.

-Olvídalo, no vale la pena decírtelo... En navidad te lo diré quizá – Ambos suspiramos – Así se siente, que no me hayas hablado en todo este tiempo.

-Oh por Dios, pareces un niño – Bufó – Pero uno relativamente tierno.

-No me digas que soy tierno – Sus heterocromaticos ojos se fijaron en los míos – Esta charla ha estado bastante insinuante – Fruncí mi ceño.

- ¿Respecto a? – Pregunte mientras tenía un escalofrío, no sabía si era por el frío o por la repentina cercanía de Sherlock – No le veo nada de insinuante.

-Yo sí – Terminó de decir, cuando nos detuvimos en frente de un barco – Aquí nos subiremos – Sherlock me dejo un momento para hablar con el capitán de la nave, era un hombre de unos 30 años, con barba abundante que era de color rojizo al igual que su cabello, llevaba puesto un gorro color rojo, una chumpa amarilla que parecía resguardarlo bien del frio.

-Buenos días Señorita – El hombre se acercó caminando al lado de Sherlock – Me llamo Everett, seré su guía en este pequeño viaje de 50 minutos, Sherlock atrapo a un asesino en mi barco hace unos años – Intenté hablar, pero solo abrí y cerré mi boca – Suban, espero les guste el viaje.

-No sabía que tenías influencias aquí – Dije mientras entrabamos al barquito – Me sorprendes.

-El asesino era uno de esos idiotas que solamente trabajaba por venganza, y no le importo ser atrapado al tener lo que quería – Sherlock me guio hasta la parte frontal del barco, de donde teníamos una vista preciosa del canal, había una tabla que estaba sujeta a la madera de la proa, que permitía sentarse – Espero disfrutes el viaje – Se sentó al lado derecho mío, me arrecosté en su hombro resguardando en mis manos la maceta con el tulipán.

***

POV Sherlock

-Bri se había arrecostado en mi hombro, llevábamos así ya 15 minutos, no podía dejar de obsérvala. En ocasiones en algunos puntos del viaje su rostro se iluminaba por la luz y sus ojos se miraban más claros, en otros su vista se fijaba completamente en el tulipán que le había dado - ¿Cuál animal es tu favorito?

-Tu – Susurró, haciendo que tragara grueso – Nah, es broma, me gustan los gatos y los perros – Se irguió – todos los animales son lindos.

-Mhm – Contesté mientras miraba los árboles que se le habían caído las hojas por el invierno, las personas que estaban en las aceras.

-No puedes controlar el deducir todo ¿Verdad? – Negué, mis zapatos se volvieron sumamente interesantes de repente.

-No, es algo natural – La miré – ya no puedo controlarlo, mi cerebro es más rápido de lo que puedo procesar en ocasiones.

-Eso no es del todo malo – Contestó – Al fin y al cabo, ese eres tú... Sherlock Holmes el gran detective – No era un sarcasmo, parecían sinceras sus palabras – no eres un sociópata Sherlock, es solo que la gente no entiende en muchas ocasiones lo que pasa por tu cerebro – Levantó una mano y me acaricio los rizos, me puse nervioso – Y es normal, todos son unos idiotas.

-Excepto yo – Bajo su mano – Y tú, claro – Sonrió dejándome ver sus dientes – John, la señora Hudson, Lestrade en ocasiones, Molly – Me encogí de hombros.

- Todos te apreciamos – Sonrió levemente. Rodé mis ojos – ¿Puedes acercarte?

Me acerqué lo más que pude poniéndome como si me fuera a contar un secreto, entonces me beso en la mejilla, la observé levemente entonces recorrí con mi vista su rostro. Quería besarla, no lo pensé mucho y junté mis labios con los suyos. Sentía a mis terminales nerviosas enviar choques de alerta por lo que estaba sintiendo, me separé un momento para verla a los ojos, ella bajo su mirada, la tome por la barbilla y la bese de nuevo, me sentía tan bien con la ola de químicos inundando mi cuerpo.

No podía definirlo, era demasiado extraño para mí el cúmulo de sensaciones. Ella se separó.

-Tenía sus labios hinchados por el reciente beso – Sherlock... Tú me... - La mire – Me interesas.

-Me quedé quieto, no sabía qué responder – Yo también me intereso – Ella me miró y se puso a reír.

-Cuánto falta para el Zoo – Cambio de tema rotundamente, mire alrededor.

-Como 30 minutos – Respondí mientras pensaba en lo que me había dicho.

***

Nos habíamos bajado a unos metros de la entrada del zoológico, habíamos caminado unos 30 minutos para llegar a la entrada, pague los boletos, dejamos la flor en el maletero y luego continuamos nuestro pequeño tour.

Vimos los animales que eran de África, las cebras, las jirafas entre otros animales parecían, Caminábamos lento el pie de Bri, sin embargo, llevábamos un buen ritmo que me complacía para observar la mayoría de los animales.

-La nieve se escuchaba crujir bajo nuestros pies – Es bonito venir aquí de vez en cuando – Dijo mirando las cebras – A todo esto ¿Cómo obtienes tanto dinero? Porque no cobras tus casos.

-Es un secreto – Era parte de los beneficios de ser descendiente de terratenientes, Mycroft siempre me dejo claro no hablar mucho de eso, y en ese punto concordaba con mi hermano - ¿Te gustan los acuarios? – Dije mientras caminábamos hacia el que estaba ubicado en el zoológico.

-Pues son curiosos, la variedad de vida marina es increíble – Contestó Bri mientras se detenía a descansar un poco.

- ¿No quieres que pidamos una silla de ruedas? – Ella me miro entre ofendida e incrédula – Caminaremos más en la tarde, así que lo mejor fuera eso – Rodó sus ojos, sin embargo, asintió de mala gana.

Un guardia de seguridad que venía pasando nos observó, luego de pedirle la silla de ruedas nos guio a una pequeña caseta de enfermería de donde saco la herramienta para que Bri descansara. Ella se sentó, agradecimos al guardia y reanudamos la marcha. No hablamos mucho dado el nuevo transporte en el que la llevaba, a pesar de ello, podía observarla mejor.

Sus ojos eran muy curiosos en todos lados, se dirigían a las personas, a donde estaban los animales, a lo que fuese que tuviera movimiento. Por alguna razón, me recordó a un gato.

-Cómo terminó el caso – Preguntó mirando sobre su hombro.

-Pues Bastian se suicidó, antes de hacerlo menciono una palabra que me ha rondado últimamente demasiado mis pensamientos – Fruncí el ceño recordando a Bastian antes de morir.

- ¿Cuál palabra? – Preguntó con evidente curiosidad.

-Sherrinford – Se tensó, no podía deducirla del todo, pero noté como sus hombros se volvieron rígidos - ¿Sabes qué es?

-No – Respondió cortante - ¿No le has preguntado a Mycroft?

-Sí, pero no contestó – Llegamos a la puerta del acuario – Así que lo averiguaré solo.

-Sherlock, no deberías meterte en eso, quizá es algún centro o algo para desquiciados – Ella parecía incomoda, hasta que comenzamos a ver a los peces, sus hombros se relajaron y percibí que su respiración volvió a ser normal – Amo las tortugas – Susurró justo cuando pasamos frente a ellas – Me da tristeza que estén encerradas...

No contesté, solamente la deje que admirara y comentara lo que fuera necesario para ella. Valía la pena estar ahí en ese momento, pero creo que lo que más valía la pena era que ella estaba conmigo.

***

POV Brigette

Estábamos por terminar el tour en el Zoo de Londres, ya íbamos saliendo por el mismo lugar en el que habíamos entrado. Aún no comprendía por qué Sherlock hacia esto, pero a lo largo del tour me había decidido a no meditarlo más, simplemente disfrutar de su compañía en la medida de lo posible.

Me levanté de la silla de ruedas para que Sherlock pudiese entregarla al guardia de seguridad de la salida, me había quedado esperándolo cerca de la puerta que daba a la calle, apareció con el tulipán en sus manos, no pude evitar sonreír ante esa escena.

-Vamos Everett nos espera – Lo tomé de nuevo del brazo para comenzar a caminar, no tardamos mucho en divisar al barquito en donde estaba Everett, nos subimos para luego comenzar el viaje de regreso – Gracias Everett – Dijo Sherlock mientras nos volvíamos a sentar en donde habíamos venido al inicio del trayecto – Iremos a almorzar, a la cafetería que te dije.

- ¿Al barco flotante? – Sherlock asintió moviendo su cabeza – ¿Qué horas tienes? – Sherlock revisó su reloj.

-11:40 – Contestó con una sonrisa de lado – Vamos justo a tiempo. Llegaremos allá a las 12:30 para comer.

-Sentí que mi estómago rugió, era extraño, Sherlock había logrado que me olvidará de todo lo que me estaba atormentando – Tengo hambre – Susurré mirando a Sherlock.

-Eso es buena señal – Contestó, mientras me observaba – Ya no te ves tan triste.

-Reí levemente – Que no me vea triste, no quiere decir que no lo esté – Sus ojos se fijaron en los míos. Estaban muy azules por la luz – Las cosas cambian, como las estaciones, la vida es un vaivén... Y no estoy en el mejor de ellos – Quería contarle decirle todo, pero hubiese sido estúpido.

- ¿Confías en mí? – Preguntó, trague grueso - ¿Bri?

-Sí – Solté lo más sincera posible, era así, confiaba en Sherlock – Lo suficiente.

-No quieres arriesgar a más personas – Sherlock miro hacia el canal – Entiendo esa sensación.

-No dudo de ello – Fruncí mis labios, él frunció su ceño.

- ¿Eres agente privado? – Lo observé, bufé, no quería decirle mucho - ¿O algún tipo de reserva que va a misiones de vez en cuando?

-Soy agente de la CIA. – Una de sus cejas se levantó – Y sí, hago misiones de campo, no es muy difícil de ver.

-Por eso sabes luchar con mayor habilidad – Asentí – Ahora, algunas cosas tienen sentido – Sherlock sonrió.

-No es la gran cosa – Dije sin importancia.

-Por eso puedes hablar español ¿Qué otro idioma hablas? – Fruncí el ceño.

-italiano, francés, un poco de alemán – Sherlock asentía.

-El español lo hablas muy fluido, por ello puedo deducir que estuviste un tiempo radicando en España o en Latinoamérica – Me reí.

-Pues, no fue solo en España... Digamos que el español es demasiado versátil como para poder determinar un solo modismo o lengua.

-Su gramática es demasiado complicada... Así que solamente me he centrado en algunas palabras que son básicas como: Hola, adiós, qué tal – Su acento interrumpía la fluidez de sus palabras, no pude evitar reírme – No te rías. Son cosas básicas ¿Cuáles son los países en los que estuviste?

-Fui a España, como ya te dije, maravilloso, por cierto, México un país hermoso, Argentina y Perú lugares fantásticos, de Centroamérica pues fui a todos los países son hermosos – Sonreí al ver su rostro de asombro.

- ¿Desde qué edad viajas? – Preguntó con mucha curiosidad.

-A los 13, aunque no recuerdo bien – Me encogí de hombros.

-Eres muy inteligente – Susurró, vi como los afilados y pálidos pómulos de Sherlock se sonrojaron levemente.

-Le bese la mejilla, y me arrecosté en su hombro – Bonito cumplido Holmes.

***

-No seas tonta – Dijo cuándo nos bajamos del barco, habíamos empezado a discutir sobre la teoría heliocéntrica – a John se lo mencione, si giro alrededor de un oso de peluche no veo la diferencia entre lo que haga o deje de hacer.

-Sherlock es el siglo XXI, son conocimientos básicos – Él se encogió de hombros - ¿Me vas a decir que tienes conocimientos de todos los planetas y constelaciones, PERO NO DEL SISTEMA SOLAR?

-Sí – Respondió con normalidad – Es eso justamente, ya deja de hablar esas tonterías, vamos a comer – Me guio por la acera de nuevo hasta que nos detuvimos cerca de unas mesitas de metal y unas sillas del mismo material, que se cubrían con unas sobrillas de color verde para que la nieve no pasara – Bienvenida a Waterside Canal Boat Cafe, vamos a ordenar – Entramos al lugar por unas puertas de color caoba con ventanales que permitían ver el interior del barco.

Al entrar unas mesas redondas medianas ambientaban el lugar, con sillas de madera y con un color más claro.

-Qué vas a querer – Pregunto Sherlock que se había fijado en el menú desde que entró.

- ¿Hay croissant? – Él asintió – A pues si no es mucha molestia - Riccio sonrió.

-Toma asiento, ya llevo la comida – Sonreí y me senté en una de las mesitas.

Observe a Sherlock parecía muy tranquilo, a diferencia de cómo había estado en los últimos días, realmente parecía alguien diferente. Y eso era bueno o quizá era malo, no lo sabía, durante todo el día podría averiguarlo.

Obviamente, no era sencillo poder mantener lejos los recuerdos, y de vez en cuando la imagen de Mike aparecía en mis pensamientos, también que Brook haya regresado era para mí un enigma, y más en el sentido que sabía mis datos... Recordé que al llegar a Londres alguien había robado mis datos, era posible que Richard fuese quien lo hizo.

-Aquí están – Sherlock puso los platos en la mesa con la comida que olía deliciosa.

-Oye, todo el día he hablado de mí, te dije de que trabajaba... Cuéntame algo tuyo – Él comenzó a comer, mientras hacía una cara extraña.

-Qué quieres que diga – Sus ojos se fijaron en los míos.

-Qué sé yo, tu infancia – Se rio irónicamente.

-Fue un asco – Lo mire curiosa – Me molestaban en la escuela por ser más listo, mis maestros creían que tenía problemas psicológicos, eso fue en la adolescencia... Mi niñez la pase con maestros particulares. – Sus ojos se desviaron y se quedaron en un punto fijo – Mycroft era un patán, aunque eso no cambio mucho, mis padres casi no estaban, y cuando estaban era para hacernos análisis por nuestra capacidad intelectual – Suspiró – lo normal.

-Eso no es normal – Sherlock me miro, sonrió con un dejo de tristeza – Por qué casi no estaban tus papas.

-Mi mamá escribió un libro, de matemáticas, dio conferencias por varios años... Hasta que paso algo que no recuerdo y ella comenzó a prestarnos atención – Lo miré – Fue tarde para intentar ayudarnos a llevarnos mejor con Mycroft – Suspiró – No es la gran cosa – Se encogió de hombros – No recuerdo cosas de mi infancia, partes...

-Oh bueno...

- ¿Cómo eran tus padres? – Alcé una ceja, no era un tema tan sencillo de hablar.

-Mi mamá era inglesa, mi papá americano – Sus ojos me decían "Qué más" – Eran felices, y me enseñaron lo que pudieron, me llevaban a la escuela... Viajaban muchísimo demasiado, quizá más que los tuyos por períodos muy largos – Me encogí de hombros recordando que era por trabajar en la CIA – murieron en un accidente – Mentí – Nadie de mi familia me quiso y termine en un orfanato de Nueva York.

-Qué edad tenías cuando murieron tus padres – Susurró.

-Cuando tenía ocho años cumplidos – Sentí un nudo en la garganta – ¿Tu cuándo cumples años?

-Rodó sus ojos – Qué tiene de importante eso – Sonreí levemente.

-Mucho – Bufó.

-Pero me dices el tuyo – Asentí.

-El 6 de enero – Asentí – Ahora el tuyo.

-No te lo diré – Frunció su ceño – Me dijiste que te lo dijera, pero, no me dijiste cuándo – Le guiñe un ojo.

***

Habíamos terminado de comer justo a las 2 de la tarde, Sherlock había escrito un mensaje rápido justo cuando salimos del barco. Respiré el aire fresco, conforme pasaban las horas, se ponía más frio el ambiente, tanto que me había puesto el gorro que tenía mi suéter, junto al de la Sra. Hudson.

-Ahí viene Hernández – Fruncí el ceño – Sí, le pedí su número, veo que te llevaste bien con él y este día tu comodidad me importa.

-Lo observé – Gracias – Dije mientras entraba al taxi – Hola Hernández ¿Qué tal? –Pregunté hablando en español.

-Bien güerita y usted qué tal – Sonreí.

-Dime Bri, Hernández – Sherlock entró y cerró la puerta.

- Neal's Yard Hernández si no es mucha molestia – El conductor negó.

- Allá vamos – Contestó Hernández.

- ¿Crees que le puedo dejar el tulipán y a él para que me lo cuide mientras andamos caminando? – Sherlock me miró y luego a Hernández.

-Oye ¿Puedo dejarte mi tulipán? Porque andaremos caminando – Él asintió.

-Claro, hoy yo los llevaré y traeré – Sonreí, y puse el tulipán en el portavaso del taxi – Bonita flor.

-Verdad – Afirme.

***

Llegamos a Neal's Yard, justo como Sherlock lo había dicho, la calle emanaba el ambiente ingles por cualquier lado. Las tiendas de baratijas, las cafeterías, los restaurantes. Parecía todo completamente inglés.

Algunos turistas caminaban con tranquilidad por la calle, admirando las coloridas casas. Algunos se tomaban fotos con sus grupos de visita, otras parejas se detenían a comprar dulces en unas tiendas. Sonreí al ver a un padre cargar a su hijo en los hombros y dejarlo tocar las ramas de un árbol.

Estábamos en una tienda de recuerdos, viendo los diferentes artículos que ofrecían, al salir de ahí fuimos a una tienda de ropa, donde Sherlock se había probado casi 20 camisas diferentes, suspiré, parecía que nunca terminaría de ponerse las cosas que se estaba probando.

-Cómo me veo – Dijo cuándo salio con un jeans, una camisa blanca que era cubierta por una manga larga azul.

-Nunca te vistes así ¿Pata qué lo comprarías? – Dije mientras lo observaba como se miraba en el espejo cerca del probador, se dio la vuelta y camino hacia donde yo estaba.

-Son disfraces – Alcé una ceja – Cada una tiene su actitud correspondiente.

-Y de este disfraz cuál sería – Dije mientras miraba que se desarreglaba sus rizos dejándolos en su frente.

-De galán – Negué divertida.

- ¿Tú de galán? – Respiró profundo y como por arte de magia su forma de verme cambio.

- ¿No me crees? – Acercó un poco de su torso al mío – Te lo voy a demostrar.

Una chica venía entrando a la tienda, era al menos unos 15 centímetros más alta que yo, usaba un abrigo de color blanco, que le llegaba hasta las rodillas. Sherlock se acercó a ella, lo miré fijamente, choco con ella "sin querer" y le pidió disculpas, la chica le sonrió y él hizo lo mismo. Sorprendentemente Sherlock podía actuar como un galán, porque ella le toco el hombro de manera sutil, mientras él hablaba con fluidez. Después de un momento, la chica se despidió con un apretón de manos, no fue hasta que salio de la tienda que Sherlock regresó a donde yo estaba.

-Pensé que lograrías qué sé yo... Su número telefónico – Riccio me sonrió, y me entrego el papel que le había dado la chica – Qué le dijiste.

-Cómo se llamaba – Él se encogió de hombros – Y me dijo su nombre, que no lo recuerdo ni me importa, y bum me dio su número – Entrecerró sus ojos – Y tú no creías que podría.

-Rodé mis ojos – Actúas bien, para no ser un galán en la vida real – Sonrió y se regresó al probador.

Luego de 15 minutos habíamos salido de la tienda con Sherlock vestido con su traje y su abrigo, yo había comprado un bolsón pequeño para llevar lo que se le ocurriera a Sherlock comprar de más, la mochilita era de un color café con dos correas de cuero del mismo color, era de zipper y tenía un pequeño compartimiento para llevar cosas pequeñas en la parte frontal.

-La ropa servirá muchísimo en casos donde deba interactuar con mujeres –Dijo Sherlock mientras palmeaba el bolsón, habíamos metido la ropa ahí para no llevar bolsa de la tienda a la que habíamos ido.

-Wow, te la hubieras traído puesta – Bromee mirándolo.

-Tú no eres igual, no funciona contigo – A lo lejos comenzó a sonar música, identifiqué la canción, y comencé a moverme mientras caminábamos – Qué haces – Me reí.

-Hago el intento de bailar, nunca has escuchado a Bruno Mars – Él negó – Bueno, esa canción se llama Uptown Funk, es una de las pocas que conozco de ese género - Sherlock movió sus hombros intentando seguir el ritmo – Ya casi acaba – Me reí mientras caminaba.

-No sabía está parte tuya – Lo observé.

-Ni yo en la que me llevas a pasear – Rodó sus ojos.

-Vamos aún hay que ver muchas cosas – En realidad, no había mucho que ver, pero supuse que en algún lugar debíamos matar el tiempo.

***

POV Sherlock

Llevábamos el tiempo, tal y como lo había planeado, nunca me imaginé que el día saldría tan bien. Aún faltaban unas vueltas que dar para llegar al verdadero lugar al que quería llevar a Brigette. Dennis Severs House, era un bonito lugar para pasar el rato y conocer más sobre la época georgiana, a pesar de que la historia fuese ficticia la presentaban de forma que uno pudiese identificarse con el personaje que el autor había creado, permitiendo darse un pequeño paseo por las habitaciones de la casa bajo la luz de velas y chimeneas.

Hernández iba en rumbo a nuestro destino con mucha tranquilidad, mientras Bri se fijaba en la ventana. A pesar de que la temperatura había descendido, aún era soportable, revisaba los pronósticos del clima, para la noche, en lo que estuviéramos en el tour habría 8 grados de temperatura.

- ¿Qué hay en esa casa a la que vamos? – Dijo Bri mientras el taxi se parqueaba.

-Por Dios, que mala memoria tienes – Ella me observó – te lo explique en la mañana.

-Lo sé, pero mi memoria no es una de las habilidades de las que me pueda jactar – Sus cejas se alzaron sarcásticas.

-Un ambiente de la época georgiana – Estaba exasperado por su falta de memoria – Además, ya vamos a entrar – Ella bufó y salio del taxi, le pagué a Hernández y luego me bajé viéndolo partir – Deja de hacerte preguntas, no dejas de pensar y eso me aturde, además te puede doler la cabeza.

-Uy discúlpame, por pensar demasiado – Su sarcasmo había vuelto, eso era una buena señal – Seguro a ti ya te ha dolido la cabeza por pensar demasiado.

-Pues nunca me ha pasado...

-Pero pensar que Mycroft es más listo que tú, seguro si te ha hecho doler la cabeza – Entrecerré mis ojos.

-Touché – Contesté mientras le extendía mi brazo y ella lo tomo – Qué ves.

-Qué – Susurró extrañada mientras caminábamos por la estrecha calle, con un estilo común del siglo XVIII.

-Descríbeme lo que ves – Quería escuchar su forma de ver el mundo, suponía que ella hacia lo mismo cuando me hacía hablar de cosas estúpidas como las flores o la niñez... Al no poder deducirnos, solo podíamos hacer pequeñas teorías de lo que éramos basado en lo que decíamos – No se te debería dificultar.

-Las casas tienen el estilo del siglo XVIII que tienen pared de ladrillo con ventanales grandes que tienen acabados franceses, y terminan en un pequeño arco en la parte superior – Observó las casas – Parecen casas antiguas con remodelaciones recientes, por lo que las compraron después de su siglo original. La modernización a golpeado la calle, sin embargo, hay rasgos marcados de vintage en la calle.

-Pensé que me dirías algo más elaborado y cursi – Ella se rio.

-No soy cursi – Contestó – Ni romántica, soy muy poco cálida.

-Sí eso se nota – Llegamos a la entrada de Dennis Severs House, tenía un color rojizo por el ladrillo y una puerta de color negro, con una lámpara de gas antigua frente a las gradas que llevaban a la puerta. Había un grupo de personas esperando su turno para entrar con el grupo correspondiente – Faltan 2 minutos para que podamos entrar.

-Las personas se nos quedan viendo – Parecía estar nerviosa – Apuesto que puedo deducir más rápido que tú, así que empecemos.

-Doctor – Dije mirando a las personas que estaban esperando la entrada – maestra, odontólogo.

-Ciclista, carpintero – Dijo señalando a un hombre de avanzada edad que tenía sus brazos muy tonificados.

-Podemos declararlo un empate – Susurré mientras ella se reía por lo bajo, y luego me reí – Ya abrieron – La puerta dejo salir a un grupo no muy numeroso de personas, dándonos paso a nosotros. Compré los tickets y luego nos adentramos a la primera habitación que era el recibidor.

***

Estábamos a la mitad de la casa, o del recorrido, Bri había prestado mucha atención mientras el guía daba la charla de la historia, el grupo debía estar junto por la luz de la vela que llevaba el que nos estaba dirigiendo, en mi mente solo sonaba "Blah, Blah, Blah" eran cosas innecesarias para mi cerebro, pero el ambiente me hacía sentir como en casa. Siempre había pensado que yo no pertenecía a mi tiempo, que era demasiado avanzado o quizá había nacido demasiado después. Por alguna razón, la época victoriana se ma hacia atractiva, lo suficiente como para querer vivir ahí.

-Ahora vamos hacia el dormitorio – Nos encaminamos por una puerta que nos llevaba a una alcoba bastante sencilla, pero con pequeños toques elegantes de aquel entonces – Como pueden ver la cama ha sido arreglada como si en ese momento se hubiesen levantado muy deprisa.

-Seguro lo estaban asesinando – Susurré haciendo que Bri se riera.

-Sherlock – Me reto mientras observábamos la habitación – Es un bonito lugar.

-Me aburre, creí que sería mejor... Hubiésemos ido al museo de cera, pero no, tu querías venir aquí – Fingí echarle a ella la culpa.

-Si mal no recuerdo quien planeo el día eras tú – Dijo indignada.

-Ah sí, es lo mismo – Ella alzó una ceja.

***

POV Narrador.

Estaban por salir de la casa, Bri había prestado atención en todo el trayecto mientras Sherlock divagaba en sus pensamientos cualquier cosa menos lo que el guía había dicho en la jornada. Llegaron al recibidor para luego ser despedidos sin no antes dar un aplauso de cortesía por el lugar creado por Dennis con tanto esfuerzo.

Al salir a la calle, Sherlock sintió el cambio de temperatura, paso un brazo por encima de los hombros de Bri transmitiéndole más calor, ella lo tomo por la cintura para ayudarse a caminar.

-A dónde vamos hoy – Preguntó Bri mientras Sherlock mandaba un mensaje por celular.

-Riccio sintió que la emoción le crecía en el estómago, después de un día completo, irían a lo que realmente quería ver con Bri - Pues el día fue cortesía, yo quería traerte directamente aquí, sin embargo, como te explique en la mañana la actividad es solamente de tarde-noche – Bri lo miró.

-El qué – Riccio sonrió.

-Un tour de Jack el destripador, son dos horas hablando del asesino más prominente de Inglaterra, con retratos hablados, dibujos, cartas, entre otras cosas – Bri sonrió, por alguna razón le emocionaba ir a ver a la historia de Jack – Además, de que amo escuchar como dicen que la policía fue inepta y no pudo atraparlo... - La observo - ¿Te parece el lugar al que vamos?

-Me gusta más que la casa de muñecas – Susurró mientras reía - ¿Crees que, si hubieses estado en su tiempo, lo hubieras atrapado?

-Por supuesto – Contestó con suficiencia – Sin embargo, por la falta de pruebas en el presente, y la cantidad exagerada de falsos casos, es muy difícil intentarlo. Lo único que queda, es aprender de la situación... Y esperar que alguien se levante como él.

-Siento matar tus sueños, pero no deseo que alguien lo imite – Dijo Bri mientras miraban como el taxi se parqueaba frente a ellos, para luego subir en él – Demasiadas mujeres sufrieron por ello.

-Para qué estoy yo entonces – Susurró Sherlock cuando cerró la puerta dejando que Hernández diera marcha al taxi – Vamos justo afuera de la salida 4 de la estación de metro de Aldgate East – Hernández asintió sonriendo - Además, debes estar consiente que fuese algo muy gratificante.

-Estás loco – Petite se acostó en su hombro – No creo que fuese gratificante.

-Para mi capacidad mental sí – Ella bufó.

Ambos se quedaron en silencio, no era uno de esos que se vuelve incomodo, sino de aquellos que se disfrutan, que no es necesario mantener una conversación para poder disfrutar de la compañía de otra persona y que se volvía hasta cierto punto gratificante.

Ambos sentían que les reconfortaba tener al otro en ese momento, Brigette no sabía cómo agradecerle a Sherlock lo que estaba haciendo por ella, sentía que literalmente estaba sacándola de una tormenta interna, dándole un poco de paz al menos unos momentos, Sherlock por su parte analizaba la situación, pensaba que no necesitaba más pruebas de que sus sentimientos habían ganado la batalla en esta ocasión.

-Farrah no es mi novia – Declaró el rizado fingiendo desinterés.

-Ella no deja de pregonarlo – Sherlock se encogió de hombros.

-No quiere decir que sea verdad – Petite frunció su ceño – Todo fue un plan.

-Plan para qué – Respondió rápidamente la chiquilla – A quién le querías sacar celos – dijo con tono bromista.

-A ti – Contestó Sherlock mirándola fijamente – Supongo que ese era uno de mis objetivos.

Bri estaba sorprendida, no siempre podía ver a Sherlock de esa forma, menos dejando que sus sentimientos se reflejaran.

- ¿Sacarme celos? – Él se tensó un poco - ¿Celos de qué?

-De nada – Fue rápido el cambio en la actitud del azabache – Averígualo – El auto se detuvo, Riccio pago y se bajó velozmente.

-Creo que él siente que hay una atracción de tu parte, y no es por nada, pero creo que tú tienes la misma impresión, que él siente algo por ti – Bri suspiró fuerte.

-Eso ha sido un compendió desde que lo conozco – Hernández se fijó en el rostro de Bri, parecía extrañado.

-Por qué no te arriesgas... ¿Tienes algo que perder? – Ella lo miro.

-Ya lo perdí todo... - Mike pasó fugazmente por su mente – Gracias Hernández - Ella se bajó del taxi donde un Sherlock impacienté la esperaba con el ceño fruncido – Perdón, estaba acomodándome el esparadrapo – El semblante de Sherlock se relajó.

- ¿Te duele?

-No, aún – Él asintió – Hay que esperar, supongo.

-Exactamente – Sherlock respiró hondo.

-Sherlock – Él la miró – yo me bese con Harry, porque él se me declaró – Sherlock frunció su ceño – él me lo pidió... Y bueno, tú también tienes la culpa – Los ojos de Riccio se fijaron en el rostro de la pequeña, Sherlock parecía tener un signo de interrogación en la cara – yo estaba bien contigo, sin quejarme, nos besábamos, todavía no sé por qué de esa acción, sin embargo, era algo "bonito" – Dijo haciendo las comillas en el aire – y de repente te convertiste en un patán de primera clase... - El azabache apartó su mirada.

-Lo sé. – Susurró – Estaba confundido, a veces, por no decir todo el tiempo, permanezco confundido.

-Pues no se te nota – Espetó con amargura Bri – Oh bueno sí se te nota.

-Lo sé, sin embargo, debes entender que es la primera vez que yo... - Sherlock se frenó.

-Qué tú qué – Preguntó la chiquilla, hasta que vieron a las demás personas que iban a estar con ellos en el tour.

-Después hablamos esto – Sherlock reviso su reloj casi era hora de empezar el tour quedaban 5 minutos, ya había anochecido durante el trayecto en taxi, por ser invierno la noche era más larga desde las 5 de la tarde aparecían las estrellas. Excepto que en está ocasión, las nubes que pronosticaban una nevada en la madrugada habían opacado, el hermoso cielo estrellado.

-El guía apareció vestido con una chaqueta de cuero y unos jeans – Buenas noches a todos los que están aquí, en 4 minutos empezamos el tour, daremos las indicaciones generales cuando ya sean las 7:00 en punto – Llevaba un gorro de color azul, que cubría su frente dejando al descubierto su rostro, tenía unos ojos verdes que miraban con curiosidad a todas las personas.

El grupo no era muy numeroso, al menos unas 15 personas estaban esperando que diera inicio el tour, mientras los detectives a su percepción las personas eran una multitud. El guía reviso su reloj para dar a entenderle a las personas que ya era hora de iniciar.

-Buenas noches – Dijo alzando un poco la voz – Mi nombre, irónicamente, es Jack, pero no el destripador – Las personas se rieron, mientras Sherlock rodaba sus ojos – es un gusto para mí guiarlos está noche, aprenderemos algunas teorías acerca de este asesino que nunca tuvo una detención formal, y que es posible que hasta hoy en día siga siendo un misterio – El guía miraba a todos por igual – Antes de empezar el tour, queremos dejar claras las reglas, no podemos alejarnos del grupo, ya que hay nieve hay que tener cuidado con resbalarse, a pesar de los intentos por limpiar se nos ha hecho casi imposible dejar limpio el camino. Si llevan cosas para comer, la basura deposítenla al salir del tour, pueden llevar agua. Hay una exhibición de pinturas representativas de Jack, se les pide no tocarlas, ni tomarle fotos.

- ¿Se podrán tomar fotos? – Pregunto una muchacha que había levantado la mano.

-Sí, no en todos los lugares, yo daré la señal del momento en que podrán tomarse fotos – Él esperó que alguien más preguntará algo y Sherlock levanto la mano.

- ¿Hablará sobre las diferentes teorías que giran alrededor de Jack? – El guía sonrió mientras asentía.

-Porque siento que te vas a poner a pelear con el guía – Sherlock sonrió de lado.

-Quiero saber qué es lo que tiene por expresar – Ella se rio por lo bajo – Es la única forma de aprender.

-Bueno si no hay más preguntas pasemos adelante – El guía comenzó a caminar, seguido por el grupo entero – Como todos saben Whitechapel es una zona bastante central de Londres, claramente, está parte de Londres se creó desde una capilla dedicada a Santa María, de esta el primer rector fue Hugh de Fulbourne, por el año de 1329. Luego por razones desconocidas se cambió el nombre de la parroquia a St. Mary Matfelon, alrededor de 1338. La iglesia fue destruida en la segunda guerra mundial y ahora en día su cementerio y patio se usa como un parque.

Mientras el guía hablaba iba caminando para introducirse en una serie de callejones, ambientados para el tour, las luces permitían ver las calles rusticas del lugar. Los pasos sonaban con calma, y todos parecían disfrutar el momento. Algunas parejas se abrazaban por el frío, haciendo que Brigette los observara disimuladamente.

Las palabras del guía se perdían en el grupo, por el viento que se escuchaba muy fuerte, los pies hacían crujir la nieve, como si de una historia se tratase. El callejón se hacía cada vez más estrecho dándole paso a los tétricos escenarios de Whitechapel donde el mítico asesino había transitado. Nadie del grupo sabía por qué la atmosfera del lugar causaba tanta incertidumbre, Bri pensaba que la cantidad de enigmas contados sin poder darles una explicación concreta causaba que las personas, sin quererlo, activaran sus instintos de supervivencia.

-Dejando de lado la historia del lugar, podemos pasar a hablar sobre el tema que nos ha traído a este tour, como todos sabemos Jack ha sido el tema de inspiración de muchas obras literarias, cinematográficas y artísticas – El guía observo al grupo completo, deteniéndose un momento – A mediados del siglo XIX en esta parte de Londres existía sobrepoblación, debido al flujo migratorio de irlandeses de aquel entonces además del arribo de refugiados judíos en Whitechapel lo que desencadeno una serie de consecuencias negativas, incrementó la violencia y el alcoholismo, haciendo que las personas no tuvieran la calidad de vida adecuada para sobrevivir conviviendo con armonía. El alto grado de racismo por parte de los ingleses, causaba ataques injustificados a los extranjeros. Es ese el momento, en el que, en medio de la ya recalcada infamia humana, nace uno de los peores asesinos que Inglaterra ha tenido como huésped.

Las personas le prestaron su completa atención al guía sin fijarse alrededor de ellos, la ronca voz del hombre hacía que los oyentes se transportaran a la época de donde Jack el destripador reclama el reinado.

-Para aquel entonces, los feminicidios tuvieron una alza considerable que hizo difícil determinar por la policía cuales habían sido cometidos por Jack y cuáles no, sin embargo, con algunos rasgos en común de los asesinatos se pudo identificar los que habían sido por El Destripador – El guía seguía caminando hablando con naturalidad – un hombre sin identificación y con una cantidad de testimonios que no concordaban entre sí, dejaban siempre en el limbo a la policía – Bri asintió creyendo lo que él decía – A los asesinatos que Yard logró encontrarles características comunes, se le denomino "Los cinco canónicos"...

-Casos extraordinarios – Susurró Sherlock para que solo Petite lo escuchara – Maravillosa forma de trabajo.

-Sherlock – Se rio ella – van a pensar que estás de acuerdo con Jack.

-Con el guía sí – Riccio alzo sus cejas, haciendo que la pequeña negara divertida.

-Habían perdido el hilo de la presentación – El modus operandi de Jack casi siempre se basaba en cortes en la garganta, mutilaciones en el área genital y abdominal, extirpación de órganos además de una completa desfiguración del rostro – Ellos intentaron ponerse al corriente, y sin dificultad, entendieron que hablaba del primer asesinato – este lugar fue el primero en convertirse en la escena del crimen perfecta, los primeros dos casos no son contados en los canónicos por no conocerse la identidad del sujeto en un inicio, con su víctima Emma Elizabeth Smith, la calle Osborn perdió a esta mujer que fue asalta y abusada sexualmente, falleciendo al día siguiente por una peritonitis – El grupo seguía avanzando por los callejones, eran tan similares que se dificultaba ver el cambio entre calles – Sin embargo, Smith declaró que en su asalto habían sido tres personas y no una como se creía que trabajaba Jack, descartándolo de los 5 canónicos de inmediato – Las luces permitían que las personas no se quedaran sin visión por la oscuridad – Otro de los asesinatos de estas calles que no se consideró importante fue el de Tabram que murió con 39 apuñaladas pero sin ninguna similitud con las que trabajaba el destripador...

- ¿Usted cree que realmente no fueron cometidos por el destripador? – Pregunto uno de los acompañantes en el grupo.

-Creo que fue una forma de distracción que Jack utilizo – Sherlock bufó llamando la atención del grupo - ¿No lo cree así? – Dijo el guía mirándolo.

-Jack el destripador no era un asesino que desease esconderse, como usted lo ha dicho su modus operandi era bastante claro y precioso, él dejaba escrito en cada asesinato la inteligencia que tenía para realizarlos y dejar burlada a Yard cuanto se le diera la gana – Sherlock alzó su ceja con suficiencia – lo único que caracterizaba a su asesino tan misterioso es que su orgullo y ego era el impulsor de sus crímenes.

-Todos observaron a Sherlock con un rostro entre fascinado y de desagrado - ¿Cuál es su nombre? – Preguntó Jack el guía al ver a Sherlock de pies a cabeza.

-Sherlock Holmes – Un leve silencio se hizo, dando paso a rostros más llenos de admiración que de otra emoción – Detective Consultor.

-Bueno, Sr. Holmes, disfrute el trayecto – Sonrió Jack de forma tensa "Ante ese título casi nadie opina lo contario – pensó Bri mientras observaba como el grupo se ponía en marcha después de eso"

***

Sherlock había corregido a Jack durante todo el trayecto, "Los asesinatos no eran de la forma que menciona" "El Destripador fue una sola persona" "No hay nada más obvio que la forma de matar" "No, no generaba placer sexual la forma en la que él dejaba a sus víctimas, y si lo fuera no puede ser comprobable"

Estaban por entrar a la galería de imágenes, estarían al menos media hora en el lugar según el guía.

-En esta sección podrán observar algunas obras de arte que fueron creadas para plasmar el misterio de Jack el destripador, algunas son series de pinturas que cuentan una historia, sin más que decir pueden entrar a la galería - El grupo entró a la habitación dirigiendo sus ojos a las pinturas que más les llamaran la atención, Bri se separó de Sherlock siguiendo una serie de pinturas, Riccio la miro con curiosidad, la mayoría de la gente había decidido ir a ver las fotos de las cartas que Jack había enviado a Yard, otros los retratos hablados, sin embargo ella se detuvo en las pinturas que contaban una historia.

-Sherlock se acercó cuando se detuvo en un cuadro, Jack estaba persiguiendo a una chica que se miraba aterrada, y cansada de correr – Por qué detenerte aquí – Susurró el azabache a la pequeña que tenía su mirada fija en el cuadro – Es extraño que justo te detuvieras aquí... De qué huyes.

-Sherlock – Contestó con advertencia Brigette – No es tan fácil de explicar.

-Lo es, pero tú lo haces difícil – Ella lo miró – puedes confiar en mí.

-Te dije que te lo diría en navidad – Sherlock fijó su vista en el cuadro, intentando deducir algo más de su acción – Lo que me preocupa es lo que viene después – Ambos movieron levemente su cabeza hasta llegar al cuadro siguiente.

-Muere – Dijo Riccio mirando a la chica caer frente a Jack.

-No quiero morir – Dijo Bri en un hilo de voz sintiendo como se hacía un nudo en la garganta – realmente no quiero.

-No lo harás – Ella negó mientras tragaba grueso – Te prometo que no lo harás.

-No me prometas cosas que no sabes.

-Te estoy prometiendo cuidarte – Sherlock le puso sus manos con suavidad en los hombros de la pequeña – Creí que eso estaba implícito – Dijo con sarcasmo.

-Para entenderte las cosas deben estar explicitas – Ella lo abrazó haciendo que el azabache se sorprendiera – Entiende que yo también te estoy protegiendo al no contarte.

-Espero navidad – Ella sonrió levemente al escuchar eso – por primera vez con ansias.

Se separaron para continuar viendo las imagines, algunas eran de los cuerpos que Jack había dejado destrozados, los retratos parecían ser más confusos de lo que debía, algunos testigos habían dicho que era rubio, otros que era castaño, los ojos verdes, o en ocasiones azules... Y las únicas que podían haber dicho la verdad ya descansaban en paz.

***

El tour había terminado dejando al grupo satisfecho, la mayoría de las intervenciones que había hecho Sherlock se convirtieron en comentarios divertidos que al final hasta Jack tomo como algo normal en el detective más prodigio de su época. Al llegar al final del tour, Jack se detuvo para despedir al grupo, dejándolos en el mismo punto donde había comenzado.

-Para terminar, volvemos a donde comenzamos, agradecerles por su atención prestada y al Señor Holmes por los datos que no sabía – El grupo entero se rio a excepción del rizado – por lo demás quedan invitados a otro tour cuando lo deseen.

-Vamos – Dijo Sherlock jalando a la pequeña – Hernández nos espera.

-Ya lo habías llamado – Bri estaba impresionada – al menos has sido precavido.

-Oh por favor – Contestó – a Wilton's Music Hall, Hernández – Dijo Sherlock cuando cerró la puerta del taxi ya estando adentro junto con Bri.

- ¿Te arriesgaste? – Preguntó el taxista mirando a Bri.

-Justo lo haré, puede que vengamos diferentes al salir del pub Respondió la pequeña mirando a Hernández por el espejo.

El trayecto fue bastante corto, llegaron al pub en 15 minutos, la noche ya había avanzado y el frío había incrementado así que el tránsito de personas por las calles había disminuido considerablemente, el taxi se detuvo en frente del club.

-Gracias Hernández – Sherlock volvió a pagar para luego salir del taxi rodearlo y recibir a Bri que ya había salido del taxi.

-El lugar es un poco diferente – Dijo Bri mientras miraban como se iba Hernández – Está cerca de la torre de Londres.

-Antes este pub era solo para marineros en la época victoriana, luego sufrió mucho desgaste y le toco cerrar, hasta hace unos años hubo reinauguración y ahora es como lo ves – Sherlock camino con Bri que le agarraba el brazo como soporte – puede verse un poco descuidada la puerta, pero es parte del estilo del lugar – Explico justo cuando llegaron a la puerta que parecía no haber sido pintada durante años, eran de madera y se abría hacia adentro, Sherlock empujo la puerta levemente dándole paso a Bri que de inmediato se introdujo en el lugar.

Ella miro el lugar, era enorme, aparentaba tener una forma de U invertida, había un palco de donde las personas podían ver a los que bailaban abajo, y lo que parecía ser un escenario al fondo del lugar, Petite se fijó que el piso y la mayoría de las cosas eran de madera, contrastaba con el ritmo de la música que en ese momento sonaba, Sherlock se posiciono al lado de ella para tomarla de la mano y comenzar a guiarla sin que tuvieran que meterse al mar de gente que había en la pista.

Llegaron a una puerta que estaba ubicada al lado izquierdo de la estancia, algunas personas venían saliendo con bebidas del lugar, había unas pequeñas escaleras que llevaban a lo que parecía un sótano, bajaron con cuidado las escaleras, apartándose de vez en cuando para que otras personas subieran.

Al llegar abajo, Bri se fijó que había una mini taberna, con algunas mesas que permitían la estadía de varias personas. Había una mesa sola cerca de la puerta por la que acababan de pasar que tenía dos sillas, y se sentó ahí, para descansar su pie que de repente había comenzado a arder de nuevo.

Sherlock la observó y se dirigió a la barra donde pido dos tés, se los sirvieron bastante rápido en unas clásicas tazas blancas con un platito del mismo color, todo el clasicismo anglosajón en una sola costumbre.

-Me arde la quemadura – Bri miró a Sherlock que dejo las tazas sobre la mesa para luego tomar asiento frente a la pequeña – Creo que ya está pasando el efecto – Susurró al tomar un poco de su té.

-Ya casi acabamos, no hay mucho que ver aquí, pensé que habría alguna obra hoy, pero al parecer es noche de baile – Dijo Sherlock mirando hacia arriba donde las tablas del piso de arriba temblaban por las personas que bailaban.

-Bri observó a Sherlock que se había quedado observando fijamente hacia las tablas, no pudo evitar sonreír se sentía nerviosa por lo que haría – Sherlock – Lo llamo haciendo que los ojos de él que estaban muy grises en ese momento se fijaran en ella.

-Qué sucede – dijo él con su ceño fruncido

-Yo, quería agradecerte por haberme llevado a conocer todos esos lugares. – Sherlock sonrío levemente – Por el tulipán, por traerme aquí, por llevarme al tour de Jack por todo, sinceramente lo necesitaba y sigo creyendo que no tengo palabras para agradecerte lo suficiente... Es algo muy lindo de tu parte – Ella bajaba avergonzada la mirada de vez en cuando.

-No hay de qué, supongo – Contestó Sherlock para luego darle un sorbo a su té – tómalo como una muestra de paz entre los dos.

-Sherlock ¿Extrañas que nos besemos? – El azabache se tensó por un momento, si lo extrañaba, sintió una lucha interna entre decirle o no - ¿Extrañas que las cosas sean como antes?

-Y-yo... Sí – soltó fingiendo desinterés – No te creas la gran cosa por ello.

-No puedes simplemente decir sí ¿Verdad? – Dijo Bri poniendo sus ojos en blanco.

-Nop – Susurró con un suspiro.

-Seamos claros – Sherlock la miró con una ceja alzada – Me gustas – Un silencio cubrió la mesa, parecía que Sherlock ya no escuchaba otra cosa más de lo que Bri acababa de decir, Riccio se sintió mareado y hasta con ganas de vomitar de repente - ¿Sherlock? – Petite, se fijó en el rostro sin expresión de su compañero - ¿Holmes? – No parecía que fuera a reaccionar, Bri suspiro – Gracias por todo – Dijo dándose por vencida.

-Tú también... – Susurró el rizado en un hilo de voz – Me gustas.

-Los ojos de la chiquilla se fijaron en los de él - ¿En serio? – Sherlock asintió – Entonces... - Bri se mordió su labio inferior.

-No te muerdas el labio inferior – Pidió Sherlock aun en shock.

-Dices que Farrah y tú no son nada ¿Verdad?

Sherlock volvió a asentir.

- ¿Quieres ser mi novio? – El azabache frunció su ceño, eran demasiadas emociones en un solo momento. Se fijó que Bri estaba igual de nerviosa que él.

-Respiró hondo y la observó – Siempre quise serlo – "Es lo primero bueno que me pasa en años – pensó la pequeña sintiendo como un nudo se le formaba en la garganta, no se había sentido feliz en días"

-Está bien – Petite intentó mantener la compostura mientras se le pasaba la emoción que sentía.

-Sí, lo está – Susurró Sherlock mirando a todos lados – Mmm...

-Es un poco incómodo – Ambos se rieron por lo bajo – No quiero apodos cariñosos, como: osito, cariño, ni cosas así.

-Ni siquiera pensaba decírtelas Petite – Ella sonrió.

-Riccio – Sherlock le devolvió el gesto, movió su silla hasta estar al lado de ella – Te quiero... - Dijo Bri pensando que era demasiado pronto para decirle que lo amaba.

-Yo también te quiero – Le dio un beso pequeño en los labios para luego tomar las tasas e ir a dejarlas al mostrador - ¿Quieres ir un rato arriba? Antes de irnos.

-No puedo bailar por mi pie – Sonaba una canción lenta, haciendo que Bri se levantara'- aunque no es necesario que nos movamos demasiado si es una canción lenta – Sherlock le tendió su mano, para que empezaran a caminar.

-Te cuento un secreto – Ella asintió – Amo bailar – Bri alzó sus cejas.

-Es el primer secreto que me cuentas – Él la dejo subir las escaleras primero, ayudándola a caminar con más tranquilidad.

-Y cuál será el tuyo – Dijo Riccio justo cuando llegaron a la pista de baile.

-Navidad – Contestó dejando extrañado a Sherlock que la miró con todo su rostro confundido, para luego rodar sus ojos.

-De acuerdo – Ubico sus manos en la cintura mientras ella lo abrazaba.

El ambiente estaba preparado para convertirlo en una atmosfera llena de parejas, Perfect sonaba haciendo que todos se balancearan con tranquilidad, dejándose llevar por la música. Sherlock levanto una mano sintiendo la necesidad de acariciar el cabello de Bri, ella se separo, para observarlo haciendo que él posara sus ojos en ella. Sherlock acercó su rostro al de ella, rozando sus narices con delicadeza, Bri le tomo por las mejillas, para luego unir sus labios con los de él.

El beso era suave, delicado, como si ambos sintieran que después de tanto lo hubieran necesitado.

***

Estaban fuera del pub esperando a que llegará el taxi, Bri le sostenía la mano a Sherlock que parecía empezar a impacientarse.

- ¿Dormimos juntos hoy de nuevo? – El azabache asintió, mirando ambos lados de la calle – Creo que es mejor que nadie sepa que tenemos una relación.

-Me da igual sinceramente, pero por el momento sí es lo mejor – Ella lo miró – Mycroft puede ser demasiado entrometido cuando se lo propone.

-Cuándo lo diremos – Preguntó la chiquilla viendo que el taxi de Hernández aparecía por la calle manejando con tranquilidad.

-Cuando cumplamos un mes – Sugirió Riccio – Así también no tendremos que explicar cómo paso.

-Está bien, me parece un mes – Sherlock apretó la mano de Bri en respuesta hasta que Hernández se detuvo frente a ellos, le abrió la puerta para que luego pudiera pasar al asiento.

- ¿Y bien? - Ella sonrió – MUY BIEN, soy un cupido latinoamericano - Sherlock se subió al lado de Bri.

-A Baker Street, no se te olvide el tulipán – Bri lo tomo del portavaso del taxi para sostenerlo, había sido un día maravilloso, y la flor formaría parte de ese recuerdo.

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Bueno, espero les gustará y que lo disfrutaran... Los quiero. Siento la tardanza, pero es que fue largo xdxd.

 Con amor : Lis Holmes

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