Capítulo 42

Todo está alumbrado con velas y uno que otro pétalo de rosa. También hay un jacuzzi decorado de igual manera.

Saúl camina hasta el jacuzzi y destapa la botella de champaña. Cuando el corcho sale pego un leve grito por la impresión y ambos reímos. Sirve las dos copas, yo me acerco a él y me entrega una de las copas.

—Porque esta sea la mejor noche de nuestras vidas —alza la copa.

Sonrío.

—Y porque hayan más noches como esta —choco nuestras copas.

Él sonríe y ambos tomamos un poco. Lo miro a los ojos y le quito la copa, las pongo donde estaban y me acerco a él, tomo su rostro entre mis manos y lo beso como si no hubiera mañana.

Esperaste tanto para esto.

Saúl pone sus manos en mis caderas y me atrae más a él. Nos miramos a los ojos, me da la vuelta y yo sonrío. Suelta mi cabello y lo hace a un lado para besar mis hombros desnudos y mi cuello. Cierro los ojos, sus manos suben al cierre de mi vestido de novia y lo baja lentamente, sube nuevamente acariciando mi piel, lo que hace que me estremezca. Baja el vestido hasta mis pies, yo ayudo a terminar de quitarlo y lo alejo de nosotros. Me volteo quedando frente a él y me mira de pies a cabeza.

—Nunca me voy a cansar de admirar tu cuerpo. Eres hermosa cariño —sonrío y lo beso.

Desato el nudo de la corbata mientras nos besamos y le quito el saco. Desabotono cada uno de los botones de la camisa y la deslizo por sus brazos. Me quedo muda al ver el abdomen marcado de este hombre. Comienzo a besarlo, bajo por su cuello y beso cada uno de sus abdominales. Llego a su cinturón y se lo quito. Lo dejo en bóxer y me quedo boba observándolo.

Es aún más guapo de lo que me imaginé.

¿Te gusta lo que ves? —lo miro a los ojos.

Tiene cierto brillo de diversión en ellos.

—Me fascina —sonríe.

Me besa más frenéticamente y quita el broche de mi sostén. Caminamos en dirección a la cama. Me tumba con delicadeza en ella, comienza besando mi cuello y baja a mis senos, suelto un gemido cuando su lengua toca mi pezón. Cierro los ojos para disfrutar la sensación. Reparte besos por todo mi abdomen hasta llegar a mis bragas. Se deshace de ella, deslizandola por mis piernas de forma delicada. Me quita las medias veladas que tenía a mitad de pierna y quedo completamente desnuda delante de sus ojos. Me sonrojo.

—Me encantas, me vuelves loco —lo tomo de la nuca y lo atraigo hacia mí para besarlo.

Me deshago de su bóxer.

La Saúlconda quedó al aire.

Consciencia, por favor.

Me muerdo el labio y Saúl ríe por lo bajo, haciendo que yo esconda mi rostro en su pecho.

—Por primera vez te noto tímida cariño —se burla.

Lo miro mal.

—Te amo —me dice.

—Y yo a ti —respondo.

Nos volvemos a besar y de un momento a otro siento que entra en mí. Clavo mis uñas en su espalda por la impresión, siento un leve dolor y hago una mueca.

—Mírame —hago lo que me dice.

Comienza a moverse poco a poco y ese dolor que sentía se convierte en puro placer. Me besa y acaricia haciendo que me vuelva completamente loca.

—Cada día me vuelvo más adicta a ti —digo jadeando.

—Tú cada día me vuelves más loco.

Damos vuelta en la cama haciendo que yo quede encima de él. Me está dando el control de la situación, comienzo a moverme con ritmo y él pone sus manos en mis caderas haciendo que su miembro penetre aún más mi interior.

—Aitana —gime mi nombre y eso hace que me estremezca.

Vuelvo a quedar debajo de él y se mueve con más rapidez haciendo que ambos lleguemos al límite. Se tumba a mi lado y tratamos de normalizar nuestras respiraciones. Besa mi cabeza.

—¿Estás bien? —lo miro a los ojos.

—Estoy más que bien, me encantó —sonrío.

—Eres una diosa —me sonrojo.

—Gracias por hacer todo esto, jamás olvidaré esta noche. Es mejor de lo que soñé —me besa.

—Y aún no termina —lo miro interrogante.

Se levanta y me carga.

—¡Saúl! —grito por la sorpresa.

Camina conmigo encima hasta el jacuzzi y nos mete a ambos ahí.

—Supe por una conversación que tuviste con mi hija que esta era una de tus fantasias —alzo una ceja.

—Nos estabas espiando —lo acuso y sonríe.

—No me disculparé porque gracias a eso te estoy cumpliendo una de tus fantasías —me muerdo el labio.

Tomo sus mejillas y lo beso.

—¿Por qué eres tan hermoso? Te amo tanto, mi cielo, eres todo lo que imaginé y jamás me cansaré de decírtelo —me besa.

Comienza con las caricias y en una que otra ocasión me hace reír con sus ocurrencias.

Sin duda, hoy ha sido el mejor día y la mejor noche de mi vida.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top